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07/04/2025

Fernando Buide en estreno: Cantico para soprano, coro y orquesta

 A Coruña - 28/03/2025


Un  programa que asistió al estreno del Cantico para soprano, coro y orquesta, completando con Les Iluminations, de Benjamin Britten y Les offrandes oubliées, de Olivier Messiaen. Fernando Buide, con estudios en la Carnegie Mellon University (Pittsburgh), con Harry Archer, antes de doctorarse en la Yale University, obteniendo el Michael Friedmann Price, de investigación, fue artista en residencia de la Real Academia de España en Roma, además de obtener el  VII Premio de Composición orquestal AEOS-BBVA, confirmación de una trayectoria consolidada por sus continuos proyectos, entre los que destacaremos sus dos óperas A amnesia de Clío, dirigida por Paul Daniel, con puesta escénica de Marta Pazos y la participación del Orfeón Terra a Nosa, de Miro Moreira, ópera en la que contó con Raquel Lojendio. También con A sombra de Cristal- puesta escénica de Quico Cadaval  y el protagonismo de María Hinojosa, César San Martín y el actor Víctor Mosqueira.  Raquel Lojendio- Clío en la ópera citada-, colaboró con maestros como Sir Neville Marriner, Gianluigi Gelmetti, Antoni Witt, Juanjo Mena, Vassili Petrenko, Edmond Colomer o Víctor Pablo Pérez, tras formarse en el Conservatori del Liceu (Barcelona), con  Carme Bustamante, perfeccionándose con María Orán y Krisztina Laki.  Interpretó roles como Pamina- Die Zauberflöte-; La Traviata- G. Verdi-; Donna Anna- Don Giovanni- o Morgana-Alcina- e Il segreto de Susana- Wolf Ferrari-, y Margarita, del Fausto, de Gounod. Aportó su voz para el registro de la RFG, con Paul Daniel, Atlantic Waters, dedicado a compositores gallegos: Fernando Buide- Pasaxes-; Juan Durán- Pórtico da Illa de Monteagudo-; Octavio Vázquez- Viuvas de vivos e mortos-, y Eduardo Soutullo, con Jobs and Gates at Dawn (and other uchronians).

Dos piezas en las que recurren a las poéticas de Ángel Valente- Al dios del lugar-y Ernesto Cardenal- Telescopio en la noche oscura- , Valente gozó  hace unos años gozó de una exposición en el Colexio Fonseca: Valente y la unidad de las artes, comisariada por Claudio Rodríguez Fer. Valente (1929/2000), fue Doctor Honoris Causa por la USC, antes de licenciarse en Madrid, y ampliar en Oxford y en la OMS (Ginebra) y en la UNESCO parisina. Su Cátedra se fundó en 2000, con motivo de la donación a la USC, de su archivo documental con una biblioteca políglota, es obra de Antoni Tàpies, colaborador habitual de sus proyectos artísticos. Rodríguez Fer, destaca que su poesía, es reflejo de atención a las artes plásticas desde Durero a Redón, Schiele, Picasso, Paul Klee, Tàpies, Goya, Kandinski o el exiliado Luís Fernández. Ernesto Cardenal, segundo punto de apoyo, es un personaje de segura aceptación, con ejemplos como la Poesía completa editada por Espasa/EsPoesía, bajo supervisión de Remedios Sánchez, con prefacio de Elena Poniatowska, a la par con su Prosas dispersas, una relación de una poética  franca y didáctica. Una vida cargada de conflictos, por su entrega a la defensa de la liberación sandinista, mientras se dejaba la piel contra la miseria de los años de oprobio de Tachito Somoza. En compensación recibió la responsabilidad de cargo de Ministro de Cultura. Cardenal nos dejó el 1 de marzo de 2020, a los 95 años. La obra de Fernando Buide nace como un trabajo escrito entre Compostela y Sta Fe, un encargo de la OSG y el Xacobeo 21/22, en donde Paul Daniel atendía a compromisos profesionales y que coincidía con el período en el que el compositor estrenaba A  Sombra de cristal, una muestra de poéticas imbricadas que recurre a textos de los homenajeados dentro de un intercambio que deja como resultado el protagonismo concedido a la soprano y al coro con pasajes instrumentales que se manejan como hilo de enlace, llevándonos a un final de intenso poderío dramático. Composición In memoriam por su propia madre, a la que perdía en aquel período. Musicalmente la obra suponía una resuelta comprensión en ese protagonismo a repartir entre la soprano y el coro, con una orquestación precisa en matices remarcados por tímbricas puntillosas.

Olivier Messiaen- Les offrandes oubliées-, obra de juventud (1930), tuvo su presentación con la Philharmonic de  Los Ángeles, con Zubin Mehta, en el otoño de 1974, y cuando el autor  la compuso 22 años y acababa de graduarse en el Conservatorio de París, en el que se formaría como niño prodigio. Pesaba intensamente la influencia del impresionismo francés que la marcará toda su vida, especialmente por Debussy y Ravel, además de su preceptor Paul Dukas, influencias que sabrá asimilar añadiendo materias estéticas procedentes de las músicas hindúes y otras en las cercanías, a las que otorgará cuño propio, muestra de los permanentes equilibrios poco frecuentes a partir de innovaciones tomadas del lejano Oriente en la entrega cercana a un éxtasis arrebatado, elementos que vagamente hallaremos en el Tristán e Isolda-Wagner-, siempre en esa indagación de tímbricas sorprendentes. Una búsqueda que ratificaremos en el mundo ornitológico. Les Offrandes Oubliées, se había estrenado el 19 de febrero de 1931, en el Théâtre des Champs Elisées, con la dirección de Walter Straram, obra que se repartiría en tres tiempos: La Cruz, una lamentación de cuerdas de desigual desenvoltura; El Pecado, una caída al abismo, con fuertes acentos de contraste y La Eucaristía, lenta y parsimoniosa desde una proposición de cuerdas, sobre acordes en pianissimo, con matices coloristas.  Estamos ante el Messiaen de Catalogue d´oisseax; Poèmes pour Mi, para soprano dramática, en siete números y que se dio a conocer con Marcelle Bunlet, con el autor al piano; Chants de Terre et de Ciel, también para soprano y piano, en seis números, última obra de este período para un ciclo que tendrá orquestación. Maestro de maestros, dejará una huella indeleble forjada desde los comienzos como organista que asentará sus dominios como compositor, atrayendo alumnos de toda procedencia, en este magisterio vital a la búsqueda de rítmos, experiencias y ese magnetismo persistente tomado del mundo de los pájaros. Fernando Buide, compuso su Concierto para órgano y orquesta, encargo de la ONE, dirigido por Diego Martín-Etxebarría, en un programa que incluía Hymne pour grande orquestre, de Olivier Messiaen, y la Sinfonía en Do, de Paul Dukas, pensando en el órgano Grenzing del Auditorio Nacional, un organero del que guardamanos excelentes impresiones por sus labores de restauración en órganos de nuestra ciudad.

Benjamin Britten-Les illuminations, op. 18-, el autor en el obligado exilio americano que nos dejó una obra tan emblemática como son los Canticles para distintas voces, especie de cantata o posible ópera en miniatura. Les illuminations Op. 18, serie de  melodías a partir del simbolismo poético de Rimbaud, conseguirá en ellas un trabajo de clara referencia estilística, por la forma en la que aborda los resultados en ese encuentro entre la poética y la música en perfecta amalgama, pieza destinada a un acompañamiento de cuerdas y que en la frase final de Parade, apunta un parámetro a seguir: J´ai seul la clef de cette parade sauvage. Recurrencia  de un motivo que el compositor unificará en el ciclo, marcado por su específico color modal y una aproximación a las influencias de Gabriel Fauré, perfecta alusión a una cultura en la que se reafirma por la relación del tritono Mi-Si b, en la que confluyen la voz y el acompañamiento instrumental. Pocas veces se mostrará tan natural y vivaz en el empleo de una lengua que toma en préstamo, de la que se maneja con un estilo aparentemente monocorde, movido gracias a un radical contraste, por su densa polifonía. Poética que tendrá como destinatario/a, una voz aguda, que para el estreno sería la de la soprano Sophie Wyss, el 30 de enero de 1940, en el Aeolian Hall (Londres), dirigido por Boyd Neel, siempre atenta a la prosodia de la lengua y que como sucede en otras obras, podrá remitirnos a dedicatarios reconocibles como en muchas fue su compañero Peter Pears, con quien hará posible el Festival de Aldeburgh, con obras como Noye´s  Fludds, operita para niños o la adaptación de A Midsummer Night´s Dream, para la renovación del Jubilee Hall, de Aldeburgh. Intérpretes como Galina Vishneskaia o el barítono Dietrich Fischer-Dieskau, entran en esta relación. La música antigua, desde tiempos de Purcell, serán igualmente determinantes, dejando argumentos de Abdelazar, de Aphra Behn,  y que suponen la base de The Young Person´s Guide to the Orchestra, o las adaptaciones de Britten, en Lachrymae, para viola y piano, que toma dos piezas de Dowland: If my complaints could passion move, de The First Book of Songs and Ayres y Captain Digorie Piper his Galliard, incluida en Lachrimae, o Flow my tears, que pasaron al repertorio de Peter Pears. En candelero, el lema Dowland, Dowland, Semper dolens

Les Illuminations, Op. 18 o el distanciamiento de la propia tradición inglesa preñada de ambigüedades estilísticas en su conjunto ya desde el aldabonazo en Fanfare: J´ai seul la clef de cette parade sauvage,  un bordoneo acunado por trinos de chelos y contrabajos con las violas quasi trombe, en diálogo persistente, en actitud de respuestas obstinadas. Raquel Lojendio, dotada especialmente en los aspectos del canto para obras como las elegidas para este programa, por sus atenciones a los pequeños detalles estilísticos, abordó con mesura las piezas que integran esta obra. Villes, por sus imágenes amontonadas que evocan esas villas imaginarias en las que se mezclan gentes anónimas y bacantes en danza, en un Allegro energico y que se repetían con la misma actitud. Phare, expresada por su J´ai tendu des cordes de clocher à clocher …sobre armonías resueltas en lento ed estativo, junto a Antique: Gracieux fills de Pan!, un contra- canto sujeto a un acorde tratado cuasi Chitarra por las cuerdas graves para seguir con Royauté, corto recitado  en luminoso Mi M., a la manera de un diálogo entre una dama y un caballero.  Marine: Les chars d´argent et de cuivre…un deletreado discurso  silábico en movimiento continuo.  Interlude, retorno al comienzo con J´ai seul la clef de cette parade sauvage, una bella voluta fluida que nos lleva a Being Beateous, pasaje ante un paisaje nevado, motivo al parecer encontrado por Rimbaud, en Longfellow, para caracterizar una visión entre simbolista y sensual.  El Ser y la Belleza, caballero y dama, a través de las cuerdas divididas sobre una frase expresiva y animada en una marcha  delirante.  Parade, casi una dramática escena teatral operística con su momento álgido en Des yeux habitées à la façon de la nuit d´été hasta encontrarnos con Départ, la huída de Rimbaud en forma de brumosa afectación: Assez vu. La vision s´est rencontré à tous les airs. Assez eu, Rumeurs des villes, le soir, et le soleil, et toujours. Assez connu, Les arrêts de la vie. Rumeurs et Visions! Départ dans l´affection et les bruit neufs!

Ramón García Balado

 

Obras de Olivier Messiaen, B.Britten y Fernando Buide

Raquel Lojendio.

Orquesta Sinfónica de Galicia y Coro / José Trigueros y Javier Fajardo

Palacio de la Ópera, A Coruña

https://www.ritmo.es/auditorio/critica-fernando-buide-en-estreno-cantico-para-soprano-coro-y-orquesta-por-ramon-garcia-balado 

02/04/2025

Philippe Quint: Concierto para violín de Errollyn Wallen, en estreno

 Palacio de la Ópera, A Coruña


Estreno en nuestro país de la compositora de Belice Errollyn Wallen del Concierto para violín dirigido por Catherine Larsen- Maguire con la OSG en el Palacio de la Ópera de A Coruña- días 4 y 5, a las 20´00 h-, para completar con la Sinfonía nº 1, en Mi b M., de William Walton. Philippe Quint tuvo como maestro en San Petersburgo a Andrei Korsakov, iniciando su primera experiencia muy joven con el Segundo concierto para violín de Wieniawski, proyectando su carrera a nivel internacional que arraigará por Europa y los Estados Unidos, llegando a colaborar con la O.F. de Calgary, la O. S. de Kansas City, la Royal Scottish N.O., o la Gewanhaus de Lepizig. Entre otros maestros suyos, destacan Dorothy Delay, Cho-Lian-Lin, Masao Kawasaki, Felix Galimir al tiempo que forjaba su carrera en la Juilliard School neoyorquina. Estrenó para Naxos, el Concierto de William Schumann, con la O.S. Bournemouth, con J.Serebrier, obteniendo dos Grammy. Para Elysium, grabó las obras de violín y piano, de Lukas Foss, con el propio compositor. Obtuvo galardones como el Juilliard (1998), el Pablo Sarasate (1997) y el Salon dei Virtuosi, recibiendo becas de las Fundaciones Clarisse B. Kampel y Bagby, mientras que destaca por la serie de sus proyectos docu-concerts, como el Astorazzolla y el Charles Chaplin. Es asiduo de certámenes como los convocados en Verbier, Aspen, Hollywood Bowl, Mostly Mozart, National Gallery Washinton D.C. o Ravinia. Dispone de un instrumento Ruby (1708). Catherine Larsen-Mcguire, estudió en la Cambridge University y en la Royal Ac. of Music (Londres), en la especialidad de fagotista antes de pasar a la dirección en Hannover con Klaus Thunemannn llegando a ser asistente de maestros como B. Haitink, C.Abbado, Sir Simon Rattle, realizando una carrera que la llevó a formaciones como la O.S. de Bremen, la de Magdeburgo, la Ac. Karajan de la Berlin Philharmonie, la Scottish Chamber O., la Royal S. Bournemouth y orquestas españolas como la Ciudad de Granada, con la que presentó un programa de compositoras femeninas: Fanny Mendelsson, Clara Schumann y Louise Farrenc.

Errollyn Wallen- Concierto para violín-, es una compositora que reparte su carrera entre Inglaterra- con estudios en el Goldsmisth´s College y en el London Kings College- y los Estados Unidos, cultivando desde sus inicios una amplitud de mira en cuanto al planteamiento de las obras que paso a paso va ofreciendo. Perteneciente a una familia de músicos, su hermano Byron Wallen, es un destacado trompetista. Una trayectoria que comenzaría en el espacio de la danza en la Mavreen Lyon School of Danza, de la London Accademy. Su primer trabajo como compositora, fue estrenado en los PROMS BBC¸ con un Concierto para percusión y orquesta. Una evolución marcada por contrastes en los géneros a seguir y en una búsqueda permanente de resultados que dejarán argumento en trabajos como Jordan Town; Dervich, para chelo y piano;  La Luga, para quinteto de guitarras; Another America: Earth (2003); All the Blues I See (Flauta y cuarteto de cuerdas; la curiosa experiencia compartida con el astronauta Steve McLean, destinada al proyecto Trasbordador STS-115; The Tempest, compromiso para la Gewandhaus de la Dresden Leipzig, ballet que tendrá como coreógrafo a James McMomery; The Silent Twins, ópera de vanguardia en colaboración con April De Angelis; Carbon 12- A Choral Symphony, solicitud del Ballet Nacional de Escocia; el Quinteto de piano Music for Tigers, para el MOMA neoyorquino, en la serie  de Summergarden Concerts; Principia, destinado a los Paralímpicos de Londres (2014), y que sería interpretado por el Melodie Women´s Choir; Mighty River, para conmemorar el bicentenario de la abolición de la esclavitud; Feeling Her Way, fue colaboración con la artista visual Sonia Boyce, en el que colaborarían Poppy Ajudha, J. Dankworth, Sofia Jernberg y Tanita Tikaram. Recibió por ello el Leon de Oro de Venecia, de 2022.  La obra presentada en estreno para el concierto con la OSG, nos descubre la dimensión plural por la amalgama de recursos a los que remite dentro de las influencias recibidas y un criterio de sólida actitud de argumentos creativos en ese encuentro entre el solista y el tramado orquestal.

William Walton (1902/83)-Sinfonía nº 1, en Mi b M.-, autor que en su obra congeniaban la habilidad y ligereza de estilo con aspectos que le acercarán al Grupo de los Seis, con detalles ciertamente paródicos provenientes de otras tendencias pujantes en su tiempo. Desde joven, junto a Tippet y B.Britten, se acercó a las sugerencias de Constant Lambert, apoyándose sin desmesura en las tradiciones autóctonas usando una evolución sin depender  de obligaciones de una imprescindible modernidad. Reconoció sin entregarse a una fe sin restricciones a las proximidades de músicos como Busoni, Ansermet, Warlock o Lord Berners. Obras como el Concierto para viola (1929), serán un primer paradigma, composición que con fortuna estrenará en los Proms, con su amigo P.Hindemith, gracias a su sentido de desbordante lirismo, antes de que un par de años después, Belshazzar´ Feast, suponga una gran confirmación, un oratorio para el que se valdría de un texto de Osbert Sitwell, colega de su período en Oxford, en el que mantendría una profunda amistad con el entorno de los Sitwell. La Primera Sinfonía (1932/5), es obra ambiciosa y plena de una densa pretensión comunicativa merced a la disposición y tratamiento de los elementos expresivos, que en su transcurso, le acercará a Sibelius, composición que estrenará en 1935, por la London Symphony O., de la BBC, dirigida por Hamilton Harty  y limitada por su evolución, salvada a la postre por su desenvoltura y claridad, una febril energía desbordante que para resumir las intenciones, vendría a mostrarnos su ruptura con la baronesa Imma Doernberg. Obra atenta a las exigencias de la tonalidad por su melodismo incisivo, resultará modelo del ideario estético sobre el que se sustentaron artistas de la música inglesa como Elgar, William Alwey o Michael Tippett y Frank Bridge. El primer tiempo de la obra-Allegro assai- es reflejo a esa pasión obsesiva con Mme Imma von Doernberg y las inevitables penurias afectivas.  El Presto con malizia- segundo tiempo- se encuadra en el espacio de un scherzo agudo y persistente, redondeado con el Andante con malincolia, que acentúa esa sensación obsesiva antes de llegar al Final, tiempo que tardaría en completar e inspirando en la figura de otra persona, Alicia Wimborne, a la que sucederá Lady Sussana Walton, de soltera Gil Paso y nacionalidad argentina, quien le sobrevivió hasta 2010. El Maetoso nos arrebata por su impulso amoroso. Walton, se mantendría entonces con trabajos alimenticios para el cine.

Ramón García Balado      

30/03/2025

Bomsori: agitación e ironías en Prokofiev

  A Coruña - 21/03/2025


Bomsori fue protagonista del Concierto para violín, nº 2, en Sol m. Op. 23, de Sergei Prokofiev, bajo la dirección de Carlo Rizzi, en un programa que completaba con la Sinfonía nº 4, en Mi b M., de Anton Bruckner, intérprete a la que tuvimos con el Concierto para violín de en Re M. op. 35 de Tchaikovski, con Víctor Pablo Pérez. Formada en la Young University de Seul, se trasladará a la Juilliard School neoyorquina para ampliar con Sylvia Rosenberg y Ronald Copes, consiguiendo para sus labores la cesión de un Guadagninini 1774, gracias a la Fundación Cultural Kumho, merced a los primeros galardones obtenidos en los concursos Tchaikovski (Moscú); Queen Elisabeth, Jean Sibelius o Henryk-Wieniaski. Grabó entre sus trabajos y para DG, selecciones de obras de Debussy, G.Fauré y Szymanowski; Conciertos de Tchaikovski y Shostakovich, con la O. F. de Varsovia, con Jacek Kapszyk, manteniendo una gran actividad de conciertos con orquestas de primera línea.

Carlo Rizzi es un director con estudios en el Conservatorio de Milán y en el de Bolonia, con Vladimir Delmon, para ampliar en Siena con Franco Ferrara, probando su primera experiencia operística con el Donizetti de L´ajo nell´imbarazzo, logrando en 1985, el Primer Premio del Concurso Toscanini (Parma) y desde 1992, pasaría a ser titular de la Welsh National Opera.

 El Concierto para violín nº 2, en Sol m. Op. 63, de Sergei Prokofiev, se diferencia profundamente del precedente y compuesto casi 20 años antes, poniendo distancia con respeto a las dependencias del glazunovismo imperante, concediéndose en sello más personal, marcado por las disonancias ubicadas de forma estratégica que ayudan a lograr un tonificante contraste dentro del talante lírico. Resulta peculiar el uso de la percusión que incluye castañuelas, triángulo, bombo y tambor militar, en el tiempo final. Las dobles cuerdas en staccato de la parte solista, recrearon  un ambiente español que ya conocía, pero en un tono un tanto irónico, para esta obra que había solicitado el violinista francés Robert Soetens, con la condición de concederse el uso exclusivo durante un año. El autor tomaría temas que fue reuniendo para esta obra, reflejando la idea nómada del intérprete y la procedencia de esos temas, vendrían desde Vorónezh, para el segundo tiempo o lo que sería la orquestación definitiva en Bakú, para el estreno madrileño en 1935, con éxito notable, aunque en confirmación con Miaskovski, se verá obligado a una revisión de la obra para revisar detalles y editar la partitura en versión para piano y violín en 1938.

Concierto contemporáneo del ballet Romeo y Julieta, había tenido el estreno madrileño el 1 de diciembre de 1935, precisamente con Robert Soetens, como solista. El Allegro moderato, confió a la solista un detalle profundamente meditativo que avanzó el tema primordial al que respondieron chelos y contrabajos, mientras que la solista alardeaba gracias apuntes virtuosísticos dejando a la orquesta en un segundo plano. Un tema consecuente, especie de elocuente cantinela, aportó cuidadas modulaciones gracias a un desarrollo trazado por dos ideas, a partir de una inicial con fagot que preparó una tensa variación que reclamaba la importancia de la solista camino de una reexposición de cuerda grave al unísono y una coda que concluye en pizzicato, en manos de la solista.

El Andante quassi allegretto, lento y meditativo, se expresó por medio de pizzicato de toda la sección de cuerda con presencia de clarinete. Impera el melodismo como aspecto unificador, marcado por la solista gracias a un pasaje etéreo y subyugante, en diálogo con la flauta, en registro agudo, basculando entre rebuscadas pinceladas sonoras, con un detalle central en Allegreto, de aire bucólico y animado, que cierra la trompa gracias a su expresividad.  El Allegro ben marcato, desdecía  por pretensiones a los dos movimientos anteriores, mostrando al Prokofiev irónico y provocativo que propuso un estilo de rondó de ritmo acelerado y manejando claras disonancias en forma de rudeza y agitación, evitando con ello todo posible aspecto de lirismo observado en los dos tiempos anteriores.

Anton Bruckner- Sinfonía nº 4, en Mi b M. (Romántica)-, obra de obligadas revisiones con un original de 1874, en medio de algunos fracasos cotidianos y cuya versión oficial habrá de esperar casi un siglo en la conocida de Nowak, para ser ofrecida en Linz. Ya en 1878 había revisado los dos primeros tiempos preparando la idea de un nuevo Scherzo más abreviado que no le dejará muy satisfecho, postergando material para el estreno vienés de 1881, con Hans Richter, que quedará destinado para una nueva opción revisada siete años después.

Obra luminosa en el tratamiento de los cuatro tiempos desde el Allegro molto moderato (Bewegt night zu schnell ), del que Carlo Rizzi  sabría exponer el ideario a seguir, merced a una escritura clara y optimista, idea de esa ambición pretendida en cuanto a su estado de ánimo, tratado por la trompa a solo, expresando la propuesta que nos aportaba un distante murmullo gracias a los trémolos de cuerdas. El desarrollo más rítmico expresó un segundo detalle temático a partir de la trompeta con poderosas elaboraciones tímbricas que insinuaron  un estilo de himno al que respondieron las trompas. Un pasaje en pianissimo, con redoble de timbales, preparó la entrada del  dúo entre flauta y clarinete. La reexposión recuperó el tema del comienzo hacia una coda que completa la respuesta de trompas.   El Andante, quasi allegretto, se móstró como un marcha fúnebre en la tonalidad de la obra y que para estudiosos podría  acercarse a un estilo schubertiano, por una aparente sencillez manifiesta en los dos temas. Un primero en pianissimo, que dejará al segundo razones para el protagonismo de violas y el resto de sección de cuerda, abarcando un amplio registro de tonalidades.

El Scherzo Bewegt, respondió al calificativo de cuadro de caza, siendo en realidad el tiempo más programático encuadrable dentro de una forma de fantasía, precisamente por esos detalles aportados por las trompas y el trémolo de cuerdas, que nos trasladaba a un crescendo pleno de disonancias y con ecos que sugerían llamadas en la distancia  que enlazaban en fortissimo a cargo de trompas, trombones y tuba. El trío Nicht zu schnell, keinesfalls schlesppend, remitía a una tonada campesina tratada por oboe y clarinete   El Finale  Bewegt, doch nicht zu schnell, resultó  a  la postre largo y misterioso, en cumplido con el talante de la sinfonía, desde la entrada en ostinato que se reafirmaba en un crescendo casi obsesivo y tenso, muestra de ciertas urgencias cotidianas que amargaban al autor, ya desde el unísono de la orquesta en plenitud, resultado de la necesidad permanente en lo relativo a las revisiones citadas de sus obras.

Ramón García Balado

Bomsori

Orquesta Sinfónica de Galicia / Carlo Rizzi

Obras de S. Prokofiev y Anton Bruckner

Palacio de la Ópera, A Coruña

https://www.ritmo.es/auditorio/critica-bomsori-agitacion-e-ironias-en-prokofiev-por-ramon-garcia-balado 

17/03/2025

Iberia de Albéniz: Poliédrica lectura de Zoar

  Zoar Ensemble


Quinta entrega en doble cd dedicada a los cuatro cuadernos de la suite Iberia de Albéniz, con seguridad la más estimulante de las precedentes desde aquella primera avalada con nombre propio y que incluía Bufonesques, de Óscar Álvarez, o las Bagatelas, de G.Ligeti, para seguir con Alev, que ofrecía una pieza de Xavier Mariño, el sexteto Mládi (Janacek) y Alevi Dedeler raki masasinda, del turco Fazil Say, ; el tercero, una selección de piezas ligeras en recreación de Juan Durán, y el reciente en atención a quien fuera maestro-fundador de la As. Galega de Compositores, Carlos López García- Picos. Larga  meditación de análisis y estudio conjunto para esta Iberia cuya adaptación tuvo como cabeza visible a David Villa, en este quinteto estable que integran Joan Ibáñez- flauta y flautín-; David Villa Escribano-oboe y corno inglés-; Antonio Suárez Saavedra- clarinete-; Benjamín Iglesias Martínez- trompa- y el fagotista y contrafagotista Alex Salgueiro García-, en el recuerdo, las orquestación de las que guardamos memoria por su importancia histórica, las de Fernández Arbós y F.Guerrero, grabada bajo la dirección de José Ramón Encinar, pero ateniéndonos a personales criterios, sirva su apreciación en cuanto a la búsqueda de timbres precisos para las sugerentes armonías tomadas del teclado primigenio, y que se avienen a las líneas sonoras que hallamos en esta Iberia novedosa en el registro para quinteto. Ciertas aportaciones del corno inglés o la trompa, que emulan el ancestral rasgueo de la guitarra; el uso de la trompa con sordina o registros infrecuentes nacidos del oboe; la tersura del clarinete, veladura para comenzar en Evocación y los contrastes en respuesta de flautín y contrafagot, que aparece en el Corpus Christi en Sevilla. La mayor complejidad polifónica reclamada por algunas piezas, parecen transformarse en más sencillas, resultando el factor tímbrico el responsable del resultado final. El cuaderno de presentación, añade como apunte una cita de introducción en forma de recreación ambiental a modo de invitación para la lectura, y que comienza con las concisas palabras: Hace mucho tiempo quise hacer un vuelo poético sobre Iberia. Un sueño de palabras precisas con imágenes sugerentes en un todo de armonía, pero no se consumó.  Cada pieza del cuaderno, merece su par de líneas de preciso complemento de breve aforismo poético y que se ajusta a la escucha de lo que musicalmente se nos ofrece de esta Iberia que recibimos en un momento óptimo. Un apunte como en Rondeña: Y siguió la roda y el devaneo. Los pasos se alargan y se acorta el sueño. A la ronda que gira, que gira y piensa. Devaneo en el corro, canción y empeño.  


Una Iberia en la que se  presumió un exagerado vanguardismo en sus armonías con libertades disonancias puntuales entre arcaicos sistemas modales, en beneficio de una paleta de colores inventados dentro de un palpitar expresivo deudor en la distancia del espíritu del cante- jondo, siendo el suyo un españolismo ensoñado de procedencia afrancesada, reflejo de esa Iberia recelosa y en declive. 12 nouvelles impresions en quatre cahiers pour le piano (1905/8) que para Olivier Messiaen, supondría una obra fundamental en el conocimiento del instrumento. En la memoria colectiva, la herencia de Liszt, el afán de la Schola Cantorum o el romanticismo en plenitud, junto al impresionismo de G.Fauré y las querencias de Felipe Pedrell. Entre los grandes maestros a tener en cuenta: Blanche Selva, Alicia de Larrocha, Esteban Sánchez, Rosa Sabater, Rafael Orozco, J. Mª Pinzolas, D. Barenboim, Claudio Arrau, José Cubiles o J. Achúcarro.

 La Iberia del Quinteto Zoar, y en el reparto de los cuatro cuadernos. Del Primer Cuaderno,  Evocación, reminiscencias sonoras en reparto de los cinco intérpretes, el ensueño de una lejana copla muy próxima en sus cualidades a la popular jota o el fandango o un fandanguillo elaborado sobre un tiempo bitemático con etéreas armonías de tintes impresionistas en un estilo modal fluctuante para lograr los mejores resultados pretendidos.  El Puerto, no renuncia en intenciones coloristas a las propuestas del baile andaluz, en concreto la confluencia de El Polo, la seguirilla y la bulería, además y en la distancia, la guajira cubana. Una algarabía que ayuda a los contrastes en forma de fascinación que con fortuna, nos aproxima a un pregón callejero, convirtiéndose en la más breve de las piezas.   El Corpus en Sevilla, completando el cuaderno, convierte a la pieza en la cumbre sonora de un necesario barroquismo en diálogo abierto entre los cinco instrumentistas, con la inclusión de la muy popular tonada La tarara, perfecto motivo recurrente y      que por su libertad de idea, nos ubica en las cercanías de las influencias impresionistas, desde Debussy a Milhaud, Ravel o el mentado Olivier Messiaen.

El Segundo cuaderno, con Rondeña, de nuevo la impregnación sonora del fandango con curiosas disonancias y con un despliegue rítmico en cuanto a su opulencia enriquecedora gracias a los enfrentamientos logrados por los solistas por una evolución efectiva en su logrado acabado. Ritmos embriagadores de genuino andalucismo procedente de esa rondeña con pinceladas distantes de una guajira cubana, una añoranza deudora y que nos muestra sus aspectos desenfadados con tintes de melancolía, un claro ejercicio de inspiración profundamente arraigado por su excelsa resolución en esta Rondeña, remarcada por las percepciones de los aspectos rítmicos que sostienen sus presiones tímbricas.   Almería, clara en sus ambivalencias, busca el entronque con la guajira gracias a sus acentos suaves y un detalle de barcarola, con asomo de detalles de una tarantela y unas carceleras. Destaca la precisión de la escritura conjunta, motivo sugerido en los pasajes melódicos tomados de la  copla, definida como expressif et bien chanté.  Triana, entusiasta conclusión en forma de colorido arrebatado gracias al recurso de su riqueza armónica y el equilibrio que se maneja con soltura entre lo popular y lo aristocrático. Quizás una manera de acercarnos a este estilo que divaga en las cercanías de la seguidilla gitana y que en las exigencias interpretativas, resultará una de las más complejas.

El Tercer cuaderno, desde El Albaicín, siempre la amada Granada a través de un ritmo de bulería con el que describe un apacible atardecer en un estado de ánimo propicio que persististe en los estilismos de la copla y que sobre su original se carga de pasajes que insinúan el barrio morisco sobre modismos sonoros del cante. Acordes ajustados, casi percutidos ya al comienzo que según fieles a su ideario, preludian la Fantasía Baetica, una expresión ensalzada a través de sugerencias de seguidilla en ciernes con armonías cercanas a un estilo popular, con recurrencia a la guitarra flamenca, pieza muy apreciada por Claude Debussy, por perfume contagioso. El Polo, un refinamiento casi obsesivo y penetrante, casi una especie de lamento de aire fatalista de cansino ingenio a la dan sentido los intérpretes de Zoar.  Lavapiés, tiempo que fue objeto de rechazo por las posibles notas de difícil ejecución y que abocarán a dudas por las urgencias de sus diseños melódicos. Para Zoar, la solvencia del tratamiento de las disonancias resolutivas que con cierta suerte, nos traslada a un recreo verbenero  y posiblemente castizo y alegre, gracias al intercambio de protagonismos.

El Cuarto cuaderno, definido como el más estilizado, se inicia con Málaga, densa en su expresividad y en el reparto de esas urgencias en la amplitud de protagonismos, merced a los ritmos vivaces que sugieren el estilo de la malagueña y que agudos analistas encontrarían el temperamento estético de las Suites españolas. Desde el teclado se habían  propuesto apuntes de libertad apasionada para esta especie de jota malagueña, pero no se renuncia a sonidos de acordes subidos de tintas.  Jerez, de sobrada exigencia técnica en el original, vale por su sentido de la nostalgia que discurre entre el espíritu de la soleá y un claro acento popular.  Eritraña, para cerrar este cuaderno, había sido alabada por Debussy por su alegría en su despertar, una pieza que curiosamente también había tenido sus dudas como despedida del cuaderno. Fue Malats, uno de  sus incondicionales, quien la defendió por su humorismo y versatilidad, pieza deliciosa y perfecta para redondear el conjunto de los cuatro cuadernos. Una impresión cincelada y jubilosa marcada en un trazo sencillo como Allegretto grazioso, que condensa giros claramente populares. Para completar Iberia y en cuanto a Eritaña, la poética de conclusión que complementa la escucha: Volantes, palmas, jaleo. Alegrías por los brazos, las cinturas, taconeos y claveles en lo alto sujetados por el pelo. Mientras va marchando el sol el agua sigue corriendo, agua baja del arroyo el agua por el reguero. Cae la tarde por la vega. Los rayos del sol cansado ya no alumbran la vereda.

Ramón García Balado

 San Domingos de Bonaval, Santiago de Compostela Concierto para estas fechas con protagonismo del Coro Harmonía Stellae , que dirige Manue...