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04/04/2025

Harold en Italia, vehemencia con la viola de Sara Ferrández

Santiago de Compostela - 27/03/2025


Concierto en el que la viola Sara Ferrández fue solista de Harold en Italia de Héctor Berlioz, bajo la dirección de Josep Planells  Schiaffino y que tuvimos con obras de Charles Ives:  Washington´s Birthday  y la obra en estreno de Helga Arias Parra,  I breathe every sound you leave behindSara Ferrández, comenzó sus estudios en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, para seguir en la Hochschule für Music Hans Eisler, realizando masters, recibiendo asesoramientos de Tabea Zimmermann, y en la Kronbeg Ac., donde tuvo como siguió clases de Nobuko Imai. Fue artista integrante de la Eastern Divan O, de Daniel Baremboin, y cuenta ya un una dilatada experiencia con formaciones como la Elbphilharmie (Hamburgo), la Alte Oper O. (Frankfurt), el Victoria Hall (Ginebra), además de colaborar con primeras orquestas españolas. Planells Schiaffino, director para un programa que traería bien tramado por su reparto y recursos, con sólidos fundamentos en la ESMUC y las labores como asistente de Matthias Pintscher y Heinz Holliger, tras la beca lograda en dirección por el Festival de Lucerna.

Charles Ives- Washington´s Birthday-, obra de un intenso período creativo en el que con esta pieza, completó Decoration Day; The  Four of July; December o General Williams Booth´s Entrance to Heaven, además de otras destinadas a otros instrumentos. La obra que nos afectaba fue presentada como composición integrante de la Holidays Symphony y que finalmente llevaría el título de New England Holiday, en sus pretensiones, que acabaría rechazando por ese condicionamiento forzoso en el tratamiento dentro del estilo sinfónico. En sus partes pues, Washington´s Birthday,  rememoraba el aniversario de la ciudad. Compuesto en 1909, tendrá su revisión en 1913, destinada a un orgánico más reducido, en una evocación del invierno por el paisajismo nevado de Nueva Inglaterra- en especial por las cuerdas-añadiendo sonidos de fanfarria que describen vistosas danzas populares en contrapunto rítmico.  Las piezas de la obra, tuvieron distintas evoluciones desde Decoration Day a The Fourth of July y Thanksgiving and/or Forefather´s Day, llegando a ser presentadas con directores distintos,  recibiendo  registros discográficos independientes, como pasaría con el resto, y que tendría para ese trabajo, la participación de integrantes de una orquesta con los que colaboraba,  tras unos apurados ensayos que eliminarían pasajes de importancia. Obra festiva y sorprendente para dejar una impresión de entretenimiento sin grandes alardes.

Helga Arias Parra, con estreno profundo del compromiso con la RFG y la Basel Sinfonietta- I breathe every sound you leave behind- pieza que indaga en las cualidades y recursos de sus medios , es autora imaginativa también dentro  del mundo sonoro y los recursos electrónicos- en la obra expresados en el pasaje de voz recitada precisamente en grabación- ejemplo de esos estudios en la Universität für Musik und darstellende Kunst Wien, con Karlheinz Essl o en la Kunsuniversität Graz, con Beat Furrer, tras estudiar en el Conservatorio Superior de Granada, preparando su etapa en Milán y Parma, en donde tendrá como maestro a Javier Torres Maldonado para ampliar en los centros citados y que tendrá continuidad con compositores como Kaija Saariaho; Chaya Czernowin, C.F. Haas, Toshio Hosokawa, Pierluigi Biloni, Alberto Posadas, P.Manoury, J. Mª Sánchez-Verdú, Daniel Teruggi o G. Erkoreka, entre otros. Sus obras recibieron buena aceptación desde el Centro Pompidou, al Koncerthaus (Berlin); el Fest. Mixtur (Barcelona), Echoraum Wien; Donauschinger Musiktage; la SWR (Frigurgo); la Fundación BBVA y agrupaciones especializadas  como Vertixe Sonora, quienes ofrecieron obras suyas en el ciclo Correspondencia Sonoras, del CGAC. El cuarteto Espai Sonoro, estrenó A common sense of self, de su firma.  Recibió premios como el Internazzionale Città di Udine, el Wittener Tage für Neue Kammermusik Competition (Alemania), contando entre sus trabajos con registros como Milh spilt on a Stone; Astraglossa; Incipit; Konturen I o 19 knives.

Héctor Berlioz- Harold en Italia Op. 16-, concierto para viola y orquesta, que en principio pudo titularse Los últimos instantes de María Estuardo, aspecto que para el autor tendrá una importancia claramente inferior. ¿Habría de ser la viola la representación de ese personaje? Es probable, en parte por la función de la orquesta en el tejido de las intrigas desarrolladas en semejante entorno, pero la pretendida reina se convertirá en noble caballero consumido por la tristeza y el desánimo pero con una acusada personalidad poliédrica. El Childe Harold de Byron, que a mayores, será el propio Berlioz, donde rivaliza con Virgilio. Shakespeare o Goethe, siendo Byron quien tome ventaja por la afinidad de sensibilidad y altiva melancolía, compartida en la villa Medicis, sobre la huella de sus andanzas. Una idea literaria que no será precisa quedándose con la referencia al pasaje de una sencilla dedicatoria. Bastará con saber con que la viola solista, resulta  un personaje vivo, melancólico y en actitud de rechazo doloroso, en medio de una naturaleza exuberante. Obra de la que Sara Ferrández supo ofrecer una amplitud de registros con un personal posicionamiento en escena, especialmente en la Orgie des Brigans   Un encargo de Paganini, ansioso de una obra de semejantes dimensiones y que se conformará en el estilo de una sinfonía concertante, en la que la idée fixe, resulta un aspecto fundamental, para la recreación de la serie de visiones poéticas.

Harold aux Montagnes (Adagio/Allegro), en el que se procura someter a los chelos y contrabajos para dar pie a un preciso clima sombrío plagado de misterio, marcado por los aspectos cromáticos del tempo en sus pasajes ensoñadores para ceder a un Allegro más clásico en su elaboración que contradice los aspectos precedentes en una escena efusiva y colorista culminada por un tutti y una coda portentosa. La Marche des  pélerins,  cantando la plegaria del atardecer, un Allegretto que describía pues una procesión de peregrinos en el campo, escuchado en la distancia mientras se acerca pausadamente con dos temas, uno en ritmo binario, con un aire salmódico y el segundo que se anuncia con una amplia melodía en la que la palabra definitiva es tratada por la viola, exponiendo el motivo de Harold, por medio de valores dobles, a través de dos temas que se funden en apacibles arpegios. Los chelos en pizzicato, preludiando el efecto de campanas lejanas que insinuaban el canto de peregrinos propuestos por dos trompetas y arpa.

La Sérenaded´un Montagnard des Abruzzes à sa maitresse- Allegro assai-,  el producto de la inspiración recibida por sus viajes a esas tierras, en las visitas de 1833 y que se iniciaba con una especie de ritornello, tomado de una tonada popular, que nos llevó a la recuperación de los sonidos de los pifferari, pequeñas flautas campesinas propias del sur de aquellas tierras. Una serenata confiada al corno inglés, mientras le responde la viola solista tomando el tema de Harold, quedaba como una impregnación recreada en contrapunto en forma de ritornello, junto al detalle del tema del héroe, tratado por flautas sobre armónicos del arpa. Una evocación que se alejaba de un sencillo apunte folklorista.  La Orgie de Brigands-Finale/Allegro frenetico-, auténtica conclusión apoteósica y febril como reclama esta forma de sinfonía concertante, en su arrebatado ímpetu trascendente en su ambición y que no ha dejado de suscitar más de una duda sobre el desarrollo de la obra, en la que la viola mantenía la palabra definitiva, por su excitación y vehemencia que nos llevó a una despedida en la que Harold se expresó en forma de rondó, en un apabullante final. Dejará Berlioz aquí un amasijo de ideas nuevas y originales, en las que la viola quedará atrapada por el torbellino de esa orgia de los bandidos.

Ramón García Balado

 

Sara Ferrández.

Real Filharmonía de Galicia / Josep Planells Schiaffino

Obras de Charles Ives, Helga Arias y Hector Berlioz

Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela

https://www.ritmo.es/auditorio/critica-harold-en-italia-vehemencia-con-la-viola-de-sara-ferrandez-por-ramon-garcia-balado 

30/03/2025

Bomsori: agitación e ironías en Prokofiev

  A Coruña - 21/03/2025


Bomsori fue protagonista del Concierto para violín, nº 2, en Sol m. Op. 23, de Sergei Prokofiev, bajo la dirección de Carlo Rizzi, en un programa que completaba con la Sinfonía nº 4, en Mi b M., de Anton Bruckner, intérprete a la que tuvimos con el Concierto para violín de en Re M. op. 35 de Tchaikovski, con Víctor Pablo Pérez. Formada en la Young University de Seul, se trasladará a la Juilliard School neoyorquina para ampliar con Sylvia Rosenberg y Ronald Copes, consiguiendo para sus labores la cesión de un Guadagninini 1774, gracias a la Fundación Cultural Kumho, merced a los primeros galardones obtenidos en los concursos Tchaikovski (Moscú); Queen Elisabeth, Jean Sibelius o Henryk-Wieniaski. Grabó entre sus trabajos y para DG, selecciones de obras de Debussy, G.Fauré y Szymanowski; Conciertos de Tchaikovski y Shostakovich, con la O. F. de Varsovia, con Jacek Kapszyk, manteniendo una gran actividad de conciertos con orquestas de primera línea.

Carlo Rizzi es un director con estudios en el Conservatorio de Milán y en el de Bolonia, con Vladimir Delmon, para ampliar en Siena con Franco Ferrara, probando su primera experiencia operística con el Donizetti de L´ajo nell´imbarazzo, logrando en 1985, el Primer Premio del Concurso Toscanini (Parma) y desde 1992, pasaría a ser titular de la Welsh National Opera.

 El Concierto para violín nº 2, en Sol m. Op. 63, de Sergei Prokofiev, se diferencia profundamente del precedente y compuesto casi 20 años antes, poniendo distancia con respeto a las dependencias del glazunovismo imperante, concediéndose en sello más personal, marcado por las disonancias ubicadas de forma estratégica que ayudan a lograr un tonificante contraste dentro del talante lírico. Resulta peculiar el uso de la percusión que incluye castañuelas, triángulo, bombo y tambor militar, en el tiempo final. Las dobles cuerdas en staccato de la parte solista, recrearon  un ambiente español que ya conocía, pero en un tono un tanto irónico, para esta obra que había solicitado el violinista francés Robert Soetens, con la condición de concederse el uso exclusivo durante un año. El autor tomaría temas que fue reuniendo para esta obra, reflejando la idea nómada del intérprete y la procedencia de esos temas, vendrían desde Vorónezh, para el segundo tiempo o lo que sería la orquestación definitiva en Bakú, para el estreno madrileño en 1935, con éxito notable, aunque en confirmación con Miaskovski, se verá obligado a una revisión de la obra para revisar detalles y editar la partitura en versión para piano y violín en 1938.

Concierto contemporáneo del ballet Romeo y Julieta, había tenido el estreno madrileño el 1 de diciembre de 1935, precisamente con Robert Soetens, como solista. El Allegro moderato, confió a la solista un detalle profundamente meditativo que avanzó el tema primordial al que respondieron chelos y contrabajos, mientras que la solista alardeaba gracias apuntes virtuosísticos dejando a la orquesta en un segundo plano. Un tema consecuente, especie de elocuente cantinela, aportó cuidadas modulaciones gracias a un desarrollo trazado por dos ideas, a partir de una inicial con fagot que preparó una tensa variación que reclamaba la importancia de la solista camino de una reexposición de cuerda grave al unísono y una coda que concluye en pizzicato, en manos de la solista.

El Andante quassi allegretto, lento y meditativo, se expresó por medio de pizzicato de toda la sección de cuerda con presencia de clarinete. Impera el melodismo como aspecto unificador, marcado por la solista gracias a un pasaje etéreo y subyugante, en diálogo con la flauta, en registro agudo, basculando entre rebuscadas pinceladas sonoras, con un detalle central en Allegreto, de aire bucólico y animado, que cierra la trompa gracias a su expresividad.  El Allegro ben marcato, desdecía  por pretensiones a los dos movimientos anteriores, mostrando al Prokofiev irónico y provocativo que propuso un estilo de rondó de ritmo acelerado y manejando claras disonancias en forma de rudeza y agitación, evitando con ello todo posible aspecto de lirismo observado en los dos tiempos anteriores.

Anton Bruckner- Sinfonía nº 4, en Mi b M. (Romántica)-, obra de obligadas revisiones con un original de 1874, en medio de algunos fracasos cotidianos y cuya versión oficial habrá de esperar casi un siglo en la conocida de Nowak, para ser ofrecida en Linz. Ya en 1878 había revisado los dos primeros tiempos preparando la idea de un nuevo Scherzo más abreviado que no le dejará muy satisfecho, postergando material para el estreno vienés de 1881, con Hans Richter, que quedará destinado para una nueva opción revisada siete años después.

Obra luminosa en el tratamiento de los cuatro tiempos desde el Allegro molto moderato (Bewegt night zu schnell ), del que Carlo Rizzi  sabría exponer el ideario a seguir, merced a una escritura clara y optimista, idea de esa ambición pretendida en cuanto a su estado de ánimo, tratado por la trompa a solo, expresando la propuesta que nos aportaba un distante murmullo gracias a los trémolos de cuerdas. El desarrollo más rítmico expresó un segundo detalle temático a partir de la trompeta con poderosas elaboraciones tímbricas que insinuaron  un estilo de himno al que respondieron las trompas. Un pasaje en pianissimo, con redoble de timbales, preparó la entrada del  dúo entre flauta y clarinete. La reexposión recuperó el tema del comienzo hacia una coda que completa la respuesta de trompas.   El Andante, quasi allegretto, se móstró como un marcha fúnebre en la tonalidad de la obra y que para estudiosos podría  acercarse a un estilo schubertiano, por una aparente sencillez manifiesta en los dos temas. Un primero en pianissimo, que dejará al segundo razones para el protagonismo de violas y el resto de sección de cuerda, abarcando un amplio registro de tonalidades.

El Scherzo Bewegt, respondió al calificativo de cuadro de caza, siendo en realidad el tiempo más programático encuadrable dentro de una forma de fantasía, precisamente por esos detalles aportados por las trompas y el trémolo de cuerdas, que nos trasladaba a un crescendo pleno de disonancias y con ecos que sugerían llamadas en la distancia  que enlazaban en fortissimo a cargo de trompas, trombones y tuba. El trío Nicht zu schnell, keinesfalls schlesppend, remitía a una tonada campesina tratada por oboe y clarinete   El Finale  Bewegt, doch nicht zu schnell, resultó  a  la postre largo y misterioso, en cumplido con el talante de la sinfonía, desde la entrada en ostinato que se reafirmaba en un crescendo casi obsesivo y tenso, muestra de ciertas urgencias cotidianas que amargaban al autor, ya desde el unísono de la orquesta en plenitud, resultado de la necesidad permanente en lo relativo a las revisiones citadas de sus obras.

Ramón García Balado

Bomsori

Orquesta Sinfónica de Galicia / Carlo Rizzi

Obras de S. Prokofiev y Anton Bruckner

Palacio de la Ópera, A Coruña

https://www.ritmo.es/auditorio/critica-bomsori-agitacion-e-ironias-en-prokofiev-por-ramon-garcia-balado 

14/03/2025

 Zappeando con Peter Rundel 

Santiago de Compostela - 06/03/2025

Concierto de Peter Rundel con la Real Filharmonía de Galicia en los parámetros de fronteras encontradas a partir del díscolo Frank Zappa, en confluencia con clásicos que marcaron época como Edgar Varèse y Charles Ives, con una compositora por descubrir, Ruth Crawford-Seeger- Andante for strings.-, un director dotado violinista que llevó a registro obras de Jean Barraqué, una especial selección de Franz Zappa por The Yellow Shark y una muestra de lo más representativo de Morton Feldman. Ejerció labores en estas materias con la Royal Philharmonic Orchestra (Flandes) y la Wiener Taschenoper, antes de convertirse en un maestro especializado en estas opciones, con el Remix Ensemble, de la Casa da Música do Porto. Puede que la figura de Frank Zappa suscite más de una suspicacia, y más aún por la cantidad de obras suyas que tuvimos: Perfect Stranger, encomienda de P. Boulez para el Ensemble Intercontemporaine (Théâtre de La Ville) en el IRCAM; Dupree´s Paradise; Dog Breath Variations/Uncle Meat, arreglo de Ali N.Askin, dado a conocer por el Ensemble Modern, por Peter Rundel y G-Spot Tornado, una indagación en sus recursos tímbricos para synclavier del propio Zappa, con revisión de Ali N. Askin.

Frank Zappa había sido cabeza visible de los provocadores The Mother´s of Inventions y como arma arrojadiza, allá por los sesenta, había presentado su registro We´re only in it for the money, mordaz crítica al Sargent´s Peper´s de The  Beatles, sus ambiciones en la música contemporánea, se dieron de bruces con la posible aceptación pública, cuando seguía los dictados de  formación con Edgar Varèse, aunque en momentos concretos contase con el apoyo de Pierre Boulez. Al igual que Charles Ives, Harry Partch, Carl Stalling o el mismo John Cage, su música sonaba como elucubraciones de profesor chiflado. Su carrera habría de pasar por todo tipo de avatares, desde un cierto virtuosismo imposible de clasificar, a sus propios planteamientos ideológicos, que impregnarán obras suyas desde Hot rats (1969), con implicaciones jazzísticas a The grand Wazoo (1972), la saga de Joe´s Garage (1979) y las recreaciones electrónicas Francesco Zappa (1984), además de las indagaciones en la cuerda floja con la O.S. de Londres, mediando Pierre Boulez. Había probado con su estilo de identidad, marcado por un acentuado uso técnico del llamado wah-wah, en confluencia con la pujante cultura del Underground , posicionamientos en la onda del Freak-out. Clásicos como Varèse (Ionitation), fueron sus primeros referentes, sin olvidarse de Igor Stravinski, que le sedujo desde años de juventud. En contrapartida con estas influencias, vendrían las músicas negras emergentes, que compartió en Lancaster (California), junto a su colega Don Vriet, mientras componía bandas para filmes como Run home slow (1959) o The world´s greatest sinner (1960).

 Una vida relativamente corta, ya que nos dejó a los 52 años, en diciembre de 1993, manteniendo aquel gesto irreverente y como testigo de la evolución de las músicas que proponía, sobre técnicas avanzadas de la segunda mitad del siglo XX, motivando simpatías y rechazos dentro de una perspicaz visión crítica que basculaba entre formas de mayor aceptación entre aficionados en los espectros contestatarios, o la aleatoriedades de John Cage; el minimalismo de Lamonte Young o Terry Riley y esos maestros clásicos desde Charles Ives a Aaron Copland, aspectos que ingeniosamente integrará en muchas de sus obras. Nos dejó aspectos como sus despectivas actitudes displicentes- quizás más en apariencia-, flirteando con su instrumento en un posicionamiento elegido desde el reclamo de Freak out!  La suite tardía de The Yellow Shark, vendría para reventar condicionantes, inmerso precisamente en la cultura Underground, que presentó en Franckfort, con el Ensemble Modern, uno de los proyectos con los que habitualmente trabajaban músicos como Gyorgy Ligeti, Pierre Boulez o Karl Heinz-Stockhausen. El doble registro London Symphony Orchestra, fue también otra aventura que se ofrecía entre obras suyas con distintos ropajes y bajo las direcciones de maestros como Ken Nagano, Ligeti, Boulez y Varèse, entremezcladas con citas cinematográficas y en tal tesitura, trabajos como Over-nite sensation, uno de los más divulgados, gracias a los arreglos de los jazzmen George Duke y Jean-Luc Ponty; Does humour belong in music, con una de sus bandas en directo o Whipping´post  o Muffin/ Enfasis, obras representativas de su debilidad por la pasión del collage.

Charles Ives- Four Ragtime dances (1902)-, piezas sobre antiguas raíces y con un acervado sentido paródico, una bafigura curiosa por su legado con obras como la escuchada  en el ciclo (En) Foco, Three Places in New England, con composiciones de G.Antheil- Archipiélago-; D. Milhaud- La Creation du Monde y la Rhapsody in Blue, de G.Gershwin, ejemplo de su curioso talento como músico casi circunstancial y precursor de otras alternativas. Estaban sus atrevimientos armónicos debidos a sus cualidades en el manejo de encadenamientos irregulares que podrán tener concomitancias con Stravinski o el tratamiento de combinaciones aleatorias y el uso de clusters, confirmados en su Concord sonata (1909/15). Fue Aaron Copland quien pulsó la tecla del relieve de las novedades de profética anticipación, siendo Ives quien puso los cimientos ultramodernistas e innovadores, algunos asimilables a las procedentes de la Segunda Escuela Vienesa. En esa aventura con el género del cuarteto de cuerda, están la compositora que nos acompaña, Ruth CrawfordSeeger; George Antheil; Samuel Barber; Henry Cowell; Walter Piston; Paul Creston o Virgil Thomson. Charles Ives, baluarte en estas muestras, aportó esta breve pieza, un definitivo aldabonazo para lo que supondrá la genuina escuela americana más innovadora de comienzos del siglo XX, auspiciados por las  técnicas renovadoras.

Ruth Crawford-Seeger-Andante for strings-, está considerada como la autora del primer cuarteto atonal, precisamente en esta obra que fue estrenada por el Pellegrini Quaret (1931), y del que se recurrió   para la sesión el tercer tiempo Andante, que sigue al Leggiero. Se acerca en su actitud, a compositoras como Ethel Smyth, Johanna Müller-Hermann o Germaine Tailleferre, posicionándose en una actitud vanguardista de partituras atonales aunque sin entregarse al puro serialismo. Este Andante resulta una gran novedad que anticipa ciertos aspectos de las técnicas del Segundo cuarteto, de G.Ligeti, inscribiéndose en una serie de fluctuaciones de intensidades con una importante presencia del chelo. Este cuarteto, atrajo la atención de Elliot Carter, que encontró en la obra lo que llamó un constructivismo específicamente americano, condensado en el espacio de doce minutos.

Edgar Varèse-Dèsert-, músico procedente de la Schola Cantorum parisina con Vincent d´Indy, para especializarse en estudios de acústica bajo las influencias de Busoni y de ordenamiento sonoro en el ámbito de la teoría científica, fue autor de obras señeras como Octandre, Offrandes, Hiperprisme, además de Tuning Up, Dance for Burgess y Nocturnal o Dèserts, compuesta entre 1950/4, para catorce instrumentos de viento, piano y cinco percusionistas, más dos cintas electrónicas que se interpolan entre las cuatro secciones instrumentales. Es su primera obra concreta. Dèserts, tuvo su versión para cinta y orquesta  con Pierre Henry, tras estrenos en el Théâtre des Champs Elysée´s con H. Scherchen y en Berlín, con Bruno Maderna. Las interacciones entre lo culto y lo popular adoptaron muchas formas en los años finales y a comienzos de los sesenta, Gunther Schuller, el compositor y director de orquesta, especialista en jazz, forjó la idea de la Third Stream, como forma de integrar la música clásica y el jazz. Frank Zappa, combinó distintos aspectos de la Música concreta, el rock y el jazz, en una estética muy influida por la música y los escritos de Edgar Varése, y de esta forma vimos cómo se completaba el ciclo del concierto propuesto: Dupree´s Paradise; Dog Breath Variations/Uncle Meat y G-Spot Tornado, ratificaron los entresijos de un concierto ajeno a lo convencional.

Ramón García Balado

 

Peter Rundel / Real Filharmonía  de Galicia

Obras de Charles Ives, Ruth Crawford- Seeger, Edgar Varèse y Frank Zappa

Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela

https://www.ritmo.es/auditorio/critica-zappeando-con-peter-rundel-por-ramon-garcia-balado 

 

25/02/2025

El toque de gracia de la pianista Mirabelle Kajenjeri

 Santiago de Compostela - 20/02/2025

Sesiones en las que Mirabelle Kajenjeri fue solista con la Real Filharmonía de Galicia, dirigida por Baldur Brönniman, del Concierto para piano nº 2, en La M. S. 125, de Franz Liszt sustituyendo al anunciado Vadym Kholodenko, por indisposición, como hace un par de semanas había sucedido con la Sinfónica de Galicia, que también hubo de renunciar a Lukas Sternath, para el Cuarto concierto en Sol m., de S. Rachmaninov. En programa también, un acólito de Liszt, Joachim Raff, con su Sinfonía nº 5 (Lenore), completando con Prélude à l´ après midi d´un faune, de Claude DebussyMirabelle Kajenjeri, con doble ascendencia entre Burundi y Ucrania, recibió galardones como el Premio Int. Sta Cecilia de Porto (2021); el Segundo Kissinger Klavier Olympic; el Arthur Rubinstein (2021), de Tel Aviv; y el Contest Piano Cleveland (2024). Su primer cd lo editó con la firma KNS Classical (Étincelles), tras recibir atenciones artísticas de las Foundations Gautier Capuçon, y Safran, el distintas convocatorias, con ratificaciones en los certámenes Wien Lieven Piano; el Yamaha Music Europea o el Yehudi Menuhin Live Music. Estudió en la Kunst Universität Wien y en la Music und Drama Universität (Hannover), teniendo como preceptores a Anna Malikova, Eva Kupiec, Natalia Grebennikaya, Mihail Faerman, Vladimir Soultanov y en Bruselas a Lorenzo Gallo, Olga Zulotareva, Ning Kem y Elisabeth Degrenand. Desde 2024, es artista en residencia de la Kapelle of Music Queen Elisabeth, junto a Frank Brovey y Avedis Kouyeumdjian.  La suspensión de Kholodenko había encendido las alarmas de cambio obligado de programa, pero casi al límite nos encontramos con esta afortunada sorpresa que sorprendió muy gratamente a los aficionados que se temían lo  peor.

Para abrir sesión, Claude Debussy- Prélude à l´après midi d´un faune-, la poética Mallarmé, tras Proses lyriques, momento en el que gozará del estreno de Pelléas et Melisande, de Maeterlinck, en el Théâtre des Bouffes- Parisienns, con montaje de Lugne-Poe, del que también dejará memoria Mallarmé o el pintor Henry Lerolle, sucinto en sus observaciones. Los arabescos de esta obra, no se entrelazan, sino que pasan de un instrumento a otro, mientras que la armonía viene dada, al modo convencional, por el resto de la orquesta. Esta armonía, sin embargo, fluctúa en su mayor parte a un ritmo extremamente lento, a veces más o menos estacionario, ancladas las notas mantenidas o repetidas en el bajo que a menudo contradicen el movimiento de las partes internas. La elaborada languidez del fauno de Mallarmé, casi puede olerse en la textura orquestal calladamente suntuosa, móvil, pero inerte. Página breve, destinada a la Société de Musique, y confiada a Gustav Doret, fue bien aceptada, aunque en principio había sido pensada como un tríptico. Un condensado del sugerente poema ensoñador, entre ninfas y náyades, en una sucesión de instantes dispersos. En resumen, originalidad de la forma en una partitura innovadora, cuyo Prélude, termina en una reexposición abreviada del tema, con una coda que se disipa en una evanescencia mínima de imperceptibles compases, y un sonido de flauta, en la distancia, idea de una leve caricia insinuante. Página matizada y de notables recursos para entrar en concierto hacía el Liszt de amplias sugerencias tímbricas. 

Franz Liszt- Concierto para piano nº 2, en La M., S.125-, obra de su etapa en Weimar, en cuya corte pondría en atriles, en enero de 1857, y que interpretaría su alumno Hans von Bronsart, obra eminentemente rapsódica auspiciada por la serie de pasajes encadenados, desde el inicial al resto de acentuada personalidad y con apuntes de meditación lírica, realzada por juegos armónicos y rítmicos. El Adagio sostenuto assai, fue clave del ideario estético merced al valor de la serie de transformaciones de recursos primordiales, definidos por sutilezas, bien expuestas por el oboe y el clarinete, a los que respondería la solista de piano, para proseguir con  un Allegro moderato y un Allegro deciso Marziale un poco meno allegro, hasta un Allegro animato, culmen de esta serie de pasajes climáticos que mantuvieron el ánimo de su arquitectura sonora, con detalles como la disputa entre el chelo y el piano, llegando a una coda en manos de la solista, que se resolvía  en sucesión de glissandi. En su despliegue, la prestancia de Baldur Brönnimann  quien daba por hecho el grado de menor aceptación de este concierto con respecto al precedente.

Para Humphrey Searle, dos elementos de estilo dan a las composiciones de Liszt un sello personal distintivo: el experimento con la estructura formal y la transformación temática. Muchas de sus obras menores ponen de manifiesto una considerable inventiva de diseño. En las de mayor envergadura, suele realizar atrevidos experimentos: la ampliación de la forma sonata clásica de un movimiento, la unificación de las obras que constan de varios movimientos  y el uso de las áreas tonales de gran alcance para nuevos efectos dramáticos. Los dos conciertos para piano, han sido revisados muchas veces, desde el Primero, en cuatro tiempos en uno, presentando nexos temáticos y este segundo, posiblemente menos brillante aunque más poético. Hasta 1870, su estilo armónico era similar al de las obras románticas de Chopin o las últimas de Schubert, además de influencias de cantinelas operísticas, especialmente en estudios como Ricordanza, de sus Estudios de ejecución trascendental. Mirabelle Kajenjeri, sorprendente en cuanto al tratamiento de la obra, fue objeto de una entusiasta respuesta, a la que respondería en el bis con el  Ravel de La Alborada del gracioso, perteneciente a Miroirs, pieza con reminiscencias ibéricas por los perfilados acordes staccato que evocan a la guitarra.

Joachim Raff- Sinfonía nº 5, en Mi M. Op. 77 (Lenore)- acólito suyo, sería para el estudioso Walter Labhart, un talento con la delicadeza formal de Mendelssohn, el carácter expresivo de Chopin, el cantábile de Schumann, el pathos de Liszt, en sus elegancias y las virtudes armónicas de Wagner. La presencia de Liszt, en Basilea, le animará tentar la posibilidad de conocerle, consiguiendo un encuentro que será trascendental, ya que se interesará por él, y le invitará a acompañarle en sus giras. En 1850, se convertirá en su asistente y secretario en Weimar- aspecto resaltado por Brönnimann en la charla de antelación-,, una oportunidad única, puesto que la ciudad era un polo de atracción de compositores. Liszt le encargó la orquestación de sus poemas sinfónicos, un trabajo ciertamente intenso y que le ayudará a perfeccionar sus posibilidades. Abandonará Weimar en 1856, para dedicarse precisamente a la composición y a consecuencia de ello serán las obras sinfónicas comenzando por la Sinfonía nº 1 (A la Patria)- 1863-, premiada por la Sociedad de Amigos de la Música, de Viena, verdadero aldabonazo, que dará comba a esa realidad que dejará modelos en otros géneros, basculando entre la tradición clásica de Mendelssohn y el romanticismo programático de Liszt, con instrumentación colorista y plástica. Obras como esta Sinfonía nº 5 (Lenore)- 1872-; la Sinfonía nº 7 (En los Alpes)- 1875-, como más destacadas, pasando su obra al ostracismo a partir de los años ochenta. Quedan idilios pastoriles, marchas fúnebres y fantasmagóricas, encuentros de elfos y dríadas, con las  que ganó popularidad, especialmente en sus compromisos con el Conservatorio Hoch, de Frankfurt, fundado por él.  La Sinfonía Lenore, parte de un relato de Gottfried A. Bürger, encuadrable en un estilo de cuento –gótico en la tendencia de época Sturm und drang y que resume en sus tiempos una descripción de un amorío tremendista bajo el dictado de la presencia de la muerte,  que nos llevaban desde el Liebesglück, al Trennung para someternos al Wiedervereingung im Tode, con la sombra del espectro que bastante debe a las herencias  de los poemas sinfónicos de Franz Liszt.

Ramón García Balado

 

Mirabelle Kajenjeri. Real Filharmonía de Galicia/ Baldur Brönnimann

Obras de C.Debussy, Franz Liszt y Joachim Raff

Centro Cultural Afundación, Vigo

Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela

https://www.ritmo.es/auditorio/critica-el-toque-de-gracia-de-la-pianista-mirabelle-kajenjeri-por-ramon-garcia-balado 

17/02/2025

Víctor Pablo Pérez: Bruckner en sus indecisiones

 A Coruña - 14/02/2025

Víctor Pablo Pérez para una obra a su medida, la Sinfonía nº 2, en Do m. de Anton Bruckner, un director que estuvo al frente de esta formación desde los años fundacionales en los que compartió experiencias con la Sinfónica de Tenerife, dejando excelentes impresiones por su voluntad de abordar grandes repertorios como el operístico wagneriano como El oro del Rin o el War Requiem de Benjamin Britten, además de cuidar su presencia en los años afortunados de añorado Festival Mozart, prestigio ganado por su reputado período como alumno de Carlo Maria Gulini  y su acercamiento a Rafael Kubelik. No menos importancia, había tenido su participación con esta formación como orquesta invitada en residencia, al festival de Pésaro, mediando con fortuna la iniciativa de Alberto Zedda. La impresión definitiva durante tantos años, dejó excelentes sensaciones por lo que no resulta extraño el hecho de volver a encontrarnos con él con frecuencia, en especial con programas de gran sinfonismo.

Anton Bruckner- Sinfonía nº 2, en Do m. (A 93)-, obra que como el resto de su apartado dedicado a estos repertorios, parece un tema definitivamente no concluido al que no es ajeno esta composición, provocando permanentes polémicas en cuanto a la aceptada como de referencia. Tras el estreno de esta obra, Johann Herbeck le convencerá para que hiciese considerables alteraciones en vista a una prueba ante los aficionados en 1896, tema que recuperaremos cual insuperable obsesión en otras obras, asistiendo a las sugerencias bien intencionadas de compañeros como Josef Schalk o Ferninand Loewe, en lo relativo a la propia orquestación. Un permanente escollo que, en resumen, acabará con afortunadas conclusiones actualmente perfectamente asimiladas.  Herbeck fue particularmente insistente en este asunto de los cambios internos y en profundidad. Aspectos como el cambio de título en el Adagio, y las diversas indicaciones de tempo e ideas de planteamiento en otros movimientos, no tienen especial importancia, ni tampoco la serie de voces subsidiarias en el Finale. Al margen queda la excluida primera versión revisada del autor y Herbeck, de 1892, editada por Doblinger en 1892, por diferir ampliamente con la  de Nowak (Sociedad Bruckner del autor), elegida para el concierto de la jornada.

Densa como el resto de sus ambiciosos sinfonismos, partimos del Ziemlich schnell (Moderato), con un tema de chelos sobre un aletear de violines y violas, dentro de un pasaje melódico que anunciaba la entrada de trompas y una trompeta que lograba imponer una base rítmica fundamental para el desarrollo del tiempo, que presumía un sustento enriquecido muy peculiar en el tratamiento de un estilo que será perceptible en el resto de sus composiciones. Siempre y a tener en cuenta, una armonía enriquecida en calidad de aspecto unificador, mantenida por claras transformaciones que acabarán encontrándose en un pianissimo de clarinetes, fagotes y trompas. Pulsaciones de timbales y una sencilla pausa, habían precedido a la entrada  del segundo tema cantábile, enunciado por chelos y a un tercero a cargo de clarinetes, flautas y oboes, sujetos por necesidad a expresivas transformaciones. Un enfrentamiento permanente entre instrumentos solistas, se abocaba a una especie de efusión épica en su vuelta al comienzo del Moderato, en un tutti de solemne expresividad.

Feierlich, etwas bewegt (Solemne y poco animado), en forma de Andante,  abundó en el temperamento bruckneriano de una composición cargada de ansiadas connotaciones, esencialmente por ese talante meditativo que resultó tan propicio para quien se confiesa devoto del autor; la importancia de las figuras melódicas y armónicas puestas en planteamiento por los violines y el resto de las cuerdas con respetuosa traducción sonora por oboes y trompas con argumentos de clara expresividad, mientras que las cuerdas mantuvieron cierta primacía gracias a un tratamiento en pizzicato. Un solo de fagot, no dejaba de ser un elemento gratamente contrastante, en preparación de detalles tomados en plenitud de obras precedentes como el Benedictus, de la Misa en Fa M., obra concluida mientras trabajaba sobre esta sinfonía. Un apunte de cálida resolución, será expuesto por un solo de trompa, recibido en sordina por las cuerdas.

Schnell (rápido), para el espacio del Scherzo. Indicado así por Haas o Mässig schnell, por Nowak, resumía la discrepancia en las posibilidades reales para la elaboración del tiempo, enmarcado por su asentamiento en la percepción de su dimensión sonora, en la que el trío remite sin condicionantes al estilo de un popular ländler, ensoñador por necesidad gracias a la aportación de las violas, a las que responderían  segundos violines, clarinetes y chelos, un Bruckner, en su ideario en estos enfrentamientos insalvables con sus urgencias sensible.

El Finale Mehr schnell (más rápido), siempre insistiendo en el ámbito de estos parámetros, también se propuso desde un Moderato inicial que facilitará el desarrollo de tres temas, observando en los dos primeros claras dependencias estilísticas y temáticas hasta los aspectos más reconocibles, marcados por la aparición de un ostinato, procedente del comienzo de la sinfonía. Los elementos unificadores especialmente hacia el final de este tiempo, se ya se había encontrado en el desarrollo y que se recuperaban en la coda. Para una clara conformación, la importancia que durante este tiempo, tiene la base rítmica mantenida desde la entrada de la coda. Una serie de emparejamientos con otras composiciones, aparecen en el Kyrie de la Misa en Fa m.,  con el resultado de una conclusión rica, para esta sinfonía que Bruckner,  estrenará el 26 de octubre de 1873, en Viena, con un recibimiento clamoroso. Bastará con recordar el permanente problema textual presentado por las diferentes sinfonías en su acabado y resolución, verdadero escollo para la musicología, asunto del que en buena medida, será el responsable real por sus obsesiones e irrefutables dudas.

Ramón García Balado

 

Orquesta Sinfónica de Galicia / Víctor Pablo Pérez

Anton Bruckner: Sinfonía nº 2, en Do menor

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