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15/07/2023

María José Montiel: Cátedra de Canto de Música en Compostela

 La mezzosoprano María José Montiel ocupa la desde este año la Cátedra de Canto en el Curso I.U. de Música en Compostela, por deferencia de quien hasta los años precedentes había sido su titular, Ana Mª Sánchez, por la confianza y reconocimiento entre ambas. Mª José Montiel fue Premio Nacional de Música del 2015, y convirtió el rol de la Carmen de Bizet en seña de identidad, del que dejó excelente impresión en el Teatro San Carlo de Nápoles. Participó en la reapertura del Teatro Real, en el otoño de 1977, en el rol de La vida breve, de Manuel de Falla, contribuyendo a la recuperación de Merlín, de Albéniz. Demuestra una profunda afinidad con el lied, la mèlodie y la canción española, a la par con la portuguesa. Una voz que supo dar el paso desde los roles de soprano a los de mezzo que se ajustan de perlas a sus cualidades actuales, reforzadas por recursos bien timbrados y firmes, con un vibrato de mayor consistencia. En el espacio de las formas camerísticas supo encontrar acompañantes a la medida de los repertorios elegidos.

¿Cómo fue su incorporación a la cátedra de canto del curso?

Vengo por motivos de salud porque Ana María no ha podido venir, no es solo una colega mía, sino también una gran amiga. Estoy encantada de venir a Galicia, que tengo en el corazón por ascendencia gallega por parte de madre. También por este grupo tan humano, organizadores, la presidenta, María Dobarro, profesores... Este año, como lo hacemos online, aprovechamos los equipos de alta definición y los recursos tecnológicos y sacaremos el curso adelante conectándonos con Japón, por ejemplo. Una experiencia que ya hice en Berlín, cuando cerraron todo, y seguí dando clases a mis alumnos de la Universidad de Berlín durante dos meses. En este curso se corrige la dicción, la expresión, la dirección musical...

Háblenos de su voz, en un acercamiento a su personalidad artística.

Me resulta difícil separarla de mí misma... Yo amo la voz como tal y lleva todo lo que he vivido: las alegrías, las esperanzas, las penas o los momentos gratos e ingratos, las vivencias y mis viajes, las personas que me han ayudado. El canto es la voz del alma. Canto desde el 99 como mezzo pero a los 20 años estaba haciendo una zarzuela barroca, Las labradoras de Murcia, de Rodríguez de Hita, en el Real Coliseo de El Escorial y nos vino a ver Teresa Berganza, quien se acercó a mí para felicitarme, comentándome “qué tan excelente mezzosoprano eres”. Le respondí que cantaba como soprano. Insistió en que era una buena mezzo para Mozart y Rossini. Mi ambiente familiar me encontró cantando como soprano, donde mi abuelo gallego cantaba, mi madre tocaba el piano y tras un traslado a Viena, para un curso, accedí a las clases de lleana Cotrubas, a la que le canté el aria de Mozart Come scoglio y ella confirmó mis cualidades como mezzo. Me insinuó que cantase Werther, Ottavian, Der Rosenkavalier o Carmen, que fue después uno de mis grandes roles.

También resulta interesante su planteamiento ante la canción de concierto.

Con el pianista que mejor he trabajado fue Miguel Zanetti, ya que desde el principio confió en mí, además de ser alumna suya. Siempre le adoré y su muerte me dejó un vacío angustioso, por el dolor que sentí. Un hombre tan generoso, tan tierno y con un sonido especial. Toqué con muchísimos pianistas, como Josep Colom, con quien hice un recital de Falla, las Siete canciones populares y Debussy; con Rubén Fernández Aguirre, y últimamente el mallorquín Miquel Esterich. En cuanto a la canción, cuidé siempre la canción española, a la que considero a la altura del lied o la mèlodie, aunque aquí no le demos la importancia que se merece. Tuve la suerte de hacer mucha canción española de concierto, por eso me llevo a Berlín toda la zarzuela que puedo, y en el extranjero procuro cantar nuestro repertorio.

Recuerdo un estreno de Juan Durán, el Tríptico rosaliano, que iba a interpretar en el XX Ciclo de Lied, pero que tuvo que suspender por problema de salud.

Fue una tristeza porque las piezas de Juan Durán eran una preciosidad por su vuelo de fantasía y me dolió no poder hacerlo y sé que se va a pasar por streaming en este curso, pero estoy segura de que las voy a recuperar. El programa del ciclo era maravilloso, entre piezas de Guastavino, Falla E. Halffter o Debussy. Entonces me iba a acompañar Iván Martín, con el que hice mucha música, como el recital en la Sala de Las Meninas, en el Museo del Prado.

Parece que la música contemporánea está entre sus debilidades.

Me gusta mucho hacerlo y en el repertorio en general destaco obras de García Abril; Tomás Marco, por Ojos de verde luna, que se hizo bastantes veces, basada en leyendas de Bequer; de Cristóbal Halffter; Luis de Pablo; o Lorenzo Palomo. Me parece muy importante esa faceta de mi vida y les agradezco mucho cuando han pensado en mi voz. Antoni Parera, por ejemplo, con su ópera María Moliner, repetida con frecuencia y escrita para mi voz. No falta Xavier Montsalvatge o el Tríptico, que me dedicó Antón García.

Dulcamara

08 ago 2021 / 00:43

 

14/07/2023

José Mª Gallardo del Rey, Cátedra de Guitarra del LXIII Curso U.I. de Música en Compostela

José Mª Gallado del Rey, titular de la Cátedra de Guitarra, del “LXIII Curso U.I. de Música en Compostela”, disfruta de prebendas varias como artista y galardonado, además de haber sido solista en conciertos con nuestras orquestas autonómicas. Es profesor al tiempo que  concertista, para uno de los pocos conciertos que en esta ocasión pueden ofrecerse. Un caso similar al de Josep Colom, que solía dejarnos selectos programas de pianismo español.  Gallardo fue premiado en sus años de estudios en este curso, con el “Premio Luís Coleman”, un aviso de futuribles esperanzas para este año se confirman, tomando el testigo de José Luís Rodrigo. Impartió una clases “on line” hace unos meses, que sirvieron como tarjeta de visita y como artista, es un profesional de trayectoria que busca los entrecruzamientos de estéticas limítrofes y sobre este asunto tan complejo, le cedemos gustosamente la palabra, comenzando por quienes fueron son razón de ser, Andrés Segovia y José Tomás.

Pregunta.- Háblanos pues de esos maestros que fueron Andrés Segovia y José Tomás

Respuesta.- Son los baluartes de la mejor tradición que  dio este país, Segovia, cuando creó aquí, junto a Ruiz Morales estos cursos, ha sido un punto de excelencia de la mejor tradición de enseñanza de música española que ha podido haber en el mundo. Pudo reunir a los intérpretes más afamados, de los mejores maestros de nuestro repertorio y que continuó quien fue mi maestro, José Tomas, con el que tuve la inmensa fortuna de estudiar, no solo aquí, sino también en Granada, en el “Curso Manuel de Falla”, en su clase particular, que me recibía con mucho cariño, y en su casa de Alicante. Fue un antes y un después de mi carrera. Aquí, el contacto con compositores, violinistas, cantantes y musicólogo, le convierten en experiencia única. Conocía ya a León Ara, Rosa Sabater o Antonio Iglesias. Una convivencia de día a día.

P.- ¿Cómo viviste la experiencia compostelana?

R.- Con verdadera fascinación ya que no había vivido una experiencia con este ambiente tan maravilloso, con cada uno de los compañeros, en sus respectivas disciplinas. Entonces estábamos alojados en el Colegio Fonseca y cuando pasé estos días por allí, me han llegado todos los recuerdos, de mi venida desde de Sevilla, allá por los setenta. Pude revivir emociones de tiempos pasados. No podía pensar, que años después, vendría para hacerme cargo de la Cátedra de Segovia, en la que estudiaba. Sigo teniendo relación con algunos compañeros de entonces. Había efectivamente, un listón muy alto. Mis padres tenían un inmenso respeto por el curso.

P.- Músicos de los que guardes recuerdos.

R.- Recuerdo a un gran chelista, Arturo Muruzabal, también a José Luís Turina, como compositor y familiar de Joaquín Turina; Eduardo Armenteros, compositor con el que compartí enseñanza…es difícil porque éramos muchos, sobre todo, pianistas como Ángel Benito. Recuerdo un concierto de “Gala de Reyes”, que di aquí, con Ros Marbà, con el “Concierto de Aranjuez”, para el que me llamaron en sustitución de Ernesto Bitetti. No fui el llamado, pero sí el elegido. De los discípulos de Segovia, me siento de una generación  posterior, pero le conocí en los Cursos de Granada y toqué para él, soy de la generación de José Tomás, un vínculo indiscutible. Otros nombres pueden ser Christopher Parkenig o John Williams.

P.- ¿Cómo ves la figura de Regino Sainz de la Maza?

R.-  Fue maestro de mi maestra, América Martínez, catedrática del Conservatorio Superior de Sevilla, una alumna suya muy aventajada. Fue el elegido para tocar el “Concierto de Aranjuez”, que catapultó a la guitarra al mundo sinfónico de las grandes salas de concierto y aunque Segovia había hecho el camino, abonando los grandes teatros, pero le faltaba ese punto de contacto con el gran público. Es posible que de cada diez conciertos que interprete, siete sean con esa obra.

P.- Otro aspecto de interés es el nacionalismo español de Tárrega o Llovet.

R.- Son los grandes maestros de la escuela moderna de la guitarra española, no solo por el virtuosismo sino también por el legado y el repertorio que nos dejaron. Fueron un vaso comunicante de la escuela que viene de Fernando Sor, que alcanza a Tárrega y que nosotros recibimos. Podemos hablar de que la guitarra que tenemos, es gracias a él y al propio Llovet. Otras personalidades destacables son Ramírez, como constructor, o los Romero, como concertistas. Los Ramírez fueron los Stradivarius de la guitarra, y cualquier virtuoso que se  apreciara, tocaba uno de sus instrumentos. Los Romero, una familia increíble, desde Celedonio, el padre, a todos los hermanos, Pepe y Ángel, por su carrera internacional. No puede quedar al margen el Concurso de Cante Jondo, promovido por Lorca y Falla, en 1922, en el que también tuvo que ver Segovia.

P.- ¿Cuáles son tus proyectos más inmediatos que tienes en perspectiva?

R.- Voy a participar en un foro internacional de compositores europeos que se celebrará en Bucarest, al que llevó un concierto para guitarra y orquesta, dedicado al “Concierto de Aranjuez” y que se llama “Diamantes para Aranjuez”, en conmemoración del estreno de setenta aniversario, y será el mes que viene y estrenaré mi último trabajo, un poema sinfónico, en la ciudad de Kyoto, en Japón, un doble concierto para koto y guitarra, basado e un relato de un escritor norteamericano y que trata de la primera embajada japonesa, en Sevilla. De hecho, en  Coria del Rio, quedan herederos de aquellos tiempos. La obra se estrenará en Japón

Ramón García Balado 6/VIII/2021

         

 

Hugo Gómez-Chao Porta: "La composición contemporánea en Galicia, es excepcional"

 

Hugo Gómez-Chao ha sido ganador el Premio Jóvenes Compositores Fundación SGAE-CNDM 2011.El compositor gallego Hugo Gómez-Chao Porta (A Coruña, 1995) estrenó dentro de la temporada con la OSG su obra Ícaro, encargo de la Fundación SGAE y AEOS, dirigida por Otto Tausk, entre el Concierto para dos pianos, de Poulenc y la Sinfonía nº 1, en Do m. Op. 68, de J. Brahms. Alumno en sus comienzos de David del Puerto, amplía estudios con Beat Furrer en la Künstuniversität de Graz, y tuvo como maestros a Clemens Gadentätter, Sergio Luque, Friedrich Haas y J. Rueda, además del director George Pehlivanian. Es compositor residente de Juventudes Musicales de España, y, en 2018, fue premio de la edición XXIX de la Fundación SGAE-CNDM Jóvenes Compositores, por el octeto Límites del negro y responde a encargos frecuentes para la OSG, la IEMA (Ensemble Modern Accademie) o el Museo de Belas Artes de A Coruña. Es, además, director artístico del Festival Resis, dedicado a las formas contemporáneas.

Será necesario comenzar la entrevista hablando de Sol, quizás, o nada. ¿Cómo fue su proceso de evolución y planteamientos, además de las posibles deudas contraídas con sus maestros?

Fue un proceso muy largo. Desde que empecé a pensar la obra hasta que la terminé pasó un año y medio, más o menos, aunque el proceso de escritura fueron solamente los últimos cinco o seis meses. Antes de ponerse a componer, uno tiene que aproximarse a lo que va a escribir. Sabía desde el principio que iba a ser una obra muy densa, muy impenetrable acústicamente, con una escritura muy polifónica y un desarrollo de muchos materiales en paralelo. Pensaba sobre todo en Beethoven, en Mahler. En un sonido que fuera tan violento como el gesto que lo impulsara hacia arriba.

¿Cuáles son los aspectos que podemos encontrar en sus valores esenciales entre Límites del negro y Sol, quizás, o nada?

En Límites del negro había una idea muy clara: que una masa muy comprimida de sonido avanzara como avanza una sinfonía de Mozart. En Sol, quizás, o nada quería que ese contrapunto creará una polifonía tan densa que no pudiera ser capaz de distinguir claramente su finalidad y, sin embargo, no poder librarme de ese empuje.

¿Qué compositores actuales han marcado su carrera?

Desde luego Beat Furrer ocupa un papel muy importante en mi vida, porque ha sido el encuentro más importante que he tenido en mi carrera. Con él he aprendido a componer y me resulta imposible pensar mi música sin pensar en su ejemplo. Y también destacaría a Helmut Lachenmann, Luigi Nono, Hosokawa, Grisey, Boulez y Saariaho.

¿Y en clave gallega?

La composición contemporánea en Galicia es excepcional. Compositores como Ramón Souto y Jacobo Gaspar son un claro ejemplo: dos voces muy distintas con acercamientos muy distintos a la música de nuestros días y que son, a nivel nacional, dos de las voces más personales y serias de este momento. Además, en España tenemos otros ejemplos de gran nivel, como Alberto Posadas, cuya música es mucho más interpretada en países como Alemania y Austria que por estas tierras. Considero, sin duda, que este es un momento absolutamente insólito en la historia de la música española por la cantidad de compositores tan diferentes y con un trabajo tan serio.

Este mes de julio se celebró la tercera edición del Festival Resis.

Sí, se tuvo que posponer, pero pudimos celebrarlo en julio en la Fundación Luis Seone. Participaron Noe Rodrigo, la pianista Magdalena Cerezo y el grupo Vertixe Sonora, entre otros nombres. Y, evidentemente, por la pandemia tuvimos que restringir de manera importante el aforo. En cualquier caso, el objetivo del festival Resis es dar a conocer, crear un espacio estable para la música de nuestro tiempo que no está en las programaciones habituales.

¿Cómo valora la actual situación de la música en Galicia?

Los problemas de financiación y la falta de compromiso de las instituciones hace que esta situación sea muy difícil. La música, la cultura, necesita de un apoyo institucional rotundo y ciego. El arte, como todo acto de amor, es una cuestión de fe ciega, absoluta e incondicional, y a las grandes instituciones gallegas corresponde el estar o no a la altura de estos proyectos, de estas exigencias que son innatas a la calidad de éstos.

Las Xornadas de Música Contemporánea de Santiago han pasado por largos períodos de incertidumbre. ¿Qué noticias tiene de esta propuesta?

Sigo con atención la programación que sale cada año. Cierto es que con Manuel Rodeiro las Xornadas adquirieron una programación a un nivel excepcional, con nombres como Grisey, Nono, Murail, Sciarrino... Solamente espero que la programación siga estable, que sea una programación a la altura de su historia y que sigan siendo una referencia.

Con respecto a la realidad europea, ¿en qué punto nos encontramos en lo referente a apoyos institucionales, respuesta de público y compromiso real de los aficionados en general?

Creo que en Alemania, Austria y Francia el apoyo es muchísimo mayor porque la programación y los encargos también lo son. El público es muy distinto, lleva 30 o 40 años escuchando todo esto. Conocen de primera mano la música de muchos compositores, han seguido su evolución... Esto crea un público que está muy abierto a conocer música nueva. En España, en Galicia concretamente, ese público es muy escaso. Por eso muy importante existan unas Xornadas de Música Contemporánea, un Vertixe Sonora, un Grupo Instrumental Siglo XX, un Resis que sean capaces de atraer nuevo público, nuevos oídos.

10 agosto 2020 / 01:00


 Ramón García Balado

David del Puerto: Cátedra de Composición en el Curso I. U. de Música en Compostela

 David del Puerto, un compositor para ocupar la Cátedra correspondiente para el “Curso I.U. de Música en Compostela”, viene para hacerse cargo de la plaza que durante años, fue con fortuna, responsabilidad de Antón García Abril, lo que supondrá un viraje en cuanto a los planteamientos docentes. Del Puerto pertenece en cierta manera a las escuelas de Luís de Pablo y Francisco Guerrero, y conoció de primera mano, las atenciones de Pierre Boulez, en su “Ensemble Intercontenporain”. Fue compañero de travesía de los que en su momento, apostaron por abrir perspectivas dentro de las vanguardias sin temor al riesgo, y con él nos encontramos a Jesús Rueda, Jorge Fernández Guerra o J. Luís Turina. Obras escénicas suyas, tuvieron buena acogida en el siempre arriesgado medio de difícilmente acomodable al gusto en general.  Un excelente ejemplo, será la ópera de cámara “Lilith, Luna Negra”, sobre libreto de  Mónica Maffía, que hace un par de meses pudimos seguir por distintas vías, en una propuesta de las actividades de la “Fundación Juan March”, de Madrid. Una situación la suya un tanto especial, por las limitaciones a las que obliga el curso actual.

Pregunta.-Te incorporas al curso tomando la plaza de Antón García Abril ¿Cuáles eran las confluencias con el maestro?

Respuesta.-  Se trata de sintonizar y ver ya que cuento con muchos años de sintonía. Fui el primer compositor que llamó para la Cátedra Manuel de Falla, la de “Ernesto Halffter”. Para este curso, el propio Agustín León Ara me llamó, porque me veía la persona adecuada. Entonces estaba montando mi ópera “Lilíth, Luna Negra”, en la “Fundación Juan March”, en Madrid y él la escuchó y no solo le gustó, sino que vio que era la persona apropiada. Se puso en contacto conmigo el día del ensayo general. Mi respuesta inmediata fue positiva , sin duda, aunque lo veía como un riesgo. El curso es un verdadero palacio de la pedagogía musical, por los nombres que han pasado. Riesgos que, a cierta edad, hay que asumirlos con alegría y lo hice con toda la conciencia.

P.- ¿Cuántos años llevas en la docencia?

R.- Estuve en el “Reina Sofía”, dieciséis años, como profesor de análisis y armonía, y como compositor de composición, seis. Esta Cátedra en un punto culminante. Está la figura de Francisco Guerrero, mi primer maestro formal, la persona a la que conocí a través de José Ramón Encinar, en mis primeros años adolescentes, pudiendo beneficiarme del profundo conocimiento que tenía del oficio, a pesar de su carácter complicado. Viajé con él, desde Granada a Las Palmas de Gran Canaria y le seguí un poco al estilo del antiguo discipulado dieciochesco. Otra cosa es que, como maestro, era muy generoso y se entregaba en esas labores pedagógicas.

P.- ¿Qué compañeros de travesía tuviste con él?

R.- Una persona fundamental, César Camarero, además de Jesús Torres, que al final acabamos saliendo de su dependencia. Rueda destacó como amigo, por la amistad que mantenemos, que no es tan frecuente entre compositores, y ahora colaboramos en obras a cuatro manos, y a seis, con otro compañero que es Javier Arias. Hicimos para José Luís Cuerda, la música para “La marrana”, la de Landa y Resines; también “Tocando fondo”, “Las canciones del capitán Estrada”, sobre el Concierto de Bacarisse y escenas con canciones. También una zarzuela, que los tres estrenamos en Madrid, en la “Fundación El Instante”,  que ha creado José Mª Sicilia, conocido como grandísimo pintor, videoartista y libretista.

P.- El asunto de la zarzuela se presenta como una curiosidad con expectativas, ¿no te parece?

P.- Pocas hay nuevas, hubo intentos esporádicos como “Policías y ladrones”, de Tomás Marco, que no llegó a buen puerto, pero el equipo con Rueda, Torres y Sicilia, hemos ido intentando hacer algo zarzuelesco, con elementos de música popular, como hizo Barbieri, desde que rehízo este  mundo, con los cánones de la ópera española; hay elementos hablados y cercanos al público socarrón, sobre la actualidad más inmediata, y fuera de los típicos de la ópera. La zarzuela debe rebajar exigencias, sin ser chabacana. También está el tema de la zarzuela barroca, con Literes, Nebra. Fundamentalmente hay un género de cercanía buscada adrede, para no incurrir en un género de zarzuela-ópera. Se trata de darle un matiz de cercanía propicio, con temas de actualidad, con el que podamos identificarnos.

P.- De las óperas contemporáneas españolas ¿Cuáles destacarías?

R.- Las de Luis de Pablo, son las más importantes: “Kiú”, especialmente, aunque luego se han escrito bastantes, contando con las de Luís de Pablo, “La madre invita a comer”, “Un parque”, la ópera de cámara, y otra que estrenará el año que viene. Esplá y Rodrigo, tuvieron intentos, y Luis apostó por una ópera española moderna. Llegaron muchos después y están vivos, por lo que prefiero casi no especificar. Una a la que le tengo gran afecto fue “Gaudí”, de Joan Guinjoan, que se estrenó en el “Liceu”, diez años después de su composición y otra el “D.Q.” de José Luís Turina, con un lenguaje críptico muy interesante. También de la ópera barroca, porque soy devoto de Nebra, Literes, siendo el primero uno de los grandes del XVIII. Agradecemos que se estén haciendo por Europa, en adelante, con lo que podremos librarnos de complejos. Hablo de “Acis y Galatea”, de Literes, obras que se graban y editan

P.- Los Festivales contemporáneos tienen definitivamente su importancia y de ello tuvimos ejemplo aquí

R.- Sí, tengo buen recuerdo de las”Xornadas”, cuando estaba Manel Rodeiro, donde tuve música programada y di conferencias; era una persona muy inteligente y trabajadora, con una absoluta honestidad en la programación, con conciertos muy plurales. Le conocí porque también estuvo con Paco Guerrero. En lo relativo a compositores gallegos, puedo citar a J.Arias, que fue alumno mío; Eduardo Soutullo, quien hizo su tesis doctoral sobre mi música y fue un compañero importante de viaje, a Fernando Buide, y un coruñés, Hugo Gómez Chao, que hizo la carrera conmigo y es promotor del “Festival Resis”. Se presentó al Concurso de la “SGAE” y lo ganó.

P.- Para cerrar, tu ópera “Lilith, Luna Negra”

R.- Vino de un encuentro con la libretista Mónica Maffia, y con encontramos en la “Fundación Juan March”, viendo

la “Mavra” de Stravinski, en versión con piano y así salió en firme propósito, con altibajos, lo reduje a tres personajes y con suerte estrenamos en Úbeda, obra semiescénica y con pocos ensayos, situación que aproveché para enviarla a la ”Fundación Juan March”, recibiendo la respuesta positiva de Miguel Ángel Marín. Se retrasó por el asunto de la pandemia y se hizo esta temporada, realizando una producción completa, con puesta escénica, iluminación, maquillaje y todos los medios, ahora disponible para los aficionados. También la llevamos a Zamora, y es una obra un poco talismán   

  Ramón García Balado Agosto 2021

La gran dama de la Escuela Rusa de piano Elisabeth Leonskaia, abre el VII Festival Clasclás de Vilagarcía de Arousa

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