Amosando publicacións coa etiqueta Real Filharmonía de Galicia. Amosar todas as publicacións
Amosando publicacións coa etiqueta Real Filharmonía de Galicia. Amosar todas as publicacións

22/10/2025

Playlist, Sebastian Zinka, con la RFG

 Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela


Sesiones de la RFG, dirigidas por Sebastian Zinka en el Auditorio de Galicia- días 23 y 24, a las 11´00 h-, una idea enfocada hacia los más jóvenes, según concepto de M.A. Cajigal (El Barroquista), además de narrador y en que el James Dahlgreen, será concertino de nuestra formación.  Un programa a caballo de piezas selectas tomadas desde los clásicos hasta compositores actuales, destacando citas procedentes de bandas sonoras de Ennio Morricone y Bernard Herrmann. Como entrante, una Battaglia de H.I. F. Biber, violinista y compositor austríaco siempre al servicio de  distintas cortes y que artísticamente, se  caracterizaría por ser genuino representante del Sur de Alemania, frente a la pujanza italianizante, precisamente por su querencia por el uso de la scordatura y las cuerdas dobles. L. v. Beethoven, con dos piezas: La victoria de Wellington Op. 91 (Wellington Sieg), eligiendo un pasaje de esta fantasía musical dedicada al príncipe-regente de Inglaterra, futuro Jorge IV y que el compositor dirigiría en Viena en beneficio de los soldados austríacos y bávaros, heridos en la batalla de Hanau. Una gala organizada por el mecánico de la corte Johann Nepomuk Mälzel, inventor del metrónomo.   De la Sinfonía nº 7, en la M., Op. 92, el tercer tiempo Presto, un característico scherzo, brillante y extenso, que se convertiría en uno de los más animados de sus sinfonías.  Händel- dos tiempos de la Suite en Fa, de la primera Water  Music, aquellas obras destinadas a un paseo por el Támesis, el 17 de julio de 1717, una fiesta que la realeza remontaría el río desde Whitehall a Chelsea, con cena incluida en la villa de Lord Ranelagh, con vuelta a Saint James Palace. Nos quedaremos de esta Suite en Fa, con la Bourré, que para el autor debía tocarse tres veces: la cuerda, la madera y todos juntos, y un Hornpipe, de ritmo sincopado e insistente, oponiendo trompas y maderas.

Florence Price (1887/1953)- Sinfonía nº3, primer movimiento- digna representante de la negritud reivindicativa quien se vería abocada a enfrentarse a todo tipo de problemas, en épocas de la gran represión y las leyes Jim Crow, que imponían una segregación racista. Con suerte, llegó a ser jefa del Departamento de Música de la Universidad de Clark Atlanta, antes de casarse con el abogado negro  Thomas J. Price. Su legado musical incluye cuatro sinfonías, varias piezas orquestales, obras para piano y órgano y piezas para canto, con clara influencia de las tradiciones europeas, desde Antonin Dvorak y Tchaikovski. Tras su muerte su figura cayó en el olvido hasta que en la actualidad, de la considera una compositora importante, especialmente a partir de 2009, con un concierto en las afueras de St. Anne (Illinois).    Amy Beach- Invocation (en arreglo de Sebastian Zinka)-talento precoz de la que la historia recuerda sus tanteos infantiles sobre el piano, poco antes de que a los dos años, recibiese sus primeras clases de composición. Un don natural que abrirá perspectivas a través de obras orquestales como la Sinfonía gaélica, estrenada en 1896, años en los que se movía dentro de los círculos prestigiados merced a sus propios méritos que conseguirían encumbrarla como la compositora referente de toda una generación, en especial por un concierto que acabarían interpretando virtuosos solistas.   Karl Mª von Webern- obertura de Der Freischütz- pieza menos dependiente del contexto musical de la ópera y que supuso una invitación a otros músicos que especulaban sobre ese planteamiento estilístico, siempre estimulado por un claro elemento fantástico, que se inicia con una corta y lenta introducción, anunciada por la trompa que evoca la vida de los cazadores, en medio del bosque, en todo momento, aceptando ciertos motivos maléficos, resuenan pinceladas sonoras hasta alcanzar un deslumbrante detalle, en Do M., que otorga el protagonismo a Agathe, una de sus principales protagonistas, imponiéndose al mundo de la nocturnidad.

Ennio Morricone- La misión-, incansable maestro para el mundo del cine, y que ya en los sesenta, había destacando por su colaboración con Sergio Leone, quien había sido su compañero de escuela, y que pronto se hará reconocer por aquellos géneros menores conocidos como spaghetti western, los de El bueno el feo y el malo; Por un puñado de dólares o La muerte tenía un precio. Siempre activo y perspicaz, a partir de los años 80, enfantizará sus inconfundible estilo el tratamiento instrumental de los recursos orquestales, logrando efectivos que aumentarán sus recursos en obras tan representativas como Erase una vez América, una agotadora colaboración con Sergio Leone  o La misión, obra clave en esa trayectoria, gracias a la cual su caché alcanzaría cifras millonarias en contratos. Cinema Paradiso, resultó la primera incursión en el mundo de Giuseppe Tornatore, con quien tendrá una profunda amistas.  Bernard Herrmann- Suite de Psycho-, a partir de 1955, se produciría una afortunada relación profesional entre el cineasta y el compositor que ya había colaborado con Orson Wells tras haber creador la New Chamber Orchestra, en 1931. Cineasta y compositor, estaban llamados a formar una entente segura, a pesar del carácter maníaco- depresivo de Herrmann, quien desarrollaría hasta el límite las posibilidades demandadas que tendrá un momento de gloria en Vértigo y el fandango de Con la muerte en los talones, en detalles como los violentos violines en forma de grito, en la estremecedora escena de Psycho. Estamos ante el momento más sublime del compositor, que también dejará argumentos de su sello en ¿Pero quién mató a Harry?; El hombre que sabía demasiado; Falso culpable; Los pájaros o Marnie La Ladrona. Su maestro Gustav Heine, la había enseñado los argumentos básicos para enfrentarse a las técnicas básicas, en el Clinton Institute.  Vladimir Martinov (1946)- The Beatitudes- obra enmarcada por su solemnidad y tintes fúnebres, es un veterano maestro que se estrenó con un Cuarteto para oboe y flauta, antes de estrenar su obra para el piano Hexagramme, pero su interés se decantó desde el principio por los trabajos sobre repertorios con raíces étnicas, realizando trabajos para la ORTF y otras cadenas alemanas, siguiendo las escuelas de Alexander Scriabin, Sofía Gubaidulina, Alfred Schnittke o E. Denisov, tras acercarse a barrocos como los Gabrieli, Dufay, Machaut y las tradiciones ortodoxas rusas. Es autor de una ópera Vita Nuova, estrenada por la London Philharmonic Orquestra. Redondeando la matinal, la polca Tritsh-Trash, Op. 214 celebérrima por excelencia, un capricho de Johann Strauss hijo, piecita con personales guiños a vivencias del autor, en la que no faltan consideraciones con su entorno familiar.

Ramón García Balado

15/10/2025

Amandine Beyer y Diego Ares, desde Karl P. E. Bach a Luigi Boccherini

 Auditorio de Galicia, Santiago

Teatro Principal, Ourense 


Concierto a medias entre la violinista y directora Amandine Beyer y el clavecinista Diego Ares, con la RFG, que se ofrece en dos sesiones, destacando obras de K.P. Emmanuel Bach, F.J. Haydn y Luigi Boccherini- Auditorio de Galicia, día 16, a las 20´00, con sesión de Conversando con…19´45, teniendo como contertulios a Amandine y a Diego, para repetir mañana en el Teatro Principal de Ourense, a las 20´00 h-, en su calidad de artista en residencia, Amandine, dejó excelentes impresiones el curso anterior, una violinista de que la ya conocíamos notables impresiones por sus actividades con su grupo Gli Incogniti, avalado por los años de estudio en la Schola Cantorum Basiliensis y sus colaboraciones con artistas como Pierre Hantaï, Andreas Steier o Krystian Bezuidenhout, dejándonos el recuerdo de las tres iniciativas aportadas en sus conciertos Los Elementos- puro rococó francés-; Marianne y Maddalena, con atención a Marianne von Martínez, para completar en la sesión (En) Foco, en calidad de solista, con el percusionista Juanjo Guillém, junto a la RFG y su titular Baldur Brönnimann.  Diego Ares, que nos dejó una lectura modélica de Las variaciones Goldberg BWV 988, participó en certámenes como Roque D´Antheron; Música Antigua de Utretch, Festivales de Granada y Santander, colaboró con artistas como Laura Andriani, Hille Perl, Rachel Podger, Morice Stegere o Lina Tur Bonet. Fue alumno de Genoveva Gálvez, Carmen Schibli, Richard Eggar y Pilar Cancio, antes de ampliar en los Conservatorios de Trossingen o Ginebra y en la  Ac. Gstaad (Suiza). En otro ámbito, participó en el proyecto AlloBach, en la grabación de la City Light Symphony O., sobre John Williams.

Karl P. Emmanuel Bach- Sinfonía en Mi m. H. 652 (W. 177)- el espíritu vivo del Empfindsamkeit, traducible como sensibilidad, una reacción frente a la herencia barroca anterior, representada por  la generación de su padre, precisamente porque la música se decidía por un ansiado distanciamiento, una evolución atenta a las posibilidades que aportarán las sorpresas auspiciadas por continuos cambios de actitud. De sus sinfonías, el capítulo de composiciones como la que escucharemos, perteneciente a las breves obras compuestas en Berlín o en Hamburgo, y alguna en colaboración con el príncipe Ferdinand P. Lobkowitz, algunas de ellas se conservan con instrumentaciones distintas y sólo cinco, fueron publicadas en vida del autor, como es el caso de la obra elegida. Destaca el primer movimiento audaz e impulsivo frente a un segundo meditativo, casi elegíaco y el final claramente entusiasta. Un distanciamiento perceptible de los desarrollos barrocos dentro de un discurso contratado. El compositor se formó como clavecinista antes de ingresar en la corte de Federico II, al que seguiría a Postdam y Berlín, preparando su traslado a Hamburgo, como director de música, tras la pérdida de su protector G.F.Telemann, destacando precisamente en estos géneros instrumentales.

Franz Josep Haydn- con dos obras, el Concierto para clave en Re M. y el Concierto para violín y clave Hob. XVIII: 6, en Fa M.-, obras para teclado calificadas casi como divertimentos y que en muchos casos, provienen de recuperaciones de trabajos anteriores realizados con imaginativa libertad, lo que publicará ciertas dudas en cuanto a su autoría. Obras algunas procedentes de la etapa en Eisenstadt, lo que contribuye a dilatar la datación de las fuentes. Las Hob. XIV habían arrastrado parte de esas dudas, limitándose a ser puro reflejo de aquellos estilos concertantes, dentro del esquema de ciertas sonatas para el teclado y que no volvería a repetir en el apartado de la evolución de sus obras, dudas que se mantendrán en el grupo de los Hob. XVIII, en los que prescindirá del pedalier, permitiendo utilizar el clave solista. Los seis conciertos del grupo, muestran los tres  tiempos habituales, sobre un acompañamiento menor de las cuerdas y una presencia destacada de los oboes, permitiendo en varias copias una aportación destacada de trompas, trompetas y timbales. Estilísticamente, aparecen secuencias barrocas bastante difusas, un ejemplo de transición que descubrimos en el Hob. XVIII. 6, en Fa M., en realidad lo que podrá ser un concierto para órgano y violín, con un curioso final en 3/8, que anuncia el minuetto, de la Sinfonía nº 21 (1764) o quizás Eine kleine Nachtmusik K. 525, de W. A. Mozart. Ninguno de la serie de conciertos para clave o pianoforte, han sobrevivido en la forma de autógrafo.

Luigi Boccherini- Sinfonía en Do M. G. 519-, obra de 1788, para pequeña formación y que se reparte en sus tiempos Allegro vivo assai; Pastorale lentecello; Minuetto allegro y Finale-Allegro (saltarello). Boccherini establecido en la corte española, que además de servir a la Real Capilla, como chelista, probará como músico junto a Manfredi en la Compañía de la Ópera Italiana, el Palacio del Buen Retiro o Los Caños del Peral. De sus viajes de conciertos, vivirá una situación similar a la de Mozart, con su padre Leopold, relacionándose con músicos célebres, sin desechar las influencias de Pietro Nardini- alumno de Tartini-; Giuseppe Maria Cambini o Giovanni Battista Sammartini, formando entonces la creación de importantes cuartetos, que se ampliarán con los quintetos, de feliz memoria en la corte española, en donde recibirá el trato de compositore e virtuoso di camera. En 1771, estará plenamente integrado en la Capilla del Infante don Luís de Borbón, período del que datan Sei Sinfonie , interpretadas en las academias de la misma, reforzada con otros músicos traídos al efecto y que seguían los dictados de la escuela de Mannheim. Fue director de la orquesta de la condesa-duquesa de Benavente, de la que queda constancia por los registros de la tesorería, en un inventario de obras que tan insigne personaje poseía, incluyendo para mayor precisión obras de cuando estaba al servicio  del Infante Don Luís Antonio de Borbón, obras en su conjunto, fueron llevadas por Boccherini, cuando ejercía como director de la orquesta de la condesa-duquesa: Seis sinfonías, dedicadas al Infante don Luís (1775); otras cinco sinfonías (1782), dedicadas al mismo personaje; una sinfonía dedicada a la Condesa de Benavente (1782), un ejemplo del buen entendimiento entre ambas familias con sus respectivas orquestas  y otra sinfonía carente de fecha. Un Boccherini que con fortuna, merece ser considerado como digno representante en la corte española, de los modismo del Sturm und Drang, que repercutirá en el conjunto de sus obras, en los diversos estilos.

Ramón García Balado

13/10/2025

Comienzo de temporada de la RFG y la OSG

 Real Filharmonía de Galicia, Auditorio de Galicia y Auditorio de Ferrol días 9 y 10

Orquesta Sinfónica de Galicia. Palacio de la Ópera, días 10 y 11 


Las dos formaciones por excelencia de nuestra Comunidad Autónoma ofrecieron los comienzos de temporada, la OSG, con un imprevisto cambio de solista por la urgente sustitución de Alexander Kantorow, lo que volvió a concitar pasados fantasmas y que para esta primera cita,  se recurrió a Andrey Gungin, para aborda el Concierto para piano nº 3, en Do M., Op. 26, obra de contundente envergadura para constatar el compromiso y entrega del solista en esta obra por excelencia para el teclado en una sentida dedicatoria al exiliado Konstantin Balmont, poeta simbolista autor de textos que reclamarían su atención, obra en la que las urgencias descarnadas, alcanzan su punto álgido en el Allegro, ma non troppo, en este pianista motivado en condición de free-lance y entregado por las urgentes situaciones de las que era perfectamente consciente. Un pianista con fundamentos en las escuelas de  Natalia Smirnova, Olga  Mechetina, Valery Kastelsky, Lev Naumov, Stanislav Loudenitch, William Naboré y Vera Gornostayeva y que ha encarado la integral de Preludios y sonatas de Shostakovich (Hyperion), los Estudios transcendentales de Liszt (Piano Classics) o Tchaikovski & Stravinski: Russian Ballet Suites (Hyperion). Tardes a mayores sin sobresaltos, por las obras en programa, resueltas con seguridad por su titular  Roberto González- Monjas,  para el Tchaikovski de Romeo y  Julieta, obertura fantasía obra con anclajes en Mili Balákirev, pendiente el protegido de Mme von Meck, de la Obertura sobre El Rey Lear y que en lo resolutivo, acentuaba el enfrentamiento entre Montescos y Capuletos, por el trato de ritmos sincopados y súbitas aportaciones de percusiones de contraste, para recrear esa ambientación de precisos enfrentamientos, producto de la voluntad del autor que se abocará a una coda convertida en una especie de elegía. Nikolai Rimski- Korsakov, con el Capricho español Op. 34, no desdeciría en sus pasajes pintorescos de una Iberia a estas alturas sobrepasada, casi de postal por las deudas habidas con Borodin, en una traslación que pretende sostenerse en sus cinco números: Alborada, Variazioni, Alborada II, Scena gitana y Fandango asturiano, sorprende positivamente que esta obra recurra sin pudor a imaginarios precedentes hispanos, hasta el extremo de que pasado el tiempo, el Capricho español valga por lo que efectivamente no tiene, pero para ello habremos de conformarnos en que el autor, fue maestro de maestros, cuyas influencias están a golpe de insinuación en detalles como el uso de efectos orquestales multifomes desde los diálogos de arpa con castañuelas, el clarinete sobre un destilado de pizzicatos,y sorprendentes solos con respuestas de percusiones quizás menos comunes, a las que sabría sacar partido.

La RFG, repartió su salutación entre el Auditorio de Galicia y el Centro Afundación de Pontevedra con especial protagonismo de la soprano belga Ilse Eerns con el  ciclo de canciones Let me tell you how it is, de Hans Abrahamsen, y el  estreno en la serie Cometa, de nuevos encargos, que en esta ocasión se confió a Inés Badalo y la Sinfonía nº1, en Sol m. (Sueños de invierno) de Piotr Ilich Taikovski la compositora invitada Inés Badalo, quien estuvo en otras convocatorias como las Xornadas de Música Contemporánea (2024), con su obra Rust, especializada en Évora, y en Lisboa con Luís Tinoco, fue Premio Francisco Guerrero y de la SGAE-CNDM, además del Cittàdi Udine. Obras suyas fueron estrenadas por el Plural Ensemble, la JONDE, Sigma Project, O. Gulbenkian, Hand Werk Ensemble, Neopercusión o Vertixe Sonora. Certámenes de primer rango acogieron obras suyas, como el Ensems, el Nief-Norf-Festival, la Fundación Juan March, Calouste Gulbenkian, Casa da Música (Porto), Wien Festival für Zeitgennössische, Wittener Tage für Neue Kammermusik (Alemania) o Mishima Contemporary Music Days (Japón). La brevedad de exigencias, condicionó a Laberintos de ámbar a seguir los patrones propuestos por ella, una reflexión  por la naturaleza marcada por los elementos tímbricos estratificados de caudalosas diferencias contextuales, su propia voluntad reflejada en los tránsitos de relación entre sonido y espacio, sobre momentos casi efímeros e imperceptibles, circunscritos en un estado de quietud. Pieza que enlazaría sin solución de continuidad, con Let me tell you, de Hans Abrahamsen, creando una sensación de imperceptible diferenciación en el punto de transición.


Ilse Eerens
, soprano, se formó en Lovaina con Jard van Nes antes de recibir el Arleen Auger Price, una carrera en evolución que le permitió atender a repertorios desde las músicas barrocas, la ópera en su amplias propuestas, los sinfonismos malherianos, Brahms (Ein Deutsche Requiem), Vaughan- Williams (Sea Symphony), Richard Strauss (Brentano Lieder), y ya en la temática contemporánea, Leos Janacek (Cunning Little Vixen); G. Ligeti (Le Grand Macabro); Peter Eövöts (Lady Sarashina); A. Honneger (Le Roi David y Jeanne D´Arc au bucher), Toshio Hosokawa (Natasha y Nacht dem Sturm) H.K. Gruber (Geschisten aus dem Wienerwald); Martinu (Oedipo); Frank Martin (Le vin Herbé). Una soprano asociada profesionalmente con el Teatro La Monnaie.

Hans Abrahamsen (1952)- Let me tell you-respondía  con este estimulante ciclo de canciones dedicadas a la soprano y directora Barbara Hannigan, pieza de profunda exigencia en lo relativo a los recursos que se demandan, llegando a los límites a un permanente dominio de los registros agudos. Obra estrenada en diciembre de 2013, bajo la dirección de Andris Nelson, con la Berliner Philharmonie, siendo solista Barbara Hannigan, antes de que en 2016, repita en esa aventura Franz-Welser-Möst, dirigiendo a la Cleveland Orchestra, en la presentación en Estados Unidos. El autor, recibió por ello el Grawemmeyer Award. Será la Birgmingham Symphony Orchestra, la que ponga en atriles el ciclo de canciones en Inglaterra. Hans Abrahamsen, tuvo unos comienzos dubitativos en el mundo de la música, tanteando casi de una manera que parecía anunciar un futuro imposible. Piecitas como una serie de breves melodías, apoyadas con la mano izquierda. Llegó a probar con la trompa como intérprete mientras aseguraba su formación musical en Conservatorios siguiendo los dictados de Per Norgard y Peele Gudmundsen- Holmgree, y a partir de los ochenta, la posibilidad que le garantizarán los seminarios impartidos por Georgy Ligeti. Dudas que poco a poco sabrá superar, apostando por lo que daríamos en clasificar como New Simplicity. Un salto casi en el vacío, que supondrá el distanciamiento de la vanguardias centroeuropeas y especialmente de la Escuela de Darmstadt, período en el que abordará una obra significativa, Skum (Espuma), modelo de ingenua simplicidad de expresión, que guarda afinidades con las tendencias minimalistas, acordes con una corriente pujante en aquel período, entre las que se encontraba Gruppe for Alternativ  Musik, en el que también estaría integrado, manteniendo tales patrones de ese ideario estético. En sus alternativas, encontraremos un dilatado período casi de retiro, para revisar sus proyectos dentro de un neorromanticismo, con obras como La Sinfonía en Do, ratificado con Nacht und Trompeten, que sería estrenada por la Berliner Philharmonie y con dirección de Hans Werner Henze, maestro que tomaría interés por sus obras. Llegó a realizar arreglos de obras de Johann Sebastian Bach, en parte bajo este prisma minimalista dentro de esta secuencia de trabajos que nos traerán el Primer concierto para piano, destinado a su compañera Anne-Marie Abildskov; la obra camerística Schnee(Nieve); Vers le Silence; Denmark Songs (Soprano, viola, flauta,clarinete , percusión y piano; Drei Märchenbilder aus der Schneeköningin o la ópera Snedromingen, tomando como argumento un relato de Hans Christian Andersen. El ciclo de Let me tell you toma como referencia un relato de Paul Griffiths, ofreciéndonos una serie de canciones de intensa emoción, repartido en tres breves grupos comenzando por la primera Let me tell you how it was, para seguir con la que abre el segundo grupo, Let me tell you how it his y completar con las dos del tercero, I Kow you are there y I Will go out now. Let me tell you, devendría una prueba en el límite de resistencias en los dominios extremos de la voz de Ilse Eerens, que no dejaría de auspiciar comparaciones con la interpretación de quien conoce la de su dedicataria Barbara Hannigan, pero tampoco venía al caso, porque ya la obra en sí misma deja espacios para personales tratamientos, aceptando en confianza que la soprano que nos visitaba, era perfecta conocedora de obra tan  alambica y de rasgos complejos.

Todavía candentes los enfrentamientos un tanto gratuitos entre los abonados más convencionales y los que aceptan sin tapujos las propuestas de Baldur Brönnimann, el director para limar asperezas, se decidió por Piotr Illich Tchaikovski, en su  Sinfonía nº 1, en Mi m. Op. 23 (Sueños de invierno)-, obra estrenada por Nikolai Rubinstein en febrero de 1868, composición que supondría la continuidad de trabajos como la obertura La tempestad, otra serie de oberturas y que supuso una ardua tarea de elaboración, lo que le motivaría a una segunda revisión en 1874. El Allegro tranquilo, se iniciaba con un primer tema expuesto por flautas y fagotes que preparaba un staccato en grados cromáticos hacia un primer fortissimo que presumen una forma de borrasca y un desarrollo fragmentado de ritmos sobre persistentes notas de trompas y trompetas  evocación de sus dudas a la hora de la búsqueda de un equilibrio obsesivo. Trompas y trompetas, nos trasladaban a una reexposición  en las cuerdas sobre tresillos de maderas, llegando a un pasaje enérgico, para mantener el pulso. El Adagio cantabile non troppo, ofrecería una ambientación  sombría y brumosa de  notable nostalgia, un embriagador lirismo que insinúa el paisaje invernal, expuesto por la cuerda en sordina, quizás un reflejo de los estados de ánimo a los que era proclive. El oboe, proponía  una melodía larga que sugeriría una cantinela rusa, con respuesta de flauta y una conclusión con la trompa, en estilo tripartito, recuperando una idea del scherzo de la Primera sonata para piano, con una volátil ligereza auspiciada por la delicadeza de los instrumentos de cuerda, enfrentados al fagot, los timbales acentuarían que afrontarían su resolución. El Allegro scherzando giocoso, observaría una evolución consecuencia de la división en tres secciones, sobre una idea de actitud rítmica a través de medidas introducciones del fagot a solo de actitud inquieta que facilitaba la entrada de una segunda opción en forma de vals ensoñador y que dejaría espacio  a una recuperación del primer tema,  El Finale-Andante lúgubre- Allegro maestoso, extenso y con ciertas desigualdades, resultaba una respuesta para el resto de la obra sinfónica, marcada por la invención de su trazado, ya desde el comienzo en modo menor y que se traslada al superior. El Andante lúgubre condicionaría el dinamismo permitiéndose una apoteosis grandiosa y luminosa en la tonalidad de Sol Mayor, remarcando así el colorido en su conjunto, en una apoteosis sobrecogedora.

Ramón García Balado

07/10/2025

Ilse Eerens: Let me tell you, de Hans Abrahamsen

 Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela

Auditorio de Ferrol 


Comienzo de temporada con especial protagonismo de la soprano belga Ilse Eerns que tendrá en sus dos sesiones el ciclo de canciones Let me tell you how it is, de Hans Abrahamsen, con un estreno en la serie Cometa, de nuevos encargos, que en esta ocasión se confía a Inés Badalo, con Laberintos de ambar y la Sinfonía nº1, en Sol m. (Sueños de invierno) de Piotr Ilich Taikovski-día 9, 20´30 h., con sesión previa de Conservando con…19´45, con el director de la RFG Baldur Brönnimann, para repetir mañana en el Auditorio de Ferrol, a las 20´00-, la compositora invitada Inés Badalo, estuvo en otras convocatorias como las Xornadas de Música Contemporánea (2024), con su obra Rust, especializada en Évora, y en Lisboa con Luís Tinoco, fue Premio Francisco Guerrero y de la SGAE-CNDM, además del Cittàdi Udine. Obras suyas fueron estrenadas por el Plural Ensemble, la JONDE, Sigma Project, O. Gulbenkian, Hand Werk Ensemble, Neopercusión o Vertixe Sonora. Certámenes de primer rango acogieron obras suyas, como el Ensems, el Nief-Norf-Festival, la Fundación Juan March, Calouste Gulbenkian, Casa da Música (Porto), Wien Festival für Zeitgennössische, Wittener Tage für Neue Kammermusik (Alemania) o Mishima Contemporary Music Days (Japón).

Ilse Eerens, soprano, se formó en Lovaina con Jard van Nes antes de recibir el Arleen Auger Price, una carrera en evolución que le permitió atender a repertorios desde las músicas barrocas, la ópera en su amplias propuestas, los sinfonismos malherianos, Brahms (Ein Deutsche Requiem), Vaughan- Williams (Sea Symphony), Richard Strauss (Brentano Lieder), y ya en la temática contemporánea, Leos Janacek (Cunning Little Vixen); G. Ligeti (Le Grand Macabro); Peter Eövöts (Lady Sarashina); A. Honneger (Le Roi David y Jeanne D´Arc au bucher), Toshio Hosokawa (Natasha y Nacht dem Sturm) H.K. Gruber (Geschisten aus dem Wienerwald); Martinu (Oedipo); Frank Martin (Le vin Herbé). Una soprano asociada profesionalmente con el Teatro La Monnaie.

Hans Abrahamsen (1952)- Let me tell you-responde con este estimulante ciclo de canciones dedicadas a la soprano y directora Barbara Hannigan, pieza de profunda exigencia en lo relativo a los recurso que se demandan, llegando a los límites a un permanente dominio de los registros agudos. Obra estrenada en diciembre de 2013, bajo la dirección de Andris Nelson, con la Berliner Philharmonie, siendo solista Barbara Hannigan, antes de que en 2016, repita en esa aventura Franz-Welser-Möst, dirigiendo a la Cleveland Orchestra, en la presentación en Estados Unidos. El autor, recibió por ello el Grawemmeyer Award. Será la Birgmingham Symphony Orchestra, la que ponga en atriles el ciclo de canciones en Inglaterra. Hans Abrahamsen, tuvo unos comienzos dubitativos en el mundo de la música, tanteando casi de una manera que parecía anunciar un futuro imposible. Piecitas como una serie de breves melodías, apoyadas con la mano izquierda. Llegó a probar con la trompa como intérprete mientras aseguraba su formación musical en Conservatorios siguiendo los dictados de Per Norgard y Peele Gudmundsen- Holmgree, y a partir de los ochenta, la posibilidad que le garantizarán los seminarios impartidos por Georgy Ligeti. Dudas que poco a poco sabrá superar, apostando por lo que daríamos en clasificar como New Simplicity. Un salto casi en el vacío, que supondrá el distanciamiento de la vanguardias centroeuropeas y especialmente de la Escuela de Darmstadt, período en el que abordará una obra significativa, Skum (Espuma), modelo de ingenua simplicidad de expresión, que guarda afinidades con las tendencias minimalistas, acordes con una corriente pujante en aquel período, entre las que se encontraba Gruppe for Alternativ  Musik, en el que también estaría integrado, manteniendo tales patrones de ese ideario estético. En sus alternativas, encontraremos un dilatado período casi de retiro, para revisar sus proyectos dentro de un neorromanticismo, con obras como La Sinfonía en Do, ratificado con Nacht und Trompeten, que sería estrenada por la Berliner Philharmonie y con dirección de Hans Werner Henze, maestro que tomaría interés por sus obras. Llegó a realizar arreglos de obras de Johann Sebastian Bach, en parte bajo este prisma minimalista dentro de esta secuencia de trabajos que nos traerán el Primer concierto para piano, destinado a su compañera Anne-Marie Abildskov; la obra camerística Schnee(Nieve); Vers le Silence; Denmark Songs (Soprano, viola, flauta,clarinete , percusión y piano; Drei Märchenbilder aus der Schneeköningin o la ópera Snedromingen, tomando como argumento un relato de Hans Christian Andersen. El ciclo de Let me tell you toma como referencia un relato de Paul Griffiths, ofreciéndonos una serie de canciones de intensa emoción, repartido en tres breves grupos comenzando por la primera Let me tell you how it was, para seguir con la que abre el segundo grupo, Let me tell you how it his y completar con las dos del tercero, I Kow you are there y I Will go out now.

Piotr Illich Tchaikovski. Sinfonía nº 1, en Mi m. Op. 23 (Sueños de invierno)-, obra estrenada por Nikolai Rubinstein en febrero de 1868, composición que supondría la continuidad de trabajos como la obertura La tempestad, otra serie de oberturas y que supuso una ardua tarea de elaboración, lo que le motivaría a una segunda revisión en 1874. El Allegro tranquilo, inicia un primer tema expuesto por flautas y fagotes que preparan un staccato en grados cromáticos hacia un primer fortissimo que presumen una forma de borrasca y un desarrollo fragmentado de ritmos en instrumentación. Trompas y trompetas, nos trasladan a una reexposición  en las cuerdas sobre tresillos de maderas. El Adagio cantabile non tanto, ofrece un pasaje sombrío y brumoso con notable nostalgia y un embriagador lirismo que insinúa el paisaje invernal, expuesto por la cuerda en sordina. El oboe, propone una melodía larga que sugiere una cantinela rusa, con respuesta de la flauta y una conclusión con la trompa, en estilo tripartito, recupera una idea del scherzo de la Primera sonata para piano, con una volátil ligereza auspiciada por la delicadeza de los instrumentos de cuerda, enfrentados al fagot a solo. Los timbales acentúan su resolución. El Finale-Andante lúgubre- Allegro moderato, extenso y con ciertas desigualdades, resulta una respuesta para el resto de la obra sinfónica, marcada por la invención de su trazado, ya desde el comienzo en modo menor y que se traslada al superior. El Andante lúgubre condiciona el dinamismo permitiéndose una apoteosis grandiosa y luminosa en la tonalidad de Sol Mayor, remarcando así el colorido.

Ramón García Balado

15/09/2025

Concertos nos barrios, con la RFG, dirigida por Baldur Brönnimann

 Santiago de Compostela


Cinco conciertos como viene siendo habitual al comienzo de cada temporada, en la programación de la RFG, con su titular Baldur Brönnimann, con una selección de paginas instrumentales en las que no faltan piezas de dominio público y otras en calidad de posible descubrimiento ante un público que se pretende de lo más diverso. Lugares que nos llevan desde el Centro Cultural de Sta Marta- día 18, a las 19´30 h-, a la Igrexa de Santo Agostiño, al día siguiente a la misma hora, para proseguir el día 24, en A Casa das Máquinas; el día 25, en la Igrexa de Santa María da Mercede de Conxo y completar el día 26, en el Centro Comercial de Área Central, todos ellos a la misma hora. Un patrón para esta temporada, que incluirá pequeñas obras en estreno, comenzando precisamente con una obra de Inés Badalo, entre composiciones de Hans Abrahamsen y P. I. Tchaikovski, con su Sinfonía nº 1, en Sol m. (Sueños de invierno).

Juan Durán, primero en la relación de estos compositores, aportará Cometa, un encargo de la propia orquesta. Durán estrenó recientemente su ópera Hildegart, dentro de los compromisos con el LittleOpera Festival, de Zamora, a mediados del pasado mes de julio y que se puso en escena en el Teatro Ramón Carrión, bajo la dirección de Lucía Marín, teniendo como protagonistas a Sandra Fernández, Sonia de Munck, Javier Franco y César Arrieta, y la aportación en la puesta escénica de Alberto Trijueque Pegalajar. La segunda producción se ofrecería en el Teatro Principal, con un reparto en el que estarían Anna Kabrera, Mar Morán, Juan Ramos, Mauro Pedrero, Arantxa Ezenarro, David Cervera y Alejandro Sánchez, para El Duelo Mozart vs. Salieri, una recreación de la falsa rivalidad, a partir de un programa que reunía Prima la musica e poi le parole, junto a El empresario teatral (Der Schauspieldirektor), K. 486, de W. A. Mozart. Juan Durán había compuesto un ballet en estreno, Hildegart, en siete escenas, obra encargo de la RFG, obra destinada para la apertura de la temporada  2021/2, bajo la dirección de Paul Daniel. Recordaremos su ópera O arame, incluida en las programaciones de Amigos de la Ópera de A Coruña, y que tuvo registro en cd, bajo la dirección de Maximino Zumalave, con los protagonismos de Carmen Durán, Javier  Franco, los bailarines Caterina Varela y Alexis Fernández, con el Grupo Instrumental Siglo XX, sobre un libreto del añorado Manuel Lourenzo.

W. A. Mozart, con la obertura de Le Nozze di Figaro K. 492,commedia per musica, estrenada en el Burgtheater Wien en la primavera de 1786, con un maestro en la plenitud de su carrera. Stefan Kunze, con su preciso estilete, dejará escrito que en las tres grandes comedias musicales italianas de Mozart,  Le Nozze di Figaro, Don Giovanni y Cossí fan tutte, y en cada una de ellas de un modo singular- inconfundible, el clasicismo musical se reveló ejemplarmente como teatro. Cada una de estas comedias, es un mundo completo y total en sí mismo; cada una tiene su propio tono, su propia fisonomía y su sentido peculiar. La concepción clasicista de la obra, en la que lo general se constituía exclusivamente como peculiar, incluía también plenamente la dimensión de la escénica. En las tres grandes óperas bufas del salzburgués, no solo aparece la suprema acuñación de la idea de la comedia, sino sobre todo la síntesis del teatro musical, más allá de todas las relativizaciones de las que a partir de los intentos reformistas de C.W. Gluck, hasta el drama musical de Wagner, no queda completamente al margen ninguna forma de teatro musical. La aproximación a lo aparentemente humano, parece alcanzar su máxima cota cuando no se ha erigido en programa.

Edward Elgar- Salut d´amour Op. 12- página de juventud compuesta en 1888, tomando como argumento un poema de su apreciada Caroline  Alice Roberts, titulado  The Wind at Dawn, una inspiración en forma de sonata para violín y piano, que permitirá posibles tratamientos para violín o chelo y piano, llegando en breve a un trabajo para pequeña orquesta. Obrita especialmente querida por el compositor, consecuencia imperecedera de una relación afectiva que abarcará toda su vida.  La orquestación definitiva será consecuencia de una experiencia irrenunciable, convirtiéndose en una de sus obras más apreciadas, un orquestación que se dará a conocer en el prestigioso Crystal Palace, el en mes de noviembre de 1889, contando con la dirección de August Manns.

Antonin Dvorak- Serenata en Re m. Op. 44, en dos de sus primeros tiempos-, obra para diez instrumentos de viento, chelo y contrabajo, que se daría a conocer el 17 de noviembre de 1878, en Praga, en esencia para un efectivo de dos oboes, dos clarinetes, dos fagotes, ad libitum, tres trompas, un chelo y un contrabajo, diferenciándose del planteamiento de la Serenata de cuerdas, resultando con ello un trabajo resueltamente dinámico, con una proyección de mayores ambiciones en lo sonoro, y que consigue impactar de inmediato entre los aficionados a creaciones dentro de estos estilos que se inspiran con conocimientos de causa en las tradiciones que el compositor supo dejarnos en la inmensa mayoría de sus obras, en las que también tiene cabida sus óperas más logradas. Cuatro son los tiempos de esta Serenata, de la que escucharemos el Moderato quasi marcia, sencillo y distendido y el Tempo di minuetto, que viene a ser musicalmente una forma de susedska.

Louise Farrenc (184/75)- Sinfonía nº 3, en Sol m. Op. 36, de la que tendremos el primer movimiento-, obra de 1847, de esta compositora francesa, hija  de Jacques- Edme Dumont, y que llegaría a ser apreciada como gran pianista tras sus estudios con Cecile Soria, alumna de Muzio Clementi, detalle que repercutirá en Louise, que conocerá también las docencias de Ignaz Moscheles y Johann Nepomuk Hummel o Antonin Reija, quienes le transmitirán sus dominios en el ejercicio de la composición, cuyo resultado serán obras sinfónicas como la escogida. Se casó con Aristide Farrenc, un destacado flautista, virtuoso que frecuentaba el entorno de La Sorbonne, gracias a la abundancia de conciertos compartidos. La dedicación a los concierto como solista, ocuparon una atención de su carrera, de la que no faltaron las composiciones entre los géneros más diversos, destacando en gran medida sus creaciones camerísticas como los Quintetos para piano Op. 30 y 31, el Noneto para viento y cuerdas Op. 38 o el Trío para clarinete (o violín, chelo y piano Op. 44.

Wojciech Kilar- Orawa-, compositor polaco, autor de bandas sonoras como Drácula, de Francis Ford Coppola o El pianista, de Roman Polanski, lo que facilitaría el sobrenombre de creador que supo poner música al miedo, dejando un importante espacio a las creaciones sacras y compromisos en el ámbito contemporáneo. Un perfecto creador en la cuerda de Krysztof Penderecki y Henryk  Górecki, salvando las comprensibles diferencias estilísticas y conceptuales, músicos que evidentemente, revolucionaron la escena polaca de su época. Entre sus obras de mención, en esa etapa sonorista: Riff 62 (1962); Générique (1963) o Upstairs- Downstairs. Algo debía a sus estudios en Darmstadt, cuyos rígidos planteamientos eran recibidos como una negación de la expresión individual.  El eclecticismo consecuente, se verá en obras como Orawa (1986); Bogurdozica (1975), con ritmos acentuados, para coro y gran orquesta; Exodus (1981) o Angelus, ambas para coro y orquesta; y la destacada Quinta Sinfonía (Adviento) a la que se añade el Magnificat, de 2006, marcado por una simplificación del lenguaje.

Beethoven- Sinfonía nº 1, en Do M. Op. 21, de la que se ofrece el Primer movimiento- su primera experiencia en el género, compuesta cuando frisaba la treintena, y que afirma esas primeras razones en el  Adagio molto, Allegro con brio, una obra que en su conjunto, llegaron hasta nosotros los primeros esbozos, indiscutiblemente a él atribuidos, si bien no ofrecidos en la catalogación oficia, de la denominada Sinfonía de Jena, página que se remonta a los años 1794/5, y que fueron descubiertos en la tardía fecha de 1911, por Fritz Stein, en los archivos musicales de la ciudad alemana cuyo nombre ostentan. El autor esperó años antes de enfrentarse nuevamente al género sinfónico, género considerado en la época un terreno de experimentación bastante más estimulante a lo que resulta un entretenimiento frívolo.

Ramón García Balado

11/08/2025

El Requiem en Re m. K. 626, de Mozart por la Real Filharmonía de Galicia, en el XII Festival Gay y Gay

 Catedral de Mondoñedo


 La Catedral de Mondoñedo acoge a la Real Filharmonía de Galicia, dirigida por Diego Martín Etxebarría, acompañada por el Coro de la Comunidad de Madrid, con Manon Chauvín (soprano); Teresa López (contralto), Fran Braojos (tenor) y Elier Muñoz (bajo)- día 13, a las 21´00 h.-, para ofrecer el Requiem en Re m. K. 626, de W.A.Mozart, y la Sinfonía nº 3, en Re M. D200, de F. Schubert, orquesta fundada en 1996, y que cuenta con la EAEM, como elemento de creación de nuevos talentos cara a un futuro esperanzador. La RFG se presentó en el Auditorio de Galicia el 25 de septiembre de 1996, con un programa en el que su director de entonces Helmuth Rilling, incluyó en programa la Sinfonía nº 25, en Sol m. K. 183; El Concierto para violín y orquesta (A la memoria de un Ángel), de Alban Berg, con Alyssa Park, como solista y la Sinfonía nº 4, en Si  b M. Op. 60, de L. v. Beethoven. Con Rilling, fueron sus directores Antoni Ros Marbà, Paul Daniel y Baldur Brönnimann, preparando para la próxima temporada, bajo el título de Historias, colaboraciones como las de la soprano Ilse Eerens; el clavecinista Diego Ares, la invitación de la directora Ruth Reinhardt o el director Ben Voce; la flautista Silvia Rozas; el Kebyart Quartet, integrado por saxofonistas; Amandine Beyer-artista en residencia-; Juan Pérez Florestán; el intérprete de kora Seckou Keita o el trompetista Esteban Batallán, con el aliciente a mayores del ciclo Cometa, con obras breves en estreno. Diego Martín- Etxebarría, es un joven director que forja su carrera al frente de proyectos propuestos por los principales coliseos operísticos que definen un futuro ya consolidado, en el que no falta el estreno de obras contemporáneas. El Coro de la Comunidad de Madrid, es una formación de referencia con particular atención a los repertorios renacentistas, además de dar a conocer composiciones contemporáneas de maestros españoles como Antón García Abril, Cristóbal Halffter o Luis de Pablo, con una larga trayectoria que le llevó a presentarse en distintos países, presentándose en el Teatro Real; los Teatros del Canal; el Auditorio de San Lorenzo de El Escorial, un coro que desde 2022, viene siendo dirigido por Josep Vila i Casañas, aunque para este concierto contaremos con Javier Fajardo.

 La Misa de Requiem, en Re m. K. 626, conserva la leyenda que la historia conserva, con todo el misterio consecuente con los acontecimientos biográficos del salzburgués, el  misterioso encargo hecho al autor por Leitgeb, intendente del conde Walsegg zu Stuppach, sobre las condiciones sobre la conclusión del Requiem, ninguna obra suya, llegaría a ser tan célebre en una composición que, desafortunadamente, no es enteramente de su autoría, suscitando todo tipo de opiniones  y comentarios. La leyenda de un joven ferviente católico, resulta convincente una vez que sabemos que el músico se encontraba en el fatídico destino de sus últimos días. El examen del manuscrito, permite aceptar con precisión lo que es del propio Mozart  y lo que es de otros como Süsmayr o algunos detalles de Eybler. Son del músico las dos primeras partes (Requiem y Kyrie); los cinco fragmentos del Dies Irae- propiamente dicho-, el Tuba mirum; Rex tremendae; Recordare y Confutatis. Él mismo anotó las partes vocales, el bajo cifrado y algunas secciones instrumentales; la orquestación, en su conjunto, es de Süsmayr. El Lacrymosa (sexta y última parte del Dies Irae), está bosquejado por el músico hasta las palabras judicandus homo reus y todo el resto es de Süsmayr. Los dos fragmentos que componen el Ofertorio (Domine Jesu y Hostias), son principalmente de Mozart, en el mismo sentido anterior, y orquestados por su asistente. El Sanctus, el Benedictus y el Agnus Dei, quedaron enteramente en manos de Süssmayr.

Hay que recordar las principales etapas de la historia póstuma al Requiem. El conde Walsegg, había encargado y pagado por anticipado- en gran parte-la obra, exigiendo al compositor el anonimato. Obra que recibió a la muerte de Mozart y que se hizo ejecutar por primera vez como si la obra fuera suya, por los músicos de su capilla, el 14 de diciembre de 1793, pero en el intervalo, del Requiem se dirá que había sido dado en Viena, en 1792, gracias a Van Switen, la atribución mozartiana fue pues pronto del dominio público y el conde Walsegg, no pareció ofenderse nunca por ello. Corrió sin embargo  el rumor de que la obra no pudo terminarla Mozart; ¿era realmente suya? Constanza, su querida compañera, escribirá en una carta muy rebuscada que sobre la apreciación enviada a Breitkopf & Haertel, el 27 de noviembre de 1799 aclarando la realidad, pero el 8 de febrero de 1800, otra misiva a estos editores, enviada por Süsmayr, confesaría que no pretendía adornarse con plumas ajenas, aceptando ser el autor de la mayor parte del Requiem. Las respuestas del entorno de Constanza, en un estado de absoluta excitación, reduciría al mínimo ese protagonismo desmedido. Una controversia que no terminará por resolverse .

El Requiem resultaba ideal para compensar tantos elementos desastrosos para la memoria de tan gran artista. Bastaba con hacer de él  el eje de toda la vida mozartiana, durante los últimos meses de su vida; en lugar de ser un obra de simple encargo, para un músico financieramente sin recursos, esta composición se convertirá en el testamento de un creador que aceptará convertirla en la respuesta a un encargo a un misterioso mensajero, casi por orden sobrenatural; la obra en la que había visto su propio fin anunciado por la Divinidad. De esta manera Mozart, se habría preparado piadosamente para la muerte, componiendo una obra piadosa entre todas sus obras; su último pensamiento habría sido una oración y la oración de la liturgia católica más ortodoxa. Las autoridades fácticas, clero incluido de la capital vienesa, podían aprobar sin reservas un final tan edificante para un gran genio. Die Zauberflöte no era más que un singspiel; la cantata masónica, del 15 de noviembre, la más importante dentro de su género, solo era una pequeña cantata que le habían pedido para una pequeña fiesta de sociedad, pero el Requiem, era otra cosa, mientras llovían cantidad de testimonios como los de su  querida Constanza, los de Niemtschek o Nissen y Sofía Haibl, quien veía en los trombones del Tuba mirum, el último rictus en los labios de un moribundo.

La Sinfonía nº 3, en Do M. D. 200, de F. Schubert, es obra más breve que las precedentes y que se ofrece en sus tiempos Allegro con brio, por su melodismo irónico y vivo, sobresaliendo el segundo tema con la aportación del oboe mientras el grupo mantiene su sentido rítmico, para continuar con un Allegro que muestra una parte central marcada por las sonoridades del clarinete, dependiente de los detallismos del grupo orquestal, y las sonoridades de las cuerdas con el trazado de sus dibujos; el Menuetto,y su correspondiente trío, nos devuelven a la tonalidad original, con otro tema vigoroso e insistente, en beneficio de las demandas requeridas, para aproximarnos al final Presto vivace, manifiesto desde el entusiasmo por su ímpetu irresistible, remarcado por las atenciones de un segundo tema que con suerte, podrá evocarnos estilismos cercanos a la ópera bufa.

Ramón García Balado

21/07/2025

Festas do Apóstol, con la RFG, en A Quintana

 Praza da Quintana, Santiago de Compostela 


Concierto dentro de los festejos locales a cargo de la RFG  en A Praza de Quintana-día 23 a las 21´00 h.- con su titular Baldur Brönnimann, y posible traslado al Auditorio de Galicia si las circunstancias si el tiempo no cumple con garantías, en un programa que se reparte entre páginas instrumentales operísticas, intermedios de zarzuela y un guiño al Jacques Offenbach, en uno de sus ballets. Giuseppe Verdi, con la obertura de La forza del destino, tan habitual en las programaciones como pieza de enganche, ópera compuesta sobre el libreto de Francesco Maria Piave, y que recurre en su argumento al drama español de Ángel de Saavedra, duque de Rivas, con el añadido de una escena de Wallensteins Lager, de Friedrich Schiller, para estrenarse en el Teatro Imperial de San Petersburgo, en el otoño de 1862. Ópera en cuatro actos, a mayor gloria de sus principales personajes, de Leonora, hija del marqués de Calatrava; Don Álvaro, noble inca afincado en España; Don Carlos, hermano de Leonora; Fra Melitone, personaje bufo; el marqués de Calatrava; Preciosilla, cantinera de la tropa; Trabuco, vendedor de baratijas o el Padre Guardiano. Vuelta a la temática española del repertorio romántico, una muestra de su instinto creativo acorde con la época y que traería sus manos y sus menos para el estreno en San Petersburgo, a consecuencia de los viajes y las molestias ocasionados por el alojamiento, antes de probar en nuestro país, para presentarla en el Teatro Real, en presencia de Isabel II y del anciano duque de Rivas, tras un viaje por Andalucía, preparando la salida hacia Francia.

 Tchaikovski con la polonesa de Evgueni Oneguin, ópera sobre un libreto del compositor y K.K. Shilovski, recurriendo a un texto de Puchkin, con estreno en el Pequeño Teatro del Colegio Imperial de San Petersburgo, en marzo de 1879. Esa polonesa, que tantos tratos recibió en variadas transcripciones, aparece en el Tercer acto, en versión para orquesta y coro, justo a comienzo y antes del aria de Gremin, tras pasar un período de doce años, coincidiendo con una fiesta en la que varias parejas bailan una ariosa polonesa. Entre los invitados, nos encontramos con Oneguin, que venía de seguir una carrera militar poco exitosa, mostrando por ello una clara disconformidad con la vida y amargado por haber dado muerte a su mejor amigo. Llega la esposa de Gremin, y en ella reconoce a Tatiana. También ella le reconoce y se turba momentáneamente.

Jacques Offenbach, con una selección de Gaité parisienne, ballet en un acto y que tendría orquestación de Manuel Rosenthal, con la colaboración de Jacques Brindejont-Offenbach,  con argumento y decorados, además de vestuario de  del Conde Étienne de Beaumont, para un coreografía del insigne Léonide Massine, estrenado por los Ballets rusos de René Blum, en Montecarlo, siendo los principales protagonistas Nina Tarakanova, Eugénie Delarova, Léonide Massin, Igor Ypuskévitch y Frederick Franklin. No resultará casual que Jacques Offenbach y el bulevar, surgieran al mismo tiempo; los dos estaban hermanados por naturaleza ¿Acaso Offenbach no era un emigrante? En el bulevar encontró a sus iguales; así mismo halló un espacio en el que podía mantener ese estado de libre fluctuación que tan bien se ajustaba a él. Allí se sentía como en casa, por que el bulevar no era un hogar en el sentido habitual de la palabra. Allí encontró el espíritu que le atraía y la vida social que le haría florecer.

Johann Strauss hijo, con el luminoso Vals del Emperador Op. 432, artista que perfeccionará el legado de su padre. Elevándolo a su grado sumo, tras comenzar como director de orquesta de baile e igualmente compositor, en pura rivalidad con Joseph Lanner. El cultivo de ese vals vienés, había contrariado hasta un punto relevante a su propio padre, pero nuestro artista supo aprovechar los estudios con Anton Kohlmann, en violín, para perfeccionar en composición con Joachim Hoffman y Joseph Drechler y en esa carrera ascendente que será una referencia incontestable, le abriría el paso para llegar a ser considerado como El rey del vals, a través de sus presentaciones con su propia orquesta, tanto en su país como en el extranjero. Destacarían los valses, las mazurcas, las polcas, las marchas o las galopas, departiendo con sus hermanos Josep y Eduard, igualmente talentosos, hasta el extremo de que Johannes Brahms le tenía en gran estima como inventor de melodías contagiosas y jugosas y  en el  conjunto de su obra, sobrepasará más de 500 títulos, entre ellos, junto al presente, valses como Aceleraciones (1860); El Hermoso Danubio Azul  (1867); Cuentos del bosque de Viena (1868); las polcas Tritsch-Tratsch; Sangre liviana, Rayos y truenos; Pizzicato (con Josef Strauss, 1869), entremezclados con las operetas de éxito:  Indigo y Los cuarenta ladrones; Las mil y una noches; El carnaval de Roma (1873); El Murciélago-opereta por excelencia-El barón Gitano o Sangre vienesa, una mezcla dramática y efectista; Cagliosto en Viena o Der lustige Krieg, entre el amplio ramillete, bastante de ellas mantienen una particular vigencia.

Georges Bizet, con la Primera suite de Carmen, al igual que con La Arlesiana, nos encontramos con dos suites tomadas de números elegidos de su ópera, siendo la Primera una muestra procedente de cada acto y en la siguiente otras escenas de similar talante. Esa Primera integra los números perfectamente reconocibles, integrados con un Preludio, el Entreacto I, el entreacto II,  el entreacto III (o Aragonesa). Suite especialmente apreciada, ya que se limita a los episodios puramente sinfónicos de la ópera sin aportar mayores alteraciones, una delicia para los que deseen recordar los números más apetecibles, aunque tampoco la otra suite, desmerece en sus atributos.

Para completar con las citas zarzuelisticas una selección de La Leyenda del beso, de Reveriano Soutullo, con la que conseguiría un gran éxito en todos los escenarios en donde fue representada, lugares como Valencia, Granada e incluso en su salto oceánico, en Nueva York. Soutullo y Vert, en feliz camaradería, estrenarían en poco tiempo un nuevo sainete en el popular Teatro Novedades, con un texto de Calonge La casita del guarda, jaleado al día siguiente del estreno por la crítica aparecida en el diario La Libertad. Ambos recuperarían compromisos en el Teatro Apolo, con otra zarzuela sobre  libreto de los hermanos Ramos Martín, titulada Así se pierden los hombres, que obtendría una menor aceptación, entre severas críticas de censura. La del Soto del Parral, en el Teatro La Latina, reverdecerá laureles, en octubre de 1927. Para completar, el intermedio de La Boda de Luis Alonso, de Gerónimo Giménez, sainete lírico en un acto, con libreto de Javier de Burgos y que subirá a escena en el Teatro de La Zarzuela, el 27 de enero de 1897, siendo sus principales protagonistas Julián Romea; María Montes; Vicente García Valero; José Moncayo, ubicando su ambientación en el Salón de Luis Alonso, en Cádiz, a mediados del siglo XIX.

Ramón García Balado

14/07/2025

María Luisa de Borbón, sinfonismos del clasicismo bajo la dirección de J. Luis Temes, con la RFG en San Agostiño

 Igrexa de Santo Agostiño, Santiago de Compostela


Una indagación discográfica avalada por José Luis Temes con la RFG, sirve de argumento para los dos conciertos que ofrece la RFG, en la Igrexa de San Agostiño- días 16 y 17,  a las 20´00-, entre otras obras de ese período histórico. J. Luis Temes, director y compositor fundó el Grupo  de Percusión de Madrid forjado en la cátedra de J. Mª Porrás, para centrarse en el ámbito de la percusión con Enrique Llácer, siempre tentado por actitudes auto didácticas que le permitirán proyectarse profesionalmente por distintos países europeos. Dinamizó el Grupo Círculo que le ayudará a prestar atención a compositores como A. Aracil, C. Bernaola, Bertomeu, Del Cerro, Fernández Guerra, M. Sotelo, J.L. Turina, Rodríguez Picó, E. Pérez Maseda, Ibarrondo, Larrauri, Mestres-Quadreny o F. Guerrero. Dirigió orquestas como la de Tenerife, Euzkadi, S. del Vallés, Poznan, Gulbenkian o London  Philoarmonic, con estrenos como Sin demonio no hay fortuna (Fernández- Guerra); Nascita e apoteosis di Horo (Roger); Timón de Atenas (Durán Loriga), mientras ejerce la docencia con trabajos como el (Tratado de solfeo contemporáneo), sus aportaciones frecuentes con la Fundación  Juan March, el CDMC, el Círculo de Bellas Artes de Madrid (un estudio sobre A. Webern) y del propio Círculo de Bellas Artes en dos volúmenes: El Círculo de Bellas Artes de Madrid (Alianza Editorial).

El Grupo Círculo, comenzó sus actividades e 1983, dentro de las pretensiones de un grupo estable dedicado a las músicas de nuestro tiempo, con una plantilla formada por flauta, oboe,  clarinete, fagot, violín, viola, chelo, contrabajo y percusión, precisamente con su sede en el Círculo de Bellas Artes madrileño, colaborando con otras agrupaciones representativas, dentro de un talante independiente, con presencia frecuente en los certámenes más representativos y que les llevarán a tener presencia a nivel internacional. Por lo mismo, nos encontraremos con compositores de nuestra vanguardia desde Fernández Blanco a J. Homs, R. Barce, J. Guinjoan, T. Marco, G. Olavide, S. Lanchares, López López, R. Encinar, Llanas, D. del Puerto y una extensa relación hasta el presente.

María Luisa de Borbón ( Segovia 1782/Roma 1824)- entre obras de Mozart y Carles Baguer- nos traslada al entorno familiar de Carlos IV, educándose en un ambiente propicio para las artes y la música.  Entre sus títulos: Infanta de España, Reina de Etruria y Duquesa de Lucca y que llegó a gobernar en Florencia. Será la música su bastión de preferencia junto a la reivindicación feminista en el rango de las élites. El conocido cuadro  de Goya, nos la muestra a la derecha de la Infanta  Doña Mª Luisa, con su hijo Carlos Luis en brazos junto su esposo el Príncipe Luis de Parma. Melómana fue su corte gracias al influjo sabido de Carlos IV y Mª Luisa Parma, aficionados a violín y canto, y que le facilitó estudiar con Francesco Federici, mientras cultivaba veladas musicales entre otros amigos  entusiastas. Luis de Parma, se convertiría en su pareja después de su llegada a la corte. Disfrutó socialmente de un período como reina de Florencia, cuando Luis fue coronado como rey de Etruria, viviendo en el Palacio Pitti, para el que conseguirán un proyecto de modernización con el escultor Antonio Canova a los que añadirán una colección de modernos fortepianos.  Fue promotora de iniciativas de mecenazgo a favor de la mujer en dos de sus etapas- Reina de Etruria y Marquesa de Lucca-, llegando a compartir experiencias con G. Rossini a quien encargará una ópera que no se estrenará nunca. Apoyó las carreras de artistas como la pintora Matilde Malenchini, la poetisa y bailarina Teresa Bandettini y la compositora Anna Marchi. Prestó, como queda dicho, atención a la composición, con más  de 2000 partituras mientras abordaba el teclado casi a diario, organizando sesiones casi a diario, con su hija Luisa Carlota. En medio de tantas galanterías, se hizo retratar por el pintor Vincenzo Camuccini. Parte de la colección de sus obras, se encuentran en la Biblioteca Palatina de Parma. El apartado de su legado sinfónico fue objeto de estudio gracias a la labor del Instituto Complutense de Ciencias Musicales. Su primera sinfonía fue estrenada con motivo del bicentenario del Museo Nacional de El Prado, en revisión historicista de la Orquesta La Tempestad, dirigida por Silvia Márquez, la misma formación que repetirá con las dos siguientes sinfonías. Conciertos que cabrían bajo el encabezado de Sinfonía en femenino patrocinado por Patrimonio Nacional, espacio simbólico en relación con la familia real.

El Infante Don Luís de Borbón, hermano de Carlos III, artista de temperamento apasionado, tuvo sus más y sus menos con el monarca por su vida muy a su capricho, repartida en sus colegas nobles y grandes de España, lo que forzó a Carlos III a  casarle con la Infanta Mª Josefa, aunque ella le rechazó por lo que Don Luís tomará como pareja a Doña Mª Teresa Ballabriga y Rozas, hija de los condes de Torresca, con la que tendría como hijos a  Luís Mª de Borbón y Ballabriga, que llegó a ser arzobispo de Toledo y cardenal regente del reino en ausencia de Fernando VII y Doña Mª Teresa, condesa de Chinchón, que se casó con Godoy, y murió en París, dejando otra hija que era María Luisa de Borbón- personaje de este concierto-, siendo Carlos IV igualmente un monarca no menos respetado que sabría cultivar su viva intensidad la música de cámara, al igual que su hermano, el Infante Don Gabriel. Sabido es que tocaba con soltura el violín, instrumento que había estudiado con Sabatini. La afición a la música de su padre, Carlos III, tendrá refrendo en la forma en la que se preocupó por proporcionar a sus hijos una buena educación. Ya en 1761, había elegido los maestros de sus descendientes: En atención a las conocidas circunstancias y habilidad de Don Felipe Sabatini, músico de violín, y Don José de Nebra, primer organista de la Real Capilla, decido nombrarles al primero como maestro de violín del Príncipe y al segundo como maestro de clavicordio del Serenísimo S. Infante Don Gabriel, con el sueldo de 12.000 reales de vellón al año, cada uno de ellos. Felipe Sabatini aparece en las relaciones de Hergueta como violinista adscrito a la Real Capilla desde 1747, hasta su muerte ocurrida en 1770. En la Biblioteca Nacional y especialmente en la del Palacio Real, se conservan la mayor parte del repertorio que se interpretaba en las sesiones musicales.

De Mozart, dos movimientos de la Sinfonía noº 49, en Sol m. K.550, el Molto allegro, primer movimiento y el Allegro assai, cuarto, enérgico y febril al que sigue un ritornello tras un desarrollo ostentoso, obra de un período fecundo que convierte a esta sinfonía en la más célebre y de la que se conocen dos versiones, una sin clarinetes aunque será la segunda la que se acabará utilizando en preferencia por los dos oboes elegidos originalmente, logrando fundir sus sonoridades. En conjunto, la orquestación resulta ligera por la ausencia de trompeta ni timbales. Carles Baguer, con la Sinfonía nº 12, en Mi b M. (1790), en sus tiempos Allegro con brio, Andante, Minuetto y Final presto, compositor centrado en los patrones canónicos y que en los segundos movimientos, basculan entre el Adagio y el Andante, siempre con sordina en la cuerda y escritos en un tonalidad vecina que generalmente es la dominante. El cuarto movimiento, oscila entre el esquema de sonata y el rondó. Todas sus sinfonías quedan encuadradas en el espacio de cuatro tiempos, siendo el primero el que adopta el esquema formal de la sonata bitemática. Los desarrollos son cortos y las técnicas de la variación, son  las habituales de la época, manteniendo los patrones de los grandes maestros.

Ramón García Balado.

La acordeonista María Zubimendi, en Solos no CGAC

Centro Galego de Arte Contemporánea, Santiago de Compostela Tercer concierto del ciclo Solos n CGAC que protagonizará la acordeonista María...