Igrexa dos Dominicos, A Coruña
Clausura del IV Ciclo Noites ha Cidade Vella, de A Coruña, con el Cuarteto Casals- día 18, en la Igrexa dos Dominicos, a as 21 h-, formación a la que tuvimos recientemente en las actividades del Festival Bal y Gay y cuenta con una larga trayectoria desde su aparición tras sus estudios en la Escuela Reina Sofía de Madrid, en 1997, impulsado por el chelista Arnau Tomàs, su hermano el violinista Abel, la también violinista Vera Martínez- Mehner y el viola Andoni Mercero, al que sustituiría David Quiggle, llegaron a obtener el Premio Nacional de Música en 2006, ante un jurado presidido por José Antonio Campos, director entonces del INAEM, larguísima trayectoria que les ha permitido grabar obras de toda época, desde los cuartetos de Mozart, a la integral de J.C. Arriaga, el Op. 15, de Zemliinski, Bártók, G. Ligeti, Gÿorgy Kurtág, y estrenar obras contemporáneas. Han recibido el Premio Borletti-Buitoni Trust, que les ha permitido acceder a los arcos barrocos, con los que acceden a repertorios de época, compartiendo labores como artistas en residencia del Koninklijk (La Haya), la Scuola di Midi Fiesoli y la ESMUC, su condición de grupo estable durante tantos años, permite que a pesar de algunos cambios, mantengan un cuadro en el que los miembros reconocibles sean los violinistas Abel Tomàs y Vera Martínez Mehner, la viola Consuelo Cordero y el chelista Arnau Tomàs. Un interés por el género camerístico en el que por encima de todo pretende buscar un equilibrio tímbrico y de tempi, aportando cada uno su particular criterio y con claros reconocimientos a formaciones como el Alban Berg Quartet o el compositor Gÿorgy Kurtag, En el ámbito de sus pilares, nos encontramos con maestros como Walter Lewin (Cuarteto Lasalle); Rainier Schmidt (Cuateto Hagen) y la gran experiencia del Alban Berg Quartet. Atienden en lo posible a la defensa de los criterios historicistas, siempre auspiciados por sus instrumentos de época y su precisa versatilidad.
Franz Schubert- Cuarteto nº 15, en Sol M. D. 887-obra estrenada por el Cuarteto Schuppanzigh, en la primavera de 1828, tan solo en su primer movimiento, antes de ofrecer la obra completa por el Cuarteto Hellmesberger (1850). El Allegro molto moderato, resulta un juego de claro-oscuros, entre las tonalidades mayores y menores, tras una entrada del primer violín y una respuesta en trémolo del resto de instrumentos, preparando la entrada del chelo con un relevo armónico y rítmico. Destaca la reexposición que anuncia importantes variaciones y una conclusión que entremezcla los modos mayor y menor. El Andante un poco moto, resulta contrastado con un tema inicial apacible que propone el chelo, sugiriendo un talante trágico y un largo episodio de notable intensidad. La coda, se apoya en un largo acorde con el que se abría el primer tiempo y que se cierra en modo menor. El Scherzo: Allegro vivace, en Si m., ofrece un aire expresivo que puede sugerir la prolongación de los dos primeros movimientos, conservando los trémolos como elemento fundamental de la organización de la obra, a través de una cascada de corcheas que aparentan una actitud diabólica. El Allegro assai, resulta prodigioso en su propuesta de Rondó, en el que encontramos figuras que nos acercan al Finale, del Cuarteto La muerte y la doncella. Una indagación que bascula sobre ideas rítmicas y variaciones de elementos ya tratados, el Final, resulta de una intensidad estremecedora por la progresiva carrera entre ppp y fff, con una coda que resume las pretensiones de la obra.
Shostakovich- Cuarteto nº 3, en Fa M. Op. 73-, obra de dimensiones similares al precedente y que se acerca estilísticamente a su Novena sinfonía, no se deja arrastrar por cierto triunfalismo imperante, en ese año de 1946, una vez acabada la Guerra Mundial. Los problemas del músico con las autoridades estalinistas, dejará razones ya tratadas por analistas y estudioso del momento, detalles que condicionaban sus labores cotidianas y que esta obra se reflejan por su plasticidad poco común. El Allegretto, en forma sonata, excesivo y danzante podrá asimilarse a una ronda en la que los cuatro instrumentos, se ofrecen en paridad de criterios, a través de un tema expuesto varias veces sobre un desarrollo lineal e insistente. El Moderato con moto, manifiesta lo que podrá parecer como una ensoñación de cantinela rusa, expresiva por intenciones, que evocará un recitativo operístico, en manos del primer violín con asistencia de la viola. Una tercera descendente en menor, para mayor acentuación, sirve de enlace entre las dos exposiciones en juego, con otra a mayores que ayuda a reforzar su ansiado lirismo intenso, aspecto que observaremos en muchas de sus composiciones camerísticas y que en este caso se manifiesta por su tonalidad en Fa sost.M.. El Scherzo central, un Allegro non troppo intenso y obsesivo, valdrá como marcha grotesca y burlona, que tendrá concomitancias con tantas páginas tratadas por compañeros de su generación y especialmente entre los rusos, se resume como una especie de preámbulo de lo que serán los Cuartetos nº 8, y nº 10. Las rápidas alternancias de ritmos binarios y ternarios, dislocan otras pretensiones programáticas imaginadas. El Adagio, nos permite descubrir una forma de passacaglia, de colorido grave e interiorizado, aspecto que para grandes especialistas, es un confesado homenaje a Beethoven, que nos traslada directamente a un Moderato, preparado en lo sonoro por la entrada del violonchelo, otra forma de rondó elaborado sobre un esquema típico A-B-A, siendo el primero un aire danzante en Fa M, para conceder al segundo aumentar la importancia del passacaglia y al tercero, una plenitud lírica, dentro de su absoluta primacía, hacia una coda en forma de Adagio, cerrada por un violín sobre un coral al unísono, del resto de instrumentos.
Ramón García Balado




