Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela
Concierto de la Banda Municipal con su titular Casiano Mouriño Maquieira en el Auditorio de Galicia- día 26, a las 12´00-, bajo el título Unha ollada de onte a hoxe, en el que tendremos obras de compositores cercanos por su juventud como Andrés Álvarez y el portugués Luís Cardoso, junto a una pieza de circunstancias de Gioacchino Rossini y transcripciones de sinfonismos de Antonin Dvorak y Camille Saint- Saëns. En las cercanías, Andrés Álvarez, músico de Tomiño quien aporta A tribute Overture (2022), trompetista y director con estudios en el Conservatorio Superior de Vigo y que tuvo como profesores a Juan Eiras, Carlos Cambeiro, Pablo Bertrán y Fernando Buide del Real; se especializó en temáticas audiovisuales con Ángel Montes, Bart Picqueur, Óscar Navarro- con el que tendrá regular frecuencia de proyectos y con Ferrer Ferrán, compositor y director, del que escuchamos obras en atriles por nuestra Banda Municipal. Es autor de obras dedicadas de forma especial a los medios escénicos, el cine y materias afines. Sueños de sal, para La Muda; Seis hermanas, se Sergio Moure, emitida por RTVE; la Symphony Sketches, con un Premio Hollywood; La búsqueda del ídolo perdido, de Franz Casanovas; Campus Stellae, para el Pazo de Cultura de Pontevedra; Miniaturas, para trompeta y piano, estrenada por Alejo Amoedo y Moisés Lorenzo; O bosque animado; Monte Medulio; Fortaleza; Diversions, para trompeta y piano. Lobo del Río, para la Banda Municipal de Moaña; el concierto para clarinete y orquesta, para Óscar Navarro, al tiempo que participaba en el Certamen Flicorno D´Oro.
Luís Cardoso (1974)-Freitas Op. 21-es saxofonista, compositor y arreglista y que consiguió el Gran Premio Silva Dionisio INATEL (2002), obra para banda de vientos para ampliar con el Premio de Aveiro de la Federaçao e Sociedede de Músicos (2006), además de lograr un Segundo Premio de Bandas Sinfónicas Portuguesas, Premio Harvey G. Phillips, para tuba solo. En calidad de director, ejerce en la Escola Bairradas Troviscal y en la Orquesta Filarmónica 12 de abril Aravassâo, una de sus composiciones señeras, es Molenaar.
Gioacchino Rossini, en una pieza de las consideradas como incidentales, encargos curiosos de compromiso para una conmemoración especial y que será la Marcia per il sultano Adbul Medjid (1858), mucho aparato sonoro para la sorpresa del aficionado y que sonoramente describe una marcha de jenízaros turcos, propicia para el evento para la que estaba destinada. En el cajón de sastre del músico de Pésaro, quedaban huecos para estas curiosidades que no dejan de tener su peculiar aliciente. Entre obras dentro de ese talante, quedan piezas como la Obertura en Re, para orquesta, que utilizará en la ópera La cambiale di matrimonio; el Andante e Tema con variazioni en Fa, para flauta, clarinete, corno y fagot (1812); el Passo doppio, para banda militar, obra perdida aunque utilizada en su ópera Guillermo Tell; La corona d´Italia en Mi b, también para banda militar, compuesta para París, en 1868; las Tres marchas militares en Sol, y dos en Mi b, un compromiso para el matrimonio del Duque de Orleans de Fontainebleau; Rendez- vous de chasse, para cuatro cornos de caza, destinada igualmente para la capital francesa o la Marcha, sin más- Pas redoublé, para banda militar. El otro Rossini de curiosidades menores dentro de lo posible.
Camille Saint-Saëns (1835/1921), con la muy apreciada Bachanal- en arreglo de J. Schyns- de su ópera Samson et Dalila, ópera con estreno en Weimar el 2 de diciembre de 1877 (en alemán) y ya en francés, en la ciudad de Rouen, en 1890, una inspiración bíblica que en su libreto, nos traslada a una época indeterminada, posiblemente en Gaza, y que entre otras peculiaridades pudo haber sido pensada como un oratorio aunque el propio libretista encontró otras opciones como esta ópera, que se convertirá en trabajo lírico para la escena. Estamos en el cuadro segundo en el interior del templo del Dragón, mientras el pueblo filisteo canta la victoria L´aube, qui blanchit y el cuerpo de bailarines danzan esta Bachanal, en honor de las divinidades, página vistosa como exige el acontecer de los hechos, preparando la entrada de Samsón, el guerreo hebreo, guiador por un niño.
Antonin Dvorak, con el Allegro ma non tanto, de la Sinfonía nº 8, en Sol M. Op. 88- según el tratamiento de J. v. de Brack, una sinfonía que tuvo su estreno el 2 de febrero de 1890, sobre la dirección del propio autor, muy poco después de haber sido escrita y que tomaba el relevo de la sinfonía precedente de notables dimensiones o el oratorio de Santa Ludmilla y la cantata La novia del espectro. El Allegro ma non troppo, observa una arcaizante llamada de trompeta dentro de la idea que puede descubrirse en alguna de las testimoniales óperas patrióticas de Smetana, tras una serie de golpes de timbal, ligeramente discretos, la cuerda en el original de la sinfonía, apuntan a una cálida y ostentosa melodía, que incorpora temas anteriores, desarrollados en forma de variaciones. La llamada de aligeramiento del grupo orquestal, prepara un vertiginoso episodio con un apreciable aire de marcha, en un puro revoloteo, tomando los instrumento de viento el irrenunciable compromiso, aspecto en el que muchos analistas, encuentra una evidente aproximación a los estilismos brahmsianos, para entregarnos a una serie de variaciones intencionadamente diferentes, en las que se valoran aspectos elegíacos y tímbricas de importante protagonismo, gracias a lo cual, este cuarto tiempo de la Octava sinfonía, alcanza un espíritu rapsódico muy marcado, una perfecta síntesis, de la obra.
Ramón García Balado





