22/09/2023

El Imperial College Chamber Choir, en la Catedral de Santiago

  Catedral de Santiago

Concierto por distintos espacios de nuestra tierra comenzando por la Catedral de Santiago, el día 23, a las 21´25 h., con invitación abierta para continuar mañana en la Misa del Peregrino- 12 h.-, a cargo del Imperial College Chamber Choir, que dirige Ed Watters, repitiendo el día 26, en la Catedral de Tui, y el día 28, en el Paraninfo da Universidade-19´30 h.-, una agrupación asimilada al South Kensington, de Londres, fundada en 1977, por Thereese Hibbard, precisamente como Imperial College Choir , que tendrá como directores en años sucesivos a Gessica  Gilingwater, 2007; a William Glendinning, entre   2011/ 8 y a Jack Apperley, los años 2018/9. Agrupación que trabaja los géneros más diversos desde la antigüedad a los músicos contemporáneos, que les abrió las puertas del Palacio de Buckingham; el Windsor Castle; la Sheckburne Abbey,  el Duomo de Milán, la Catedral do Porto, Saint- Martin- in the Fields o la Basílica de la Santa Croce, de Firenza.

El programa no renuncia a la tradición propia inglesa, con autores como William Byrd, en su cuarto centenario con Turn our Captivity, autor de una música sacra muy expansiva e íntimamente ligada al texto, contribuyendo de manera significativa a la consolidación del madrigal y la canción con solista que tendrá reflejos en las obras de Orlando Gibbons, John Bull, Thomas Morley o Thomas Tomkins.  Thomas Tallis (c. 1505/ 85), tendrá Salvator mundi, salvanos, músico que ejerció entre varios monasterios y uno de los precoces que escribió para la nueva liturgia , componiendo servicios, salmos en prosa y en verso; himnos de patrón renovador e importantes antífonas, destacando por la misa Salve intemerata Maria. Las piezas latinas de los comienzos, dominan por los estilos de las antífonas. J. Taverner- O, Do Not Move-, sufrió los vaivenes de los conflictos sociales del XVI, teniendo que abandonar Oxford, por sus planteamientos de credo religioso, llegando a convertirse en vástago de Olivier Cromwell, con el que participaría en la suspensión de los establecimientos monásticos. En condición de músico, seguirá la composición de Alleluyas; antífonas, salmos, además de misas; un Te Deum; responsos, siendo autor de un estilo poco común en lo coral.

La polifonía hispana, quedará tratada en dos maestros por excelencia, Tomás Luís de Victoria, por Ascendens Christus, y Alonso Lobo, por Versa  est in luctum. El sevillano Alonso Lobo, tuvo como lugar de nacimiento en Osuna, con las dudas que la época impidan dejan en claro, llegando a ser niño de coro de la Catedral de Sevilla, antes de licenciarse como músico en la Universidad de Osuna, y recibirse como canónigo de la Colegiata de Osuna y ser nombrado asistente de Guerrero, en la Catedral de Sevilla. Pasó después por la Catedral de Toledo y entre sus obras, merecen mención las misas, la serie de motetes; tres pasiones, entre salmos, lamentaciones, misereres e himnos. Tomás Luís de Victoria, la cima compartida con Francisco Guerrero y Cristóbal de Morales, mereció la opinión del Padre José López Calo,  en cuanto a su dinamización de los niños cantores al servicio de los oficios litúrgicos, tratado en su estudio dedicado a la Música en las Catedrales españolas. Fuera de alguna que otra Catedral,-quizás Sevilla, en la que hasta el siglo XIX, continuaron teniendo su maestro notable-, una vez que esos mozos de coro entraron a formar parte de un colectivo encargado de cantar la polifonía, estando siempre al servicio de un maestro de capilla, tanto en lo que se refería a su formación, musical y literaria, y aun humana, como al cuidado de todos los órdenes. Un detalle para Pau Casals, por O vos, omnes

Sir Edward Elgar, con The Prince of Sleep, renovador de la música inglesa, en especial por sus oratorios  como The Dream of Gerontius, con su gran preludio orquestal, o la trilogía incompleta The Apostles Op. 49. También cantatas como The Black Knight Op. 25; The King Olaf Op. 30; la Coronation Ode Op. 44 y The Spirit of England Op. 80. Elgar será el adalid asociado al momento sublime del coralismo inglés, de entre siglos, que no ha perdido vigencia en nuestros tiempos, ya desde la consolidación animada por el Three Choirs Festival, de Hereford, y del Festival de Birmingham, animando con ello la creación de Sociedades Corales que todavía dan excelentes resultados como vemos en el día a día.  P.Illich Tchaikovski, con Cherublic Hymn, el otro Tchaikovski al margen de las sinfonías y las óperas, que dejarán piezas de otros estilos, como la elegida y que podrá encuadrarse en el estilo de las cantatas, como la Oda a la Alegría; la Cantata para el Jubileo de Ossip Petrov o los coros profanos entre los que caben A la hora del sueño; La tarde; La felicidad del que ríe, a medias con fragmentos procedentes de  algunas óperas.  Dos compositores actuales, son Sara MacDonald, con Crux Fidelis, sobre la poética de Emily Dickson, una canadiense asentada en Inglaterra, donde dirigió el Selwyn College (CambridgeY y  Rodney Bennett, con el final A Good Night, músico que hizo carrera en los géneros audiovisuales, tras probar sin fortuna en Darmstad y con Pierre Boulez.

Ramón García Balado

 

21/09/2023

El saxofonista Miguel Ángel Pacheco Maicas con la pianista Blanca González Peris, en el Museo de Bellas Artes, de A Coruña

 Museo de Bellas Artes, de A Coruña

Concierto en el Museo de Bellas Artes de A Coruña- septiembre día 22, a las 20´00 h-, con el saxofonista valenciano Miguel Ángel Pacheco Maicas y que estará acompañado por la pianista Blancas González Peris, para ofrecernos obras de Paul Creston, Robert Muszynski, T. Yoshimatsu, Victor Herbiet, D. Salleras, un Ravel, por la transcripción de la vocalise Pieza en forma de habanera y del maestro Pedro Iturralde, la Suite helénica y La pequeña czarda. El joven valenciano Miguel A. Pacheco Maicas estudió en el Conservatorio Profesional Mossen Frances Peñarroja de La Vall d´Uxó, para ampliar en la ESMAR e integrarse en agrupaciones que le permitieron profesionalizarse paso a paso como la Moonwind O.; se le recibe como ganador del Mejor Premio de solistas de Música contemporánea de Intercentros Melómano y presenta su programa bajo el título Contrastes.  En cartel, el maestro de maestros, el navarro Pedro Iturralde, quien convirtió sus primeras experiencias lejanas del mítico Whisky Jazz Club madrileño en auténtico epicentro en los años sesenta con Donald Byrd, Lee Konitz, Gerry Mulligan o Hampton Hawes y Don Ellis, pero distinto será el Iturralde que pruebe en las confluencias con el flamenco junto a Paco de Lucía. Excelente acogida habían tenido sus registros para Hispavox. Su paso por Boston, ampliará perspectivas, completando estudios en el Berklee College of Music, marcando un dato de referencia con su experiencia Like Coltrane, logrando un primer premio del Certamen de Mónaco. Será a partir de los ochenta cuando consiga reunir importantes combos y orquestas que combinen estilos en boga, entre el bop y las formas autóctonas que ya coqueteaban con el jazz por obvias necesidades expresivas, confirmadas en una gran cita en el Festival de Maastricht, con un gran elenco que llevaba como bandera el mítico Old Friends mientras intercambiaba pareceres con la Orquesta de Víctor Martín y los encuentros a dúo con el polifacético Agustín Serrano o las colaboraciones con la O. de RTVE, dirigida por el rumano Sergiu Celibidache. Memorables fueron sus registros en familia con sus colegas Carlos Carli y Horacio Icasto, con largas giras internacionales. La herencia ibérica tendrá en el músico un depurado tratamiento de asimilación en variadas confluencias dentro del jazz.

Valenciano es Pacheco Maicas y el jazz en su CC.AA.,  comenzaría a tener rasgos reconocibles a mediados de los setenta con el guitarrista Carlos González y su hermano Ignacio, quienes entrarían en contacto con el pianista Donato Marot. La primera ola sería abanderada por el pianista Miguel Benet, y el Trío Triple Zero, con el contrabajista Lluis Llario y el percusionista Paco Aranda, que acompañaban al cantante Juan Camacho. Carlos Gonzálbez, será el jazzman por excelencia hasta la llegada de Perico Sambeat quien había seguido la estela de grandes como Jimmy Raney, Joe Pass o Barney Kessel y Wes Montgomery. Una segunda ola, será propiciada con la apertura del Club de Jazz, Perdido, por el que pasaron Mal Waldron, Cedar Walton, Billy Higgings,Don Pullen o Randy Weston. En el espacio de los saxofonistas valencianos, nos encontraremos con artistas como Perico Sambeat, Ramón Cardo, Eladio Reinón que probaron experiencias en el Taller de Musics de Barcelona, colaborando con saxo tenor Dave Schnitter y la vocalista afroamericana Marti Mabin. El aspecto que definía a esta generación de maestros, en calidad de colectivo, sería la adscripción generalizada al be-bop y a las corrientes modernas enriquecidas por la herencia de John Coltrane y Miles Davis, de aquellos sesenta, quedando ligeramente marginadas otras fusiones de las que se hará cabeza visible Tébar y en ciertos modismos las ideas que retome Perico Sambeat procedentes del flamenco. Derivaciones a partir de las new-age o el pop, tendrán distintos acólitos con resultados artísticos de otros enfoques. Algunos de los citados en esa generación de los ochenta llegaron a formar la Big Band de Bellaterra, con la que grabaron Teté Montoliú o Bebo Valdés, y el grupo de vanguardia A- Free-K, mientras cuidaban sus labores docentes.     

Otras obras en programa: el II movimiento de la sonata de Paul Creston, (1906/ 85), músico que ejerció como organista de cine mudo y en la iglesia de S. Malaquías neoyorquina y que compaginó oficios de profesor en la Cumingston School of Arts Massachusetts y como compositor destacaría en las formas clásicas cercanas al impresionismo con aproximación a G. Gershwin y S. Barber. El ritmo siempre estuvo presente en sus obras y entre ellas, aparecen conciertos para marimba, acordeón, saxo alto, una Fantasía para trombón o la Sonata para saxo alto, dedicada a Cecil Leeson.  Victor Herbiet y la obra Les quatre elements, de la que se toman dos tiempos: tierra y agua, músico que tuvo como maestros a Peter Smith y a Noël Samyn, y en composición a Steven Gellman, en la Ottawa University. Fue miembro de la Canadian Forces y entre 1999-2011, se dedicó preferentemente a la docencia, en la propia Ottawa University. De sus trabajos, The Road to Ethereal Gate, conseguirá una éxito notable.  David Salleras con Mi bailaora, una idea entre el tango y el flamenco de un concierto para saxo con soporte en forma de cortometraje dirigido por Quim Paredes, con el actor Eduardo Paredes, un saxofonista que se maneja con instrumentos de las firmas Salmer Artist y Vandoren Artits. El japonés Takashi Yoshimatsu, con Fuzzy Bird Sonata, especializado en temáticas de remake desde sus labores como autodidacta que se desarrolló como teclista en agrupaciones de estilos más ligeros, como los que promueven las tendencias electrónicas. Su aventura más destacada, había sido Threnody for Toki, que probaba en las exigencias del serialismo, que no tendría continuidad.

Ramón García Balado

 

 

El acordeonista Iñaki Alberdi en Sta Crisitina de Rivas do Sil, para Pórtico do Paraíso

Monasterio de Sta Cristina de Rivas do Sil

Actividad de Pórtico no Paraíso con el acordeonista Iñaki Alberdi, en representación de Euzkadi y que tendremos en Sta Crisitina Rivas do Sil- 23 de septiembre, 19´00 h.-, bajo el título Suite diacrónica, con obras de Astor Piazzolla, Antonio Soler y J.S. Bach. Iñaki Alberdi es un intérprete con ambiciones renovadoras que ha dejado constancia de su presencia en teatros de prestigio, desde el Musikverein (Viena) a la Duke Hall (Londres); el Teatro Colón (Buenos Aires); el Hermitage (San Petersburgo) o la Sala Arsenal, de Metz. Colaboró con orquestal de primera categoría bajo la dirección de batutas como V.Petrenko, Adrian Leaper, C. Halffter, Alexei Artmiev, Pablo González, Yoav Talmi, Melanie Thiebaut, Baldur Brönnimann, Nacho de Paz, Bojan Sudjic, J. Pons o Juanjo Mena, estrenando obras de K.H. Stockhausen, Luís de Pablo, J.Mª Sánchez-Verdú, Alberto Posadas, S.Gubaidulina, Joan Guinjoan, Ramón Lazcano o Gabriel Erkoreka. El monográfico dedicado a S. Gubaidulina, dirigido por J.R. Encinar, y acompañado por el chelista Asier Polo, con la Euzkadiko Orquestra, recibió el Grammophon Editor´s Choice Award.

Primacía cobran la serie de sonatas para el teclado de Antonio Soler, en la necesaria transcripción del intérprete y que se entremezclan con las piezas del renovador del tango, Astor Piazzolla- Contrastes, Contrabajísimo, Picasso, Ave María, o Pedro y Pablo- este última tratada por David Sainz, y el resto también obra del acordeonista. Detalle será la Chaconne de la Partita nº 2, en Re m.  BWV 1004, de Johann Sebastian Bach, quinto tiempo y de dimensiones mayores que el resto, pieza compleja y ambiciosa en el contexto de la serie de sonatas y partitas, obras que el autor presentaría emparentadas, respondiendo las partitas al modelo de la suite de danzas tradicionales del período histórico. Esta Chaconne ofrece un conjunto de variaciones relacionadas entre ellas, a través de un bajo simple de cuatro compases y las pertinentes derivaciones, transformando cada variación el tema principal.

Antonio Soler, en la relación de las cinco sonatas elegidas dentro del apartado para obras para tecla, siempre con vigencia actual según las perspectivas más diversas, como las de tantos creadores del XVIII, y que para el estudioso Samuel Rubio, permanece la duda del instrumento al que estaban dedicadas, admitiendo así el título de Sonatas para instrumentos de tecla, aspecto al que Santiago Kastner, complementará con el de Sonatas para instrumentos de teclado (piano, órgano, clave o clavicordio. La mayoría fueron realizadas para el clave, algunas para órgano y las finales, quizás disfrutaron la atención del piano en sus comienzos, que el autor llegó a tener en cuenta. Merced a las copias que el músico enviaba al Monasterio de Montserrat, en calidad de agradecimiento a la educación recibida, su conservación resulta un testimonio esclarecedor, partiendo de la sonata bipartita monotemática que alcanzará ese lenguaje instrumental propio y que incluye la adaptación de temas y motivos populares. Para Katsner, el Padre Soler cultivaba una traza muy personal en la  estructura de los períodos sumamente cortos, ensartando en fila grupos de motivos con sus respectivas repeticiones. A diferencia de Alessando Scarlatti y las influencias italianizantes, nuestro maestro apuesta por los motivos concisos dotados de cierta gracia impregnada por los elementos de las danzas ibéricas, con un talante castizo. Fueron las sonatas de los primeros años, la que se escribieron en un único tiempo, un estilo que patrocinarían en su estilo, Albero, Ferrer y Blasco de Nebra. Soler no hace innovaciones en la construcción, aceptando aquella forma en un movimiento, la misma que se descubre en Alessando Scarlatti.

Astor Piazzolla, en piezas características de su ingenio, músico que durante un tiempo había sido calificado como el asesino del tango pero que, con motivo de su  centenario será homenajeado con una ostentosa exposición en Buenos Aires, gracias a la iniciativa de la responsable de la Fundación que lleva su nombre Laura Escalada. Piazzolla, común como vemos en las programaciones de nuestras orquestas, dinamizó con preferencia medianas agrupaciones: cuartetos, quintetos, octetos…, y que según nuestro apreciado Arturo Reverter, es un músico inclasificable en perpetua trashumancia, tras medirse a fondo con Nadia Boulanger, clave en su transformación parisina en cuanto al lenguaje de su música. Tras la vuelta parisina, en 1955, se integraría en el Octeto de Buenos Aires, con la pretensión de encandilar la mecha de un escándalo nacional, y romper con los obligados moldes de lo rutinario, incorporando inevitables esquemas en fraseos que le acercarán al jazz y en particular al swing. Un irresistible punto de pretensiones irrenunciables, nos dejarán al Piazzolla que admiramos: el de Adiós Nonino; Balada para un loco; la Historia del tango- a su parecer-; el Concierto para bandoneón- perfecto para Iñaki Salvador- o las Cinco Sensaciones Tango- con  el Grupo Kronos- y la curiosa operita María de Buenos Aires. Para el respetable Horacio Ferrer,  resulta la perfecta personificación del tango, basándose en un libreto surrealista dentro de lo posible: La más  bruja cantando y amando. En conjunto pues, un paisaje sonoro único de una ambigüedad instintiva, entre el placer y el dolor

Ramón García Balado

  

 

19/09/2023

Amancio Prada, con la RFG, en el Festival Maré

 Auditorio de Galicia, dia 20 de septiembre

Auditorio de Galicia

Amancio Prada recuperará los Seis poemas gallegos de  Federico García Lorca en orquestación del director de la Banda Municipal de Santiago David Fiuza Souto con la RFG, primera aportación del Festival Maré que se convoca en el Auditorio de Galicia- 20´30 h-, testimonio de uno de los cantautores de referencia en el ámbito ibérico y en particular en Galicia, y que tuvo el privilegio de participar en las actividades de reapertura del Teatro Principal en 1988, compartiendo efemérides con la O.S. de RTVE, la Compañía de Zarzuela de Joan Margall, el Teté Montoliú Trío, la Compañía de Teatro Orain-Antzerki Taldea y el John Tchicai Quartet. Su sesión ofrecida el 15 de enero de 1988, no pudo ser más representativa por el programa elegido: Piezas de los trovadores galego-portugueses; Leila Doura, de su propia autoría; Rosalía de Castro, cuatro canciones desde Campanas de Bastabales a Corre o vento o río pasa; Como chove miudiño y Adios ríos, adiós fontes, para seguir con Álvaro Cunqueiro, ocupando toda la segunda parte, en un estilo de cantigas de tradición de las que el berciano fue un maestro dotado, en una velada en la que estaría acompañado por el chelista Mariano Melguizo, el pianista Agustín Serrano y él mismo con guitarra y zanfoña.

Los sonetos del amor oscuro lorquianos, fueron preferencia en el cantautor, y que llegó a presentar con la compañía de Lluis Pasqual, en el Centro Dramático Nacional, tras su trabajo musical llevado a cabo sobre el Cántico espiritual de San Juan de la Cruz. La lectura de los sonetos lorquianos, serían determinantes para cumplir con una de sus ambiciones creativas. Un Amancio Prada, que en cierto modo, había recibido un estimulo creativo tomado de franceses como Leo Ferré, Jacques Brel o George Brassens,  en una estancia parisina compartida con artistas del exilio. Poemas lorquianos- La guitarra o Danza da lúa en Santiago-, habían sido incorporados en un trabajo precedente. Una relación de registros que habían sido encabezados por Vida e norte, cada uno con sello diferencial desde el monográfico dedicado a Rosalía de Castro; Caravel de caraveles; Canciones de amor y celda; Leiladoura; Canciones y soliloquios; De la mano del aire; Dulce vino del olvido; la cantata Emboscados o los mentados Sonetos del amor oscuro.

Su estimado compañero del mundo literario Manuel Vicent, de pluma aguda e ingeniosa, comentará que la voz de Amancio Prada, que emerge de un lirismo abrasador, te obliga a cerrar los ojos y muy pronto una lejana memoria de cariz renacentista puebla la luz interior de  álamos y vuelo de halcones, de doncellas bordadoras y rumor de monjes miniados, Una alondra canta en el ciprés de la abadía. Su voz, ligeramente quemada de mística en la  cresta, recita la música, hace manar la melodía de una forma silábica y cristalina. Existe en ella algo de códice, libro de horas o canto de palacio, curiosamente en este artista que en tiempos, había sido infantillo eclesiástico o cantante de orquestinas de pueblo. Otro agudo comentarista y apreciado contertulio, Ricardo Cantalapiedra, tras un recital dedicado a Trovadores, místicos y románticos, celebrado en el Círculo de Bellas Artes madrileño, y en el que ofrecería uno de sus programas emblemáticos con selección del Cantico Espiritual, poemas galaico-portugueses y canciones de Rosalía de Castro, Lorca, García Calvo y su amigo Manuel Vicent, dijo del artista: la voz de Amancio Prada tiene brumas de gregoriano, de fado y de melancolía. Pero sobre todo, provoca un sagrado recogimiento ante las dolencias del amor que no se curan.

El Salón Teatro compostelano, allá por la primavera de 2011, acogió otro de aquellos conciertos reseñables, Camelias para Cunqueiro, acompañado entonces por Hilary Fielding- chelo-; Josete Ordóñez- guitarra y mandolina-, con el artista en canto y guitarra. Poemas tratados musicalmente, desde A dama que ía no branco cabalo, a O cabaleiro da pruma na gorra; Hai unha illa loubada; No niño novo do vento o Amor de auga lixeira, en un total de catorce cantigas. Decía sobre el tema el cantautor: Un día, de 1976, asinado exemplares dos meus primeiros discos, Vida e morte y Rosalía de Castro, nunha tenda de Vigo, apareceu o meu amigo Carlos Casares, en compañía de Álvaro Cunqueiro. Presentuonos e estivemos a charlar un anaco. Dixome entón Cunqueiro que me ía a mandar un artigo que escribirá e publicara sobre as miñas cancións de Rosalía…A verdade é que nunca cheguei a ver aquel artigo; pero fiame ilusión pensar que existe o que existiú na miña imaxinación ainda que quede coas ganas de lelo. Foi a primeira vez que vin a Cunqueiro. A segunda e a última, sería anos mais tarde, no outono do 80; dera un recital en Vigo e, paseando pola cidade, descubrín nunha librería o primeiro tomo recentemente editado da súa obra en galego completa: Poesía e Teatro, merqueino e, coa de que me o asinase, chameino. Quedamos vernos na súa casa. Acompañoume Victor Freixanes. Ofreceunos un café, cunha copa de agardente de herbas. Un sol apoucado douraba as mazás estendidas nun canto da sala, Falamos de Lord Dunsany, dos primeiros trovadores e das novas cantigas do libro que me estaba a dedicar…Cando lle comentei os meus propósitos de poñerlles música alegrouselle a cara. Ao despedirnos, trataba de imaxinar a Cunqueiro mozo, que escribirá Dona do corpo delgado. O mesmo que agora, estará a vivir algún algún dos seus maravillosos mundos soñados, xunto a Merlín y familia, con Bernal de Bonaval e con Mendiño, roldando á princesita aquela da garganta de cristal, que se poñía colorada ao beber ribeiro tinto, sob os abelaneiros frolidos… Vaina estas cantigas como camelias para quen fixo que coa súa obra Galicia viva mil primaveiras mais.

Ramón García Balado

 

Comienzo de curso en el CMUS, con la actuación de Isabel Rei Samartim, Carmen Ferreiro y Miguel Vizoso

  Conservatorio Profesional de Música de Santiago de Compostela Heitor Villa-Lobos   Actividad de apertura del curso en el CMUS, con un con...