Catedral de Santiago
Concierto por distintos espacios de nuestra tierra comenzando por la Catedral de Santiago, el día 23, a las 21´25 h., con invitación abierta para continuar mañana en la Misa del Peregrino- 12 h.-, a cargo del Imperial College Chamber Choir, que dirige Ed Watters, repitiendo el día 26, en la Catedral de Tui, y el día 28, en el Paraninfo da Universidade-19´30 h.-, una agrupación asimilada al South Kensington, de Londres, fundada en 1977, por Thereese Hibbard, precisamente como Imperial College Choir , que tendrá como directores en años sucesivos a Gessica Gilingwater, 2007; a William Glendinning, entre 2011/ 8 y a Jack Apperley, los años 2018/9. Agrupación que trabaja los géneros más diversos desde la antigüedad a los músicos contemporáneos, que les abrió las puertas del Palacio de Buckingham; el Windsor Castle; la Sheckburne Abbey, el Duomo de Milán, la Catedral do Porto, Saint- Martin- in the Fields o la Basílica de la Santa Croce, de Firenza.
El programa no renuncia a la tradición propia inglesa, con autores como William Byrd, en su cuarto centenario con Turn our Captivity, autor de una música sacra muy expansiva e íntimamente ligada al texto, contribuyendo de manera significativa a la consolidación del madrigal y la canción con solista que tendrá reflejos en las obras de Orlando Gibbons, John Bull, Thomas Morley o Thomas Tomkins. Thomas Tallis (c. 1505/ 85), tendrá Salvator mundi, salvanos, músico que ejerció entre varios monasterios y uno de los precoces que escribió para la nueva liturgia , componiendo servicios, salmos en prosa y en verso; himnos de patrón renovador e importantes antífonas, destacando por la misa Salve intemerata Maria. Las piezas latinas de los comienzos, dominan por los estilos de las antífonas. J. Taverner- O, Do Not Move-, sufrió los vaivenes de los conflictos sociales del XVI, teniendo que abandonar Oxford, por sus planteamientos de credo religioso, llegando a convertirse en vástago de Olivier Cromwell, con el que participaría en la suspensión de los establecimientos monásticos. En condición de músico, seguirá la composición de Alleluyas; antífonas, salmos, además de misas; un Te Deum; responsos, siendo autor de un estilo poco común en lo coral.
La polifonía hispana, quedará tratada en dos maestros por excelencia, Tomás Luís de Victoria, por Ascendens Christus, y Alonso Lobo, por Versa est in luctum. El sevillano Alonso Lobo, tuvo como lugar de nacimiento en Osuna, con las dudas que la época impidan dejan en claro, llegando a ser niño de coro de la Catedral de Sevilla, antes de licenciarse como músico en la Universidad de Osuna, y recibirse como canónigo de la Colegiata de Osuna y ser nombrado asistente de Guerrero, en la Catedral de Sevilla. Pasó después por la Catedral de Toledo y entre sus obras, merecen mención las misas, la serie de motetes; tres pasiones, entre salmos, lamentaciones, misereres e himnos. Tomás Luís de Victoria, la cima compartida con Francisco Guerrero y Cristóbal de Morales, mereció la opinión del Padre José López Calo, en cuanto a su dinamización de los niños cantores al servicio de los oficios litúrgicos, tratado en su estudio dedicado a la Música en las Catedrales españolas. Fuera de alguna que otra Catedral,-quizás Sevilla, en la que hasta el siglo XIX, continuaron teniendo su maestro notable-, una vez que esos mozos de coro entraron a formar parte de un colectivo encargado de cantar la polifonía, estando siempre al servicio de un maestro de capilla, tanto en lo que se refería a su formación, musical y literaria, y aun humana, como al cuidado de todos los órdenes. Un detalle para Pau Casals, por O vos, omnes
Sir Edward Elgar, con The Prince of Sleep, renovador de la música inglesa, en especial por sus oratorios como The Dream of Gerontius, con su gran preludio orquestal, o la trilogía incompleta The Apostles Op. 49. También cantatas como The Black Knight Op. 25; The King Olaf Op. 30; la Coronation Ode Op. 44 y The Spirit of England Op. 80. Elgar será el adalid asociado al momento sublime del coralismo inglés, de entre siglos, que no ha perdido vigencia en nuestros tiempos, ya desde la consolidación animada por el Three Choirs Festival, de Hereford, y del Festival de Birmingham, animando con ello la creación de Sociedades Corales que todavía dan excelentes resultados como vemos en el día a día. P.Illich Tchaikovski, con Cherublic Hymn, el otro Tchaikovski al margen de las sinfonías y las óperas, que dejarán piezas de otros estilos, como la elegida y que podrá encuadrarse en el estilo de las cantatas, como la Oda a la Alegría; la Cantata para el Jubileo de Ossip Petrov o los coros profanos entre los que caben A la hora del sueño; La tarde; La felicidad del que ríe, a medias con fragmentos procedentes de algunas óperas. Dos compositores actuales, son Sara MacDonald, con Crux Fidelis, sobre la poética de Emily Dickson, una canadiense asentada en Inglaterra, donde dirigió el Selwyn College (CambridgeY y Rodney Bennett, con el final A Good Night, músico que hizo carrera en los géneros audiovisuales, tras probar sin fortuna en Darmstad y con Pierre Boulez.
Ramón García Balado
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