Mosteiro de Sta María de Oseira, Ourense
Completando la programación del XVIII Pórtico do Paraíso recibimos en el Mosteiro de Sta María de Oseira- día 18, a las 19´00 h.-, con un grupo de metales de primer rango, el Spanish Brass que integran el tuba Sergio Finca Quirós, el trompa M. Pérez Ortega, el trompa Juanjo Serna Salvador, el trombonista Indalecio Bonet Manrique y el trompetista Carlos Benetó Grau. Conmemoración de una carrera de 35 años, que le convierten en uno de los de carrera más dilatada del país, con un Primer premio en el VI Concurso de Ville de Narbone (1996), el Bankia al talento Musical de la Comunidad Valenciana (2019), el Premio Nacional de Música del Ministerio de Cultura (2020), cinco galardones del Carles Santos, Espai de Torroella de Mongrí, por el proyecto Mira se hem corregut terres…que les permitió participar en los eventos más importantes de los convocados en la actualidad además de dejar una dilatada estela de publicaciones discográficas. Spanish Brass, se manejan con instrumentos fabricados de reconocidas firmas, trompetas y trombones de Shires; trompa Paxman y tuba Melton y con nueva aplicación BlackBinder, recibiendo apoyo del Institut del Institut Valencià de Cultura y del Ministerio de Cultura-INAEM.
Un programa sorprendente definido por la abundancia de arreglos propios y transcripciones comenzando por el realizado por Carlos Benetó, a partir de la Cantata Was Mir behagt, ist nur die muntre Jagd! )(Sheep may safety grace) BWV 208, de Johann Sebastian Bach, obra de felicitación para el cumpleaños del duque Christian de Sajonia-Weissenfels, compuesta en 1713, en la que destacan los repartos de arias y recitativos, además de un coro. Una de las primeras cantatas profanas de la que se toman recursos para elaborar esta pieza, modelo de los trabajos para eventos similares que incluían banquetes y cacerías, con la participación de lo más selecto de aquella pequeña corte, de una ciudad ubicada a poca distancia de Leipzig y cuya vida cultural apreciaba la imitación de los estilos versallescos. Una vida ostentosa y plena de autocomplacencia.
Antón García Abril, con una obra destinada a un concurso del Festival de Granada, El vuelo del viento, precisamente para agrupación como la que en esta fecha nos acompaña. Del maestro turolense, tan apreciado por sus trabajos para el cine, el teatro, las series televisivas o la ópera, nos queda una impagable memoria por su dedicación docente en nuestra tierra gracias a su relevancia en los Cursos de Música en Compostela, en la Cátedra de Composición compartida con Maximino Zumalave, las clases de especialización avanzada en la EAEM, sus Canciones xacobeas, confiadas a Teresa Berganza, la ópera con la que se reabrió el Teatro Real, Divinas palabras, sobre un texto del insigne dramaturgo Francisco Nieva, ópera que bastante tenía de esperpento por su relación con las Comedias bárbaras, del ciclo gallego repartido entre Aguila de Blasón, Romance de lobos, La cabeza del dragón o El embrujado.
André Lafosse (1890/1975), tendrá la Suite Impromtus en sus tiempos Epithalame, Marche, Elegie y Mouvement, un trombonista que dejó escuela en el Conservatorio de París, tras optar a la cátedra que había pertenecido a Henri Couillaud y que como intérprete colaboró con la Orquesta Sinfónica de Boston, pero la obra a destacar de este maestro, fue su tratado Méthode complete pour le trombone a coulisse, por lo que supondrá de aprovechamiento y mejora de los recursos técnicos e instrumentales. Leonard Bernstein, con una Dance suite, que evidentemente nos acercará a sus bandas dedicadas al medio escénico como On the Town; Wonderfull Town; West Side Story, de la que recientemente la OSG nos ofreció las Danzas sinfónicas dirigidas por José Luís Gómez, junto al estreno de Ekphrasis, de Nani García y dos obras de soberbia impregnación latina Historias de flores y tango, dedicada a Pacho Flores, exuberante trompetista y la contagiosa Salseando, de Roberto Sierra. Bernstein había debutado como director con la Orquesta Filarmónica de Nueva York, en 1943, sustituyendo a Bruno Walter.
Charles Chaplin-una escogida suite en arreglo de Thierry Caens, el maestro del cine mudo en años gloriosos, Luces de la ciudad, firmaba regularmente las bandas sonoras de sus filmes como sería el caso de El gran dictador, con su pequeño barbero judío y el dictador Hynkel, sátira de Hitler, destacando el caso del barbero por un famoso gag en el que las variaciones de tempo de la Danza húngara de Brahms, que escucha por la radio aparece mientras se ocupa de su oficio, en un estado de ánimo inquieto, una especie de ballet cómico que veremos otras muchas veces en sus cortos que le convirtieron en personaje único en estos dominios. Chaplin tratará de manera cómica ese poder ambivalente de la música.
Isaac Albéniz- Asturias (en arreglo de Maxi Santos), de la Primera suite española nacida desde el piano, pagina universalizada, inspirada en el primer número de Chants d´Espagne Op. 232, denominado Prélude que había publicado con otras piezas como Oriental y Sous le Palmier, en octubre de 1893, con el editor Juan Bautista Pujol. La tonalidad de la pieza en Sol m., delata el carácter crepuscular que impregna la pieza en su desarrollo. Una pieza que para mayor precisión se presenta como Leyenda, resumen de sus 198 resonantes compases. Manuel de Falla- nana-, de las Siete canciones populares españolas, esa maravilla estrenada en el Ateneo madrileño el 14 de enero de 1915, en la interpretación de Luisa Vela, acompañada al piano por el propio compositor, la misma que había colaborado en el estreno de La vida breve, ocupando el rol de Salud. La nana es una canción de cuna con arraigo en la tradición andaluza que el compositor había escuchado ya en su infancia. Similar inspiración encontraremos en las Seguidillas, de Tomás Bretón.
Astor Piazzolla, completa con dos piezas notablemente significativas, en arreglo de Thierry Caens, Oblivion, traducida como Olvido, composición destinada como encargo para una película de Marco Bellochio, Enrico IV, un estilo de milonga lírica a la que el escritor Horacio Ferrer pondrá letra, aunque no sea el único que se anime, antes de que otros prueben a sacar recursos para esta melodía que continuamente tendrá intérpretes que tomen interés en ella, el Piazzolla de Libertango, pieza claramente emblemática y dedicada a una de sus agrupaciones camerísticas, el Noneto, de su etapa a partir de 1973, preparando espacio entonces para lo que serán los quintetos, con los que haría largas giras.
Ramón García Balado