Salón Teatro, Santiago de Compostela
Concierto para el VII Ateneo Barroco con la Capela Compostelana de Francisco Luengo y la participación de Carmen Ferreiro- flauta travesera- en el Salón Teatro, día 21, a las 20´00 h.-, bajo ese título tan descriptivo como Les charmants invasions, espacio de enfrentamiento de los barrocos e italianos y franceses, tomando como reclamo la publicación de Hubert Le Blanc Defense de la basse de viole contre les entrèprises du violon et les prétensions du violoncel, instrumentos hermanados y enfrentados por las coincidencias de momento histórico, y que confirmaremos por los compositores elegidos, período que prepara el camino hacia la llamada Querelle des Bouffons. Carmen Ferreiro, invitada del grupo, estudió en La Haya con Emily Beynon, solista de la Concertgebouw (Amsterdam), ampliando con Wilbert Hazelzet, Marc Hantäi, obteniendo un master en la ESMUC.
La Capella Compostelana, es una formación dinamizada por Francisco Luengo, gambista que pasó por la Wien Hochschule für Musik , y que se maneja indistintamente con instrumentos como la viola de gamba, el pardessus de viole y otros del período histórico que ocupa sus preferencias. En su trayectoria, trabajos de relevancia: José de Vaquedano (Edigal); Villancicos a Santiago (Fonti Musicali), Eclesiástico Canto, con obras de la Catedral de Santiago; Véspres Solemnes o la Misa de Consagración. Grupo que colabora regularmente con el Orfeón Terra a Nosa y la Capela Musical da l Catedral. Luengo hizo posible la recuperación de Ordo Prophetarum, drama litúrgico del siglo XII y que hasta su última convocatoria seguida, se escenifica en la Catedral a finales de año, con la esperanza de su prometida puesta al día. Xurxo Valera-violas da gamba bajo y tenor, fue compañero suyo en proyectos como My Singular Entertainment, and Delight- músicas inglesas del XVII y Le Nymphe di Rehno. Malandança, fue otra de las agrupaciones fundada por Luengo, que dejaría trabajos como Unha noite na corte do Rei Afonso o Mya Senhor Velida.
Un instrumento en calidad de guía, el pardessus de viole (bajo de viola), también reconocido simplemente como viola y para el que virtuosos crearían obra de repertorio de notable importancia, previsto al menos de seis cuerdas o a veces de siete, llegaría a un registro más grave que el chelo, moviéndose con soltura en el ámbito de las violas. El número de cuerdas al igual que la utilización del mango relativamente chato, dividido en trastes y la posición invertida en que se sostiene el arco, favorecen el juego polifónico. Instrumento cómodo de ejecución para los solos más cargados de acordes, será irremplazable para el mantenimiento del bajo continuo, aspecto que veremos en obras de Marin Marais, François Couperin o Antoine Forqueray, del que Hubert Le Blanc comentaría que tocaba como un diablo, en su equiparación con Marais, de quien diría qu lo hacía como un ángel. Menos fogoso, pero también más sensible, será Louis de Caix d´Hervelois (c.1680/1760), más cercano a Couperin y al que se deben cinco libros de piezas para una o dos violas. Los instrumentos de arco en vías de desaparición, convendrá citar la viola d´amore, que se tocaba solamente en solos, con sus cuerdas simpáticas que vibraban en resonancia o la trompeta marina, especie de contrabajo angosto, con una o dos o tres cuerdas, para la que escribió conciertos con oboes y bajos, un virtuoso apellidado Prin (c. 1650- 1740).
Jean Marie Leclair, con un par de obras en cartel, Deuxième récreation de musique Op. 8 y la Sonata en Re M. Op. 2, nº 8, el capítulo de los Libros de sonatas, cuatro en total, incluye este segundo grupo, para violín, flauta travesera y b.c., editada hacia 1728, y que como la precedente, había sido dedicada a Joseph Bonnier de la Mosson Maréchal général des Logis des camps armées du roi, y ya en su advertencia, el autor confesará que gracias al éxito logrado en el Libro anterior, se vería obligado a la escritura de una nueva serie de sonatas, aceptando que había cuidado de componer obras al alcance de personas más o menos hábiles, puesto que la mayoría, podían tocarse con la flauta alemana. Leclair fundador de la escuela francesa, un artista que destacaría también como bailarín, oficio que iniciaría en la Compañía de la Opera de Lyon. Fue figura señera de los llamados Concerts Spirituels, mientras cimentaba su carrera como artista itinerante. Dejó entre su legado, libros para sonatas para violín solo, sonatas trío, oberturas y dos obras emblemáticas en las Récréations de Musique, obras VI y VIII (1737). Presentó en la Academia Real de Música parisina, su única ópera Seylla et Glaucus, recibiendo el cargo de confianza de dirigir la orquesta del teatro del Gran Duque de Gramont, artista con desgraciado final, ya que fue asesinado en extrañas circunstancias.
François Couperin (1668/1733)- Premier ordre La Françoise, de Les Nations-, grupo constituido por cuatro grandes conciertos, mejor llamados, ordres, escritos para dos violines, bajo de arco y el bajo cifrado de clave. Cada uno de ellos, presenta una sonata alla italiana, que vela como introducción a una suite de danzas en estilo francés. Cuatro obras desde La Françoise, a L´Espagnole, L´Imperiale y La Piémontaise. Este ordre, bajo el título de tanteo de La Pucelle, está en forma trío-sonata, una visión muy propia en el autor, dentro del contexto de las obras camerísticas y en la que se suceden ocho números, alternando los caracteres gravemente, alegremente y vivamente, con un comienzo melancólico de perceptibles cromatismos italianizantes y que revelan una procedencia italiana, según los patrones de Corelli. Un Air gracioso, en manos de dos instrumentos agudos, manejan un canto alternativo antes de resolverse en una larga conclusión en forma de gige, propuesta por un virtuosismo de bajo de arco. Ocho movimientos que imprimen personalidad. Una Allemande de aire majestuoso en su forma de marcha; una Courante, a la francesa, a la que sigue una Sarabande apacible, que prepara una Gigue también resueltamente francesa, entre juego de ecos; la Chaconne ou Passacaille, se trama sobre episodios enlazados en la idea de las chaconas para clave de Louis Couperin, para confirmarse con una Gavotte y un Menuet, de gracejo indiscutible.
Joseph Bodin de Boismortier- Sonata en La m., Op. 37 nº 5- autor con asegurada importancia en este Ateneo Barroco, reconocido por la fecundidad de sus obras y que no dudó en cuidar los estilos limítrofes como el que se nos ofrece, destacó por las cantatas, las opéras- ballet, el género sacro, las piezas para clavecín, las suites en las formas más ingeniosas, merced a la rica combinación de instrumentaciones posibles, elaboradas con gran ingenio que conceden al género camerístico un gran atractivo seductor. Su instrumento predilecto, sería la flauta, a la que entregaría obras como la que tendremos en programa, dejándonos un tratado de importancia Principes de la flûte op. 90, perdido en la actualidad. Obra en tres tiempos típicos: Vivace, Largo y Allegro, un ejemplo de lo que también fueron las diversas piezas para flauta travesera sola, con preludios en todos los tonos y segundos dessus añadidos, adecuados para quienes comienzan a tocar ese instrumento o para los que gustan de las brunettes.
Ramón García Balado

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