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19/08/2025

Borja Quiza y Andrea Rey dentro del XII Festival Bal y Gay

 Teatro Pastor Díaz, Viveiro


Concierto del barítono Borja Quiza y la Mezzosoprano Andrea Rey, acompañados por el pianista Javier Carmena, en el Teatro Pastor Díaz, de Viveiro- día 21 a las 20´30 h-, para un programa cuidadosamente repartido desde canciones a arias operísticas y romanzas de zarzuela. Borja Quiza, veterano por excelencia,  fue alumno de Teresa Novoa, Mª Dolores Travesedo y Renata Escoto, un  barítono del que guardamos excelente imagen por su interpretación del rol de Don Giovanni, en el filme de Carlos Saura, ejerciendo como profesor de canto en el Centro Superior de Música de Galicia, llegando a ser dirigido por maestros como J. López Cobos, Martone Jurowsky, Kiril Petrenko o Kent Nagano, en coliseos como el Teatro La Fenice; Les Arts (Valencia); Liceu (Barcelona); Teatro de La Zarzuela; Theater an der Wien o La Ópera (Colombia). Una larga carrera en la que destaca su presencia en el Festival de Amigos de la Ópera de A Coruña, en títulos como Il Barbiere di Siviglia (Figaro); el recital dedicado al añorado Alberto Zedda, en una Gala centrada en G. Rossini; los barroquismos de Vendado es amor, no es ciego, de José de Nebra, con la Orquesta Los Elementos, de Pablo Miguélez Rouco, que participó en este Festival Bal y Gay, hace pocos días; una Gran Gala LXX Aniversario de Festival Amigos de la Ópera (A Coruña); Romèo et Juliette (Gounod), como Mercutio), con la OSG, dirigida por Christoper Robertson, hace un par de temporadas. Quiza, con su compañero Fernando Briones, participó en las actividades de la Fundación Juan March, en un programa netamente español, que ofrecía canciones que iban desde Fernández Vide a X. Monsalvaltge, a Juan Durán, A. García Abril, Calés Otero, Matilde Salvador, Manuel Parada o el compostelano Xosé Castro (Chané), con Gaiteiriño y Cantiga Unha noite (poema de Manuel Curros), músico que había sido fundador del Centro Gallego de Buenos de La Habana y que para esta sesión, nos reserva Os teus ollos y Cantiga.

Dos arias de Carmen, a repartir entre Borja y Andrea, para ella, la vistosa y descarada Près des Rampart de Séville, una oportunidad para llevarse al público sin la menor cortapisa y para el barítono, Votre toast, je peux vous le rendre, un Escamillo no menos locuaz, perteneciente al Segundo acto; quedamos a las puertas del comienzo de la temporada de Amigos de la Ópera, de A Coruña, que abrirá  la temporada los próximos días 5 y 7, en el Palacio de la Ópera, con la OSG, con dirección musical de Gianlucca Martinenghi,  con protagonismos de Sofija Petrovic, Michal Moore, Jean Fernand Settl; Mª José Moreno, Susana García, Irene Zas, Jacobo Rubianes, Pedro Martínez Tapia, Gabriel Alonso y Eduardo Pomares Sainz, con el Coro Gaos (Fernando Briones) y la Coral Xuvenil Cantabile (Pablo Carballido) y dirección escénica de Calixto Bieito.


 Más óperas por Vincenzo Bellini-I Puritani di Scozia-, con el aria de Riccardo Forth, enamorado de Elvira, la hija de Gualtiero, alarde del género belcantista para una ópera plagada de números deslumbrantes: A te  cara…(cavatina con canción), en la voz de Elvira; Suoni la tromba, un dúo ostentoso o el dúo Figlia a Enrico; non parlar di lei cha adoro. Ah, per sempre io ti perderei, resulta otro de los momentos sublimes de esta ópera claramente enrevesada, elaborada sobre un libreto del conde C.Popoli, a partir de la obra de teatro  Têtes rondes et cavaliers, de F. Ancelot y X. Boniface Saitine y en menor grado del relato Old Mortality, de Sir Walter Scott, para conocer su estreno en París en 1835. Musicalmente, no resultaría tan redonda como Norma, o la espontaneidad de La sonámbula. W.A. Mozart, siempre con Don Giovanni ossia in disoluto punito K. 527, uno de los dúos más enternecedores en el que asistimos al diálogo entre Zerlina y Don Giovanni, quien parece prometerle lo imposible Là ci darem la mano (Allí nos daremos la mano), la indefensa chiquilla asediada por los peores augurios, en una escena que se rompe gracias a la aparición Donna Elvira, quien se decide por ayudarla.

Canción española, para continuar, con la inspiración tomada de los años en La Argentina, de Andrés Gaos, un estilo de vidalita, forma tradicional cultivada por los compositores de estéticas muy diversas, algunas cercanas al tango o derivados, o también Horacio Pettorossi-Galleguita-, en arreglo de Fernando Briones, quien añadirá el bolerazo Quiereme mucho (Cuando se quiere de veras), de Gonzalo Roig, maestro histórico por excelencia en la música cubana, autor de una zarzuela de la que ya tuvimos conocimiento Cecilia Valdés, con fortuna por alguna de sus jugosas romanzas; director que había sido del Teatro Ignacio Cervantes y promotor del nacimiento de la Orquesta Sinfónica de La Habana. Para mantenernos en comba, José Serrano- La canción del olvido- con la conocida romanza Junto al puente de la peña: mujer, primorosa clavelina, perfecto retrato de un personaje donjuanesco, interpretado por el barítono Manuel Fernández Carbonell, en su estreno, en el Teatro Lírico Cine Trianón (Valencia), antes de reponerse  en el Teatro de La Zarzuela, a comienzos de marzo de 1918, soberbia romanza con complejos entresijos para el lucimiento de barítonos ansiosos de desplegar sus facultades canoras y gestuales, puede que en la actualidad, produzca más de un resquemor, pero el gracejo no deja de sorprendernos. Una salve por el maestro José Serrano, y es que la vida y los tiempos dan vueltas infinitas. Ruperto Chapí- Cuando está tan hondo ¿Quién me mata el querer?(El Barquillero). Romanza de Socorro, estrenada por la Srta Miralles; zarzuelita en un acto con libreto de José López Silva y José Santos Veyán, para recibir su estreno el 21 de julio de 1900, zarzuela que está pues de aniversario, aunque quedase ciertamente a la sombra de sus grandes obras, un espectáculo que reparte protagonismo entre Pepillo (el Barquillero); Socorro (muchacha sencilla) y Lunarito (un chulo que intenta impresionarla).  

Francisco Asenjo Barbieri-Una mujer que quiere ver un barbero (El barberillo de Lavapiés)- punto y seguido para Pan y toros; El proceso del can can o El secreto de una dama, un período en el que ya había dado a conocer 17 obras, casi todas destinadas al Teatro de La Zarzuela, obras en las que asimila el espíritu de la tonadilla, ejemplo de impregnación del rebuscado colorismo localista, en el que hará uso de boleros, seguidillas, rondeñas, soleares y otros estilismos, tan elogiados por el maestro Pedrell quien señalaría las virtudes de su esencialismo.  Reveriano Soutullo y Vert- La del Soto del Parral (Ya mis horas felices)-, primorosa romanza de Germán, otro de esos cantábiles estrenado por el histórico Emilio Sagi Barba, en su función primicia del Teatro de La Latina madrileño, templo del género que no atañe, haciendo cartel con Paquita Morante, Jacinta Vega o Vicente Gómez Bur y el actor Eugenio Casals.  Ruperto Chapí- La Revoltosa (Por qué de mis ojos retiras…), para el colofón, dúo sonado de Maripepa y Felipe, uno de los momentos más elogiados de esta zarzuela creada a través del libreto de José López Silva y Carlos Fernández Shaw.

Ramón García Balado

El Cuarteto Casals en el XII Festival Bal y Gay

 Auditorio Casa da Cultura, Burela


El Cuarteto Casals, uno de los veteranos por excelencia, se presenta en XII Festival Bal y Gay, con  su actuación en el Auditorio Casa da Cultura (Burela)- día 20, a las 20´30 h.-, formación con raíces en la Escuela Superior de Música Reina Sofía y fundado en 1997, por los violinistas Vera Martínez Mehner y Arnau Tomás Realp, el viola Johathan Brown y el chelista Abel Tomàs Realp. Actualmente, la plaza del viola está ocupada por Cristina  Cordero. Actuaron en salas de prestigio como el Musikverein (Viena); la Philharmonie (Berlin); el Carnegie Hall (Nueva York), el Lincoln Center neoyorquino, la Beethoven Saal (Berlín), la Schubertiada de Vilabertrán o el Schelswing- Holstein  o el Concertgebouw (Amsterdam), contando con importantes registros para Harmonía Mundi, en los que caben obras de  compositores actuales como G. Kurtág o Francisco Coll o la inclusión de El arte de la fuga (J.S. Bach). Recibieron el Premio Borletti-Buitoni, lo que les permitió abordar repertorios barrocos, con recursos historicistas. Recibieron el Premio Nacional de Música (2006) y el Johannes Brahms (Hamburgo), de 2002 y el Yehudi Menuh (Londres). Un cuarteto que amplió estudios con Walter Levin y Rainer Schmidt, con un posgrado en Colonia, con Harald Schonenweb y estudios con el Alban Berg Quartet.

En programa, F.J. Haydn- Cuarteto de cuerda en Re M. Hob.III:79-centrado en n movimiento lento casi tan extenso como los otros. Un primer movimiento que consigue aparecer como una introducción al segundo, sin renunciar a un solo atributo de la forma sonata-dramática sin que quepa hablar de esta forma y con elementos de variaciones. El Allegretto, goza de una forma tripartita en estilo de Lied, con episodios que dejan oír una melodía cantarina. El tempo se acelera al final del movimiento y curiosamente, este cuarteto es llamado Cuarteto largo, destacando el Largo cantabile e mesto, indicación de una página escrita en tonalidad rara y difícil, contando con dos ideas que se superponen una vez establecida la dominante Do sost. M. El comienzo del tema del Menuetto (Allegro), muestra un tiempo de ambiente popular con un suspiro de violín se responde a provocaciones del chelo. El Final Presto, parte de una fórmula conclusiva a la cual se hace referencia al final de la exposición. El tema inicial alla húngara, es ocultado dejando una mezcolanza de semicorcheas, en manos del segundo violín.

Elisa Fábregas- Terra acesa- es obra de encargo (Fiery earth), composición reciente estrenada en el Palau de la Música Catalana, un encargo en el que también aparece la Fundación Orfeó  Catalá y que para este período anuncia otro compromiso como la obertura Cantic d´exaltació, que se dará a conocer en la Sala Casals del e Barcelona, con el maestro José R. Pascual Vilaplana, encargo de la Banda Municipal de Barcelona. La compositora se doctoró en el Instituto Peabody, de la Johns Hopkins University y en la Juilliard School neoyorquina, para ampliar en el Teachers College, en piano. Fue becada por la Fulbright en los Estados Unidos durante tres años, después de sus estudios en Barcelona, con Miquel Farre. En su  catálogo, aparecen obras para orquesta, para instrumentos de viento, canciones con piano, cuartetos de cuerda o piezas a capella, recibiendo el premio Shepherd Award de Compositores, de Washington. Grabó para los sellos Naxos, Albany Records, Haenssler, Bridge Records, Odradek o Hidden Oak Music Co.

L. v. Beethoven- Cuarteto de cuerda nº 13, en Si b M. Op. 130-, una dedicatoria al conde Galitzin  estrenado por el Cuarteto Schuppanzigh, en marzo de 1826. El Adagio ma non troppo-Allegro, apuesta por una alternancia de dos tiempos y su simultaneidad desde la calma de introducción con incesantes retornos a la resolución en el Allegro, sobre una polifonía libre y audaz. El Allegro queda invadido por una alegría contagiosa, con saltos interrumpidos y febriles, hacia una coda que vuelve al comienzo. El Presto, resulta rápido y contagioso, con un trío en forma de danza rústica e intensa, en escalas cromáticas descendentes, que dan paso a un scherzo. El Andante con moto ma non tanto,  lleva la indicación de poco scherzoso, con una serie de tema escalonado que nos trasladan a un estilo de coda como desarrollo final.  Alla danza tedesca: Allegro assai emula una danza alemana en una vuelta a lo rústico, con un primer tema vivaracho. La Cavatina: Adagio molto espressivo, queda definida como el recurso de tres ideas melódicas, amplias y concentradas, con un tercer tema sotto voce, confiado al violín. La recapitulación de la Cavatina, se expone por una idea del ritornello inicial.   El Finale: Allegro, es el tiempo que sustituyó a la Gran Fuga, recibiendo comentarios displicentes por esa propuesta. Es una forma rondó-sonata, con un tema estribillo de aire popular ubicado en la entrada del primer violín.

La Gran Fuga, de este cuarteto Op. 133,en Si b. M., podría servir como culminación de esta obra inmensa, una dedicatoria al archiduque Rodolfo de Austria, un trabajo obsesivo que se abre con una obertura (Allegro) como tema generador expuesto en fortissimo hacia una segunda fuga (meno mosso e moderato, con cambios de tempo y de tonalidad. Una serie de variaciones conducen a una lucha sobrecogedora, con un tema que no cesa de afirmarse.  El desarrollo de ambas fugas, presenta tres divertimentos que intensifican los valores rítmicos independientes sobre una marcha polifónica implacable. El desarrollo sobre la segunda fuga, apunta a una reexposición en el tono principal, mientras se desarrollan aspectos inéditos. La conclusión divaga con la intención de superar antagonismos, alcanzando la coda en plenitud de afirmación a través del segundo violín y el violonchelo.

Ramón García Balado

11/08/2025

Leticia Moreno en el Museo y Fábrica de Sargadelos en XII Festival Bay y Gay

 Museo Sargadelos, Cervo


Concierto de la violinista Leticia Moreno acompañada por la contrabajista Uxía Botana, el pianista Juan Quentín y el bandoneonista Claudio Constantini, en el Museo y Fábrica de Sargadelos (Cervo)- día 19, a las 20´30-, para un programa entre J.S. Bach, A. Piazzola, Heitor Villa-Lobos y un anónimo del archivo de las Misiones de Chiquitos. Letica Moreno, trabajó con directores como Zubin Mehta, Esa Pekka- Salonen, Paavo Jarvi, Christoph Eschenbach o K. Penderecki, con formaciones la Wiener Symphoniker, la Mahler C.O. la O. del Mariinski, la London P.O., o la  O. P. de Montecarlo. Apuesta por la música actual, con estrenos como el Concierto para violín  (Aurora), de Jimmy López, con la Houston S. O., tras debutar con la NHK, de Tokyo. Compartió experiencias con Sol Gabeta, Kirill Gerstein, Mario Brunello o Maxim Ryssanov, grabando un especial Piazzolla, grabado con la London P.O.; el Concierto nº 1, de D. Shostakovich,  con la O. F. de San Petersburgo y fue alumna de Zakhar Bron, Maxim Vengerov y Mistislav Rostropovich, recibiendo premios de los Concursos Szeryng, Sarasate o Kreisler. Dispone de un Nicola Gagliano (1762).

J. S. Bach por la Sonata  nº 4 BWV 1017, en arreglo para violín y bandoneón, en sus tiempos Siciliana, un arioso poco ornamentado y que se inspira en arias de La Pasión según San Mateo, el Allegro, una fuga muy desarrollada en estilo de concierto que impone una entrada de aire popular; el Adagio, en el que el violín ofrece un protagonismo que evoca la voz humana, expuesto con breves frases tranquilas que dialogan en esta ocasión con el bandoneón y un Allegro, de nuevo una fuga que observa detalles procedentes del concierto italiano. Obras en principio para violín y clave, escritas en su etapa en Köthen y que fueron escritas entre 1718/22, realizadas dentro del estilo de sonatas da chiesa a imitación de A. Corelli, en un planteamiento en cuatro tiempos. Una mezcla de contrapunto severo, recibido de los compositores de la Alemania del Norte, con ágiles melodías, descubiertas precisamente en Corelli. También de Bach, una Chacona, estilo con arraigo en todos los países europeos, con una procedencia Latinoamericana, que también calaría en España, guardando claras semejanzas con la pasacaglia, basándose en una progresión acórdica de una danza ancestral que impregnará a bastantes estilos musicales. En la tradición ibérica, de comienzos del XVII, observaría una sencilla progresión que se repetirá con frecuencia para servir una serie de variaciones en ostinato. Una forma que encontraremos en compositores desde Francia a Italia e Inglaterra, sin olvidarnos de Alemania, entonces una serie de pequeñas cortes en permanente influencia.

Heitor Villa-Lobos- Bachianas Brasileiras nº 5- conjunto de 9 suites  muchas en dos tiempos, como la elegida para este concierto, piezas que si se las compara con los choros, reflejan un vocabulario armónico mucho más tradicional y tonalmente orientado. El uso de instrumentos aborígenes no está presente en ellas y en buenas luces, quedaba claro que era un fervoroso homenaje a J. Sebastian Bach, llevando la mayoría como títulos sugestivos una precisa concepción barroca, como Preludio, Aria o Fantasía o un subtítulo de tipo de música popular  brasileña, choro, embolada o modinha. El dualismo de los elementos clásico o barroco y nacionalista, es perceptible a lo largo de todas ellas, reflejando la profunda fe en el compositor en la idea nacionalista. Siguió las aportaciones de la práctica barroca acomodada a los medios musicales de los que disponía. Vendrán consecuentemente, los años de reconocimiento internacional, tras un primer viaje a los Estados Unidos, después de dirigir a la O. S. de Boston, en 1945, incluyendo su Choro nº 12, la versión del Rudepoèma y la Bachiana brasilera nº 7.

Una sonata Chiquitana nº 4 (archivos de la Misión de Chiquitos), un anónimo. Las reducciones de Moxos y Chiquitos, cultivaron sus músicas profusamente  como atestiguan la gran cantidad de manuscritos que provienen de la época jesuítica (concluida abruptamente en 1767, por la orden de expulsión promulgada por Carlos III). Sorprende el hecho de que en varias reducciones se siga interpretando ese repertorio. Tres jesuitas músicos profesionales trabajaron en Chiquitos llevando a la práctica la enseñanza de los nuevos maestros en el arte del canto y la ejecución de instrumentos: Martín Schmidt (1694/1772); Florian Paucke (1719) o Juan Messner (1703/68), material no totalmente catalogado y que puede encontrarse en gran cantidad de manuscritos anónimos de las colecciones halladas en las exreducciones. Colección de interés, será la realizada por el toscano Domenico Zipoli (1688-1726), quien residió en Cordoba. Un gran especialista de nuestra tierra, es el arpista Manuel Vilas, quien con el Grupo Ars Atlántica, y las voces de Magali Revollar y Diego Blázquez, utilizando un arpa virreinal peruana, editó recientemente Yaya Kuntur (Padre Cóndor), himnos en latín y quechúa (siglos XVI/XIX). El arpa utilizada era copia de una realizada por Javier Reyes de León, a partir de un arpa magnífica de una orden representada en la Iglesia de Santiago Apóstol de Huachacalla (Oruro, Bolivia). Javier Reyes de León, comentaba que hallándose en 2002, inmerso en el estudio de las Misiones de Chiquitos, en un entorno especial dentro del Festival de Música Antigua, en una remota región boliviana, los pasos de su andadura se cruzaron con los de Manuel Vilas, un encuentro que fue germen de varios proyectos inéditos, cuyo objetivo común fue la recuperación de arpas icónicas, pertenecientes al recorrido histórico de ese siglo XVIII, a partir del estudio de las arpas barrocas de uno dos órdenes, que se conservan en España.

Astor Piazzolla-Las cuatro estaciones porteñas-, conjunto de piezas con un criterio confesional en su débito vivaldiano y creadas de forma independiente sin pretender el encuadramiento de un posible ciclo. El tiempo arrastrará tratamientos de lo más diversos, Las Cuatro estaciones porteñas- Primavera (1965), destinada al filme Melenita de Oro; El Otoño (1969); la Primavera (1970) y el Invierno (1971), parecían surgir como de la nada, coincidirán con las formas de los Quintetos que fueron variando con el transcurso de los años, pero la historia posterior  jugará sus cartas, en este prolífico compositor de aparente frágil memoria y que dejó frutos como la ópera María de Buenos Aires, hasta probar con el período electrónico y el jazzístico. El Piazzolla de su obra emblemática Adiós Nonino. En sus experiencias, las colaboraciones con Osvaldo Manzi, Lalo Schifrin, Juan Carlos Cirigliano o Pablo Ziegler.

Ramón García Balado

Schubertiada de Marco Mezquida, en el Pazo de Fontao, dentro del XII Festival Bal y Gay

 Pazo de Fontao, Foz


Marco Mezquida
, se presenta en el XII Festival Bal y Gay, en el Pazo de Fontao (Santa Cilla-Foz), día 18, a las 20´30 h-, con un programa bajo el reclamo de Schubertiada, un pianista de amplias perspectivas por su evolución artistas de confluencia en los géneros más diversos desde lo cásico a las tendencias más peculiares, formado en la ESMUC, dejó constancia de su actual evolución en lugares como el Palau de la Música (Barcelona); la Elbphilharmonie (Hamburgo); el Concerthaus (Viena); el Blue Note neoyorquino, dentro de sus plurales ambiciones, compartiendo cartel con artistas como Silvia Pérez Cruz, Salvador Sobral, Michel Camilo o Lee Konitz, participando en significativos registros discográficos. Entre ellos, sus tríos Tornado, Talismán, Ravel´s; los dúos con Chicuelo, Silvia Pérez Cruz, o propuestas como Bach fowards  o Cita a ciegas, con la bailarina Sol Picó, estrenando su Concierto para piano y orquesta, Talaiot y Patumada. Recibió premios como el Ciudad de Barcelona; el BMW Welt Jazz Award, por el planteamiento que muestra en sus obras.

Schubertiada, propone una inmersión en obras del compositor vienés, partiendo de una visión del Sanctus, de la Misa Alemana D. 872 (Gesänge zur feier des heiligen offer der Messe), obra de 1826 o 1827, cuando hacía un lustro que no ofrecía obras en este estilo y que en esta ocasión, recurriría a un texto de Johann Philip Newman. Obra claramente diferente a las anteriores y que resultaría contemporánea del Winterreise, dejando para el Sanctus la indicación de que habría de ser interpretado de manera pausada y en pp. Ocho son los números que integran la obra, un trabajo destinado a los alumnos de la Escuela Politécnica- en la que Newman era profesor-, obra claramente homofónico y con escasa participación de solistas, sobre un planteamiento orquestal convencional, pensando en las circunstancias en las que fue compuesta.

Un fragmento de la Sinfonía Inacabada D. 759, de la que quedan tan solo dos movimientos y manuscritos los 20 compases del comienzo del Scherzo (algunos descubiertos recientemente). El hecho de dejar una obra incompleta, era algo común en el músico, su desorden ante la creación nunca había sido tan profundo, ni volverá a serlo posteriormente, pero esa situación no excluía otros  factores posibles, tras la ópera Alfonso y Estrella o el comienzo de esta Sinfonía en Si m., un parón surgido por el sustancioso encargo de la Wanderer-Fantasía, Die Vershworenen o Fierabrás. En carta confidencial dirigida a Spaun, no haría mención alguna a esta obra, mientras le ponía al día d otros trabajos. En la primera ejecución vienesa, del 17 de diciembre de 1865, bajo la dirección de Johann Herbeck, incluyó como final el de la tercera D. 200.

Tres impromtus Op. 90 D. 899, conjunto de cuatro piezas de cerca de 1827, que no precisan mayor aclaración. Para el concierto, el segundo Allegro, en Mi b.M., que conserva intacta la frescura y el encanto de su pianismo, a partir de un tema que flota graciosamente entre guirnaldas de tresillos ascendetes y descendentes, como si fuesen un movimiento perpetuo. Nunca estuvo el músico tan cerca de Chopin, con una escritura voluntariosa y vibrante. El tercer Impromtu, en Sol b M.(Andante mosso), resulta una amplia melodía hímnica que se desarrolla en una larga y apacible curva sobre un acompañamiento de tresillos que evocan celestes arpas, siempre en pianissimo en forma de ardiente plegaria, impregnada de una ambientación subyugante y que, en su belleza irreal, nos acerca al lied Die Gebüsche D. 646; el cuarto impromtu, deja la impresión de una pieza aparentemente secundaría, ligera y virtuosística, con un audaz lenguaje, un Allegretto en La b m., que hace cantar a la mano izquierda en un registro etéreo cual revoloteo de mariposas; dispone de un elemento central que aporta un contraste melódico de apasionada nostalgia, sobre una batería de semicorcheas. Serie de cuatro piezas que editaría Tobías Haslinger, aunque con un éxito relativo.

Para completar, algunos de sus Lieder en este tratamiento para el piano, Der Jüngling an der Quelle D. 300, obra próxima a 1821, una pequeña obra maestra de una ternura susurrada, que pretende olvidar un ensueño buscado. Su tonalidad  luminosa de La M., se reparte entre corcheas y dobles corcheas. Para el texto, un poema de Johann Gaudenz  von Salis-Seewis (1762/1824), un entusiasta aficionado  y oficial suizo al servicio de  Francia y que había encontrado su afinidad con los románticos alemanes, que seguían la escuela de Goethe, con una mención especial a Mattison. En este caso, Schubert había trabajado sobre 12 poemas de Salis-Seewis.   Auf dem Wasser zu singen D. 774, uno de los más conocidos, recurre a Stolbelg, dentro de una idea estrictamente estrófica propia de la imaginación popular, mostrando una meridiana claridad que recurre a un motivo acuático de olas ondulantes en dobles corcheas relacionadas por una tonalidad menos común, pieza relacionada con las poéticas menos frecuentes como las de Johann Chrisostumus Senn; Karl Gottfried o Richard Roos.  Im Frühling D. 882 (Primavera), la llegada de la nueva estación recargada de recuerdos, un mosaico de encanto irresistible con intensos contrastes de corcheas y pasajes en menor, acentuado la descripción  del poema de Ernst Schulze, con el que tenía poco en común que no fuese la serie de los nueve Lieder que en esta serie encontramos, piezas como Im Walde D.834; Auf der Brück  D. 853; Um Mitternach  D. 862; Lebensmut D. 883 o Über Wildemann D. 884.   Gretchen an Spinrade D. 118 (Margarita en la rueca, lied del que se conserva una edición manuscrita de octubre de 1818, del grupo de piezas emblemáticas que nos muestra la juventud de la protagonista en estado de arrebato, dentro de una trasparente tonalidad agitada y distante de la que ofrece  en Der Tod und das Mächen, un revolcón vertiginoso que recurre a la poética siempre apreciada de Goethe, maestro que siempre se interesó por el mundo de la música.  Die Forelle D. 550 (La trucha), ese lied que retomará como cita en su obra camerística, en el apreciado Quinteto especialmente apreciado, una melodía que incitaría a esa tentación que mantendrá el interés a lo largo del tiempo, apoyándose igual que en Goethe o Schiler, en la poética de Johann Mayrhofer.

Ramón García Balado

El Cuarteto Quiroga y la O.S. del Principado de Asturias, en el Auditorio Hernan Naval, dentro de XII Festival Bal y Gay

Auditorio Hernán Naval, Ribadeo


Dos actividades dentro del XII Festival Bal y Gay, con visita al Auditorio Hernán Naval (Ribadeo)- día 15, en sesiones de 12´00 h. y 20´30 h-, para disfrutar de las actuaciones del Cuarteto Quiroga y la O. S. del Principado de Asturias, conjuntamente y son director, destacando en programa obras de W.A. Mozart, F. J. Haydn y L. van Beethoven. El Cuarteto Quiroga, fue galardonado con el Premio Nacional de Música en la misma convocatoria que lo recibía el compositor Javier Darias (2018), la razón de su nombre, tiene como fundamento el homenaje al violinista ourensano Manuel Quiroga y está integrado por Cibran Sierra, Helena Poggio, Aitor Hevia y Josep Puchades, formación que se formó musicalmente en la Escuela Reina Sofía, con Reiner Schmidt; en la Musik Ac. de Basilea, con Walter Levin- miembro del Cuarteto La Salle- y con Hatto Beyerley, en la Ac. Europea de Música. Han estrenado obras de Jörg Widmann, Raquel García- Tomás, Peter Eötvös, J. Mª Sánchez- Verdú, A. García Abril o J.L. Turina y Cristóbal Halffter, en un repertorio que abarca desde L. Boccherini y Brunetti a Schönberg, Alban Berg o G. Kurtág. Mérito reconocido es la confianza depositada en ellos, como grupo en residencia del Museo Cerralbo madrileño, tras recibir igual consideración en el Palacio Real, de Madrid, en donde dispusieron de los instrumentos históricos palatinos.

La O. S. del Principado de Asturias, heredera de la precedente O.S. Provincial, se convirtió en referente de su Comunidad Autónoma, participando en proyectos en colaboración con otras, tanto en certámenes como en iniciativas en los géneros más diversos, auspiciando con creces sus resultados artísticos desde el año de su fundación en 1991, siguiendo en la actualidad sus trabajos bajo la dirección de Nuno Coelho.  Para abrir boca, un Mozart de sus años casi juveniles, por la Sinfonía nº 1, en Mi b M. K. 16, del año 1764, compuesta durante un  estancia en Londres, al parecer motivada por una visita al poblado de Chelsea, merced a la obligada convalecencia de su padre Leopold, lo que permitía al infante la posibilidad de tocar como capricho y desenvuelto entretenimiento, inspirándose en las aportaciones de maestros como Karl P. Abel, y Johan Christian Bach, uno de los animosos preceptores, músicos efectivamente apreciados. Para Paumgartner, algunos de los rasgos extraordinarios parecen remitir misteriosamente al futuro; la ferviente frase cantable que contrasta con el elemento rítmico o el color tenebroso casi demoníaco del movimiento central en Do m. Para Mila, pese a la modestia de las dimensiones, es una de las más bellas sinfonías infantiles por la calidad  de los temas y por cierto toque tímbrico inconfundible, redondeando Barilli con un sencillo apunte: Quien busque el truco debe remontarse a los tiempos de María Castaña, mediante el mismo truco; Mozart compone de niño, su primera sinfonía.

Franz Joseph Haydn- Sinfonía nº 49, en Fa m,  Hob. I: 49 (La Passione)-, obra  cuyo autógrafo queda datado en 1768 y se encuentra en la Academia Real de Estocolmo, cuyo sobrenombre aparece por vez primera en el manuscrito de 1790, obra que tuvo una gran impresión en lo relativo a su destino posible, manteniendo entre las incertidumbres, la edición de la serie de copias consecuentes que se localizarán en varios países europeos, desde España a Italia, y en ciudades desde Londres a París. Última compuesta según el acostumbrado esquema de sonata da chiesa, y enteramente en esa tonalidad de Fa m., elemento previsible de algunos de sus profundos pensamientos a excepción del trio del minuetto, en Fa M.,para un orgánico habitual formado por dos oboes, dos trompas y cuerdas, aspectos tradicionales que no son más que la evolución externa de un lenguaje expresivo que avanza nuevos mundos y experiencias de conflictos y tensiones, observables en sus cuatro tiempos, desde el Adagio inicial, que podrá evocar el magisterio de Emmanuel Bach. El Allegro di molto, simula un tiempo barroco y que se decide por un talante modernizador, por su pronunciado poderío, con amplios intervalos de valores largos, que con suerte, se asimilarán a la Sinfonía nº 34, en camino a una idea más reposada, que nos lleva al Minuetto, no menos seductor que se ilumina con el susodicho trío. El Finale presto, en un locuaz 2/2, no complica el discurso sonoro, mantenido por un núcleo melódico más bien breve, repartido entre notorias transformaciones.

Beethoven- Sinfonía nº 8, en Fa M. Op. 93- para los Massin, será llamada por el autor una pequeña sinfonía, por oposición a la anterior, una de las más importantes- en carta a Salomon, del 1 de junio de 1815-,y gracias a un conversación con Schindler, en los Cuadernos de conversación, de abril de 1823, se deduce que la octava fue trazada antes que la Séptima. Ambas fueron publicadas en diciembre de 1816 por Steiner, en Viena. Esta sinfonía propone un Primer movimiento, muy distinto al ofrecido en la anterior y no lleva introducción; sobre un acorde de toda la orquesta, los violines anuncian el tema; el segundo tiempo ocupa el lugar de un Adagio o del Andante tradicional, elaborado sobre un tema silábico del canon- compuesto en 1812, durante una sesión coparticipativa en homenaje a Maelzel-, un movimiento que parece destinado a imitar el tecleo del metrónomo en sus persistente pronunciamiento; el Minuetto, recupera ideas que podrán evocarnos a su maestro Haydn y el movimiento Finale, se explaya en una dimensión en la que caben los anteriores. Para Vincent d´Indy- con las licencias que otorgan el paso de los años, aparece un tema húngaro, un himno de Hunyadi, en el que se adivina la llegada de los músicos a una fiesta. Una sinfonía que tuvo una acogida reservada y sin excesivo entusiasmo, no logró conseguir el furore presumible, pensando en quien era su compositor. Para Grove, Beethoven tenía  en la época 42 años; en todas sus obras, no existía un ejemplo comparable a este: un corazón de niño, encerrado en el pecho de un hombre. Es motivo de alegría notar que, llegado al final de un largo y difícil período de vida, se concedería gozar de un momento tan cordial, inocente y jubiloso como el que aparece en esta sinfonía.

Ramón García Balado

El Requiem en Re m. K. 626, de Mozart por la Real Filharmonía de Galicia, en el XII Festival Gay y Gay

 Catedral de Mondoñedo


 La Catedral de Mondoñedo acoge a la Real Filharmonía de Galicia, dirigida por Diego Martín Etxebarría, acompañada por el Coro de la Comunidad de Madrid, con Manon Chauvín (soprano); Teresa López (contralto), Fran Braojos (tenor) y Elier Muñoz (bajo)- día 13, a las 21´00 h.-, para ofrecer el Requiem en Re m. K. 626, de W.A.Mozart, y la Sinfonía nº 3, en Re M. D200, de F. Schubert, orquesta fundada en 1996, y que cuenta con la EAEM, como elemento de creación de nuevos talentos cara a un futuro esperanzador. La RFG se presentó en el Auditorio de Galicia el 25 de septiembre de 1996, con un programa en el que su director de entonces Helmuth Rilling, incluyó en programa la Sinfonía nº 25, en Sol m. K. 183; El Concierto para violín y orquesta (A la memoria de un Ángel), de Alban Berg, con Alyssa Park, como solista y la Sinfonía nº 4, en Si  b M. Op. 60, de L. v. Beethoven. Con Rilling, fueron sus directores Antoni Ros Marbà, Paul Daniel y Baldur Brönnimann, preparando para la próxima temporada, bajo el título de Historias, colaboraciones como las de la soprano Ilse Eerens; el clavecinista Diego Ares, la invitación de la directora Ruth Reinhardt o el director Ben Voce; la flautista Silvia Rozas; el Kebyart Quartet, integrado por saxofonistas; Amandine Beyer-artista en residencia-; Juan Pérez Florestán; el intérprete de kora Seckou Keita o el trompetista Esteban Batallán, con el aliciente a mayores del ciclo Cometa, con obras breves en estreno. Diego Martín- Etxebarría, es un joven director que forja su carrera al frente de proyectos propuestos por los principales coliseos operísticos que definen un futuro ya consolidado, en el que no falta el estreno de obras contemporáneas. El Coro de la Comunidad de Madrid, es una formación de referencia con particular atención a los repertorios renacentistas, además de dar a conocer composiciones contemporáneas de maestros españoles como Antón García Abril, Cristóbal Halffter o Luis de Pablo, con una larga trayectoria que le llevó a presentarse en distintos países, presentándose en el Teatro Real; los Teatros del Canal; el Auditorio de San Lorenzo de El Escorial, un coro que desde 2022, viene siendo dirigido por Josep Vila i Casañas, aunque para este concierto contaremos con Javier Fajardo.

 La Misa de Requiem, en Re m. K. 626, conserva la leyenda que la historia conserva, con todo el misterio consecuente con los acontecimientos biográficos del salzburgués, el  misterioso encargo hecho al autor por Leitgeb, intendente del conde Walsegg zu Stuppach, sobre las condiciones sobre la conclusión del Requiem, ninguna obra suya, llegaría a ser tan célebre en una composición que, desafortunadamente, no es enteramente de su autoría, suscitando todo tipo de opiniones  y comentarios. La leyenda de un joven ferviente católico, resulta convincente una vez que sabemos que el músico se encontraba en el fatídico destino de sus últimos días. El examen del manuscrito, permite aceptar con precisión lo que es del propio Mozart  y lo que es de otros como Süsmayr o algunos detalles de Eybler. Son del músico las dos primeras partes (Requiem y Kyrie); los cinco fragmentos del Dies Irae- propiamente dicho-, el Tuba mirum; Rex tremendae; Recordare y Confutatis. Él mismo anotó las partes vocales, el bajo cifrado y algunas secciones instrumentales; la orquestación, en su conjunto, es de Süsmayr. El Lacrymosa (sexta y última parte del Dies Irae), está bosquejado por el músico hasta las palabras judicandus homo reus y todo el resto es de Süsmayr. Los dos fragmentos que componen el Ofertorio (Domine Jesu y Hostias), son principalmente de Mozart, en el mismo sentido anterior, y orquestados por su asistente. El Sanctus, el Benedictus y el Agnus Dei, quedaron enteramente en manos de Süssmayr.

Hay que recordar las principales etapas de la historia póstuma al Requiem. El conde Walsegg, había encargado y pagado por anticipado- en gran parte-la obra, exigiendo al compositor el anonimato. Obra que recibió a la muerte de Mozart y que se hizo ejecutar por primera vez como si la obra fuera suya, por los músicos de su capilla, el 14 de diciembre de 1793, pero en el intervalo, del Requiem se dirá que había sido dado en Viena, en 1792, gracias a Van Switen, la atribución mozartiana fue pues pronto del dominio público y el conde Walsegg, no pareció ofenderse nunca por ello. Corrió sin embargo  el rumor de que la obra no pudo terminarla Mozart; ¿era realmente suya? Constanza, su querida compañera, escribirá en una carta muy rebuscada que sobre la apreciación enviada a Breitkopf & Haertel, el 27 de noviembre de 1799 aclarando la realidad, pero el 8 de febrero de 1800, otra misiva a estos editores, enviada por Süsmayr, confesaría que no pretendía adornarse con plumas ajenas, aceptando ser el autor de la mayor parte del Requiem. Las respuestas del entorno de Constanza, en un estado de absoluta excitación, reduciría al mínimo ese protagonismo desmedido. Una controversia que no terminará por resolverse .

El Requiem resultaba ideal para compensar tantos elementos desastrosos para la memoria de tan gran artista. Bastaba con hacer de él  el eje de toda la vida mozartiana, durante los últimos meses de su vida; en lugar de ser un obra de simple encargo, para un músico financieramente sin recursos, esta composición se convertirá en el testamento de un creador que aceptará convertirla en la respuesta a un encargo a un misterioso mensajero, casi por orden sobrenatural; la obra en la que había visto su propio fin anunciado por la Divinidad. De esta manera Mozart, se habría preparado piadosamente para la muerte, componiendo una obra piadosa entre todas sus obras; su último pensamiento habría sido una oración y la oración de la liturgia católica más ortodoxa. Las autoridades fácticas, clero incluido de la capital vienesa, podían aprobar sin reservas un final tan edificante para un gran genio. Die Zauberflöte no era más que un singspiel; la cantata masónica, del 15 de noviembre, la más importante dentro de su género, solo era una pequeña cantata que le habían pedido para una pequeña fiesta de sociedad, pero el Requiem, era otra cosa, mientras llovían cantidad de testimonios como los de su  querida Constanza, los de Niemtschek o Nissen y Sofía Haibl, quien veía en los trombones del Tuba mirum, el último rictus en los labios de un moribundo.

La Sinfonía nº 3, en Do M. D. 200, de F. Schubert, es obra más breve que las precedentes y que se ofrece en sus tiempos Allegro con brio, por su melodismo irónico y vivo, sobresaliendo el segundo tema con la aportación del oboe mientras el grupo mantiene su sentido rítmico, para continuar con un Allegro que muestra una parte central marcada por las sonoridades del clarinete, dependiente de los detallismos del grupo orquestal, y las sonoridades de las cuerdas con el trazado de sus dibujos; el Menuetto,y su correspondiente trío, nos devuelven a la tonalidad original, con otro tema vigoroso e insistente, en beneficio de las demandas requeridas, para aproximarnos al final Presto vivace, manifiesto desde el entusiasmo por su ímpetu irresistible, remarcado por las atenciones de un segundo tema que con suerte, podrá evocarnos estilismos cercanos a la ópera bufa.

Ramón García Balado

La acordeonista María Zubimendi, en Solos no CGAC

Centro Galego de Arte Contemporánea, Santiago de Compostela Tercer concierto del ciclo Solos n CGAC que protagonizará la acordeonista María...