28/07/2025

Voz, texto y acción: La música escénica de Tomás Marco, en el LXVII Curso de Música en Compostela

 Sala Mozart del Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela


Actividad del XLVII Curso de Música en Compostela en la Sala Mozart, del Auditorio de Galicia, con la conferencia del compositor Tomás Marco- día 29, a las 20´00 h-, bajo el título Voz, texto y acción: La música escénica de Tomás Marco. Maestro muy ligado a nuestra ciudad por colaborar con una obra en el año  de inauguración del Auditorio de Galicia (1989), con su obra Campo de estrelas, con la ONE dirigida por Odón Alonso, entre el Concierto para piano K. 482- al piano Joaquín Achúcarro y la Sinfonía en Re M (Titán), de G. Mahler, una obra de Marco, que enlazaba directamente con su Cuarta Sinfonía y Pulsar, una alegoría y una evocación sonora. Colaboraciones suyas, dejaron trabajos como Luar, XVII Cuaderno de Música en Compostela (2007), con obras de Luis de Pablo, Carmelo A. Bernaola, Rogelio Groba, Manuel Balboa y J. L. Turina. Dentro del propio curso, en el año 1993, Romanzas romances, en la voz de María Orán, un recital ofrecido en las iniciativas de Compostela 93, con Miguel Zanetti, al piano, que supondría el punto y seguido a Retrato del poeta de 1972, en dedicatoria a Gerardo Diego. La USC, en 1985, le encargará para el Año Europeo de de Música, la obra coral Lúa descolorida, homenaje a Rosalía de Castro, en el centenario de su muerte; Espacio de espejo (1990) para Radio France, en dedicatoria a C.Halffter, se incorporó al programa de presentación de la OSG.

Tomás Marco, jalonando su evolución, pasará por los Cursos de Damstadt, en donde trabajará con Kagel, B.Maderna, König, Ligeti y P. Boulez, período en el compondrá Glanspelenspiel, Requiem, Car en effet…( una expresión oral propia de Boulez), o Albayalde, siendo el Requiem obra inspirada en la poética de R.Mª Rilke. Visitará de inmediato Berlín, mientras asistía a un curso de la Universidad de Friburgo, dinamizado en España proyectos centrados en la obra de John Cage-Indeterminación-o el homenaje a Russolo, en el vigésimo aniversario de su muerte. Vendrá el taller de investigación Alea, con obras como Jabberwocky- Lewis Carol-, para Marco, un galimatías vocal en 29 partes, experiencias que compartirá con el Grupo Zaj, en el Teatro Beatríz, destacando músicos como Juan Hidalgo y Walter Marchetti, en la indagación de  figuras como Cowell, Tudor, E. Satie, y creadores que no venían del espacio musical: Carroll, Schwitters, Suzuki, M. Duchamp, McLuhan o T.Mann.  Aura, quedaría como primer testimonio de su tendencia dadaísta-sobre poemas de Kurt Schwitters, una indagación sobre los recurso fonéticos, estrenado por Arturo Tamayo con Ramón Barce y el autor. La admiración por Varèse, se refleja en Los caprichos, que se dará a conocer en la Tribuna Int.de Compositores de la UNESCO, o Los cantos del pozo artesiano- texto de Eugenio Vicente-, un estilo de drama imaginario. Fetiches, obra pianística, será uno de sus trabajos más divulgados junto al cuarteto de cuerdas Aura, resultado de una riqueza inventiva y un eslabón de bisagra en su evolución. Presentada por el Cuarteto Gaudeamus, se estrenará en Utrech, Premio de Honor del SIMC. Rosa-Rosae, será para Enrique Franco la nueva simplicidad que intenta crear un lenguaje sensorial que profundice en los mecanismos de la psicología de la escucha. Llegarán así Vitral-para órgano y cuerdas-, Premio Nacional de Música; Anábasis, Astrolabio- destinada para la inauguración del Palau de la Música Catalana-, Evos, para el pianista Alexander Hrisanide; Albor, para Diabolus in Musica, que dirigió Guinjoán y dedicada a Webern y Bártók; Angelus Novus (Mahleriana), para la ONE con Frühbeck de Burgos, presentada en el Teatro Real; Hoquetus- Sala Casella de la Ac. F. de Roma; Selene, ópera sobre libreto propio (1974); Escorial o la obra coral Transfiguración, para el coro de la ONE, entre proyectos para la Fundación Juan March, compartidos con Luis de Pablo, Bernaola y C. Halffter.  Autodafé, para piano y grupo instrumental, ganó el Premio Arpa de Oro.

 En los años ochenta y noventa, presentará el Dúo concertante (viola y piano), dedicado a Emilio Mateo y Luciano González Sarmiento; Campana rasgada, que destacaba por el uso del fenómeno de la resonancia; el Concierto Coral, para violín y doble coro, manifiesto del continuo aliciente de las formas concertantes como el Concierto austral; el Concierto del alma, dedicado a Víctor Martín, mientras coordinaba el Concurso Int. de Composión Reina Sofía, preparando Aleluya, para coro mixto o Una música, un homenaje a J. Guillén; Espejo velado; Soleá, Lorenzaccio-A. de Musset- para el Centro Cultural de la Villa. El cuarteto vocal  y cuerdas Milenario, fue encargo del Municipio de Burgos. Espacio sagrado, para piano, dos coros y orquesta, sería continuación de la anterior, con estreno en la Fundación Gulbenkian (Lisboa).  Llanto por Ignacio Sánchez Mejías-Lorca-, será su primer ballet, destacando el rol de primer violín y el del chelo, un trabajo coreográfico con María de Ávila. Cobrarán importancia la serie de sus sinfonías, desde Aralar- la primera- a la segunda Espacio cerrado; la Tercera, para Radio France; la cuarta  (Espacio Quebrado), encargo de la ONE; la  quinta (Modelos de un universo y la Sexta (Imago mundi), que remite a supuestos aspectos de la física moderna del caos, aplicados al comportamiento de las masas sonoras, estructurada en tres partes, resultando cada una un díptico, obra estrenada por Edmón Colomer, con la JONDE, en el Auditorio Nacional. Arias de aire (1986)-flauta y piano-, fue dedicada Jorge Caryevschi, mientras surgían nuevas partituras: como el Triple concierto, para el Cuarteto Arcana; Floreal 2, para flauta sola; La Périphére du paradis, para seis grupos de al menos seis instrumentos, especie de divertimento; Quinteto cantar, un homenaje a Mompou in memoriam, partiendo de su Canción y danza nº 5; Almagesto; la Fantasía sobre fantasía, con mención especial a Roberto Gerhard-encargo de la Oficina Musical de Oporto-, obra para guitarra a la que dará vida Gabriel Estarellas; la Sonata del fuego (1990); Tarots, colección de 22 piezas, con libertad de ordenación, experiencia de la que tenía precedentes; Concierto del agua, para guitarra y cuerdas; Luciérnaga furiosa- flauta y piano-; una curiosa serie de  monográficos con puntos de referencia en el CDMC o la visita a la Universidad de Bloomington (USA); Recondita armonía (Sinfonía de Camara n º 1, para pequeña orquesta, obra pareja de Bastilles y Settecento, encargo del Museo di Castello de Rivoli; Fandangos, fados y tangos, para dos pianistas, dedicada a Daniel Stéfani y estrenada por el dedicatario con Humberto Quagliata; Ceremonia barroca, para coro y orquesta de cuerdas, sobre poemas de Calderón, Góngora, Tirso de Molina o Chilam Balam, un anónimo inca. Obra puesta en escena en la Plaza Mayor de Madrid, durante el estío de 1992; Terramar, para violín y orquesta, que llevaba el subtítulo de Divertimento concertante nº 1: Bis, Encore, Zugabe, Propina. La Sonata da chiesa, para órgano, encargo del Festival de León o Miró, para ocho chelos, destinada al Conjunto Ibérico de Violochelos, capítulo de obras que alcanzan un período de años que se mantiene en la actualidad.

Ramón García  Balado

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