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10/12/2024

Puccini en el ánima de Ewa Plonka

  A Coruña - 08/12/2024


Despedida del LXXII Festival de Amigos de la Ópera de A Coruña con la soprano Ewa Plonka y la Orquesta Sinfónica de Galicia, para un programa especialmente pucciniano, y algunas páginas instrumentales del propio compositor, una sustitución anunciada ya hace tiempo, desde la renuncia por razones personales de Hui He.

Ewa Plonka, realizó parte de su formación en la Juilliard School neoyorquina, tras estudiar en la Ac. Pozna y ampliar en los Estados Unidos en centros que la llevaron desde Utah a Oklahoma o Salt Lake, y recibir galardones de importancia como el Deborah Voigt, del Concurso Marcello Giordani o el Gorde Lissner. Sus roles de relevancia más recientes, la llevaron a asumir papeles como Tosca, en distintos coliseos; Lady Mcbeth de Msensk (Shostakovich), Ópera de Zurich; Azucena (Il trovatore, de Verdi), en la Ópera de Frankfurt, en donde también tendrá un papel de Der Fliegede  Holländer; Giovanna Seymur; Maddelene (Rigoletto), Abigail (Nabucco), en La Arena di Verona; Turandot (Deutsche Oper Berlin); Venus (Tannhauser), en el Royal Opera House Covent Garden, y que se enlazarán con géneros como el oratorio, el lied o el sinfonismo desde Gustav Mahler (tercera sinfonía); Mendelssohn (Eliah); Stabat Mather (K. Szymanowski); Wagner (Wessendock- lieder) o Las campanas (S. Rachmaninov).

Gianluca Martinenghi, previsto para la gala, cedió la plaza a Fernando Briones, director de la Orquesta Gaos y su coro, ya con amplia experiencia de colaboraciones en proyectos como L´elisir d´amore; Oca, de Juan Durán; La verbena de La Paloma; o I Pagliacci y Cavalleria Rusticana, en el Festival de Fuenteventura y un Rigoletto, en Lanzarote. Estudió en la ESMUC, con Lutz Köhler y también con Salvador y el insigne Alberto Zedda. Su labor con el Coro y Orquesta Gaos, viene dejando excelentes resultados desde 2009, y tuvo el beneficio de dirigir a artistas de gran prestigio: Sondra Radvanosky, Ainoha Arteta, Vanessa Goikoetxea, Ruth Iniesta, Carlos Álvarez, Celso Albelo, Borja Quiza o Rocío Pérez, además de acompañar al barítono Borja Quiza, en recitales camerísticos.

Un monográfico pues, pucciniano, comenzando con el Intermezzo de Manon Lescaut, para Ernst Krause: ¿gracioso rococó francés? ¿Opera con intensa pasione? ¿Ansia de vida, locura, de amor, lúgubres y ardientes lamentaciones de muerte, con fuertes pinceladas? ¿Un Puccini apasionado en impetuoso? A sus treinta y un años, el maestro era todavía un músico local, sabía ya muy bien lo que necesitaba para elaborar un drama histórico y meridional: situaciones llenas de emoción que le arrancar aquellas melodías sentimentales, dependientes de impulsos exteriores y de una óptica palpable. La manifestación de la italianità pucciniana, su ardiente forma apassionata. La forma della de la sua inspirazione, como afirmará Gino Romaglia: Puccini quiso escribir una Manon italiana. No le importaba que existiera ya una de Massenet, del mismo modo que la Manon de Massenet, estrenada diez años antes, es una ópera francesa, la suya  iba a sentirse en cambio una ópera alla italiana, con passione disperata. De esta ópera, escuchamos Sola, perduta, abbandonata, Manon en su desgarro final, aria descarnada ante la situación de desamparo en medio del desierto compartiendo amarguras con De Grieux, mientras éste la deja en búsqueda de agua.

La Bohème, una vez seguida la producción de esta temporada dirigida por José Miguel Pérez Sierra, en la que disfrutamos de las voces de Celso Albelo, Miren Urbieta-Vega, Massimo Cavalletti, Helena Abad, Manuel Mas, Simon Orfila o el Coro Gaos, de Fernando Briones, nos permitió escuchar dos arias de la misma, fácilmente reconocibles entre los aficionados: D´onde lieta usci, lamento de Mimi y el vals- aria, de Musseta, Quand men vo soletta per la via, estilo de canción ligera, a la que responderá Marcello. Amor de jóvenes  bajo les toits de Paris, poesía de la vida cotidiana de aquellos artistas que han encantado al mundo. Una hojeada a la buhardilla cochambrosa de Montmartre, en medio de un trajín navideño de la Rue Saint Germain L´ Auxerrois, para que seamos testigos de sus pobrezas. El hambre, el frio, el humor o el amor que aparentan llevar una vida mejor. El ambiente que ya aparecía en el relato de Murger y que el músico reformuló gracias a su intuición sensitiva. Situación que corresponde a la época del Rey ciudadano, Luís Felipe, después de la Revolución de  1830 y de un proletariado artístico que está creciendo a la sombra de ella, apartada de la realidad social. No cabía duda que Giacosa e Illica, se ceñían al relato de Murger. La Bohème, servirá de ejemplo, por su dramaturgia, para otra serie de óperas, por su inclinación de fuertes contrastes tanto sentimentales como dramáticos, entre aquellos tiempos intensos y pausados.

Ewa Plonka, se creció en el conjunto de las arias por su presencia en escena, su impregnación de los personajes gracias a una voz de registro equilibrado, entregada efusividad, cuidada expresividad y su squillo intenso y penetrante.

Le Villi, un Puccini quizás de menor fortuna y del que se ofreció el segundo intermezzo La tregenda (El espectro), ópera asentada en la mitología de Les Willis, capricho de otras creaciones como el ballet Giselle o la opereta Die Lustige Witwe, de Franz Lehar. La ópera en concreto, estuvo destinada al Teatro dal Verme, de Milán, contando con la dirección de Achille Panizza y los roles de importancia de Caponelli y Antonio d´Andrade, en su estreno en 1884, antes de probar con una revisión a finales de aquel año, que añadía dos intermezzos, siendo el otro L´Abbandono. Ópera de menor relieve en el catálogo de este compositor que realizará Le Villi, como un compromiso para un concurso de la editorial Sonzongo, para ópera en un acto y que presentó en condiciones precarias, aunque sería defendida por el maestro Arrigo Boito.

Crisantemi, para cuarteto de cuerdas, es pieza camerística de frecuente incorporación en programas que no dudan en incluirlo, obra que nacería como dedicatoria a Amadeo de Saboya Duque de Aosta, al que tenía en gran consideración, tras su fallecimiento. Pieza breve-siete minutos- e intensamente emocional por el talante de su actitud, posiblemente elaborado mientras escribía la ópera Manon Lescaut. Fue estrenado en Milán y Brescia por el Cuarteto Campari, con notable aceptación, y que se escuchó en versión orquestal. Reconocimiento para Fernando Briones por parte de los aficionados en estas páginas instrumentales así como por su compromiso para la gala en el acompañamiento a la soprano, por la urgencia de surgida de imprevistos.

El Tríptico nos aportaba dos de las páginas más estimables: Oh mio babbino caro, de Gianni Schichi y Senza mamma, de Suor Angelica, esas breves operitas en un acto a las que se añadía Il tabarro, que para René Leibowitz, es imposible dar una idea, aunque sea meramente aproximada, de la riqueza de inspiración, la maestría de su composición y aún muchas otras cualidades contenidas en estas tres pequeñas obras maestras y que no podemos menos que lamentar que no se representasen más a menudo. Esto es tanto más inexplicable por cuanto se trata de una nueva concepción muy renovada de la música dramática. Gianni Schichi, la mejor de las tres, sorprende por el hecho de que casi todos los personajes de la obra (quince en total), están todo el tiempo en escena, por decirlo de alguna manera, la ópera es como un inmenso número de conjunto, la música consigue de un modo magistral crear un movimiento del drama y de la acción, basado en motivos muy cortos.

Mme Butterfly- intermezzo y Un bel di vedremo, del segundo acto y un aria en la voz de la enamoradiza e ingenua Butterfly, personaje tomado de  Madame Chrysantème de Pierre Loty, para conocer su estreno en el Teatro alla Scala milanés el 17 de febrero de 1904. La protagonista es el verdadero eje radial de la ópera, merced a su ambiente de insinuación intimista y psicológico,     que atraería irresistiblemente al compositor, al que sabría conceder una sobrecarga realista frente a los presumibles orientalismos muy en boga en aquellos tiempos, en particular en lo que respecta al tratamiento del lenguaje musical. Por lo que fuese, la ópera recibió un reconocimiento  general por parte de los aficionados. 

Para completar, Vissi d´arte de Tosca Floria Tosca, diva de gran relieve, prendada de Mario Cavaradossi, pintor de tendencias liberales quien responde a sus requerimientos, un drama anclado en el dramatismo de Victorien Sardou y destinada al Teatro Costazi de Roma. Vissi d´arte, vissi d´amore, esplendor y magnificencia de la diva, en el segundo acto, mientras se escucha un redoble de tambores y el barone Scarpia, pérfido jefe de la policía vaticana, en plena desmesura contrarrevolucionaria, le recuerda a Tosca que le quedan pocas horas de vida a
Mario para consumar el suplicio, rendida pleitesía a favor de Ewa Plonka, para ese segundo acto que se desarrollaba en el despacho de Scarpia, en el Palazzo Farnese, en donde está detenido el pintor, mientras sufre tortura, ante la sospecha de que conoce el refugio en el que se encuentra Angelotti.

Ramón García Balado

 

Ewa Plonka

Orquesta Sinfónica de Galicia / Fernando Briones

LXXII de Ámigos de la Ópera, de A Coruña

Obras de Giacomo Puccini

Teatro Colón, A Coruña

 

Foto © Alfonso Rego
 

 

08/12/2024

Galardones de VII Concurso de Canto Compostela Lírica

 Auditorio de Galicia, Sala Mozart. Santiago de Compostela

Yeraldín León, Milan Perisic, Andrés Sánchez- Joglar y Gabriel Alonso


Prueba de fuego para la final del VII Concurso de Canto Composta Lírica, auspiciado por Amigos de la Ópera de Santiago, el Concello de Cultura, el Consello da Cultura Galega, la Xunta de Galicia y la Fundación José Otero- Carmela Martínez,  en especial para el jurado a la hora de jugarse esa decisión definitiva que siempre deja una impresión agridulce en particular para los aspirantes y el común de los asistentes.  Dejaremos como resultado, la garantía que ofrecían los miembros que integraban los miembros de ese jurado, que curso a curso, aseguran la solvencia que los ganadores sí responden a las exigencias  requeridas, por la importancia del certamen en cuanto a la concesión de sus beneficios. Un jurado que sin grandes variaciones con respecto a otras convocatorias, estaba integrado por Arturo Reverter como Presidente; Patrick Canac, Presidente de Les Musiciens de Luberon; Aquiles Machado, director artístico del Festival de Ópera, de A Coruña, atento a buscar talentos a los que incorporar a los compromisos de la próxima convocatoria; Elisabete Matos, directora artística del Teatro Sâo Carlos de Lisboa; Graziela Valceva Fierro, mezzosoprano y profesora de canto; Celestino Varela, director artístico de la Ópera de Oviedo; Maciej Pikulski, apreciado repertorista, del que guardamos excelentes impresiones y José María Miranda, Secretario de Amigos de la Ópera de Santiago, sin derecho a voz ni voto. Tras la maratón del viernes, la sesión no menos agotadora del sábado, con las dudas para esta final en cuanto a los beneficiados de esos tres primeros Premios, el tercero concedido a Yeraldin León por el Presidente de Jurado Arturo Reverter, y 1000  euros; el segundo obtenido por Andrés Sanchez- Joglar, entregado  por Antonio Linares, en  representación de la Fundación José Otero- Carmela Martínez, que recibió 2000  euros y un recital remunerado en nuestra ciudad  y el Primero para Milan Perisͮic, por la Alcaldesa de Santiago Goretti Sanmartín,  4000 euros, tres actuaciones  repartidas entre la Real Filharmonía de Galicia, Festival Musicales de Luberon y la temporada de Ópera de Oviedo; el Diploma Andrés Gaos, con un recital dentro de las actividades del Consello da Cultura Galega entregado por Alejo Amoedo, en representación para el mejor cantante gallego reservado para Gabriel Alonso. Grado de consideración para los pianistas acompañantes en este compromiso sin reposo, José Alberto Sancho y Duncan Gifford.

Milan Perisͮic, barítono serbio, es una voz con experiencias profesionales en nuestro país, tras recibir galardones como el Concurso de Canto Josep Palet, después de su formación en el Conservatorio Giuseppe Tartini de Trieste, en su trayectoria, destaca el estreno de Antony & Cleopatra, de John Adams, y en el Teatro Real de Madrid, fue parte del elenco de La nariz, de Dmtri Shostakovich, mostrando igualmente preferencia con roles de personajes complejos como  Iago o el Conde de Luna, de Verdi, a los que se añaden Athanaël, de Thaïs  de Jules Massenet, ópera de recurre a un relato de Anatole France; para mantener ciertas distancias, el Marcello de La Bohème o el Ravel de L´enfant et les sortilèges. Dos fueron las arias elegidas por él, y que poco tenían el común. P.I. Tchaikovski, con Ya vas luyblu, de Pikovaia Dama (La Dama de Picas) y de George Bizet, L´orage s´est calmé, de Les pêcheurs de perles.

Andrés Sánchez- Joglar, tenor, con estudios en el Conservatorio Amadeo Roldán de La Habana, debutó en el Teatro Nacional Lírico de Cuba, recibiendo asesoramientos en masters con  Mietha Siglher, Fiorenza Cedolins, J. de León, Nancy Fabiola Herrera, probando en roles como Alfredo (La traviata); Mario Cavaradosi (Tosca); Florestan (Fidelio) de Beethoven; el Duque de Mantua (Rigoletto), además de participar en estrenos de óperas como El canto de amor triunfante (Febo), por obvias razones y trayectoria, la zarzuela se muestra entre sus preferencias con títulos como Cecilia Valdés; María de la O; Molinos de viento Pablo Luna); Los gavilanes o Luisa Fernanda. En su programa, había abordado precisamente Tente, detén tu paso, de Don Gil de Alcalá ( M. Penella) y E lucevan le stelle, de Tosca (Puccini), un tenor de registro amplio y proyección de gran solvencia.

Yeraldín León, mezzo, procedente de Colombia, y con formación en España, en el Escuela Reina Sofía, en el Departamento Alfredo Kraus, Fundación Areces, con Susan Bullock, venía de estudiar en la Universidad Central  de Colombia, con A. Roca y Camila Toro, además de recibir asesoramientos de Teresa Berganza, Sarah Connolly, Francisco Araiza o Iris Vermillion. Recibió la beca de la As. Wagneriana, para asistir al Festival de Bayreuth y entre sus actividades, la serie de roles interpretados de óperas como los barroquismos de Los elementos, de Literes; El gato con botas, de Xavier Montsalvatge, en el Teatro Colón de Bogotá; La nariz  (D. Sosttakovich) y la opereta Orfeo en Los infiernos , de Jacques Offenbach. Un par de arias como era preceptivo, comenzando por Cruda sorte-delicia para voces de contralto-, de L´Italiana in Algeri, de Gioacchino Rossini, y en el fiel de la balanza, Acerba voluntà (Adriana Lecouvreur), de Francesco Cilea.

Gabriel Alonso, barítono, Diploma Andrés Gaos, con un recital remunerado del Consello da Cultural Galega, recibido de manos de su compañero en lides Alejo Amoedo, por los compromisos con las atenciones a repertorios de tradición propia, en colaboración con compositores y otros profesionales, grabó recientemente so trabajo No  camiño, con Aurelio Viribay, cantante con estudios en la Escuela Reina Sofía, en la Cátedra Alfredo Kraus, Fundación Ramón Areces, con Susan Bullock, ampliando con maestros como Dylan Davis, J.J. Rodríguez, Francisco Araiza y el siempre añorado Alberto Zedda-años gloriosos del mejor Festival Mozart, de A Coruña-, que tendrían continuidad en proyectos de relevancia necesaria. Su renuncia en sus apetencias al mundo de la zarzuela, con títulos como La Gran Via; La verbena de La Paloma (Tomás Bretón), en la temporada Amigos de la Ópera de A Coruña (2020), dirigida por Fernando Briones, con dirección escénica de Emilio López, compartiendo cartel con Vanessa Goikoetxea; Borja Quiza; Laura Vila; Luís Cansino; Pablo Carballido o Nuria Lorenzo. Las dos arias de su sesión, fueron la impulsiva Vision Fugitive, escuchada la tarde anterior a Milan Perisic, duelo en las alturas y prueba de resistencia, en esta Hèrodiade, de Jules Massenet, y para ahondar en profundidades, un Wagner que no podía ser menos, por Wie Todesashnung…Oh! Du mein holder Abenstern, del Tannhäuser.

Ramón García Balado

  Foto Alberto Ramos

27/11/2024

Ewa Plonka, clausura el LXXII Festival de Amigos de la Ópera de A Coruña, en el Teatro Colón

 Teatro Colón, A Coruña



Despedida del LXXII Festival de Amigos de la Ópera de A Coruña con la soprano Ewa Plonka, acompañada por la OSG, dirigida por Fernando Briones, en el Teatro Colón- día 29, a las 20´00 h-, para un programa especialmente pucciniano, y algunas páginas instrumentales del propio compositor, una sustitución anunciada ya hace tiempo, desde la renuncia por razones personales de Hui He. Ewa Plonka, realizó parte de su formación en la Juilliard School neoyorquina, tras estudiar en la Ac. Pozna y ampliar en los Estados Unidos en centros que la llevaron desde Utah a Oklahoma o Salt Lake, recibiendo galardones de importancia como el Deborah Voigt, del Concurso Marcello Giordani o el Gorde Lissner. Sus roles de relevancia más recientes, la llevaron a asumir papeles como Tosca, en distintos coliseos; Lady Mcbeth de Msensk (Shostakovich), Ópera de Zurich; Azucena (Il trovatore, de Verdi), en la Ópera de Frankfurt, en donde también tendrá un papel de Der Fliegede  Holländer; Giovanna Seymur; Maddelene (Rigoletto), Abigail (Nabucco), en La Arena di Verona; Turandot (Deutsche Oper Berlin); Venus (Tannhauser), en el Royal Opera House Covent Garden, y que se enlazarán con géneros como el oratorio, el lied o el sinfonismo desde Gustav Mahler (tercera sinfonía); Mendelssohn (Eliah); Stabat Mather (K. Szymanowski); Wagner (Wessendock- lieder) o Las campanas (S. Rachmaninov). Gianluca Martinenghi, previsto para la gala, cederá la plaza a Fernando Briones, director de la Orquesta Gaos y su coro, ya con amplia experiencia de colaboraciones en proyectos como L´elisir d´amore; Oca, de Juan Durán; La verbena de La Paloma; o I Pagliacci y Cavalleria Rusticana, en el Festival de Fuenteventura y un Rigoletto, en Lanzarote. Estudió en la ESMUC, con Lutz Köhler y también con Salvador y el insigne Alberto Zedda. Su labor con el Coro y Orquesta Gaos, viene dejando excelentes resultados desde 2009, y tuvo el beneficio de dirigir a artistas de gran prestigio: Sondra Radvanosky, Ainoha Arteta, Vanessa Goikoetxea, Ruth Iniesta, Carlos Álvarez, Celso Albelo, Borja Quiza o Rocío Pérez, además de acompañar al barítono Borja Quiza, en recitales camerísticos.

Un monográfico pues, pucciniano, comenzando con el Intermezzo de Manon Lescaut, para Ernst Krause: ¿gracioso rococó francés? ¿Opera con intensa pasione? ¿Ansia de vida, locura, de amor, lúgubres y ardientes lamentaciones de muerte, con fuertes pinceladas? ¿Un Puccini apasionado en impetuoso? A sus treinta y un años, el maestro era todavía un músico local, sabía ya muy bien lo que necesitaba para elaborar un drama histórico y meridional: situaciones llenas de emoción que le arrancar aquellas melodías sentimentales, dependientes de impulsos exteriores y de una óptica palpable. La manifestación de la italianità pucciniana, su ardiente forma apassionata. La forma della de la sua inspirazione, como afirmará Gino Romaglia: Puccini quiso escribir una Manon italiana. No le importaba que existiera ya una de Massenet, del mismo modo que la Manon de Massenet, estrenada diez años antes, es una ópera francesa, la suya  iba a sentirse en cambio una ópera alla italiana, con passione disperata. De esta ópera, Sola, perduta, abbandonata, Manon en su desgarro final, aria descarnada ante la situación de desamparo en medio del desierto compartiendo amarguras con De Grieux, mientras éste la deja en búsqueda de agua.

La Bohème, una vez seguida la producción de esta temporada dirigida por José Miguel Pérez Sierra, en la que disfrutamos de las voces de Celso Albelo, Miren Urbieta-Vega, Massimo Cavalletti, Helena Abad, Manuel Mas, Simon Orfila o el Coro Gaos, de Fernando Briones, nos permite escuchar dos arias de la misma, fácilmente reconocibles entre los aficionados: D´onde lieta uscii, lamento de Mimi y el vals- aria, de Musseta, Quand men vo soletta per la via, estilo de canción ligera, a la que responderá Marcello. Amor de jóvenes  bajo les toits de Paris, poesía de la vida cotidiana de aquellos artistas que han encantado al mundo. Una hojeada a la buhardilla cochambrosa de Montmartre, en medio de un trajín navideño de la Rue Saint Germain L´ Auxerrois, para que seamos testigos de sus pobrezas. El hambre, el frio, el humor o el amor que aparentan llevar una vida mejor. El ambiente que ya aparecía en el relato de Murger y que el músico reformuló gracias a su intuición sensitiva. Situación que corresponde a la época del Rey ciudadano, Luís Felipe, después de la Revolución de  1830 y de un proletariado artístico que está creciendo a la sombra de ella, apartada de la realidad social. No cabía duda que Giacosa e Illica, se ceñían al relato de Murger. La Bohème, servirá de ejemplo, por su dramaturgia, para otra serie de óperas, por su inclinación de fuertes contrastes tanto sentimentales como dramáticos, entre aquellos tiempos intensos y pausados.

Le Villi, un Puccini quizás de menor fortuna y del que se ofrece el segundo intermezzo La tregenda (El espectro), ópera asentada en la mitología de Les Willis, capricho de otras creaciones como el ballet Giselle o la opereta Die Lustige Witwe, de Franz Lehar. La ópera en concreto, estuvo destinada al Teatro dal Verme, de Milán, contando con la dirección de Achille Panizza y los roles de importancia de Caponelli y Antonio d´Andrade, en su estreno en 1884, antes de probar con una revisión a finales de aquel año, que añadía dos intermezzos, siendo el otro L´Abbandono. Ópera de menor relieve en el catálogo de este compositor que realizará Le Villi, como un compromiso para un concurso de la editorial Sonzongo, para ópera en un acto y que presentó en condiciones precarias, aunque sería defendida por el maestro Arrigo Boito.

Crisantemi, para cuarteto de cuerdas, es pieza camerística de frecuente incorporación en programas que no dudan en incluirlo, obra que nacería como dedicatoria a Amadeo de Saboya Duque de Aosta, al que tenía en gran consideración, tras su fallecimiento. Pieza breve-siete minutos- e intensamente emocional por el talante que impregna en su actitud, y que alude a una serie de temas de los dúos entre Manon y Des Grieux, en los actos tercero y cuarto, posiblemente elaborado mientras escribía la ópera citada. Fue estrenado en Milán y Brescia por el Cuarteto Campari, con notable aceptación.

El Tríptico nos aportará dos de las páginas más estimables: Oh mio babbino caro, de Gianni Schichi y Senza mamma, de Suor Angelica, esas breves operitas en un acto a las que se añade Il tabarro, que para René Leibowitz, es imposible dar una idea, aunque sea meramente aproximada, de la riqueza de inspiración, la maestría de su composición y aún muchas otras cualidades contenidas en estas tres pequeñas obras maestras y que no podemos menos que lamentar que no se representasen más a menudo. Esto es tanto más inexplicable por cuanto se trata de una nueva concepción muy renovada de la música dramática. Gianni Schichi, la mejor de las tres, sorprende por el hecho de que casi todos los personajes de la obra (quince en total), están todo el tiempo en escena, por decirlo de alguna manera, la ópera es como un inmenso número de conjunto, la música consigue de un modo magistral crear un movimiento del drama y de la acción, basado en motivos muy cortos.

Mme Butterfly- intermezzo y Un bel di vedremo, del segundo acto y un aria en la voz de la enamoradiza e ingenua Butterfly, personaje tomado de  Madame Chrysantème de Pierre Loty, para conocer su estreno en el Teatro alla Scala milanés el 17 de febrero de 1904. La protagonista es el verdadero eje radial de la ópera, merced a su ambiente de insinuación intimista y psicológico, que atraería irresistiblemente al compositor, al que sabría conceder una sobrecarga realista frente a los presumibles orientalismos muy en boga en aquellos tiempos, en particular en lo que respecta al tratamiento del lenguaje musical. Por lo que fuese, la ópera recibió un reconocimiento  general por parte de los aficionados. 

Para completar, Vissi d´arte de Tosca, Floria Tosca, diva de gran relieve, prendada de Mario Cavaradossi, pintor de tendencias liberales quien responde a sus requerimientos, un drama anclado en el dramatismo de Victorien Sardou y destinada al Teatro Costazi de Roma. Vissi d´arte, vissi d´amore, esplendor y magnificencia de la diva, en el segundo acto, mientras se escucha un redoble de tambores y el barone Scarpia, pérfido jefe de la policía vaticana, en plena desmesura contrarrevolucionaria, le recuerda a Tosca que le quedan pocas horas de vida a
Mario para consumar el suplicio. Ese segundo acto que se desarrolla en el despacho de Scarpia, en el Palazzo Farnese, en donde está detenido el pintor, mientras sufre tortura, ante la sospecha de que conoce el refugio en el que se encuentra Angelotti.

Ramón García Balado

 

Schumann, con la violinista Liza Ferschtman, bajo la dirección de Markus Stenz

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