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19/09/2024

Iván Fernández: Variaciones póstumas de Robert Schumann, para piano, inauguran el Curso en la Escola Berenguela

 Escola Berenguela, Praza de Feijóo. Santiago de Compostela



Concierto en invitación abierta para la inauguración del curso en la Escola Berenguela- viernes día 20 a las 20´00 h., con un programa que tendrá como protagonista al pianista Iván Fernández, quien interpretará las Variaciones póstumas de Robert Schumann, obra pareja a los Estudios sinfónicos Op. 13, ambas nacidas en 1835, en concreto una de las más logradas de su trayectoria creativa. Mayor impacto lograron los Estudios Sinfónicos, aunque las Variaciones póstumas resulten mucho más íntimas y discretas, equivocadamente subestimadas. La Primera de ellas deja cantar intacto al tema, en la mano izquierda, bajo expresivas figuraciones de arpegios en fusas, en la mano derecha, que solamente recoge la melodía en acordes al comienzo de la segunda repetición. La Segunda variación, mucho más original y elaborada, adopta el insólito compas de 12/4 y se aleja considerablemente del tema, tocando en algunos momentos por batería de octavas quebradas, muy orquestales. La riqueza de las figuraciones, la sutileza de los ritmos, la libertad de la estructura periódica con relación al tema, todo ello subraya el carácter de excepción de esta página original. La Tercera variación, que renuncia a toda repetición, integra el dibujo de la melodía original en el movimiento de una lánguida  siciliana en 12/8, con acentos contrarios y numerosas síncopas. La Cuarta variación, excepcionalmente en 3/4, es un capricho de una gracia desenfadada y soñadora, parecida a algunas páginas de Chopin o más aún a algunos episodios del Carnaval. La Quinta variación, en Re b M., es un estudio de expresión y de ensueño, de acariciadoras armonías románticas, última afirmación de la predilección de Schumann por la agógica en suspenso.

Músicas nocturnas, en apreciación de Michel Schneider, se aproxima en un primer capítulo intenso y emocional a la personalidad de nuestro artista. El piano es la lengua de Schumann. Ama  piano, si se puede decir así. Todos sus amores fueron pianistas: Ernestine von Fricken, Meta Abegg, Clara Wieck- su adorada compañera en los momentos más amargos, que se convirtió además en la primera mujer profesional de su época-, todos sus amigos: Ludwig Schunke, Moritz Rascher, Julius Knorr, y al final de su vida y por mayores razones, quien fue su discípulo en la distancia Johannes Brahms. Escribe piano: su primera obra, Las variaciones Abegg, todas las de sus diez primeros años, la última, las Variaciones sobre el tema de los espíritus, están dedicadas a ese instrumento, y cuando se vuelve hacia el Lied, la Sinfonía, la música concertante o de cámara, el piano estará siempre presente. Sea como instrumento, sea como modo de escritura. Piensa piano, incluso cuando escribe música sinfónica y de cámara, desvaneciendo sus colores instrumentales, prefiriendo el blanco y el negro, a los tornasoles de los grandes compositores-orquestadores, como Gustav Mahler, que no dudará en volver a orquestar las sinfonías de Schumann, como hoy se colorean las viejas películas. Sin embargo, elude utilizar todos los recursos del piano: poco virtuosismo, nada de registros extremos, grave y agudo. Mientras que Chopin escucha su piano y parece con frecuencia improvisar, mientras que Ferenz Liszt se apodera del piano, y toma posesión del teclado y del auditorio, Schumann parece ser el piano, más que tocarlo.

Schumann no reza, como J. Sebastian Bach, habla. No canta, como Chopin, habla. No relata, como Liszt, habla. No dialoga, como Mozart, habla. No dice tampoco, como Franz Schubert, habla. ¿A quién? Recuperando a Michel Schneider: A decir verdad no lo sabía en absoluto, a pesar de los  años que había pasado escuchando o tocando su música. Pero aunque prefiriese otras músicas, más  grandiosas incluso, si cabe, más bellas, más escritas, tenía la certeza de que esta se dirigía singularmente a él. Permítaseme la expresión: Robert Schumann, me habla. En esta experiencia musical y psíquica se confunden lo extraño y lo familiar, lo próximo y lo extranjero, como en las Davidsbündlertänze, se reúnen el Innig y el Wie aus der ferne (lo íntimo y lo que parece llegar de muy lejos). Como ciertas miradas, ciertos cuadros, su música parece plantar cara y la partitura relajarse, el piano convertido en un espejo. ¿Y de qué habla? No de una historia, nunca un relato. Schumann no cuenta nada. Ni en la forma (la forma sonata, es una forma relato, que apenas emplea y domina mal), ni en el contenido temático (el desarrollo es una narración que él evita). Schumann se libera de la una y del otro, incluso si les dedica una fingida reverencia.

Ramón García Balado.

20/05/2024

Concierto de la chelista Marta Souto Paz, en la Escola Berenguela

 Escola de Música Berenguela, Santiago de Compostela


Concierto en invitación abierta en la Escola Berenguela- día 22, a las 20´00 h-, a cargo de la chelista Marta   Souto Paz, que prepara su ingreso en la SMUC y que con el programa de esta tarde, nos dará un avance de su actual nivel como intérprete del instrumento, labor de divulgación a la que nos viene acostumbrando su directora Mª Xosé Cerviño. Cinco obras de compositores de distintos períodos desde el barroco al romanticismo en plenitud. Franz Joseph Haydn, aportará el Concierto nº 1, para chelo y orquesta, en Do M. Hob.VIIb, del que se elige el primer movimiento y que estará acompañada por la profesora Eriko Ishimoto, obra que aproximadamente puede datarse entre 1762/5, o quizás un poco más tarde, teniendo como dedicatario a uno de los más señeros virtuosos instrumentistas de su orquesta que él mismo dirigía, el chelista Joseph Weigl senior, quien al parecer, también le instruyó sobre las posibilidades expresivas del instrumento, en cuanto a los avances técnicos, la posición del arco y detalles como la utilización del pulgar, que permitía abarcar más de dos octavas sobre las cuatro cuerdas, además de agilidades hasta entonces insospechadas, tema que sugiere la cascada de juegos de artificio que se desplegarán en gran medida en el movimiento final, dentro de un estado de animado virtuosismo que redundará en trabajos como las posteriores sinfonías. El padre del cuarteto de cuerda, lo seguirá siendo también en la sinfonía, y dentro de este estilo concertante, nos queda mentar un Segundo concierto Hob. VIIb.2, en Re Mayor, obra que no dejará de ser objeto de dudas.

Robert Shumann, músico genial y de vida conflictiva, es autor de una impagable serie de lieder, cinco sinfonías y otras composiciones camerísticas. Para la ocasión, nos reservan el Adagio y Allegro para chelo y piano Op. 70 (1849), una relación del compositor con el chelo que había arraigado en sus años juveniles, al igual que sucedería con el piano, recibiendo para el instrumento de cuerda el asesoramiento de un maestro de confianza Meissner, y que dejará óptimos resultados aunque en definitiva no será una de sus especialidades. Curiosamente estamos ante una obra que permite el tratamiento con trompa, violín o chelo, para reparto de gustos y preferencias aunque lo más común es hacerlo con chelo. Schumann, en ese tiempo había descubierto la estimulante novedad de la trompa de tres pistones que gozará de aceptación en su Tercera sinfonía, explorando sin temor en sus reales posibilidades. Un Adagio marcado Lento y con íntimo sentimiento, que resulta un estilo de canción sin palabras de medida línea melódica, completando un Rondó que se explaya dentro de un talante fogoso y temperamental, con un episodio central decidido por su tonalidad en Si M, en un permanente diálogo. Schumann en un posible autorretrato musical por sus devaneos emocionales y que completó en un breve espacio de tiempo.

Johann Sebastian Bach-Suite nº III, en Do M. BWV 1009: Preludio, Sarabande y Gigue-, de la serie de las seis suites para el instrumento de las que se desconoce la fecha exacta de su composición por lo que no hay manuscrito autógrafo aunque sí nos quedan las que legó su segunda compañera Anna Magdalena Bach, quien las cedería a Johann Peters Kellner, organista y amigo del compositor. Hay una primera edición impresa de las suites, aparecidas en 1825, en la casa Probst de Viena. El Preludio resulta una maravilla de construcción  sobre un movimiento continuo de escalas, marchas armónicas y arpegios. Cuenta con un centro largo soberbio en fragmentos  y una coda que se inicia con una referencia a la escala del tono; después de grandes acordes y un corto motivo en semicorcheas, se reestablece el tema.  La Sarabande, es un contraste expresivo con respecto al tiempo precedente, la Courante, en el que pesan grandes acordes que avanzan una melodía simple de este tipo de danza.  La Gigue, es la conclusión de la suite, pieza precisamente vigorosa e impulsiva, para redondear su cometido.

David Popper (1843/ 1913), compositor nacido en Praga pero considerado como un artista germano-bohemio, tema común en los músicos de aquel período histórico. Tendremos dos estudios suyos- número 16  y 22-, su formación la realizó en el Conservatorio de Praga siendo Goltermann su maestro, dando pruebas inmediatas de su considerable talento. En 1863, realizó su primera gira por Alemania donde conoció al ilustre von Bülow, con el que llegó a colaborar como intérprete. Europa le acogió en largas giras que mantuvieron su prestigio ascendente. En 1867 se trasladó a Viena donde fue solista en la Orquesta de la Ópera de la Corte, acabaría renunciando a sus giras para dedicarse a su propia proyección, actuando en lugares como el Crystal Palace, St. James Hall- Requiem para tres chelos-, donde su obras para su instrumento se convirtieron en referencia. Tiene también un Concierto para chelo en Do m.

Gaspar Cassadó (1897/1966), con el Preludio de la Suite para chelo solo,  maestro apreciado por su impronta dejada en los Cursos U. I. de Música en Compostela, y que había sido hijo de un director de orquesta  Joaquim  Cassadó, recibiendo sus primeras lecciones con su preceptor, ingresando de niño en el Conservatorio de Barcelona. En 1908, obtendría una beca para ampliar estudios en París, en donde tendría relación con su apreciado Pau Casals, comenzando su carrera profesional una década después, una confirmación que supondrá la categoría de su valía artística, con preferencia en colaboraciones con agrupaciones camerísticas, entre las que destacarán maestros como Harold Bauer; Rubinstein; J. Iturbi; Szigueti; Hubbermann, entre otros. Citamos esa entrega a la docencia y para mayor afirmación destacan los cursos impartidos en Siena o Florencia (Italia); Colonia (Alemania) y otros centros de atención al chelo. No menor importancia,  tienen las obras que nos dejó y las dedicadas a instrumentistas en particular.

Ramón García Balado        

Harold en Italia, vehemencia con la viola de Sara Ferrández

Santiago de Compostela - 27/03/2025 Concierto en el que la viola Sara Ferrández fue solista de Harold en Italia de Héctor Berlioz , bajo ...