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11/06/2025

Anton Brucker: Sinfonía nº 8, en Do m., con la OSG dirigía por Giancarlo Guerrero

 Palacio de la Ópera, A Coruña 


Concierto de clausura de temporada de la OSG, dirigida por Giancarlo Guerrero en el Palacio de la Ópera de A Coruña-días 13  y 14, a las 20 h-, ofreciendo en programa la Sinfonía nº 8, en Do m., de Anton Bruckner, un director de consolidada trayectoria con carrera cimentada en Latinoamérica para trasladarse a los Estados Unidos, con formaciones como la O.S. de Minnesota, tras pasar por la Baylor University, la O. S. de Táchira (Venezuela), la O. S. de Nashville, la O. S. de Filadelfia, la O. del Festival de Los Ángeles, la O. de Cleveland Blossom, la Hollywood Bowl, la O. Cleveland (Miami) durante un período de siete años; O. S. Gulbenkian (Lisboa), la O. F. Breslavia, la Deutsche Radio Philharmonie, la Saarbrüken Kaiserlautern, la O. F. de Radio France, la London Philharmonic, además de especializarse en repertorios operísticos con títulos de referencia y obras  de notable vigencia como Ainadamar, de Osvaldo Golijov, de profunda inspiración lorquiana, para el Festival Adelaida.

Anton Brucker y su compleja Sinfonía nº 8, en Do m., por las evoluciones y transformaciones de la misma, partiendo de las dos versiones desde la original editada por la Sociedad Bruckner (1973), la edición Nowak y la revisada de Bruckner/ Josef Schalk, completada en 1890, y puesta atriles, dos años después, por el insigne K. Richter, una edición cortada de la primera de 1887, realizada por los mentados y editada en 1892. Una edición que al parecer tuvo claros problemas por su falta  de autenticidad ya que difiere de la de Nowak. Tres son las ediciones de la Sociedad Bruckner, la original Nowak, reproducción de la de 1887, la revisada con material restaurado de la edición Haas y la revisada Bruckner/Schalk, una reimpresión de las planchas de la precedente, pero con importantes modificaciones. La actitud negativa de Herman Levi, hacia la original de 1887, condujo al autor a revisar la obra con atención analítica, componiendo un nuevo final para el Primer movimiento y un nuevo trío para el Scherzo, revisando la perspectiva tonal del Adagio. En esencia, un monumentalismo que superará al resto de su corpus sinfónico, para un trabajo que tendrá su ratificación en las dos versiones y cuya revisión se cerró en marzo de 1890, mientras que  de Robert Haas había publicado una diferente, a tenor de razones de equilibrio, con algunos de los pasajes eliminados de la primitiva. Dos ediciones pues de la versión definitiva, repartidas a voluntad de los intérpretes, esta segunda un poco más larga, con estreno vienés en 1892, bajo la dirección de Hans Richter y con el ostensible rechazo del agudo Hanslick

Un orgánico que frente al común de una formación romántica, añade címbalos, una cuerda muy numerosa dos tubas tenores en Si b y dos tubas bajas, tuba contrabajo, tres arpas, dentro de un planteamiento sonoro que sobrepasa las propuestas de Héctor Berlioz y Gustav Mahler, para una obra que ese acerca a los tres cuarto de hora.  El Adagio moderato, en su forma sonata, se maneja en tres grupos temáticos, desde una entrada en Fa con las trompas y un trémolo en segunda línea de violines, para ubicarse en un primer tiempo pianissimo, en la tonalidad de las violas, chelos y contrabajos, que manifiestan los aspectos rítmicos cara a un segundo tema en manos de flautas y oboes, hacia el tercer tema en Mi b, con trompas y seisillos de maderas, que expone una expresión melódica, entre tubas y fagotes. El desarrollo, preparado por una fanfarria de trompetas, se anuncia por diversos argumentos expresivos y que nos llevan a una reexposición que completará la coda, concluida en pianissimo y leves pizzicatos de la cuerda grave, remarcando una idea de amarga desesperación.

El Scherzo (Allegro moderato), observa en la partitura original una especie de leyenda de perfiles ancestrales, que contribuyen a trasladarnos al imaginario bruckneriano, de una atadura a su impresión nostálgica de un mundo arraigado en el nombre de Der Deutsche Michael, que designa al campesino vigoroso y zoquete. Impresión nostálgica, entre fantasmagórica y sentimental y hasta casi religiosa- actitud reconocible en este creador con tendencias quasi místicas, y que se avanzan ya en el sonido de las trompas que presumen voces en la distancia plenas de cargado misterio. El trío Langsam (lento), en La b M, ligeramente más desarrollado de lo habitual supone la cumbre de este tiempo gracias a su combinación del motivo de la trompa, entre cuidados arpegios de arpa y la serie de prometedoras modulaciones.

El Adagio  (Feierlich langsam, doch nicht schleppend), lentamente solemne, pero sin reposo, ofrece un extenso tiempo a caballo de dos temas con un primero que se ofrece en piano en manos de los violines y síncopas de cuerdas, para dejar paso a las maderas, tubas y trompas que se prolongan en escala descendente, camino de lo que resultará un primer tutti en La M., fortissimo que se completa en un Breit und marking (largo y bien marcado), entre canto de violines que nos arrastran a un tema intenso y vigoroso confiado en su conjunto a las cuerdas, con un nuevo tema de chelos completado por una respuesta de tubas, y una respuesta de un desarrollo en estilo de rondó alternativo entre variados argumentos que dejan espacio a sonoridades de arpa y un pianissimo de violines sobre cuerda en sordina.

El Finale (Freierlich, nicht schnell), solemne sin precipitación, será su último final compuesto, ya que el de la Novena, en Re m. (A 124), no será completado. Un final de confesada actitud creativa, ya desde el primer tema, en Mi b M., expuesto en forma ostentosa en un ámbito fortissimo gracias a las trompas y los trombones, perfectos para dominarnos desde su altura tímbrica y su poderío, en una equiparable cabalgada que realza su sus pretensiones como movimiento de conclusión, marcada por su ansiada irregularidad. Destaca claramente la fanfarria de trompetas antes de la proposición de un nuevo tema cantabile, tratado por violines que se transformará en un a modo de himno que se agenciarán clarinetes y fagotes a través de un ritmo auspiciado por la sección de cuerdas en forma piano, preparando la recuperación del Adagio y una reexposición  de temas precedentes, con una coda intensa que resume los cuatro movimientos, una especie de síntesis idea del sinfonismo según el ideario bruckneriano.

Ramón García Balado


28/05/2025

Graffiti, de Unsuk Chin, estreno en el Festival Resis, en el Palacio de la Ópera de A Coruña

 Palacio de la Ópera, A Coruña


Fabián Panisello
dirigirá a la OSG en el Palacio de la Ópera de A Coruña, dentro de las actividades del VIII Festival Resis, reservándonos en programa el estreno de Graffiti, de Unsuk Chin, junto a Metástasis de Iannis Xenakis y Tramuntana, de Gabriel Erkoreka- día 30, a las 20´00.-, un director prestigiado por sus labores con el Plural Ensemble, al que seguimos en propuestas como Poñer o foco, en las Xornadas de Música Contemporánea de 2022, este argentino destaca igualmente por su presencia en distintos países europeos y citas como las de la Fundación BBVA, siendo al tiempo profesor en la Escuela Reina Sofía y en el China Conservatory. Fue compositor en residencia de certámenes y academias como las que se convocan en Graz, Nueva York, Buenos Aires, Beijing, México o Leuk (Suiza). Tuvo como maestros a Francisco Kröpfl y Julio Vera, en Buenos Aires y a Boguslav Schaeffer, en el Mozarteum de Salburgo, completando experiencias como Elliot Carter, Franco Donatoni, Brian Ferneyhoug, Peter Eötvös o Luís de Pablo, recibiendo galardones como el Mozart Erben (Salzburgo), el Würdigunspreis (Austria) o el Rodolfo Halffter (México), entre importantes encargos recibidos de instituciones como Alte Oper Frankfurt, Festival  de Donaueschingen, Teatros del Canal, y de su ámbito creativo merecen mención Le Malentendu, para el Teatro Colón (Buenos Aires), obras de cámara para el Cuarteto Arditti o Ensemble Modern; Les Trois Mages, coproducción con la Fundación Ernest von Siemens, para un apartado del que queda constancia a través de las productoras NEOS; Col legno; Cypres; Columna Música o Verso.

Iannis Xenakis- Metástasis-, raíces griegas y asentamiento parisino y que llamaría la atención precisamente desde composiciones como Metástasis, tras su estreno en 1953, dignificada en su planteamientos estéticos por resultar especialmente atronadora, en sus anclajes definidos por una precisa organización de las masas de sonidos que, desde una perspectiva propuesta quedará asociada a los patrones de Gÿorgy Ligerti- Atmosphères-, resultando una obra de complejidad polifónica opuesta a determinismos marcados por la percepción puntillista de la pujante impronta serial, la misma que obliga a distinguir la sucesión de notas independientes. Xenakis, autor también de Lontano, guarda en mente el fluir de los sonidos llevados aspectos casi imperceptibles. Metástasis, definida por una partitura en forma de gráfico, es objeto de un destino que sugiere al oyente una actitud que se avenga a la totalidad del espacio sonoro, abriendo con ella un posicionamiento que como respuesta, tuvo una aceptación inmediata y que en el entorno de sus parámetros, pretende el reconocimiento de claros efluvios de mediterraneidad, que por detalles imaginables, nos traslada a la imaginaria sensibilidad de los ancestrales mitos griegos. El juego de alternancia de tensiones, remite a tales patrones entre la claridad y las penumbras. Una música que ahonda en esas tensiones, remarcadas por los aspectos tímbricos en manos del grupo instrumental alcanzando por necesidad el límite de esas posibilidades que nos cercan en un intenso estado ferviente a la búsqueda de ese imaginario fuego latente. Olivier Messiaen, su maestro, será fundamental dentro de esa evolución en el espíritu de las vanguardias, ya posicionado como creador que también sabrá acercarse al arquitecto Le Corbusier, con quien colaborará en el Pabellón Philips, de la Exposición Universal de Bruselas, el mismo en el que Varese estrenará su Poème électronique.

Unsuk Chin- Graffiti, en estreno- compositora coreana que recientemente presentó Súbito con forza-, en estudios en la escuela de Gÿorgÿ Ligeti, en Hamburgo y especializada en músicas electrónicas y acústicas, con obras que han merecido la atención la O. S. de Chicago, la O.S. de Los Ángeles o la O. F. de Berlín, recibiendo galardones como el Grawemmeyer Prix; el Premio Arnold Schönberg, el Wihuri Sibelius, el Ernest von Siemens, el Musical Léonie Sonning, destacando en su producción por obras como el Concierto para violín y orquesta; Acrostic- Worldplay, para soprano y grupo instrumental; Alice in Wonderlad, ópera en ocho escenas, trabajando en un lenguaje cercano al oyente y en el que destaca el uso de una instrumentación cuidada en cuanto al color ofrecido por los instrumentos; juegos de luces, una belleza abstracta, una escucha fluida y una grata amabilidad, fruto de los resultados compartidos como artista en residencia de La O. Filharmónica de Seul, en la que promovió el Departamento de Música Contemporánea. En ella encontramos una confluencia de influencias orientales y occidentales, en las que tienen cabida Toshio Hosokawa (Japón) y Wenchen Qin (China) además de lo magiar de Ligeti, durante tres años, dentro de una exasperante convivencia, apartándose de las exigencias de las urgencias postseriales que bien podrían defender alumnos del círculo de Darmstadt. The Unsun Chin Edition, es un trabajo en doble cd, que nos deja perfecta idea de esa proyección artística: El Concierto para violín; el Concierto para chelo; Le silence des Sirènes; el Concierto para piano; Chorós y Rocaná, con interpretaciones de Christian  Teztlaff (violín); Alban Gerhardt (chelo); Barbara Hanniggan (soprano); Sungwook Kim (piano), con la Berliner Philharmoniker/Simon Rattle, Myung- Whung Chung, Sakari Orampo y Daniel Harding, cumplen todo perfecto documento de una excelente trayectoria que complementa un formato audiovisual. Explosiones de color y una vitalidad salvaje que confirman los atributos de la compositora para una actitud que tiene poco de contemplativa.

Gabriel Erkoreka- Tramuntana (2017)- composición encargo de la SGAE/AEOS, en el XII Concurso de Dirección de Orquesta de Cadaqués, obra estrenada en L´Auditori de Barcelona el 18 de diciembre de 2017, bajo la dirección de Nuno Coelho, añadiendo el Concierto para violín de Chaikovki, con Daniel Lozakovich, para repetir en 2023, con la O.F. de Oviedo con Lucas Macías. Composición que se expresa a través de una serie de modulaciones métricas y técnicas extentidas, dentro de una recreación atmósfera manejada por el enfrentamiento de secciones de cuerda y viento, además de una aproximación en algunos pasajes a las tradiciones de la música catalana, tratada por la llamada del flabiol. Intensidad de dinámicas enfrentadas en esa búsqueda por cierta inestabilidad sonora que alude a una recreación ambiental permanentemente agresiva. Erkoreka estudió con Bernaola en la Escuela de Música Jesús Guridi (Vitoria) y en piano con Albert Nieto, Joaquín Achúcarro, Salomon Mikowski, Elza Kolodin y Malcolm Frager,  antes de trasladarse a la Royal Ac. of Music (Londres), en donde también sería profesor, para ampliar con Christopher Elton, estudiando composición con G.Ligeti, F.Donatoni, Luis de Pablo o H.Birtwistle.  Entre sus obras de interés: Nubes y Krater, sobre inspiración en las fuentes de la naturaleza, con notable ascendente en estructuras contrastadas y dramáticas; Akorda o Saturno, un estilo peculiar de orquestación; Kantar, que recurre al folklore vasco; Famara, inspirada en aires ancestrales de La Gomera y El Hierro; Cuatro diferencias, a partir de un tiendo de A. de Cabezón o Akorda, puesta en atriles  por la O.S. de Bilbao y un manifiesto de los recursos expresivos merced a la incorporación del acordeón como protagonista primordial.

Ramón García Balado                                                                     

21/05/2025

Requiem en Do m. (à la mémoire de Louis XVI), de Luigi Cherubini, por la Orquesta y Coro de la OSG

 Palacio de la Ópera, A Coruña


Dos obras para el concierto en el Palacio de la Ópera de A Coruña-días 23 y 24, a las 20´00 h., incluyendo en programa la Sinfonía Hob.I.44 (Trauer) en Mi m., y el Requiem en Do m. (à la mémoire de Louis XVI), de Luigi Cherubini, contando con el Coro y Orquesta de la OSG, bajo la dirección de Javier Fajardo y la responsabilidad en la dirección conjunta de Carlos Mena.  La obra de F. J. Haydn recibiría el subtítulo a comienzos de la década de 1700, tal cual podrá reconocerse por el catálogo de Breitkopf, obra identificable estilísticamente con el ideario Sturm und Drang o Estehazy II, reflejo meridiano de una transformación de la evolución y el talante del autor, conservando con meditada concisión un cuidado orgánico en el que destacaban en justo equilibrio el número de instrumentos orquestales, un poco a la par con las sinfonías precedentes, aunque probando con una expresión más cercana al espíritu galante y con una pretensión más personal, aceptando que sus propuestas en este género, se había desarrollado con actitudes ciertamente distintas, pesaba entonces el asiduo compromiso de trabajos de compromiso, logrando aquí una reconocible tensión armónica, audaces intervalos, ritmos sincopados y un contrapunto más pronunciado, observando que bastantes de obras, destacan por el uso de tonalidades menores. El primer tiempo, Allegro con brio, se avanza con un forte unísono, que recuerda a otras de sus sinfonías, aspecto en el que también coincide con Mozart y que esta vez encuentra respuesta en una idea cantabile, para seguir con un tema que recurre a motivos anteriores, en el relativo Sol M., configurando con calculada impresión un clima de desarrollo que evoca paradigmas de su quehacer y que concede cauce para la entrada el segundo movimiento, el Minueto allegretto, sombra que responde al calificativo de Canone in Diapason, acuñado por el propio maestro por esa especie de respuesta trazada en forma de canon que pone barreras frente al tiempo anterior, dentro de una necesaria respuesta, con un trío en Mi M., remarcado por las cuerdas y la trompa en registro agudo. El Adagio, valdrá para que las cuerdas en sordina, destaquen sonoridades que nos recuerden a un pasaje del oratorio La Creación, con un acompañamiento de tresillos fluidos que recrean una situación de cierta inmovilidad anímica para trasladarnos al Finale  presto que se aferra a la determinante tonalidad en menor, rigurosamente monotemática, valiéndose de un unísono que nos lleva con determinación al Primer tiempo.

Luigi Maria Carlo Zenobio Cherubini (1760/1842)-Requiem en Do m. (à la mémoire de Louis XVI) -, se expresará en estilos de confluencia entre el barroco italiano y tendencias de C.W. Gluck, merced a las influencias aceptadas del compositor de la reforma meridiana en el mundo de la ópera, prestando atención al trazado de sus construcciones y la elegancia  de su vocalidad, en obras como Armida Abbandonata, Olimpiade o Médée, claridad en sus texturas y variedad en los recursos utilizados que en las obras sacras, alcanzarán una dimensión distinta. Compositor asentado en París, fue maestro relacionado con el mundo cortesano, recibiendo por ello el protagonismo relevante de asumir la dirección de la École de Musique de la Garde National (1792), espacio que se convertirá en el Conservatorio parisino, para continuar a partir de 1822, en titular vitalicio, cargo que ostentará con una particular actitud, que le traerá más de un conflicto y burlas entre sus colegas como sería el caso de Héctor Berlioz, autoridad por excelencia a ese período histórico. Fue la ópera un argumento para proyectarse socialmente, pero en el mismo no desechamos la música sacra, que va desde la serie de Misas: Messe de Chimay, a la Deuxieme Messe solennelle, la Troisième Messe solennelle…exécutée au sacré de S.M. le roi Charles X, abarcando en total a un centenar de obra que por encargo, se repartirán entre Bolonia, Milán o Florencia, obras que muestran la herencia vienesa de F.J. Haydn y Beethoven, que se entremezclan con las obras dedicadas para la escena, un creador un tanto al margen, por lo que muchas de sus obras no superaron lacriba del tiempo.

El Requiem en Do m (à la memoire de Louis XVI, para coro y orquesta, es obra encargo de 1816, consecuencia de su nombramiento como superintendente de Capilla, un trabajo en recuerdo de Luís XVI y que se estrenó el 21 de enero de 1817, en Saint-Denis, conmemorado  la fecha fatídica de la ejecución del monarca, alcanzado en esta obra el grado sumo de las obras destinadas a este género, y que volverá a escucharse en Viena dos años después y en Leipzig, en 1820. Se acepta que tanto Beethoven, como R. Schumann, Brahms o Verdi, apreciaron la calidad del Requiem, obra que dentro de este apartado, se mantendrá en catálogo. Los dos Requiem compuestos, mantienen similares estructuras, que se resuelven en siete tiempos. Introitus et Kyrie (Largo sostenuto, en Do m., muestra una ostentosa escritura polifónica muy recogida, arropada por un solo de violonchelo y fagotes, antes de que el coro y el resto de la orquesta se manifiesten en un pasaje en pianísimo, hasta llegar al Te decet hymnus y el final Exaudi orationem.  El Graduel (Andantino largo), tiempo más breve podrá recordar a Mozart desde las primeras palabras Requiem aeternam donna eis Domine et lux perpetua luceat, en un estilo de antífona y con una orquesta limitada a las cuerdas.  Diaes Irae ( Allegro maestoso), tiempo desarrollado en un continuo sin reposo, mostrando una entrada de metales Tuba mirum, hasta encumbrarse en el Rex tremendae, con respuesta en la llamada del Confutatis y en el Vocame cum benedictis, que se completa en el Lacrymosa, con un tema de tres notas dobles con el coro en pianissimo.   El Offertorium, denso tiempo en la tonalidad principal de Mi b M., parte de un Andante sobre brillantes sonoridades Domine Jesu Christie, rex gloriae, arropado por cuerdas en ritmos incisivos que se acentúan en el De poenis inferni y en Quam olim Abrahae, hacia el Hostias concentrado e íntimo.   Santus (Andante, en La b M.), luminoso y breve para resaltar el texto Benedictus  qui venit in nomine Domini, con respuesta  de la orquesta en plenitud.  Pie Jesu (larghetto, en Fa m.), resuelto en valores largos al tiempo lírico y meditativo, marcado por las oposiciones de las familias instrumentales. Cierra el Agnus Dei (sostenuto, en Do m.) que se impone por su enervación interna y su pasión dentro de una apreciable serenidad, que deja una sensación de emoción plena por el clima recreado, con la cadencia conclusiva en Do M., en un motivo pianissimo.

Ramón García Balado

14/05/2025

Varvara, solista del Concierto para la mano izquierda en Re M., de Ravel

 Palacio de la Ópera, A Coruña


Concierto de la pianista Varvara con el Concierto para la mano izquierda, en Re M. de Maurice Ravel, dirigido por Michael Sanderling, con la OSG, en el Palacio de la Ópera de A Coruña, incluyendo la Sinfonía nº 7, en Do M. (Leningrado) Op. 60, de Dmitri Shostakovich- día 16, a las 20´00 h-, pianista que ofreció una sesión dentro del ciclo El imaginario musical ruso, de la Fundación Juan March y a la que tuvimos en nuestra tierra hace una temporadas con la RFG, dirigida entonces por Clemens Schuldt. Una artista que cuida repertorios de todas épocas sin prescindir de colaboraciones con agrupaciones camerísticas, estudió en la Escuela Gnessin, para seguir en el Conservatorio Tchaikovski, de Moscú, la Hochschule für Musik und Theater (Hamburgo), con los maestros Mikhail Voskresenski y en Hamburgo, con Evgeni Koroliov, obteniendo galardones como el Concurso Bach (Hamburgo) o el Geza Anda (Zurich) y su carrera le permitió colaborar con primeras orquestas siendo dirigida por maestros como V. Gergiev, David Zinman o Cornelius Meister, en coliseos como el Teatro Mariinski, la Tonnhalle. Michael Sanderling, fue chelista antes que director, compaginando ambas actividades con una presencia habitual en Dresde y en la Gewandhaus (Leipzig), entre 1988/92 y la  Rundfunck Sinfonie de Baviera, la Kammerakademie Postdam (2016), la Radio de Berlin, la Sachische Staatskapelle Dresden, la Chamber Orchester Berlin, la Orchestra Fhilhamonic de Los Ángeles, la O. S. de Boston, además de colaborar en dúo con Julia Fischer y Martin Helmchen

Maurice  Ravel-Concierto para la mano izquierda- un compromiso personal con Paul Wittgenstein, hermano del auto del Tractatus lógico- philosoficus, Ludwig, eminencia de las élites del pensamiento de la Alemania de la República de Weimar, en la que se dieron cita las personalidades de la mejores escuela de la que mantenemos todavía lo más señalado de su legado. Paul había perdido la mano derecha por amargas consecuencias de la Primera Gran Guerra, viéndose conminado a perder una carrera profesional de gran futuro, pero su voluntad y capacidad de trabajo, le llevaron a intentar recuperar las posibilidades de encontrar una salida a su vida, y la encontró curiosamente con el encargo a esta obra a su estimado Maurice Ravel, viendo como a sus espaldas la Monarquía Imperial se hundía irremediablemente en los acontecimientos que la historia le reservaba. Este concierto en un tiempo único, supuso una enriquecedora experiencia en ese reto casi imposible, obra con abundantes cadencias y abundancia de notas dobles, pensando en sus limitaciones como obra para una sola mano, resuelta con un alto grado de pulsación pianística, que no concede elementos posibles de polifonía, quedándonos con espacios vacíos  entre las líneas temáticas principales, sin un evidente diálogo con la orquesta, en la línea de la conocida tradición alemana e incorporando elementos tomados del jazz obra con un primer estreno el 5 de enero de 1932, en la Grosser Musikvereinsaal con Paul Wittgenstein y la Wien Sinfonie O., y un segundo, el 17 de marzo de 1937, con Jacques Février, con una orquesta parisina dirigida por Charles Munch, obra en dedicatoria a  Paul Wittgenstein. No faltarán otras obras que surgirán como encargo del mismo, como fueron Parergon zu Symphonia domestica Op. 73, de Richard Strauss; el Cuarto concierto para piano, en Si b, de Benjamin Britten o Diversion for Piano and Orchestra, del propio Ravel. Breve composición de poco más de un cuarto de hora, hasta la fecha de 1937, será propiedad exclusiva para su ejecución del comandatario de la misma, en sus exclusivos derechos de ejecución, tras incluir algunas modificaciones.

Dmtri Shostakovich- Sinfonía nº 7, en Do M (Leningrado) op. 60-, obra que en principio, cada tiempo tendría un motivo alusivo: Guerra; Recuerdo; La inmensidad de la Patria y Victoria, con un lenguaje musical aparentemente simplificado y que estaba destinado a un auditorio predispuesto para su recepción, resultando en definitiva su obra más extensa, un manifiesto de un compendio de una personal actitud de compromiso en medio de una reconocible situación crítica en lo relativo a la lucha contra el fascismo, que daría argumento para leyendas cargadas de polémica dentro de ese período en el que compondrá, durante el asedio de la ciudad, casi unas doscientas obras, repartidas entre los creadores de aquel momento. Obra estrenada en Kuibychev, bajo la dirección de Samuel Samosud (1942), y que se ratificará en los Estados Unidos poco después con Arturo Toscanini, con aceptable divulgación a través del canal de la NBC. El autor participaba entonces como asistente musical de teatro, que ayudaría notablemente a la confirmación de la evolución de esta sinfonía.

El Allegretto, es una descripción sonora del enemigo invasor que pretende someter la vida apacible de una comunidad sin conflictos que musicalmente se ofrece a través de escalas ascendentes que ayuda a comprender la situación de un contraste lírico o un nocturno ensoñador, hasta la entrada de cuerdas densamente agudas, las respuestas de flauta y piccolo, cara un nuevo tema en pianissimo con apuntes de marcha. Un orgánico orquestal más recargado, anuncia un crescendo con matices destructores que alcanzar su apogeo, en una situación casi lúgubre y angustiosa, abocada a una rememoración de la situación amarga descrita con redobles de tambor.    Moderato (Poco allegretto), quizás un interludio de buen talante que desdice al tiempo precedente y detalles de buen humor, un aspecto que el autor sabría destacar en muchas de sus obras, mostrando una forma de cantinela meditativa a cargo del oboe, el corno  inglés, que tendrán respuesta en fanfarrias ostentosas de intención agresiva, emulando la situación de invasión que recalcan staccatos de madera con clarinete bajo que responde al oboe y una conclusión con el tema inicial de violines.

El Adagio, propuesto por las maderas, recordará estilemas de colegas contemporáneos suyos, en la Rusia efervescente del momento y que se reafirma en pasajes sugeridos por violines, en contracanto grave, antes de pasar a otro intermedio de cuerdas que responde con un aire meditativo y casi triste, que incorpora una actitud lírica de flautas, entre ritmos acentuados y un cambio perceptible hacia un Moderato risoluto, nueva evocación de ese mundo bélico y angustiado a través de martilleos y previsibles aullidos discordantes en un cruel discurso. Una frase final recupera la serenidad del comienzo, preparando el Allegretto non troppo, anunciado por sombríos temas breves a través de un ritmo descrito por la cuerda grave, alcanzando entonces una mayor animación gracias a un tema de cuerdas resuelto y manifiestamente desarrollado, en invitación clara al resto de la orquesta que describe el combate final, entre fortissimos y ráfagas de escalas en plenitud de toda la masa orquestal. Sinfonismo testimonial, que responde al ideario del autor, y que concluye en un Allegretto exultante tras las amarguras sufridas a consecuencia de la guerra y la invasión.

Ramón García Balado

23/04/2025

Ekphrasis, de Nani García, entre obras de Roberto Sierra, Daniel Freiberg y Leonard Bernstein

 Palacio de la Ópera, A Coruña


Vía Latina para un concierto de poderío sonoro con el trompetista Pacho Flores, en el Palacio de la Ópera de A Coruña- día 25, a las 20´00 h.-, con atención destacada para Nani García y su estreno Ekphrasis-X1/22-, al que harán la corte obras de compositores reconocibles como Roberto Sierra, a través de Salseando; Daniel Freiberg- Historia de flores y tango-, y una selecta miscelánea del universal West Side Story, a través de sus Danzas Sinfónicas,  de Leonard Bernstein, musical que completa este cuadro tan seductor. José Luis Gómez dirigirá a la OSG, para el consumando protagonismo de Pacho Flores, del que mantenemos un aprecio especial por su registro Cantos y revueltas, realizado en esa sala con la RFG, bajo la supervisión como ingeniero de sonido de Pablo Barreiro, y el apoyo de la firma de trompetas Stormi, quien le asiste desde hace años en su condición de artista de confianza, fabricando para él instrumentos con los que estrena obras de encargo, desde el primero La trompeta venezolana, para Guataca Prod. y centrarse de lleno para DG, que avalará Cantar- Konzerthaus O. Berlin; Entropía, con Jesús Pingüino González; Golden Price de Global Music Award  2017 o Fractales, con la O. F. Ártica Noruega. En Cantos y revueltas, incluyó esta pieza propia, para trompeta, cuatro venezolano-Leon Rondón- y orquesta de cuerdas, junto al Aria de las Bachianas brasileras nº 5; El diablo suelto, de Heraclio Fernández; el Invierno Porteño, de Piazzolla y un concierto de J.B. G. Neruda, con dirección de su colega Manuel Hernández-Silva.   Flores formado en  el Sistema fomentado por Abreu, recibió galardones de los concursos promovidos por Maurice André, Philip Jones o Cittá di  Porcia, permitiéndole una inmediata carrera que le encumbrará a primeras formaciones mientras se proyectaba como solista con compositores como Efrain Ocher, Arturo Márquez; Paquito D´Rivera, Christian Lindberg y los que hoy destacan en cartel.

Nani García, compositor gallego, estudió en Suecia un período fundamental repartido entre Upsala y Estocolmo (1976/80), dedicando sus atenciones al jazz avanzado en confluencia con indagaciones en el ámbito de la lingüística, para continuar en nuestra tierra tras la fundación del Grupo Clunia, uno de los primeros en consolidarse y con la miraba puesta en la ampliación de recursos pensados para los espacios audiovisuales de todo género, probando en trabajos como O Xigante- corto de animación-; De Profundis o Enrrugas, guiones adaptados  y Una mujer fantástica, Óscar 2017. Para Amigos de la Ópera, de A Coruña, compuso O Loro de Carlos V (Favola in Mvisca, ópera buffa, en un acto), con libreto de Mª Inés Cuadrado y él mismo, espectáculo para el Teatro Colón y el Pazo da Cultura de Narón, en el que colaboró el CDG, a partir de un texto homónimo de Michel de Ghelderode. Ópera para todos los públicos, con dirección de Diego García Rodríguez; tratamiento escénico de María Peinado; escenografía y vestuario de Miguelanxo Prado e iluminación de Baltasar Patiño, destacando como solistas Helena Abad- Bigariño/Eva Crispi-; Borja Quiza- Conde de Buren/La Biloque- y Francisco Corujo, en los roles de Carlos V, Adamus Crispil y Heraldo.

Roberto Sierra- Salseando-, natural de Vega Baja(Puerto Rico), asistió a clases del Royal College of Music (Londres), al Instituto de Sonología de Utrecht (Holanda) y a la Musikhochschule (Hamburgo), en donde fue alumno de György Ligeti, con  quien compuso Conjuros, basados en Vestigios rituales , para dos pianos (1984). En Cinco bocetos, para clarinete, usa una cita del Cant dels ocells antes de dar a conocer su ópera El mensajero de plata y Glosa de sombra, un ciclo de canciones y el gran primer éxito Júbilo, destinado al Carnegie Hall, con la Milwaure Symphony O. Entre obras de importancia un destacado para su Sinfonía nº 3 (La Salsa), solicitud de esa orquesta y su director Andreas Delf cuyo nombre remite a la serie de ritmos afrocubanos en estilo Salsa, con un nutrido aparato orquestal que usa en amplitud recursos de percusión- cencerros, güiro, calabazas, marimbas o similares, ya desde primer Tumbao: Salseado , con fanfarria marcada por piano y marimba, entre cuerdas y ricos contrastes.  Habanera, muestra de Habanera repartida entre fagot y marimba, lento de sinfonía a la que la madera añade comentarios casi impresionistas, además de metales disonantes con  una fuerza contundente. Las Danzas, en su original, resultaban una contradanza preparando en Jolgorio, que resumía la fiesta de Salsa, que toma motivos de jazz de impregnación sincopada.

Daniel Freiberg- Historia de flores y tangos-, un ejemplo del estilo de este argentino al que Flores presta atención y al que reivindicó en sus giras y conciertos por el tipo de instrumentos que utiliza por las posibilidades que concede por sus cualidades tímbricas y sonoras, obra a la que dio cauce en sus compromisos con la O.S. Minería, dirigida por Carlos Miguel Prieto (2022). Freigerg es compositor formado en la Juilliard  School, neoyorquina, teniendo como maestros a Don Sebesky, Gil Goldstein, Hal Galber, Earl Hagen, Charles Jones, Eduard Bilons Samuel Zyman. Dizzy Gillespie estuvo en la órbita de sus maestros en la faceta como arreglista, en la que también destacaron en composición Gerardo Gandini, McNeil Robinson, Paquito D´Rivera, J. Behrends. La obra en cartel, resulta especialmente emblemática en el catálogo interpretativo de Pacho Flores.               

Leonard Bernstein- West Side Story (Danzas sinfónicas)-perfecto complemento de quien se batiría el cobre con la New York P.O. en sus debut, sustituyendo a otro mito, Bruno Walter, será ese maestros al que inevitablemente asociaremos con musicales como Wonderful Town, Candide, On the watherfront, y que en este musical logrará encumbrar el género a su mayor popularidad, logrando en esta suite de danzas un muestrario a  disposición de los aficionados más entusiastas. Realmente en cuanto a recursos musicales, un tratamiento de piezas que redundarían en los beneficios logrados por la taquilla a lo largo de fructíferas temporadas resultando la suite de  Danzas sinfónicas, un apetecible condensado de uno de los trabajos escénico/musicales.  Bernstein, tras su formación en el Philhardelphia Curtis Inst., se convertirá en el paradigma de la música norteamericana, junto a los grandes maestros de universal reconocimiento. Otro será el compositor que se hará célebre en el espacio de la ópera, con su debut en el Teatro alla Scala, para dirigir a la en 1953.

Ramón García Balado                                                                             

Multiplensemble: XXIV Ciclo Musical para unha época, Museo de Belas Artes (A Coruña)

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