Pazo de Fonseca, Santiago de Compostela
Un saludo a la ciudadanía con la apertura del LXVII Curso U.I. de Música en Compostela, en el Salón Nobre del Pazo de Fonseca con el debido acto protocolario de presentación –día 27, a las 20´00 h-, después de que durante tantos años desde la primera cita en 1958, la convocatoria cumpliese con dichos requisitos en el Hostal de los RR. CC., siempre con el obligado recuerdo de Don Antonio Iglesias, maestro y estudioso que nos dejó tres cuadernos en forma de memoria, que dejaría escritos hasta la convocatoria de 2007, entonces con la participación en las cátedras correspondientes de Isabel Penagos- canto-; José Luís Rodrigo- guitarra-; José López Calo- musicología-;Montserrat Torrent- órgano- ; Antonio Iglesias y Manuel Carra- piano-; Carmen Cruz Simó-polifonía-; Antón García Abril y Maximino Zumalave- sinfonismo y música actual-; Enrique Santiago- viola y música de cámara-; Agustín León Ara- violín- y Marçal Cervera-chelo-, un recuerdo para aquel primer curso de 1958, que se convocaría a las puertas del otoño y que Antonio Iglesias aportaría unas líneas a modo de tarjeta de visita: En el mes de julio de 1948, encontrándome en los Estados Unidos, fue invitado a asistir a un curso del Berkshire Music Center, en Tanglewood (Massachussetts) dirigido por Serge Koussevizki el apoyo de su Boston Symphony Orchestra y la colaboración de maestros tan prestigiosos como Darius Milhaud, Aaron Copland, Leonard Bernstein, Gregor Piatigorski, Lukas Foss, Irving Fine, entre algunos que ahora mismo escapan de mi memoria…A mi regreso a España, como quiera que no existiera entre nosotros ningún curso de verano, con ocasión de celebrar alguno de mis recitales en la Sociedad Filarmónica de Pontevedra, hablé con mis excelentes amigos Francisco Javier Sánchez Cantón, José Filgueira Valverde, Iglesias Vilarelle, Martínez Tíscar, Antonio Odriozola, etc…en torno a una posibilidad de repetir aquí lo observado al otro lado del Atlántico y, claro está, a todos les encantó la idea. Abundaría en la misma, unos pocos años después, mi admirado y gran amigo Leopoldo Stokowski, precisamente, en Pontevedra también, cuando dirigió a su excelente Coral Polifónica en la Catedral de Santiago, con las obras de nuestros polifonistas del Siglo de Oro… La idea sobre la que insistí con terquedad del convencido, pudo llevarnos a imaginarla en el Pazo de Lourizán, con sede en un palacete que, curiosamente, se asemejaba al de Tanglewood, rodeado de un bosque de eucaliptus…Pero la falta de medios económicos, hizo que todo quedase en un caro, muy querido proyecto…Conocí a Andrés Segovia en 1935, en casa de mi maestro José Cubiles en la Plaza de Oriente madrileña. Pero nuestra amistad se afianzaría honrándome ya por siempre con su gran regalo, precisamente durante mis años de estancia en Nueva York- años 1948 y 1949-cuando vivía frente a Central Park, en un precioso y muy cuidado piso entresuelo; en el bajo de la misma casa, un viejo amigo suyo, le preparaba las primeras cuerdas de nylon, para su guitarra, que comenzaba a comercializar la casa Dupont. ¿Pudieron ser estos posos, los de mi deslumbrante aventura musical de Tanglewood y los afanes educativos del maestro Segovia, los que fortalecieron en su momento el nacimiento de Música en Compostela? Lo ignoro, pero he querido traerlos aquí a guisa de unos remotos aunque posibles antecedentes. Un Curso de Verano dentro del páramo español en el cual destacaban los festivales de Granada, el de Santander o la Quincena Donostiarra. Antonio Iglesias, añadirá con el paso de los años trabajos de investigación acordes con el curso y que realmente valdrá la pena citar: La revisión de la Suite Iberia, de Isaac Albéniz, publicada por la Fundación CaixaGalicia y editada en el XVI Cuaderno de Música en Compostela (2006) o la obra para piano de Manuel de Falla (segunda edición) y Noches en los jardines de España, por iniciativa de la Editorial Alpuet.
Del pasado Curso de Música en Compostela. Podremos resumir en una visión escueta y sencilla visión, algunas de las actividades realizadas, en las que no faltaron las visita al Museo de Pontevedra, a los edificios Castelao y Sarmiento, con la histórica sesión A la luz de los candelabros, en el que colaboraron alumnos elegidos que tomaron obras desde Albéniz a J. Rodrigo, G. Cassadó, Manuel Quiroga, Turina, Miquel Ortega, el Padre Donosti, hasta D. Scarlatti o J.Nin-Culmell. El homenaje In memoriam a quien había sido maestro del mismo Manuel Carra, con piezas de distintos autores, a cargo de la exalumna Stefanía Passamonte. La conferencia del Dr . Ernesto Monsalve, con el programa Joaquín Rodrigo: En el centenario de su primera obra. El concierto de profesores: Stephan Picard y Xunyue Zhang (violines), Stephan Forck (chelo), Ashan Pillai (viola) y el pianista Andrei Banciu, con obras de E. Granados, David del Puerto y Joaquín Turina, con el Cuarteto Op. 67. Los dos conciertos de alumnos. El Cuarteto Lucent, con el guitarrista Riccardo Guella, que vuelve aunque con distinta formación y que ofreció obras de Enric Granados, Manuel Castillo y Ruperto Chapí. La conferencia de José Sierra: La música de teclado del Padre Soler, con ilustraciones al piano de Josep Colom, que seguiría en la misma fecha al acto de recepción en el Concello. El Concierto de la Orquesta Sinfónica de Galicia, dirigida por Isabel Rubio, en el Auditorio de Galicia, para ofrecernos la Sinfonía nº 12, en Mi M. de Carles Baguer, compositor que había destacado como organista y que había tenido como alumnos a Mateu i Ferrer y a Ramón Carnicer; Conrado del Campo, con su obra Infierno, inspirada en La Divina Comedia, de Dante, músico que había tenido como preceptor de Jesús de Monasterio; Manuel de Falla, con el Intermedio y Danza, de La Vida Breve, drama en dos actos y cuatro escenas sobre libreto de C. Fernández-Shaw, para completar con la Sinfonía nº 5, de Pedro Miquel Marqués García, compositor que será apreciado por su obra El anillo de hierro. Esa sinfonía era una de las obras más apreciadas del compositor, muy bregado por su presencia en teatros y que llegaría a colaborar con músicos como Héctor Berlioz o G. Rossini.
Ramón García Balado