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03/06/2025

Pedro Budiño Pinaque, Roi Guzman Gómez y Belén Aragunde Canaval, concierto de la EAEM, en el Paraninfo da Universidade

 Paraninfo da Universidade, Santiago de Compostela


Segundo concierto de Fin de Curso de la EAEM, en el Paraninfo da Universidade, día 5, a las 19´30 h-,  que iniciará Pedro Budiño Pinaque, alumno de Gregori Nedobora y que estará acompañado al piano por Haruna Takebe en las piezas que lo requieran, comenzará su sesión con dos tiempos de la Partita nº 2, para violín solo BWV 1004 ,de Johann Sebastian Bach: Sarabande y Gigue, siendo el violín uno de los instrumentos favoritos del maestro y uno de los primeros ejemplos en práctica dentro de los géneros camerísticos tanto en Leipzig como en Köthen. Durante su estancia en la corte de Weimar, en 1703, se encontrará con grandes representantes de la escuela polifónica, adaptados al violín, Johann Paul von Westhoptf quien sin duda alguna le inició  en la tradición alemana como lo que supondría un colega de viaje, familiarizándole en la técnica de las dobles cuerdas  que tan fundamental sería para la evolución de sus obras. Igualmente, descubrirá las sonatas y los conciertos italianos que supondrán la base del repertorio para pequeña orquesta. Estamos en el medio de las tres sonatas y partitas para violín solo, que dejan constancia del profundo conocimiento del instrumento por parte del compositor. Aspecto más agudo será la utilización del arco y aunque el manuscrito de las sonatas y partitas para el instrumento llevan la fecha de 1720, no se conoce la fecha exacta de composición, siendo ese año de Köthen el que ofreció su definitiva recopilación. Las presentará en alternancia sonata- partita. Siendo las primeras en estilo da chiesa y las partitas en forma de suite de danza, dentro de la tradición de la época, con un Preludio de introducción en lugar de la Allamande.  La Sarabanda de la BWV 1004, en ¾, anterior a la Gigue y la densa Chaconne, con la que se completa la obra, intercala una página muy emotiva en la que cortos pasajes improvisatorios parecen responder a los largos acordes acumulados. La Gigue, 12/8, pieza animada observa cuidados matices desde el forte al piano, tan apreciados por el autor, preparando la entrada de la Chaconne final.

Claude Debussy-Sonata para violín y piano en Sol m., en sus tiempos Allegro vivo, Intermède: fantastique et lèger y Finale: Très animé obra que para Harry Halbreich, será una fusión de fantasía armoniosa gracias al ensamblaje de los dos instrumentos igualando la grandeza de su predecesor W.A. Mozart o el propio Johannes Brahms, en la Sonata en Sol. Una etapa en Arcachon, en la que se reponía de un período ingrato mientras daba forma a obra tan importante y con notables esfuerzos en esa búsqueda de equilibrio y soltura ofrecidos en sonatas anteriores. La primera audición se escuchó gracias al joven talento Gaston Poulet, acompañado al piano por el autor, el 5 de mayo de 1917, en la Salle Gaveau parisina, antes de ser editada por Durand. El Allegro vivo, ¾, dolce espressivo a cargo del violín (Sol m. modal), domina un movimiento bitemático con un segundo tema que aparecerá en el final tras un episodio apasionado y un relajamiento del violín apoyándose en una misma nota de forma ostinada, antes de repetir el teclado para alcanzar un reprise del tema del comienzo, camino de una extensa  coda, en forma de desarrollo de conclusión y un ahogado cierre en Sol m.    Intermedio (Caprichoso y ligero), destaca por su púdica ironía en la que conocedores verán un cierto iberismo, con un ostinato rítmico en semicorcheas en staccato, procedentes del tema inicial que conceden ese carácter español de este tiempo, que contrasta con el primero sin ser más que un divertimento.  El Final (Muy animado), será comparado por Debussy con un simple juego de una idea evolucionando sobre sí misma, embriagándose en un alarde de perpetuum mobile entusiasta y locuaz, bastante original en su planteamiento por su intermedio central (doble más que lento) de idea monotemática. Obra que concluye con un fragmento de violín poco a poco más animado, sobre un movimiento cromático del piano, cual adiós a la vida.

Johannes Brahms, Sonata FAE, Scherzo en Do m., obra ciertamente infrecuente frente al amplio catálogo de sus trabajos camerísticos, un trabajo en colaboración con su apreciado Robert Schumann y con Albert Dietrich, entre el 15 y el 28 de octubre de 1853, en Düsseldorf, en dedicatorio a Joseph Joachim, una idea de Schumann en forma de entrañable obsequio como amigo de los tres músicos y que en el caso del dedicatario, se adoptó el lema Frei aber einsam (libre pero solitario), en sus tres movimientos basados en las notas musicales F-A-F, (Fa- La-Mi), en la nomenclatura alfabética germánica a modo de criptograma musical. Schumann le asignará a cada tiempo uno de los músicos implicados en el proyecto. Dietrich tendría el primero, en forma sonata al que seguirá Schumann en un corto Intermezzo y Brahms, con el Scherzo en Do m., maestro por excelencia de esta forma, proporcionando Schumann el Final, con la citada dedicatoria. Dirá nuestro inestable Robert, cual aprecia su amarga biografía: F.A.E., In Erwartung der Ankunft des verehrten und geliebten Freundes JOSEPH JOACHIM schrieben diese Sonate R. S., J.B., A. D. (F.A.E., en Espera de la llegada de su reverenciado y querido amigo JOSEPH JOACHIM, esta sonata fue escrita por R.S., J.B., A.D). Schumann incorporará sus dos movimientos a su Sonata para  violín nº 3, y Joachim, conservó el manuscrito original, permitiendo que solo se publicase el Scherzo de Brahms, en 1906, casi diez años después de la muerte del compositor.

Roi Guzmán Gómez, alumno de Jorge Ortega y acompañado al piano por Simona Velikova, elige el Concierto para trompa y orquesta, en Si b M. Op. 91, de Reinhold Glière, obra de 1951, contando con el protagonismo de Valery Polekh, en Leningrado, con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Leningrado. Obra en tres tiempos: Allegro; Andante y Moderato-Allegro Vivace, el autor conocería al solista en el Teatro Bolshoi, en 1950, durante un breve encuentro dejando como resultado el compromiso de esta obra que abordará en sus momentos de asueto, mientras que ambos revisarían el resultado a medida que se iba desarrollando, admitiendo las posibilidades notables de la trompa, por la incorporación de válvulas desde comienzos del XIX, logrando con ello una mayor extensión en lo relativo a la expresividad. Otros compositores no dudará de apuntarse a estos logros, siendo Glière uno de los principales dinamizadores, captando el potencial admitido. Con las limitaciones de los años 50, el concierto en programa apunta a un estilo neoclásico de fuertes influencias románticas. Una cadenza típica que acompaña a la obra fue tratada por Valery Polekh, pendiente de las cualidades virtuosísticas que sobrepasan el tipo común de la forma, por lo que muchos intérpretes prefieren modificarla.

La tercera intérprete será Belén Aragunde Canabal, alumna de Laurent Blaiteau y acompañada por Haruna Takebe, prueba en su reto con tres obras, desde el clasicismo de W.A.Mozart- Cuarteto para flauta, en Re  M. K. 285: Allegro; Adagio y Rondó, obra que emparenta con los K. 285a y K.285 b, obras escritas en Mannheim en donde había estado acompañado por su madre, distanciándose de los infortunios de Munich y Ausburgo, gracias a las atenciones benefactoras de J.B. Wendling, un dotado flautista de la orquesta de la respetable orquesta de la ciudad y en donde conocería a De Jean, otro estimado aficionado. Serie de tres cuartetos para flauta con los que parecía no sentirse a gusto.  Para Abert, ya el inicio con sus numerosos suspiros, remite al gusto de Mannheim, siendo lo más destacado el Adagio por la melodía para flauta acompañada a modo de romanza  por un pizzicato. Alfred Einstein recordará ese Adagio por su melancolía a solo, escrito especialmente para la flauta.

Pierre Sancan (1916/ 2008), tendrá el Adagio de la Sonatina para flauta y piano: Moderato; Andante espresivo y Animé, pianista y compositor que se relacionó con Olivier Messiaen y Henri Dutilleux, en la transición de mediados del XX, tras comenzar sus estudios en Marruecos y Toulouse, para  trasladarse a París, con Jean Gallon, tomando estudios de dirección con Charles Munch y Roger Désormiére y en composición con Henri Busser, pronto destacó en el Prix de Rome por su cantata La léyende de Icare, aunque no se dedicará a la docencia como podría presumirse. Fue acompañante de músicos como el chelista André Navarra y los Conciertos de Ravel, con en disco con Pierre Dervaux, en su entorno profesional, músicos como Jean-Bernard Pommier, mientras ayudaba a otros como Michel Béroff, Olivier Cazal, Abdel Rahman, Selman Ada, Daniel Varsano, Jacques Rouvier, Géry Moutier, Jean Bernard Pommier, Daniel Varsano,  Géry Moutier, Jean- Effram Bavouzet o Jean Philippe Collard. Dejará obra que mantiene su presencia como la serie de sus tres ballets; una ópera, Ondine (1962); la Overture joyeuse; Les malheurs de Sophie, música incidental que repetirá en experiencias similares.

Giacinto Scelsi (1905/88)-Qyais para flauta sola-, pieza de 1953, un compositor que nos visita con frecuencia en cuanto a sus obras en los certámenes de músicas contemporáneas, un valor fijo por su magisterio, artista confinado en su aristocrático retiro en las afueras de Roma, logrando en su oficio creativo una comunión de los fenómenos sonoros que supondrán la madurez de su éxtasis creativo, un camino de perfección que se confirma en sus Quattro pezzi, un posicionamiento encrespado y provocativo. En Cantos de Capricornio, ciclo de 19 piezas para canto elaborados sobre modelos indúes, el sonido sería tratado como la gran cultura de la meditación, símbolo del principio creador del mundo según Scelsi, disolviendo la subjetividad y la conciencia del yo, el texto de esos cantos no posee significado aparente como sucede en los Mantras  del Tibet, funcionando por su coherencia estrictamente musical.

Ramón García Balado 

02/06/2025

Xiana Baliñas Vieites, viola, y Francisco Javier Ruiz Rivas, oboe, en el Paraninfo da Universidade

 Paraninfo da Universidade, Facultade de Historia. Santiago de Compostela


Concierto de la EAEM, de las sesiones de Fin de Curso en el Paraninfo da Universidade- día 4, a las 19´30 h-, comenzando por  Xiana Baliñas Vieites, alumna de Natalia Madison, y acompañada por la pianista Eriko Ishimoto, que ofrece dos obras en su sesión comenzando por los Märchenbilder, Op. 113, de Robert Schumann, una de sus obras postreras que pretendía buscar la inspiración en el universo de los Märchen (Cuentos de hadas) de ancestrales leyendas alemanas, producto de su acercamiento sensible a esos mundos imaginarios y que recibirá por sugerencia del viola J. von Wasielewski, antiguo alumno de Leipzig y que le motivará a apuntar en su diario un escueto reclamo Violageschichten (Historias para viola) a comienzos de marzo de 1851. Clara había consultado con Wasielewski para abordar ciertos recortes previos al estreno en Bonn, el 12 de noviembre de 1853, en una sesión ofrecida en el Hotel Estrella de Oro, preparado lo que será la edición definitiva dedicada al virtuoso para una composición que se convertirá en referencia del mundo camerístico, gracias al encanto de sus cuatro tiempos. Nicht schnell (No deprisa), en Re m. en 3/4, muestra una forma de Lied, merced a su talante melancólico sobre un motivo descendente en semicorcheas a cargo del piano que nos lleva al Fa M.   Lebhaft (Vivo),  en Fa M., 2/4, resulta un rondó pleno de energía con ritmo de puntillo, en dobles cuerdas de la viola, alternando episodios intercalados: el primero en Re m., que enfrenta fluidas semicorcheas del teclado hacia un motivo en torbellino junto a la viola y el segundo, en Si b, recibe un tratamiento de canon.  Rasch (Rápido), en Re m., 2/4, se ofrece en estilo de balada en un movimiento perpetuo de tresillos de semicorcheas staccato en la viola, perfilando algunos acordes pronunciados del piano y un intermedio curioso en Si M., a modo de pequeña tregua.  Langsam, mit melancholischem Ausdruck (Lento, con expresión melancólica), en Re M. en 3/8, resulta la conclusión de una pieza que descubre el mundo interior tan personal de su autor y que logra el culmen en este estilo de obras, una especie de canción de cuna emotiva y ensoñadora además de recogida, cantada a la sexta por viola y piano que evocarán futuras obras de su muy apreciado Johannes Brahms, todo ello resuelto en aproximadamente un cuarto de hora.

De Johann Nepomuk Hummel, la  Fantasía para viola y orquesta, en Sol m. Op. 94, obra en dos tiempos:  Andante grave y Andante con moto, especie de entrenamiento en estilo de potpurrí, y que toma como argumento de libre tratamiento el aria mozartiana Il mio tesoro intanto, de la ópera mozartiana Don Giovanni. Era Hummel un músico nacido en Bratislava-entonces Poszony-, cuya obra irá ocupando un segundo plano con el paso del tiempo, aunque su aportación al mundo de la música será fundamental, ya que entre sus alumnos destacarán S. Thalberg, rival de Liszt; Hiller quien dejará testimonios de la vida de Hummel; A. Hensselt, Czerny (profesor a su vez de Liszt); K. Eduard Hartnocht, K. Georg Mangold, Giuseppe Unia y Mendelssohn. Un espíritu artístico que en el conjunto de sus obras, le encuadran dentro del llamado estilo Biedermeier, que floreció en gran medida en la Viena imperial en la primera mitad del siglo XIX, el que corresponde a Schubert, al pintor L. Richter o a los poetas Mayhofer, Gillparzer y Bauernfelds, quienes marcarán tendencias artísticas en el Romanticismo. Previamente había quedado impregnado por el mundo mozartiano, de quien recibió un poderoso influjo o del propio F.J. Haydn, en órgano, detalle que compartirá con Salieri y con Albrechtsberger en acompañamiento y armonía, además de contrapunto, para destacar posteriormente por sus giras europeas en calidad de virtuoso, convirtiendo al piano en su principal destinatario, cuyas materias tratadas desde cualquier punto de vista están ilustradas con multitud de ejemplos en forma de figuras de mecanismo, hasta paulatinamente adentrarse a través de preludios o pequeños estudios explicados de manera clara y con una estudiada digitación, más racional, lo que ayudará a engrandecer su personalidad.

Seguirá Francisco Javier Ruiz Rivas, alumno de Christina Dominik, y acompañado también por Eriko Ishimoto, se enfrenta a tres obras, la Segunda Fantasía para oboe solo, en Si b M., de J.F. Telemann, en tres tiempos: Grave, Allegro, Adagio Allegro, un compositor que debe su relevancia a su iniciativa como fundador del Collegium Musicum, de Leipzig, en 1702, y que destacó por su enfrentamiento con otro gran artista como Kuhnau, rica experiencia que a todos beneficiará en medio de un clima agitado y que se enmarcará en el período de grandeza de Johann Sebastian Bach, llegando a ser maestro de capilla del conde von Promnitz, en Sorau (Polonia), lo que le facilitaría conocer las tendencias emergentes de la música francesa en boga. Telemann, compositor galante, abrirá perspectivas y escuelas en los géneros más diversos, desde su instalación en Eisenach (1708) y tras su renuncia a un puesto en Gotha, acepará el que reciba de Hamburgo, que será primordial, como kantor en el Johaneum y director principal de importantes iglesias, permaneciendo allí hasta el final de su vida. En Hamburgo, dará a conocer obras como la elegida para esta sesión como los XII solos para violín y travesera, con bajo cifrado, seis Scherzi melodici per divertimenti di colore (para violín, viola y continuo o las seis Sonatas a lo Corelli (para dos violines y continuo), modelo de la segura asimilación de aquella manera francesa junto a las formas italianizantes, en esa mezcla de tres estilos bien descritos por el teórico alemán Christoph Daniel Ebeling.

W. A. Mozart- Concierto para oboe y orquesta, en Do M. K. 314-obra del período de Mannheim (1778), un encargo del potentado holandés De Jean (El Indiano), producto también de sus urgencias económicas, lo que le obligará a tomar en préstamo material precedente de los años de Salzburgo como el Concierto para oboe K. 271 k. (definitivamente perdido), arrastrando la leyenda de que el demandante conocía ya aquella obra, incumpliendo su palabra ya que sólo pagó la mitad de la cantidad pactada. Avatares de época que veremos reproducirse con mayor frecuencia de lo imaginable. Escucharemos el Allegro, tiempo que para Della Croce, por su ímpetu espontáneo, se abandona a la melodía que nos deparará el tiempo siguiente, hacia a un pintoresco y asimétrico trazado en el final, que puede acercarnos a los conciertos para violín, de 1775. Será un período en el que su padre Leopoldo, le estimule para que se traslade a París, en donde tendrá más posibilidades de resolver sus apuros económicos, cerrando así las supuestas comodidades recibidas por De Jean.  

Richard Strauss- Concierto para oboe y orquesta op. 144, en sus tiempos Andante; Vivace y Allegro, año de vivencias en Suiza  durante el otoño de 1945, período de amargas circunstancias de quien había engrandecido s imagen artística gracias a sus ópera s sublimes y en el espacio de la música instrumental por poemas sinfónicos como Ein Heldenleben Op. 40; Don Quijote, para chelo principal Op. 35; Also sprach Zarathrusta Op. 30 o Till Eulenspiegel Op. 28, auténtico capricho para las grandes orquestas. La obra que nos afecta fue estrenada por Volmar Andreas, con la prestigiosa orquesta de la Tonnhalle (Zürich), ambos dedicatarios de la misma, con ayuda del oboísta Marcel Saillet, y con la curiosa aceptación por parte del compositor de que era un trabajo ganz nett, por sus cualidades precisas en la propuesta gracias a su estilo aderezado que presume una recreación elaborada en su acercamiento a un depurado clasicismo, sabia ilustración para la que recurrió a un orgánico de dos flautas, un corno inglés, dos clarinetes, dos fagotes, dos trompas y cuerdas acordes con el equilibrio buscado, en detalles como el pretendido en el Vivace, rápido y rapsódico, marcado por todos los elementos temáticos o el libre Allegro de conclusión, tras una corta cadencia tratada brillantemente sobre un ritmo de siciliana.

Ramón García Balado

27/05/2025

Endurance, de Miguel Matamoro, encargo de la RFG en estreno

 Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela 

Auditorio de Ferrol


Obra en estreno de  Miguel Matamoro, una encomienda de la RFG, que estará en programa con Les Nuites d´eté, de Héctor Berlioz, en interpretación de la mezzo Marie-Claude- Chapulis, para completar con la Sinfonía nº 5, en Do m. Op. 67, de Ludwig van Beethoven-Auditorio de Galicia día 29, a las 30´00 h, y charla previa de Conversando con…en la Sala Mozart, 19´45 h-, concierto que repetirá mañana en el Auditorio de Ferrol. Marie-Claude Chappuis, nacida en Friburgo se formó en Salzburgo ampliando su carrera en la Ópera de Innsbruck con Briggite Fassbaender, preparando el comienzo de su carrera con maestros como R. Norrington, R. Chailly, N. Harnoncourt, Sir Colin Davis o Jordi Savall, con el que colaboró en una producción en el Liceu, con Farnace, de Vivaldi, en esta trayectoria que continuaba la serie de óperas como Idomeneo, Dido y Eneas o Guillaume Tell. El mundo del lied y la mélodie, con autores como Fauré, Satie, H. Berlioz, G. Bizet o Poulenc, aspecto que cuida con la dinamización de su propio festival, en el que suele acompañarse por el pianista Malcolm Martineau, es una constante en su vida, ya desde muy joven, cuando acompañaba a su madre, también cantante. De su cd´s, dos muestras: Sous l´empire d´amour y el trabajo inspirado en tradiciones suizas, Au cuur des Alpes, también en estas atenciones, los géneros barrocos con obras como la Pasión según San Mateo, de J.S. Bach  

 Miguel Matamoro, es músico con formación en Musikene, con los compositores Ramón Lazkano y G. Erkoreka, para seguir en la Ac. Katarina Gurska, con Elena Mendoza, Johannes  Mª Staub, Pirtluigi Billone, Félix Ibarrondo, Lukas Fedele o Narcis Bonet. Obras suyas fueron estrenadas por la O.S. de Euzkadi, la OSG, la O. F. Leos Janacek, la OCAZ Enigma, Vertixe Sonora, el TAC, la RFG y Espai Sonoro. Recibió el encargo del Consello da Cultura Galega, por su obra Duns folios que foron brancos, estrenada en el Teatro Afundación (Pontevedra), con la RFG, dirigida por Maximino Zumalave y con el Collegium Compostelanum (2018), incluyendo en programa la Alborada de Veiga, en arreglo de J. Durán, alguna de las Canciones Xacobeas, de Antón García Abril, Dolora sinfónica, de Gregorio Baudot y una obra de Mª Victoria Moreno.

 Obras de reciente creación, había sido el compromiso para la Fundación Juan March, en su ciclo Compositores sub-35 (X), que pondrían en atriles OCAZEnigma, dirigido por Asier Puga, un sexteto que incluía obras de compositores como Helena Cánovas, Carlos Brito, Alberto García Aznar, Carolina Cerezo, Nasim Kharassani y Fabiá Sontcovsky. De su firma, la pieza Sottogrido, cuyo material nacía de un núcleo que podría pasar inadvertido, el crujido de una veleta en el puerto de Aguete (Rías Baixas), veleta que condensa parte de las vivencias cuyas y que estaba elaborada en torno a las posibilidades ocultas en un crujido, que demostraba la experiencia de los espacios logrados a través de los armónicos del violín que intentaban captar el timbre de la flauta como un juego de susurros. Se trataba de explorar de diversas maneras, sin perder el anclaje identitario, el armazón entorno a ese pequeño motivo, marcado como sottovoce (voz baja) hasta llegar a un corte abrupto en forma da capo, en un misterio de quietud que se desvanecía con el clarinete bajo y el chelo, a modo de pulso interno.

En las propuestas del Festival Resis, de A Coruña, un estreno con la Banda Municipal, en junio de 2022, que se unía a obras de Iannis Xenakis, Voro García y Chen Yi, bajo la dirección de su titular Marcel Ortega i Marti, su obra había sido Passacaglia, obra encargo entonces de la Banda Municipal   de Castelló, quien resuelta aquí por Ortega i Martí, por su exigencias incisivas y agudas, otorgándole el necesario talante que exigía, siendo entonces su primera obra compuesta para banda. La Passacaglia, reinventaba dentro de sus parámetros las exigencias formales de ese ancestral estilo con precedentes claros en el barroco y a la que concedía pinceladas cómicas para conseguir el punto ansiado y que no dejaría de llevarnos a un imaginario circense. Una síntesis de patrones canónicos de elementos que resumían esa pieza en la que destacaba un importante episodio central en forma de marcha y las variaciones abiertas por los timbres y cromatismos, cuidando las exigencias que requerían las dimensiones de una escritura para banda.

Héctor Berlioz con su ciclo Nuits d´eté Op. 7, conjunto de mèlodies que no desdeñan un talante popular con detalles que nos acercan a Schubert y que sigue con precisión la importancia de los textos, motivado por la movilidad armónica que nos seduce por su lirismo, sin dejar al margen el posible tratamiento orquestal, un ciclo pensado para voz de mezzo o tenor, destacando por su cualidades Le spectre de la rose.  Villanelle, primera de las seis, parte de un texto de Gautier ciertamente ligero y de aromas amables sin grandes exigencias, una oportunidad que posiblemente pueda acercarle a Schubert.  L´espectre de la rose, será con el tiempo una pieza que atraerá la atención de Nijinski, una extensa mélodie, que luce por su legato un poco a la italiana que se sirve del texto realzando su dramatismo como soporte. Sur les lacunes, un lamento que se ofrece en el espacio de ondas que divagan entre tonalidades mayores y menores con clara incertidumbre que manifiestan un aire de queja, dejándonos una impresión de abandono. Absence, el más célebre resuelto en dos estrofas que se expresan dentro de un intenso dramatismo y que para agudos analistas podrá evocarnos al Gluck de J´ai perdu mon Euridice, en su ópera Orfeo.  Au cimetière. Claire de lune usa como argumento armónico una delicada musicalidad que tiempo después tendrá su confirmación en obras de Duparc en L´invitation au voyage. Las cuerdas copan una atención clara en el final con Clair de lune.   L´ille inconnue, cumple con su exigencia de mèlodie de despedida, entre la felicidad y la alegría dentro de un espíritu nostálgico. La orquestación pletórica podrá asimilarse a la que desarrollará en óperas como Les Troyanes, en el pasaje Nuit d´ivresse o en Béatrice et Bénédict.

Ludwig van Beethoven- Sinfonía nº 5, en Do m. Op. 67-, para Grove, su fortuna se debe a su prodigiosa originalidad, su fuerza y su concisión en el Allegro con brio, el misticismo del Scherzo o la sorprendente grandeza, impetuosidad, espíritu y pathos del Finale. Ballola confirmará que tal vez ninguna otra obra de madurez supo el autor traducir con tan ejemplar evidencia los valores musicales absolutos de su contenido individual de su lirismo heroico, o la apreciación del mítico Furtwängler, quien sentenciará que esta sinfonía en su comienzo insólito aparece como único en toda la historia de la música. El Allegro con brio, con esas cuatro notas, se convertirá en una célula lapidaria técnicamente audaz y plena de misterio, que anuncia la trágica confrontación entre el hombre y el fatum. El Andante con moto, prepara su primer tema apacible, semejante a la voz de los espíritus puros que nos entregan a un estado de consuelo, en una sencillez que rememorará a su maestro F. J. Haydn. Los dos tiempos finales quedan curiosamente fundidos  dentro de lo que resulta un fresco único y grandioso, comenzando por el estilo de Scherzo que prepara el Finale que reafirma su evidencia de  obra maestra de dimensiones órficas por su densidad de trascendencia a lo sublime y su obsesión emotiva logrando la sinfonía alcanzar una conclusión simbólica destinada a convertirse en un manifiesto de su credo estético.

Ramón García Balado

19/05/2025

Baldur Brönnimann (En) Foco

 Días 15 y 16, de mayo, 2025


Concierto que completaba la serie (En)Foco  dirigida por Baldur Brönnimann, en el que fueron  protagonistas la violinista Amandine Beyer, artista en residencia de la temporada y el percusionista Juanjo Guillem, quien tuvo bajo su confianza Speaking Drums, de Peter Eötvös, además de tres piezas de la suite de King Arthur de Henry Purcell y la Suite para orquesta nº 3, en Re M. BWV 1068, de J.S. Bach, con Amandine Beyer como directora y solista.  (En) Foco no renunció a una página contemporánea, que para la ocasión fue Speaking Drums, de Peter Eötvös, protagonismo absoluto para Juanjo Guillem, en esta obra surgida como un encargo de la O. Filharmonique de Montecarlo, puesta en atriles por Andrey Boreyko y Daniel Ciampolini, pieza que reclama un especial protagonismo gestual en el que caben pasajes comentados que cobran valor en escena, en permanente disputa con la sección orquestal forzando un a modo de diálogo teatral. Eötvös (1944, Odorheiu Secuiesc, Hungría), es un compositor galardonado con el Premio Fronteras del Conocimiento BBVA, por su obra reivindicativa Alle vittime senza nome, trabajo de denuncia y en la urgencia de los acontecimientos cotidianos, composición que mantenía argumentos como los expuestos en Angels in America; el Oratorium balbulum o la ópera de gran aceptación El Balcón, sobre la obra de Jean Genet, que inauguró hace unas décadas el Festival de Aix-en-Provence, obra que observa una confluencia apreciable con la música hispana y sus distintas raíces. Juana Carneiro, directora de la O. Sinfónica Portuguesa y del Teatro Sâo Carlos de Lisboa, tan relacionada con la RFG, en sus actividades de temporada, había participado en el jurado que le concedió el Premio Fronteras del Conocimiento BBVA, resaltando en su personalidad la forma de encarar los retos de su tiempo experimentando con las formas acústicas, la tecnología, los espacios y los propios músicos, con un lenguaje afectivo y nuevo a la vez, con mucha creatividad y originalidad.  Eötvös, colaborador también del Klangforum Wien, es uno de los más  inquietos creadores del momento, aceptando las sugerencias recibidas de Pierre Boulez, y bajo su firma, bastantes de su proyectos nos llegaron a través de BMC, proyectos como Atlantis; Tres hermanas, tomando la dramaturgia de Chejov; Harakiri, con aproximación a las influencias japonesas; Tale, recurriendo a cantos tradicionales húngaros; Psychokosmos, o su Octeto, ofrecido en una convocatoria en nuestro país, dedicada a compositores- intérpretes, en la que coincidió con Fabián Panisello-Mandala- músico que tanta importancia tuvo en las citas recientes de las Xornadas de Música Contemporánea, con la JONDE FOCUS.

Tres espacios en Speaking Drums: Tanzlied/Dance Song; Nonsense Song y Passacaglia (Intrata- Saltarello-Bourré- Passepied- Gigue- Allemande y Finale), obra que se resuelve a través de los sonidos recreados sobre la poética del escritor Sándor Weöres (1913/89) y  la inspiración sánscrita del s- XII, de Jayadeva, en los que Juanjo Guillem se manejaba a sus anchas sobre el escenario, en cuanto a su desenvolvimiento escénico mientras abordaba el trato con un despliegue de instrumentos de percusión enfrentados al resto de la orquesta, obra excesiva y provocadora en la que como aliciente connotativo, su propia voz recalcaba pasajes hablados que enfatizaban las  rítmicas pretendidas.                                                                                                                                  


Amandine Beyer
, tan apreciada por sus colaboraciones ofrecidas desde  temporadas pasadas, con su grupo Gli Incogniti, redondeó los tres compromisos obligados como artista preferente en calidad de figura en residencia y que en este curso nos obsequió con dos veladas, una primera bajo el título de Los elementos, dedicada al repertorio  francés resuelto entre obras de Jean-Féry Rebel, Elisabeth Jacques de la Guerre, J.M. Leclair y J.P. Rameau y la siguiente con atención preferente a Mariannne von Martínez y Maddalena Lombardini. Beyer, puro arrebato y entusiasmo, siempre nos deja con el alma en vilo en cada una de sus apariciones y la de esta vez no iba a ser menos, ella ganadora de galardones como el Diapason d´Or o el Choc de l´année, curiosa aventurera por proyectos como el dedicado a la danza con Anne-Teresa de Keersmaeker, sobre repertorio bachiano, y la colaboración de alto riesgo a partir de las Sonatas del Rosario, de Biber. Destacando por sus labores docentes en la Schola Cantorum Basiliensis.  

Juanjo Guillem, especializado en aventuras vanguardistas sobre el espacio de las percusiones, mantiene proyectos con el Centro Katarina Gurska, siendo un maestro en estas materias que le llevaron a colaborar con la ONE, la Quincena Musical Donostiarra, Music  d´Aujourdui, la Escuela Reina Sofía, la Fundación Juan March, el CNDM, o formaciones como el Cuarteto Arditti, y el compositor Markus Stockhausen, Pierre Boulez, Ligeti, L. Berio, Hosokawa, Cerha, Tan Dum, S.Gubaidulina, Steve Reich, I. Xenakis o los españoles Mauricio Sotelo, J.Luís Turina y Sanchez- Verdú, ampliando perspectivas con la Manhattan School neoyorquina, el Conservatorio de Amsterdam, el Royal College o la Royal Ac, de Londres.

 Piezas de Henry Purcell  tomadas de King Arthur, abriendo con Curtain Tune on a Ground, para seguir con el Shepherds dúo y el Maestoso and hornpipe que nos ubicaba en su obra escénica Timon of Athen  repuesta en la primavera de 1695, tras su estreno en 1678 y que tendría excelente acogida en el Teatro Drury Lane, tomando como argumento un texto de William Shakespeare, conservando desde su presentación una notable popularidad. Una etapa en la que también verá la luz otra de sus obras señeras The Indian Queen. La obra que nos afectaba, conocería un cambio en el final debido a Shadwell, quien le añadiría una mascarada que comportaría importantes cambios.  Otra suite procedente de King Arthur, semiópera dramática tomando un texto de John Dryden y estrenada en 1691, obra que por su características se distancia de tantas otras semióperas que no pasaban de ser adaptaciones sobre textos anteriores a las que se añadían números musicales-The Fairy Queen-, y que en esta ocasión, estaría pensada como un perfecto equilibrio entre palabra y música, siguiendo la tendencia del teatro inglés de la época. Poco guarda en común con el ciclo artúrico y sus sucesores, integrando números musicales dentro de la trama que al margen de interrumpirla, avanza junto a ella. La suite cumple como un acorde destilado que ayuda a inmiscuirse en el imaginario sonoro purcelliano, como encontramos en otras habituales suites. Curiosamente y para el concierto, un comienzo de la suite enlazada en su escucha con el final de la obra de Eötvös, mientras se retiraba del escenario toda la artillería percusiva para proseguir con la sesión de forma relajada y natural confirmando la idoneidad propuesta por el director Baldur Brönnimann.

Para mantenernos en estos barroquismo, la Suite para orquesta nº 3, en Re M. BWV 1068, de Johann Sebastian Bach, que  como cierre, esta suite encuadrada en la serie de cuatro conocidas habitualmente como Oberturas, merced al protagonismo del Primer tiempo, aunque al parecer no fueron compuestas con la pretensión de formar un ciclo ya que no conservamos ningún manuscrito autógrafo que lo confirme, siendo en conjunto una serie de copias que se encuadran en este apartado de las Suites 1066-69, con seguridad podrán caber en el compendio de obligados compromisos para Köthen y en lo relativo a la que se nos ofreció, destacó por implantación de la flauta travesera como instrumento solista, además del mayor desarrollo del estilo de obertura alla francesa. La Suite nº 3, en Re M. BWV 1068, reducía a cinco sus movimientos, permitiendo una estructura más clara a partir de su Obertura manifestando su notable energía auspiciada por la presencia de tres trompetas, un par de oboes y los timbales. En otra clave se ponía en ciertas urgencias el tema del protagonismo de los solos de violín. En el planteamiento  estilístico, destacaban el Air; las Gavottes I y II; la Bourrée y la Gigue, en su forma a la francesa, danzas características elegantes y sutiles perfectamente asimilables al medio escénico, Queda en el ambiente y dentro de este grupo, una supuesta quinta Obertura, que sería atribuida a su hijo Wilhelm Friedemann.

Ramón García Balado

Amandine Beyer. Juanjo Guillem. Real Filharmonía de Galicia/ Baldur Brönnimann

Obras de H. Purcell, Peter Eötvös y J. S. Bach

Centro Cultural Afundación, Vigo

Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela

Da trisca as praterías

  Praza das Praterías. Santiago de Compostela Concierto de la Banda Municipal en As Praterías - día 5, a las 20´00, con su titular Casiano...