28/07/2025

Pioneras del canto: Las grandes voces gallegas de los siglos XIX y XX, por Javier Garbayo y Mª del Carmen Lorenzo Vizcaíno

 Paraninfo da Universidade, Santiago de Compostela


Invitación del LXVII Curso U. I. de Música en Compostela en el Paraninfo da Universidad- día 30,  a las 18´30 h.- para asistir a la conferencia impartida por los profesores Javier Garbayo Montabes y Mª del Carmen Lorenzo, dedicada a las Pioneras del canto: las grandes voces gallegas de los siglos XIX y XX, recuperación de una actividad dinamizada por ambos en la que también se había ofrecido entonces la proyección del filme Doña Francisquita, de Hans Behrendt (1934), con presentación del profesor Xosé Nogueira, en A Facultade de Xeografía e Historia, basada en la zarzuela homónima, con la intervención de Matilde Vázquez. Javier Garbayo, alumno que fue de López Calo, inició su trayectoria como asistente e investigadora en la Universidad de Salamanca, el Instituto Superior de Artes de La Habana y en la de Cuyo (Argentina), ampliando en la Institució Milá i Fontanals (Barcelona). Su labor musicológica se centró en la música gallega, publicando trabajos de investigación mientras ampliaba con la colaboración en el Comité de Redacción del Anuario Musical Revista de Musicología, del CSIC. Formó parte de equipos científicos: Jesús Bal y Gay: tientos y silencios; Os sons da pedra. O ronsel do Mestre Mateo y José Fernández Vide: O trasfegar dun ourensán. Comisarió las exposiciones O universo musical de Andrés Gaos (2019) y esta que se ofrece. Mª del Carmen Lorenzo Vizcaíno, fue también violinista, archivera musical, investigadora y gestora cultural. Se perfeccionó con maestros como  Nonna Chakmishan y Miguel Borrego, culminando como profesora de violín en el Conservatorio Superior de A Coruña, fue miembro de la JONDE y de la EAEM. Presentó su tesis doctoral La música en el Teatro Principal de Santiago de Compostela 1840-1914, publicada por la editorial Andavira y el Consorcio de Santiago bajo el título Ópera y zarzuela en Santiago de Compostela. Las temporadas líricas del Teatro Principal 1840-1940.

La exposición correspondiente a las cantantes homenajeadas, se había realizado en el Colexio de Fonseca, a comienzos del otoño del año pasado, mientras que en el Ateneo de Santiago, en actividad complementaria y en el VI Ciclo Ateneo Barroco (Festival de Música Antiga e Barroca), el Grupo Ars Atlántica, dirigido por el arpista Manuel Vilas, ofrecía su programa Rosa del Ciel, sobre Claudio Monteverdi, con la mezzosoprano Roberta Invernizzi y el tenor Marcello Nardis. Cantates Liricas Galegas fu un proyecto auspiciado por Javier Garbayo Montalbes y Marieta Lorenzo Vizcaíno, con una exposición que recuperaba el recuerdo de 23 cantantes a través de sus aspectos biográficos y artísticos, destacando en especial las figuras de las hermanas Ángeles Ottein y Ofelia Nieto, voces señeras de la primera mitad del XIX,  con muestras de registros fonográficos junto a Matilde Vázquez, Mary Isaura, María Luisa Nache, Lola Rodríguez de Aragón, Inés Rivadeneira o Josefina Cubeiro. Una muestra que permitió también espacio para Benita Moreno, Cristina, Matilde y Elisa Villó, Carolina Casanova de Cepeda, Rosario Salgado de Pereira, Asunción R. Lantes, Dorinda Rodríguez  o Bibiana Pérez, en el siglo XIX; para continuar en el XX con alguna de las citadas, además de Enriqueta Brandón, Honorina Goicoa, María Pardo Topete o Carmen Varela. Una exposición que se hizo posible, gracias a la colaboración de la USC, Amigos de la Ópera de Santiago, el grupo de investigación Organistrum; o Consello da Cultura Galega; la Biblioteca Nacional de España; A Diputación de A Coruña; la Filmoteca Española; la Fundación Juan March; el Museo dels Arts Escénics; la SGAE; el Teatro La Fenice (Venecia) o el Teatro alla Scala, de Milán. Entremedias, las conferencias de J. Garbayo,  Marieta Lorenzo Vizcaíno, Arturo Reverter, Andrea Vitali, Xosé Noriega, en la Sede de la Real Sociedad de Amigos del País, compostelana y una gala dedicada en colaboración con la RFG, con selección de páginas de ópera y zarzuela.

El Concierto Novas Voces da Lírica Galega, disfrutó de la sesión Conversando con…, protagonizada por Diego Martín Etchevarría, director entonces de la RFG, al servicio de las voces de las sopranos Emilia Pérez y Lucía Iglesias, con el barítono Lucas López López, con piezas tomadas de Le Nozze di Figaro; Il Barbiere di Siviglia (Rossini); Il matrimonio secredo, de Domenico Cimarosa y detalles añadidos de Die Fledermaus. Entre aquellos actos, la charla de Javier Garbayo Montabes, dedicada a las cantantes gallegas del XIX, musicólogo que apuntaba su experiencia por el trabajo Ollando ó Mar, a medias con Monserrat Capelán. Maestro especializado en seguir la labor iniciada por Barbieri y Pedrell. Su atención, se había dedicado en particular a las hermanas Villó, Rosario Salgado Pereira, Asunción R. Lantes, Dorinda Rodríguez y Benita Moreno. Marieta Lorenzo Vizcaíno, apostó por las cantantes del siglo XX, más reconocibles por su legado y por vivir una época con mejores posibilidades, como era el caso de Ofelia Nieto, de la que Antón de Santiago publicó una detallada biografía Una gallega en el Olimpo del Bel canto, editada por el Consorcio de Santiago, cantante que se unió a las voces de Josefina Cubeiro; Ángeles Gulín; María Uriz o Matilde Álvarez. Para curiosidad,  esta charla entre ambos, que se abriría con la figura de Benita Moreno (1792/ 1892), quien había debutado en el Teatro La Fenice (Venecia), con La feste della rosa, de Pavesi, con un éxito sobresaliente que proseguirá en Padua, Ravena, Milán, París o Burdeos.  Cristina Villó, una coruñesa que impresionó a la reina María Cristina, quien llegaría a becarla y cuya voz llegó a emocionar a     tras escucharla en la interpretación de un aria. Carolina  Casanova de Cepeda, fue la primera en ocupar la plaza de canto en la Escuela Nacional de Música y Declamación de Madrid, asunto entonces ocupado solo por varones.

Ramón García Balado

Quintacorda Ensemble y otros colaboradores para Peregrinos Musicais, en A Praza de Mazarelos

 Praza de Mazarelos, Santiago de Compostela


Concierto en A Praza de Mazarelos con el protagonismo de Quintacorda Ensemble, Sergey Arutunyan, Ilona Timchenko, añadiendo la participación de Yuri Golubev- contrabajo-, Jeroen Der Herder- chelo- y la pianista Evelina Vorontsova-día 30 a las 20´00 h-, para un programa a repartir entre obras de W.A. Mozart y F. J. Haydn.   Wolfgand A. Mozart, con el Concierto para piano, en La M. 414, en sus tiempos Allegro, con cadenza  de IlonaTimchenko; Andante  y Allegretto, siendo solista la  directora del evento, responsable del mismo desde su primera convocatoria, una pianista de la que recordamos una impresionante interpretación de la temible Sonata Op. 106, en Si b M. (Hammerklavier), de Beethoven, en el Paraninfo da Universidade, igualmente por el trío que compartió  con la chelista  Barbara Switaska y la violinista Elina Viksne, el Trío Magri. Fue la primera en abordar los 24 preludios y fugas, de D. Shostakovich y la integral pianística del apreciado Antón García Abril. Obtuvo el Premio del Concurso Abstract Securities Landor (2007), logrando un contrato con la firma Lardon  Records, manteniendo una regular presencia en certámenes y festivales desde la Musikverein Wien; el Concertgebouw (Amsterdam); la Gran Sala del Conservatorio de Moscú. El Concierto K. 414, primero de una tríada, inaugura la serie vienesa de los seis grandes para piano y orquesta, compuestos entre 1782/86, y que alcanzan el climax  por su multiforme agógica, por la variedad de sus formas y los problemas técnicos. Este concierto será definido por Hönig como perfecta música de divertimento vienés, representando un modelo de gracia y poesía. Destacan las maravillosas virtudes que se muestran en la inagotable invención temática, además de la expresión favorecida por la luminosidad de la tonalidad, en La M., merced a un diálogo variado ya desde el Allegro, con su melodía central y el entusiasmo que nos propone, aspecto realzado por el estudioso Rattalino. La  serie de los tres primeros conciertos, se escucharon en público a finales de 1783, bajo el reclamo en forma de suscripción, con vistas a su publicación inmediata. Para Alfred Einstein, bastaría con saber que el salzburgués quería ofrecer al público tres obras- K. 413; K. 414 y K. 415-, tres géneros completamente diferentes en lo relativo a la idea de concierto, distintos en cuanto a la tonalidad, pero típicos en el ámbito de cada una de ellas. Desde un primero pastoril e ingenuo, pasamos al actual más poético y amoureuse y el último brillante y convencional.

El Adagio para violín y orquesta en Mi M. (destinado al Concierto K. 219), también de Mozart, es obra de un músico de veinte años, un trabajo para cuerda, flauta y trompas, que tendrá edición en 1801, solista en esta sesión, será Aleksander Arutunyan, resultando un trabajo en forma de Adagio de concierto a modo de pieza aislada, en medio de muchas otras de talante religioso, compuestas de obligado en Salzburgo, en 1776; las noticias sobre ella, llegarán a través de una carta destinada a su prócer Leopoldo, pendiente de su evolución y de sus obligaciones. Wyzewa y Saint-Foix, opinarán que a causa de su sencillez, el nuevo Adagio es sin duda alguna una de las obras más características de un precoz genio, en ese magnífico período de exaltación creativa. Carli Ballola y Parenti, se afirmarán en los valores de una pieza que, por su cantidad más lineal y estrófica, además de su personal concisión- dentro de la innegable aceptación de una complejidad al dictado- sabrá corregir ciertos yerros exaltados  líricos, previsibles en el fragmento original.  Brunetti, estudioso de la pieza, le dejaba la sensación de demasiado rebuscada en sus refinamientos, pero no pasaban de ser personales acepciones. Una pieza que en lo esencial, podría parecer demasiado compleja para los violinistas de la corte. Los seis conciertos para violín, de Mozart, el virtuosismo no resulta exagerado, sino más bien propicio para el resultado final de las obras, desde la excelencia musical a la concepción formal,

Franz Joseph Haydn-Concierto para violín y orquesta nº 1, Hob, Vlla.I, en Do M., en el que destacará como solista Sergey Arutunyan, como representación de Portugal y miembro de Quintacorda Enssmble. La obra de Haydn, resultará la más divulgada del total de cuatro, figurando en el Entwurtf- Katalog, a anotación del maestro, padre de la sinfonía y los cuartetos de cuerda, la anotación Concerto per il violino fatto per il Luigi, es decir, para Luigi Tomasini, el apreciado primer violín de su querida orquesta, del que acabará diciendo tiempo después, que nadie sabía interpretar mejor que él sus Cuartetos de cuerda- auténtica proa de un género que dejará nutrida escuela. La orquesta acompañante está compuesta exclusivamente por cuerdas, obra del año 1761 o quizás un poco después, revelando todavía ciertos rasgos preclásicos, sobretodo en la manera de tratar de forma un tanto arcaica, la actitud de alternar el solo  y el tutti, ya el Allegro moderato, tiene estructura tripartita  en lo que parece como una forma de sonata primitiva. El Adagio, en la subdominante Fa M, destaca la claridad de la línea melódica del solista, con acompañamiento en pizzicato, al modo de una serenata italiana, que nos lleva al Finale Presto 3/8, con un alarde de preciosismo.

Ramón García Balado

Voz, texto y acción: La música escénica de Tomás Marco, en el LXVII Curso de Música en Compostela

 Sala Mozart del Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela


Actividad del XLVII Curso de Música en Compostela en la Sala Mozart, del Auditorio de Galicia, con la conferencia del compositor Tomás Marco- día 29, a las 20´00 h-, bajo el título Voz, texto y acción: La música escénica de Tomás Marco. Maestro muy ligado a nuestra ciudad por colaborar con una obra en el año  de inauguración del Auditorio de Galicia (1989), con su obra Campo de estrelas, con la ONE dirigida por Odón Alonso, entre el Concierto para piano K. 482- al piano Joaquín Achúcarro y la Sinfonía en Re M (Titán), de G. Mahler, una obra de Marco, que enlazaba directamente con su Cuarta Sinfonía y Pulsar, una alegoría y una evocación sonora. Colaboraciones suyas, dejaron trabajos como Luar, XVII Cuaderno de Música en Compostela (2007), con obras de Luis de Pablo, Carmelo A. Bernaola, Rogelio Groba, Manuel Balboa y J. L. Turina. Dentro del propio curso, en el año 1993, Romanzas romances, en la voz de María Orán, un recital ofrecido en las iniciativas de Compostela 93, con Miguel Zanetti, al piano, que supondría el punto y seguido a Retrato del poeta de 1972, en dedicatoria a Gerardo Diego. La USC, en 1985, le encargará para el Año Europeo de de Música, la obra coral Lúa descolorida, homenaje a Rosalía de Castro, en el centenario de su muerte; Espacio de espejo (1990) para Radio France, en dedicatoria a C.Halffter, se incorporó al programa de presentación de la OSG.

Tomás Marco, jalonando su evolución, pasará por los Cursos de Damstadt, en donde trabajará con Kagel, B.Maderna, König, Ligeti y P. Boulez, período en el compondrá Glanspelenspiel, Requiem, Car en effet…( una expresión oral propia de Boulez), o Albayalde, siendo el Requiem obra inspirada en la poética de R.Mª Rilke. Visitará de inmediato Berlín, mientras asistía a un curso de la Universidad de Friburgo, dinamizado en España proyectos centrados en la obra de John Cage-Indeterminación-o el homenaje a Russolo, en el vigésimo aniversario de su muerte. Vendrá el taller de investigación Alea, con obras como Jabberwocky- Lewis Carol-, para Marco, un galimatías vocal en 29 partes, experiencias que compartirá con el Grupo Zaj, en el Teatro Beatríz, destacando músicos como Juan Hidalgo y Walter Marchetti, en la indagación de  figuras como Cowell, Tudor, E. Satie, y creadores que no venían del espacio musical: Carroll, Schwitters, Suzuki, M. Duchamp, McLuhan o T.Mann.  Aura, quedaría como primer testimonio de su tendencia dadaísta-sobre poemas de Kurt Schwitters, una indagación sobre los recurso fonéticos, estrenado por Arturo Tamayo con Ramón Barce y el autor. La admiración por Varèse, se refleja en Los caprichos, que se dará a conocer en la Tribuna Int.de Compositores de la UNESCO, o Los cantos del pozo artesiano- texto de Eugenio Vicente-, un estilo de drama imaginario. Fetiches, obra pianística, será uno de sus trabajos más divulgados junto al cuarteto de cuerdas Aura, resultado de una riqueza inventiva y un eslabón de bisagra en su evolución. Presentada por el Cuarteto Gaudeamus, se estrenará en Utrech, Premio de Honor del SIMC. Rosa-Rosae, será para Enrique Franco la nueva simplicidad que intenta crear un lenguaje sensorial que profundice en los mecanismos de la psicología de la escucha. Llegarán así Vitral-para órgano y cuerdas-, Premio Nacional de Música; Anábasis, Astrolabio- destinada para la inauguración del Palau de la Música Catalana-, Evos, para el pianista Alexander Hrisanide; Albor, para Diabolus in Musica, que dirigió Guinjoán y dedicada a Webern y Bártók; Angelus Novus (Mahleriana), para la ONE con Frühbeck de Burgos, presentada en el Teatro Real; Hoquetus- Sala Casella de la Ac. F. de Roma; Selene, ópera sobre libreto propio (1974); Escorial o la obra coral Transfiguración, para el coro de la ONE, entre proyectos para la Fundación Juan March, compartidos con Luis de Pablo, Bernaola y C. Halffter.  Autodafé, para piano y grupo instrumental, ganó el Premio Arpa de Oro.

 En los años ochenta y noventa, presentará el Dúo concertante (viola y piano), dedicado a Emilio Mateo y Luciano González Sarmiento; Campana rasgada, que destacaba por el uso del fenómeno de la resonancia; el Concierto Coral, para violín y doble coro, manifiesto del continuo aliciente de las formas concertantes como el Concierto austral; el Concierto del alma, dedicado a Víctor Martín, mientras coordinaba el Concurso Int. de Composión Reina Sofía, preparando Aleluya, para coro mixto o Una música, un homenaje a J. Guillén; Espejo velado; Soleá, Lorenzaccio-A. de Musset- para el Centro Cultural de la Villa. El cuarteto vocal  y cuerdas Milenario, fue encargo del Municipio de Burgos. Espacio sagrado, para piano, dos coros y orquesta, sería continuación de la anterior, con estreno en la Fundación Gulbenkian (Lisboa).  Llanto por Ignacio Sánchez Mejías-Lorca-, será su primer ballet, destacando el rol de primer violín y el del chelo, un trabajo coreográfico con María de Ávila. Cobrarán importancia la serie de sus sinfonías, desde Aralar- la primera- a la segunda Espacio cerrado; la Tercera, para Radio France; la cuarta  (Espacio Quebrado), encargo de la ONE; la  quinta (Modelos de un universo y la Sexta (Imago mundi), que remite a supuestos aspectos de la física moderna del caos, aplicados al comportamiento de las masas sonoras, estructurada en tres partes, resultando cada una un díptico, obra estrenada por Edmón Colomer, con la JONDE, en el Auditorio Nacional. Arias de aire (1986)-flauta y piano-, fue dedicada Jorge Caryevschi, mientras surgían nuevas partituras: como el Triple concierto, para el Cuarteto Arcana; Floreal 2, para flauta sola; La Périphére du paradis, para seis grupos de al menos seis instrumentos, especie de divertimento; Quinteto cantar, un homenaje a Mompou in memoriam, partiendo de su Canción y danza nº 5; Almagesto; la Fantasía sobre fantasía, con mención especial a Roberto Gerhard-encargo de la Oficina Musical de Oporto-, obra para guitarra a la que dará vida Gabriel Estarellas; la Sonata del fuego (1990); Tarots, colección de 22 piezas, con libertad de ordenación, experiencia de la que tenía precedentes; Concierto del agua, para guitarra y cuerdas; Luciérnaga furiosa- flauta y piano-; una curiosa serie de  monográficos con puntos de referencia en el CDMC o la visita a la Universidad de Bloomington (USA); Recondita armonía (Sinfonía de Camara n º 1, para pequeña orquesta, obra pareja de Bastilles y Settecento, encargo del Museo di Castello de Rivoli; Fandangos, fados y tangos, para dos pianistas, dedicada a Daniel Stéfani y estrenada por el dedicatario con Humberto Quagliata; Ceremonia barroca, para coro y orquesta de cuerdas, sobre poemas de Calderón, Góngora, Tirso de Molina o Chilam Balam, un anónimo inca. Obra puesta en escena en la Plaza Mayor de Madrid, durante el estío de 1992; Terramar, para violín y orquesta, que llevaba el subtítulo de Divertimento concertante nº 1: Bis, Encore, Zugabe, Propina. La Sonata da chiesa, para órgano, encargo del Festival de León o Miró, para ocho chelos, destinada al Conjunto Ibérico de Violochelos, capítulo de obras que alcanzan un período de años que se mantiene en la actualidad.

Ramón García  Balado

27/07/2025

Iakov Zats, Yuri Golubev y Evelina Vorontosva, en Peregrinos Musicais

 Praza de Mazarelos, Santiago  de Compostela


Concierto en A Praza de Mazarelos dentro de las actividades de Peregrinos Musicais- día 29, a las 20´00 h-, con el protagonismo del viola Iakov Zats, el contrabajista Yuri Golubev y la pianista que ya tuvimos ayer, Evelina Vorontsova. Iakov, estudió en la Escuela del Conservatorio de Moscú y en el Tchaikovski de la misma ciudad, antes de probar en Italia en la Fondazione Arena de Verona, en un amplio período, integrándose como miembro de la O.S. G.Verdi (Milán) o la O. F. Toscanini Parma, la Mahler C.O. siendo director de la O. de la Universidad de Milán Bicocca. Su compañero Yuri, con estudios en el Conservatorio de Moscú, muestra un destacado interés por las formas jazzísticas, en perfecta familiaridad con las formas clásicas.

Un programa en el que no faltarán arreglos de Fritz Kreisler, sobre  un Andante cantabile de P. I. Tchaikovski y el Dvorak procedente de un spitiual negro, que no remite al Largo de la Sinfonía del Nuevo Mundo, la nº 9, en Mi m. Op. 95, estrenada en el Carnegie Hall, bajo la dirección de Anton Seild, su obra típicamente americana cuyo mito en forma de leyenda, se inspira en el poema de Longfellow Canto de Hiawatha, que devendrá con el paso de tiempo en la popular canción Going home, destacando el intenso arabesco de los instrumentos de maderas.  Fritz Kreisler, austríaco con residencia en los Estados Unidos, fue artista adulado por aficionados y compositores, no en vano para él compusieron Elgar, su concierto para el instrumento- el violín-; Ysaÿe, quien le dedicó la sonata para violín solo (Op.27 nº 4); Martinu, por la Rapsodia checa o Rachmaninov, en sus Variaciones sobre un tema de Corelli. Violinista de una sonoridad calurosa y sensual, merced al ritmo que le animaba, en esencia, uno de los grandes privilegiados, que sabría otorgar un sello personal a cada obra que abordaba.

Manuel de Falla- Siete canciones populares- auténtico capricho para los cantantes y perfectas en su adecuación en su traslación instrumental. Piezas que van desde El paño moruno a la Seguidilla murciana; Asturiana; Jota; Nana; Canción y el Polo, destinadas su estreno el 14 de enero de 1915, en el Ateneo de Madrid, con la voz de la admirada Luisa Vela, acompañada por el propio compositor, en una sentida dedicatoria a Mme Ida Godebska. Para Jaume Pahissa, las piezas tendrían su origen en el momento en el que una cantante española, había participado en el montaje de La vida breve. Luisa Vela, en su haber, había tomado el rol de Salud, en La vida breve. En los entresijos familiares, Ida Godesbka, era la compañera de Cipa (Cyprien Godesbky), cuya hermana Misia, se había casado con el pintor José Mª Sert, igualmente amigo de Falla, y las letras de estas canciones, aunque tradicionales, recibirán un tratamiento dentro de su estilo muy reconocible. Las piezas no suponen un ciclo, sino que acentúan el contraste, siendo la secuencia cuidadosamente estudiada, con mención especial por su popularidad a la Jota y al Polo.


Sulkan Tsintssadze
- Horumi-, es un compositor georgiano que destacó como chelista y que estudió en Tiflis, con Konsatatin Minyar  Belorucker y en el Conservatorio Tchaikovski, con Semyon Maveyevich llegando a colaborar con formaciones como la CSSR State S.O.;  como clave de referencia, mientras se dedicaba a componer un cuidado repertorio de obras camerísticas y orquestales, obras como el Séptimo cuarteto de cuerdas- a la memoria de Béla Bartók-; la serie de fantasías líricas, como la realizada a través de la ópera de Dolidze, Keto y Kote, incluso la tomada de Porgy & Bess, de G.Gershwin; Tchonguri; las 16 miniaturas o Sachidrev.

Béla Bartók- Danzas folklóricas rumanas-, en sus variantes sobre la misma temática que alcanza a las danzas rumanas para piano O. 8, los bailes que las inspiran quedarán ancladas en las Danzas populares rumanas de Hungría del propio autor, cada una con su propio sello. Algunas compuestas en 1915, dedicadas a Ion Busitia, quien le ayudaría en bastantes de las labores de investigación, profesor del Instituto en Belényes (hoy en Beius, Rumanía), el éxito y el estilo del conjunto de este estilo de danzas y bailes, pueden compararse precisamente con las Danzas españolas de Manuel de Falla, compuestas durante ese período y escritas con la misma tensión melódica de inspiración  folklórica, aspectos que en la búsqueda de afinidades, nos acerca a Karol Szymanowski, Igor Stravinski, un trazado que hará posible la orquestación posterior de muchas de esas piezas. Sellos húngaros como Hungaroton, hicieron posible la divulgación del material surgido en aquellos años, que tendrá refrendo en otros de notable protagonismo en el resto de países.

Joaquín Turina- Jeudi Saint à Minuit-, el Turina de Sevilla Op. 2, para piano, obra compuesta en el verano de 1908, estrenada por el autor en la Sociedad artístico-musical de Sevilla, en 16 de octubre del mismo año, mientras que casi al tiempo, Ricard Viñès tocaba en el Ateneo de Madrid, los dos últimos números tal cual haría en París en mayo de 1909. Una obra que íntegramente, se presentó en Madrid por Turina, en noviembre de 1912, Un primer tiempo, Bajo los naranjos, que para él, sería un recuerdo de una etapa en Chiclana. El Jueves Santo a medianoche, resultaba la expresión de un sentimiento sevillano que no había conocido en esa ciudad, hasta que se marchó de ella, una página de seguro y bello efecto que haría recordar La noche de ronda, de Rembrandt. El tercer tiempo, tendría por nombre La Feria, distanciada de los dos tiempos anteriores.

Astor PiazzollaLe Grand Tango-, el hombre en su magnificencia artística dudoso siempre de sí en cuanto a su importancia, a sabiendas de que le tocó en suerte ser uno de los reconocibles innovadores en su dilatada carrera, según iban surgiendo las propuestas claramente definidas. Piazzolla, descreído, pondrá en solfa su real importancia, a pesar de lo que su figura siempre supuso. Responderá a la pregunta de si ¿La suerte mimó a Piazzolla? No siempre, dirá, la varita mágica lo puso de pibe en la orquesta de Anibal Troilo, y no puede haber escarapela que ésa en los caminos del tango. Pero si de suerte se trata, habrá que convenir en que la creación del Ócteto de Buenos Aires, de 1955, no tiene la escenografía más favorable.

Ramón García Balado

25/07/2025

Apertura del LXVII Curso U.I. de Música en Compostela, en el Salón Nobre del Pazo de Fonseca

Pazo de Fonseca, Santiago de Compostela 


Un saludo a la ciudadanía con la apertura del LXVII Curso U.I. de Música en Compostela, en el Salón Nobre del Pazo de Fonseca con el debido acto protocolario de presentación –día 27, a las 20´00 h-, después de que durante tantos años desde la primera cita en 1958, la convocatoria cumpliese con dichos requisitos en el Hostal de los RR. CC., siempre con el obligado recuerdo de Don Antonio Iglesias, maestro y estudioso que nos dejó tres cuadernos en forma de memoria, que dejaría escritos hasta la convocatoria de 2007, entonces con la participación en las cátedras correspondientes de Isabel Penagos- canto-; José Luís Rodrigo- guitarra-; José López Calo- musicología-;Montserrat Torrent- órgano- ; Antonio Iglesias y Manuel Carra- piano-; Carmen Cruz Simó-polifonía-; Antón García Abril y Maximino Zumalave- sinfonismo y música actual-; Enrique Santiago- viola y música de cámara-; Agustín León Ara- violín- y  Marçal Cervera-chelo-, un recuerdo para aquel primer curso de 1958, que se convocaría a las puertas del otoño y que Antonio Iglesias aportaría unas líneas a modo de tarjeta de visita: En el mes de julio de 1948, encontrándome en los Estados Unidos, fue invitado a asistir a un curso del Berkshire Music Center, en Tanglewood (Massachussetts) dirigido por Serge Koussevizki el apoyo de su Boston Symphony Orchestra y la colaboración de maestros tan prestigiosos como  Darius Milhaud, Aaron Copland, Leonard Bernstein, Gregor Piatigorski, Lukas Foss, Irving Fine, entre algunos que ahora mismo escapan de mi memoria…A mi regreso a España, como quiera que no existiera entre nosotros ningún curso de verano, con ocasión de celebrar alguno de mis recitales en la Sociedad Filarmónica de Pontevedra, hablé con mis excelentes amigos Francisco Javier Sánchez Cantón, José Filgueira Valverde, Iglesias Vilarelle, Martínez Tíscar, Antonio Odriozola, etc…en torno a una posibilidad de repetir aquí lo observado al otro lado del Atlántico y, claro está, a todos les encantó la idea. Abundaría en la misma, unos pocos años después, mi admirado y gran amigo Leopoldo Stokowski, precisamente,  en Pontevedra también, cuando dirigió a su excelente Coral Polifónica en la Catedral de Santiago, con las obras de nuestros polifonistas del Siglo de Oro… La idea sobre la que insistí con terquedad del convencido, pudo llevarnos a imaginarla en el Pazo de Lourizán, con sede en un palacete que, curiosamente, se asemejaba al de Tanglewood, rodeado de un bosque de eucaliptus…Pero la falta de medios económicos, hizo que todo quedase en un caro, muy querido proyecto…Conocí a Andrés Segovia en 1935, en casa de mi maestro José Cubiles  en la Plaza de Oriente madrileña. Pero nuestra amistad se afianzaría honrándome ya por siempre con su gran regalo, precisamente durante mis años de estancia en Nueva York- años 1948 y 1949-cuando vivía frente a Central Park, en un precioso y muy cuidado piso entresuelo; en el bajo de la misma casa, un viejo amigo suyo, le preparaba las primeras cuerdas de nylon, para su guitarra, que comenzaba a comercializar la casa Dupont. ¿Pudieron ser estos posos, los de mi deslumbrante aventura musical de Tanglewood y los afanes educativos del maestro Segovia, los que fortalecieron en su momento el nacimiento de Música en Compostela? Lo ignoro, pero he querido traerlos aquí a guisa de unos remotos aunque posibles  antecedentes. Un Curso de Verano dentro del páramo  español en el cual destacaban los festivales de Granada, el de Santander o la Quincena Donostiarra. Antonio Iglesias, añadirá con el paso de los años trabajos de investigación acordes con el curso y que realmente valdrá la pena citar: La revisión de la Suite Iberia, de Isaac Albéniz, publicada por la Fundación CaixaGalicia y editada en el XVI Cuaderno de Música en Compostela (2006) o la obra para piano de Manuel de Falla (segunda edición) y Noches en los jardines de España, por iniciativa de la Editorial Alpuet.

Del pasado Curso de Música en Compostela. Podremos resumir en una visión escueta y sencilla visión, algunas de  las actividades realizadas, en las que no faltaron las visita al Museo de Pontevedra, a los edificios Castelao y Sarmiento, con la histórica sesión A la luz de los candelabros, en el que colaboraron alumnos elegidos que tomaron obras desde Albéniz a J. Rodrigo, G. Cassadó, Manuel Quiroga, Turina, Miquel Ortega, el Padre Donosti, hasta D. Scarlatti o J.Nin-Culmell.  El homenaje In memoriam a quien había sido maestro del mismo Manuel Carra, con piezas de distintos autores, a cargo de la exalumna Stefanía Passamonte. La conferencia del Dr . Ernesto Monsalve, con el programa Joaquín Rodrigo: En el centenario de su primera obra.  El concierto de profesores: Stephan Picard y Xunyue Zhang (violines), Stephan Forck (chelo), Ashan Pillai (viola) y el pianista Andrei Banciu, con obras de E. Granados, David del Puerto  y Joaquín Turina, con el Cuarteto Op. 67. Los dos conciertos de alumnos. El Cuarteto Lucent, con el guitarrista Riccardo Guella, que vuelve aunque con distinta formación y que ofreció obras de Enric Granados, Manuel Castillo y Ruperto Chapí. La conferencia de José Sierra: La música de teclado del Padre Soler, con ilustraciones al piano de Josep Colom, que seguiría en la misma fecha al acto de recepción en el Concello. El Concierto de la Orquesta Sinfónica de Galicia, dirigida por Isabel Rubio, en el Auditorio de Galicia, para ofrecernos la Sinfonía nº 12, en Mi M. de Carles Baguer, compositor que había destacado como organista y que había tenido como alumnos a Mateu i Ferrer y a  Ramón Carnicer; Conrado del Campo, con su obra Infierno, inspirada en La Divina Comedia, de Dante, músico que había tenido como preceptor de Jesús de Monasterio; Manuel de Falla, con el Intermedio y Danza, de La Vida Breve, drama en dos actos  y cuatro escenas sobre libreto de C. Fernández-Shaw, para completar  con la Sinfonía nº 5, de Pedro Miquel Marqués García, compositor que será apreciado por su obra El anillo de hierro. Esa sinfonía era una de las obras más apreciadas del compositor, muy bregado por su presencia en teatros y que llegaría a colaborar con músicos como Héctor Berlioz o G. Rossini.

Ramón García Balado

24/07/2025

Conxita Badía: Corazón y talento al servicio de la voz, en el LXVII Curso de Música en Compostela

 Conservatorio Profesional de Música, Santiago de Compostela


Conferencia impartida en el Conservatorio Profesional de Música- día 28, a las 20´00-, en las actividades de LXVII Curso U.I. de Música en Compostela, a cargo de Monserrat y Mercè Bonet Agustí, nietas de la ilustre soprano, una cantante que formó parte del primer cuadro de profesores en el año inaugural, en el año 1958, con Óscar Esplá, Frederic Mompou y Xavier Montsalvatge- composición-; Andrés Segovia- guitarra-; Higinio Anglés-musicología- y en piano Antonio Iglesias, Amparo Iturbi y Alicia de Larrocha. Aquel primer curso que como recordaría Antonio Iglesias, de una forma u otra, existía una cierta confusión en la manera de conformarlo, clases públicas, clases privadas, conferencias-concierto, lecciones, etc…puedo asegurar que su cuadro docente estuvo asó constituido: Conxita Badía (canto), Óscar Esplá (composición), Federico Mompou y Xavier Montsalvatge (composición), Andrés Segovia (guitarra), Higinio Anglés (musiclogía), Alicia de Larrocha, Amparo Iturbi y Antonio Iglesias (piano), relacionados por el orden alfabético de las cinco materias impartidas. Anunciada también la colaboración de José Iturbi, éste nunca  llego a Santiago…

Conxita Badía, había estudiado música con el maestro Enric Granados, desde su tierna infancia, para finalizar su formación con Frank Marshall, siendo su profesor de armonía el maestro Mas i Serracant, antes de completar en la Ac. Granados. Tuvo conciencia de sus cualidades vocales y a los once años, cantó por primera vez en público, probando como una de las muchachas flor, de Parsifal, en el Palau de Barcelona, en versión de concierto. Por aquellas fechas, comenzó su formación como soprano con la soprano Rosa Culmell (mujer del compositor Joaquín Culmell), quien también conocía a Granados, ocasión en la que también se apuntó al aula de Ramón Guitart, en el Conservatori del Gran Teatre del Liceu. Granados estuvo siempre presente en la evolución de su carrera además de colaborar con la Sociedad Catalana de Música de Cámara, con la que estrenó las delicadas Canciones epigramáticas de Amadeu Vives, en el mes de mayo 17, colaborando con frecuencia con la Orquesta Pau Casals, en la serie titulada Els poets, els musics, o con la Sociedad Obrera de Conciertos, fundada por el gran chelista, alma y vida de El cant dels ocells. Cantó la parte de soprano de El David penitente, de W.A. Mozart, el 30 de abril de 1933 y la parte correspondiente de la Sinfonía Coral, de Ludwig van Beethoven, siendo la primera especializada en Lied, en su tierra, junto a otras voces consagradas a nivel internacional como Carmen Amat, Andrea Fornells, Pilar Rufi o Pepita Paulet, mientras se presentaba en importantes coliseos desde Londres, a Bruselas, París, Lisboa o Suiza.

Llegó a  estar acompañada por Alfred Cortot, en un recital dedicado a Schumann, en La École Normal, siendo invitada por la mezzo Gabriella Besanzoni, pareja de un potentado empresario, para cantar en el Teatro Municipal de Sâo Paulo, en donde trabaría amistad con Heitor Villa-Lobos, cuya música llegó a seducirla, probando otras aventuras Latinoamericanas que le permitiría descubrir la República Argentina-Buenos Aires, en concreto-, donde permaneció unos siete años- desde 1939 a 1946, años históricamente fatídicos para nuestro país- Debutó entonces en el Teatro Colón, el 14 de noviembre de 1939, año cruel para nuestras tierras, estrenando obras avanzadas como Wozzeck, de Alban Berg, dirigida por Fritz Busch o repertorios barrocos como La serva padrona, de Pergolesi, en Montevideo. Largos años de exilio, en los que pudo mantener su amistad con Manuel de Falla y otros consagrados maestros argentinos como Juan José Castro o el matrimonio Ginastera y españoles como Gustavo Pittaluga o Julián Bautista.

Interpretó un amplísimo repertorio que abarcaba desde el Lied al oratorio, la ópera, la canción popular, en sus esencias; el villancico, muchas veces en lugares poco frecuentes, probando con las hoy llamadas músicas antiguas-entonces con un criterio romántico-, pero con agrupaciones que intentaban tentar con criterios medianamente veraces, repertorios elegidos entre obras de los siglos XVI y XVII, en los que descubriría sus peculiaridades. En ella siempre influyeron Granados, Falla o Pau Casals, probando la experiencia de acompañarse por ella misma al piano, aspecto que Wilhelm Kempff sabría reconocer. Vives tras escuchar las Canciones epigramáticas, alabará sus cualidades como cantante de Lied, gracias a su voz fresca y cálida, con una expresión nítidamente vehemente, una dicción graciosa  clara. Las cualidades como profesora de canto, serán patentes en cursos y certámenes, como nuestro Curso U.I. de Música en Compostela, o el Conservatori Municipal de Barcelona, del que se beneficiaron artistas como Francisca Callao, Carlo del Monte, Carme Bustamante y Montserrat Caballé, quien también pasó por el curso compostelano.

Como maestra solía repetir: No empleéis toda vuestra voz. No se ha de emplear jamás toda la voz. Marcad los silencios ¡Son tan importantes, los silencios…! ¡Son tan  hermosos…! Hay  que dar toda la importancia que tienen las palabras. ¡Y sonreíd…Aquí debéis cambiar el color de la voz!  No alarguéis esta nota, porque lo destrozarías todo…Conxita Badía grabó unos seis registros discográficos, cuya relación debe encabezarse con una Antología Histórica de la Música Catalana (editada por Edigsa), para continuar con el muy personal trabajo dedicado a las Tonadillas de Enric Granados (Gramophone), con el pianista Federico Longás; el Homenaje a Conchita Badía, con el sello RCA-Victor (Buenos Aires); registro ampliamente divulgado y en el que canta obras de Granados, Manuel de Falla, A. Vives, Nin, Millet o Morera, con el acompañamiento pianístico de Donato O. Colacelli y otro editado por Vergara titulado Canciones Sudamericanas, asistida por Pere Vallribera, en el que se luce con canciones de López Buchardo, Carlos Guastavino, Heitor Villa-Lobos, Silvestre Revueltas, entre nombres señeros. Quedan algunos registros que teniendo una menor publicidad, serán un importante legado de su quehacer artístico. El primero, había pasado por el estudio de grabación en el año 1963, acompañada  entonces por una joven Alicia de Larrocha, años de madurez de la soprano, más dedicada a la docencia. Otra muestra será en su período de madurez, el trabajo con el tenor Carlo del Monte, para el sello Ariola- Eurodics (1967), con el título Disset  cançons catalanes, recurriendo a canciones de sus estimados Morera, Xavier Montsalvatge, Eduard Toldrá o Federic Mompou.

Ramón García Balado

De Padrón a Santiago, con la Banda Municipal, en A Praza do Obradoiro

 Praza do Obradoiro, Santiago de Compostela


Concierto en las actividades de las fiestas locales a cargo de la Banda Municipal de Santiago, dirigida por su titular Casiano Mouriño Maquieira- Praza do Obradoiro, día 28,  a las 13´00 h-, para un programa eminentemente gallego por los compositores elegidos para conmemorar el día de Padrón y que en buena lid, comenzaremos con el himno oficioso de la tierra, el pasodoble Ponteareas , de Reveriano Soutullo, obra con la que el compositor de esa villa homenajeará a su tierra natal, logrando convertir la pieza en un valor emblemática y muy apreciada por la bandas de profundos ancestros, hasta llevarla a incluirse en las agendas de agrupaciones con raíces por distintos países europeos. El Soutullo que en gran medida, logrará la celebridad gracias a sus conocidas zarzuelas como La leyenda del beso; La del Soto del Parral, la mayoría en afortunada colaboración con Juan Vert, ya desde  títulos primerizos estrenados en el Teatro Apolo capitalino en mayo de 1919, con la zarzuela El capricho de una reina, sobre un libreto de Antonio Paso y Vidal, obra calificada en su tiempo como parodia de opereta, con injertos de juguete cómico y pertinaces retruécanos que llegaría a sobrepasar las apetencias de los aficionados. Estamos en el período de la llamada zarzuela grande, cuando entrega este afamado pasodoble de dominio público.

La familia Groba, copa en buena parte las propuestas de esta matinal, y como no podrá ser menos, Rogelio Groba y Groba, de quien cada año, por estas fechas, se ofrece el Festival Groba de Ponteareas, que promueve la O.C. Galega, y que dirige su hijo Rogelio Groba Otero, del maestro de Gulans, el pasodoble- galaico Romaxeando, cabeza reconocida de una saga familiar y que había tenido como primeros maestros a su tío Eduardo Groba y a un músico de su entorno Secundino Vidal, con los que había cimentado sus primeros fundamentos, preparando su ingreso como flautín en la Banda de La Union, antes de ampliar conocimientos que redundarán en el músico que conoceremos a lo largo de una extensa carrera. Vivió un período en Suiza- 1962/7-, que supondrá fundamental, obteniendo galardones como el Premio Internacional de Dirección de la Sociétée de Musique de Perroy, después de conocer las docencias de Angulo y Bernaola, en el Conservatorio de Madrid, y probar como director de bandas tras su ingreso en las de A Estrada y Municipal de Tui-estamos a mediados de los cincuenta, por lo que su estela es alargada hasta el punto de encontrar su hueco como fundador de la Orquesta Municipal de A Coruña (1970), además de abordar la titularidad de la Coral Follas Novas y la histórica Coral de El Eco (1974), preparando su ingreso como miembro de la Real Academia de Belas Artes de San Fernando. Indalecio Fernández Groba, será otra de las figuras de la estirpe familiar, que brindará con el paso-doble xota, Martinika, pieza de cartelón por su desenvoltura y gracejo, músico también de Gulans, se formó en el Conservatorio de Madrid, con los maestros Calés Otero, García Matos, J. Gómez y Cristóbal Halffter, consiguiendo en 1963, el Premio Extraordinario de Carrera, en el Concurso de Contrapunto y Fuga. Tuvo la oportunidad de dirigir en sus primeros años las Bandas de La Unión (1957/60); la de Gulans (1965/79) y la Municipal de Pedro Muñoz-Ciudad Real (1961/3), antes de trasladarse a Suiza, en donde se establecería dirigiendo la Harmonie Ste Cecile de Orbe, la Union Instrumentale de Moudon, la de Payerne y Leytron, y la Harmonie Municipale de Monthey, con la que realizaría una gira de conciertos por Francia y Alemania, recibiendo importantes premios cantonales entre 1971 y 1975.

Gustavo Freire Penelas (I885/1948)- el pasodoble Carballeira- segundo en la relación de piezas, había sido compositor y  violinista, comenzando su estudios en Lugo, antes de trasladarse a Madrid (1907/10), en donde ocuparía plaza de primer violín de la Orquesta Filarmónica de Madrid, además de ser miembro de la Soc. de Autores Españoles, pasando casi inmediatamente a Barcelona en los años amargos de la Guerra Civil, para acabar por recluirse en lo que se da en llamar exilio interior, en su tierra lucense, en donde sobrevivirá malamente a salto de mata, entre compromisos con sesiones cotidianas en el Círculo das Artes, con Manuel Rodríguez  Fernández (chelo)  y Manuel Sariñena (piano) y compartiendo en similar medida trabajos profesionales con el pianista represaliado Francisco Parra Llorente, en el Café cantante Galicia. Sus composiciones musicales fueron editadas por la Unión Musical Española, en versiones para banda, sexteto y piano, en registros fonográficos de La Voz de su Amo y Regal.

Enrique García Rey- Rebuldeira (muiñeira) y Churrisqueira (xota galega)-, natural de Ortigueira fue sobrino del director de bandas Luís Rey Cortés e inició su carrera en la Banda de Música de Goiás, para pasar a la Artística de Merza y a la de Redondela (1963), en sustitución de Antonio Baquero y posteriormente a la Banda Municipal Pedro Muñoz (Ciudad Real), convirtiéndola en una de las mejores del momento, en la Comunidad de Castilla-La Mancha, razón por la que se le reconoció dando su nombre a una plaza y un grupo de músicos puso su nombre a la Asociación Musical Enrique García Rey, regresando a su tierra en 1981, en donde ejerció como  director en Sarriá y también a la Coral Polifónica Meigas e Trasgos, fundada en 1971. Obras suyas de interés fueron el pasodoble Ortigueira; el Himno de Pedro Muñoz; el Homenaje a Pérez Choví; la Rapsodia galega nº 1; la Romería de Peneda; a muiñeira Cantar de Merza y el pasodoble Ecos Galaicos.

Antonio Amigo- Santa Comba (xota)- músico nacido en Grixoa de Cícere y fallecido en un accidente de tráfico el 10 de noviembre de 1985, a los 57 años de edad, cuya memoria se mantiene en Corcubión, tierra de su compañera, miembro de una familia de músicos tanto por su padre como por su abuelo y curiosamente sus oficios comenzaron fuera del ámbito musical, que se realizarán en A Coruña, como alumno de Rodrigo A. de Santiago (director de la Banda Municipal coruñesa), y también de Ricardo Dorado, un músico militar, probando en sus comienzos con formaciones de verbena, como acordeonista en la Orquesta Sintonía, a medias con sus oficios en la Banda de Santa Comba, de José Ferrero. En 1954, fue director de la Banda de Silleda, antes de pasar a la de Viveiro (Lugo). Visitó nuestra ciudad precisamente como director de la Banda de Merza.

José Carracedo Pousada- Namoriqueira (muiñeira)-músico de Gulans, tuvo su primera experiencia en la Banda La Unión de Gulans, que dirigía su bisabuelo, y su instrumento de prueba sería la flauta, con tan solo diez años. Amplió conocimientos en el Conservatorio Profesional Superior de Vigo, antes de continuar en A Coruña y ya en Madrid, se especializaría a partir de los setenta en oboe, armonía, contrapunto y dirección. Fue dinamizador del Centro Galego de Madrid y de la Escola de gaitas y en 1997, director de la Banda Municipal Padre Soler, de San Lorenzo de El Escorial, que tendrá constatación profesional con la Cora Xuntanza Galega de Alcobendas, una aventura que le llevará a participar en el emblemático desfile de San Patricio, de Nueva York, otro aspecto de su vida profesional, sería el período vivido como oboísta de la Orquesta del Teatro de La Zarzuela.

Ramón García Balado

Bruckner: énfasis de colores primarios en la orquesta

  A Coruña / Vigo  Anton Bruckner de nuevo el atriles con la OSG dirigida por Josep Caballé Domenech quien sustituía a la anunciada Eva...