Sta María de Bares, Mañón
Vox Stellae en un programa dedicado a Palestrina, con algún anónimo añadido, estará en la Igrexa de Santa Mª de Bares, de Mañón (A Coruña), día 7, a las 17´30 h., formación nacida en 2003 en un momento auspiciado por una actividad de José López Calo, dedicada a la Catedral de Santiago con la pretensión de divulgar música de los archivos y la tradición popular, conmemorando su XX Aniversario en 2023, con un concierto ofrecido en San Domingos de Bonaval. Publicaron 4 registros entre los que aparecen los dedicados a la Catedral de Tui y el editado sobre la Catedral compostelana, recuperando obras de Cristóbal Medrano (s. XVI); Frei Rosendo Salvado y obras contemporáneas de Morton Feldman o Antonin Tucapsky, compartiendo proyectos con otros artistas, para este grupo dirigido desde sus comienzos por Luís Martínez, y que integra un cuadro preciso de voces, habitualmente asistido por un cuadro de instrumentistas de complemento. Entre las recuperaciones, los trabajos dedicados a la recuperación de Matías García Benayas , músico del XVIII.
Giovanni Pierluigi da Palestrina (c. 1525/94), sería un compositor atento a los dictados en consonancia con el Papa Marcello, quien trasladaría a los cantores de la Capilla Pontificia- de la que formaba parte-, las admoniciones en las que se obligaba a la selección de exigencias corales, el talante de clara atención a la enunciación de los textos, una búsqueda de la necesaria inteligibilidad siendo su música la primera estudiada como modelo del contrapunto modal, elemento de suma importancia para acceder al desarrollo del arte preceptivo y su camino hacia el concepto de la tonalidad, que se afianzará en el siglo siguiente. Palestrina no sería propenso a exagerar esa trasposición semántica de las palabras en figuras musicales, sino que utilizaría de forma más moderada las analogías establecidas entre las palabras y los recursos técnicos específicos, llevando el arte a varie voci, a un perfeccionamiento y transparencia que conseguiría en consecuencia una mayor libertad estructural en sus obras. El signo melódico se manifiesta a partir de la prosodia del texto y de la necesidad discursiva. El objetivo último, la cantabilidad y la plena observancia de la natural fluidez del discurso vocal coherente y continuo, dio como resultado un timbre homogéneo muy adecuado al ideal de la música a cappella, conjugando ciertas fórmulas estilísticas de forma tal que desde ese momento, texto y melodía,constituyeron una unidad inseparable, reconocible para todo músico y entendedor de la música.
La textura, el entramado de las distintas voces, será factor determinante de la claridad y del balance de su música. Si bien la polifonía de su estilo se constituye primordialmente a través de la simultaneidad de los sonidos de las líneas melódicas, la idea de la melodía dista ostensiblemente del concepto acuñado posteriormente. El tratamiento de los intervalos es mucho más simple y estricto, restringiéndose los cromatismos y los saltos de relaciones interválicas disonantes. Su estructura es el resultado de un crecimiento orgánico sin dependencia del apoyo rítmico-armónico. Importante será el mito relacionado con su figura, a esa obligación de ocuparse de la reforma del gregoriano. En 1577, se le había recomendado la revisión del canto gregoriano tradicional, en el sentido del Concilio de Trento y sus tres máximas: purgare, corregire, rifirmare, y será dudoso que Palestrina tuviese un absoluto interés por tal revisión sistemática puesto que la realidad musical de la monodia tradicional era demasiado distante de la idea de musicalizar las palabras en polifonía a cappella, auténtico argumento de esa realidad artístico- litúrgica.
Para el programa de Vox Stellae, según Luís Martínez, se anuncia el concierto en el que las Catedrales ibéricas mostraban encargos de libros con misas de grandes autores para el uso de sus capillas de música, siendo Palestrina quien resulte el compositor más repetido. La Misa Sexti Toni falso, se guarda en nuestra Catedral compostelana en su archivo. La más antigua de la Sede y la primera completa, incluye el Gloria y el Credo. El sobrenombre de falso Palestrina, le será dado posteriormente por la confusión sobre su autoría. Obra de gran calidad compositiva, estilística, poco posterior a la obra palestriniana, y que gracias al error de su atribución, se conservó hasta nuestros días, El Hymnus canoris personet- del comienzo del concierto-, es una pieza que alterna gregoriano y polifonía, como es habitual en los himnos. El cantus firmus, es una melodía que pudo ser muy conocida y que aparece aplicada al himno Defensor Alme Hispaniae, en los libros de coro de la Catedral de Tui, entre otros. El monumental motete O bone Jesu (Motettorum liber tertius), editado en Venecia, tiene un carácter eucarístico a seis voces, presentando una escritura casi vertical, cercana al Barroco italiano primerizo, que se concede una especial expresividad. Una de las publicaciones más singulares de Palestrina, es la transcripción en música de El cantar de los cantares (Canticum Canticorum), a cinco voces con diversas disposiciones: El motete Dilectus meus mihi, presenta la disposición preferida por el maestro romano, con la voz de tenor duplicada, que se incorpora también en sus Offertoria Totius Anni, de Venecia y en muchas misas y motetes. Una distribución de voces propia de la Capela Pontifical. Los motetes Salvator Mundi y Dum aurora finem daret (mocteta festorum totius anni), para las Fiestas de Todos los Santos y Santa Icia, respectivamente, son muestras paradigmática de su escritura en canto de desarrollo temático y contrapuntístico, en la aplicación del texto o el diálogo que se establece entre pares de voces. En cuatro partes, para ser interpretadas por dos coros, en alternancia, está también escrita la antífona mariana Alma Redemptoris Mater- Collegio Romano, manuscrito 2852-, pieza que no llegó a publicarse hasta el siglo XIX y que actualmente es una de las piezas más populares, probablemente por la expresividad derivada de la aparente sencillez de su escritura. Para completar la visita a la Igrexa de Sta Mª de Bares, el motete Disciplinam et sapientiam (para la Fiesta de Pentecostés), a ocho voces en doble coro- Manuscrito 5, Capela Giulia-, tampoco publicado en vida de Palestrina. Una brillante escritura a doble coro que no acerca al estilo veneciano de los Gabrielli y que presagia el estilo barroco que se implementará en el tránsito al siglo XVII. Luís Martínez, nos recuerda su influencia en las generaciones posteriores, siendo muy presente en Gregorio Allegri, alumno suyo y también en Joseph Fux, quien lo incluyó en el tratado de contrapunto Gradus ad Parnassum (1725) o en el movimiento ceciliano del XIX.
Ramón García Balado