Conservatorio Profesional de Música, Santiago de Compostela
Conferencia impartida en el Conservatorio Profesional de Música- día 28, a las 20´00-, en las actividades de LXVII Curso U.I. de Música en Compostela, a cargo de Monserrat y Mercè Bonet Agustí, nietas de la ilustre soprano, una cantante que formó parte del primer cuadro de profesores en el año inaugural, en el año 1958, con Óscar Esplá, Frederic Mompou y Xavier Montsalvatge- composición-; Andrés Segovia- guitarra-; Higinio Anglés-musicología- y en piano Antonio Iglesias, Amparo Iturbi y Alicia de Larrocha. Aquel primer curso que como recordaría Antonio Iglesias, de una forma u otra, existía una cierta confusión en la manera de conformarlo, clases públicas, clases privadas, conferencias-concierto, lecciones, etc…puedo asegurar que su cuadro docente estuvo asó constituido: Conxita Badía (canto), Óscar Esplá (composición), Federico Mompou y Xavier Montsalvatge (composición), Andrés Segovia (guitarra), Higinio Anglés (musiclogía), Alicia de Larrocha, Amparo Iturbi y Antonio Iglesias (piano), relacionados por el orden alfabético de las cinco materias impartidas. Anunciada también la colaboración de José Iturbi, éste nunca llego a Santiago…
Conxita Badía, había estudiado música con el maestro Enric Granados, desde su tierna infancia, para finalizar su formación con Frank Marshall, siendo su profesor de armonía el maestro Mas i Serracant, antes de completar en la Ac. Granados. Tuvo conciencia de sus cualidades vocales y a los once años, cantó por primera vez en público, probando como una de las muchachas flor, de Parsifal, en el Palau de Barcelona, en versión de concierto. Por aquellas fechas, comenzó su formación como soprano con la soprano Rosa Culmell (mujer del compositor Joaquín Culmell), quien también conocía a Granados, ocasión en la que también se apuntó al aula de Ramón Guitart, en el Conservatori del Gran Teatre del Liceu. Granados estuvo siempre presente en la evolución de su carrera además de colaborar con la Sociedad Catalana de Música de Cámara, con la que estrenó las delicadas Canciones epigramáticas de Amadeu Vives, en el mes de mayo 17, colaborando con frecuencia con la Orquesta Pau Casals, en la serie titulada Els poets, els musics, o con la Sociedad Obrera de Conciertos, fundada por el gran chelista, alma y vida de El cant dels ocells. Cantó la parte de soprano de El David penitente, de W.A. Mozart, el 30 de abril de 1933 y la parte correspondiente de la Sinfonía Coral, de Ludwig van Beethoven, siendo la primera especializada en Lied, en su tierra, junto a otras voces consagradas a nivel internacional como Carmen Amat, Andrea Fornells, Pilar Rufi o Pepita Paulet, mientras se presentaba en importantes coliseos desde Londres, a Bruselas, París, Lisboa o Suiza.
Llegó a estar acompañada por Alfred Cortot, en un recital dedicado a Schumann, en La École Normal, siendo invitada por la mezzo Gabriella Besanzoni, pareja de un potentado empresario, para cantar en el Teatro Municipal de Sâo Paulo, en donde trabaría amistad con Heitor Villa-Lobos, cuya música llegó a seducirla, probando otras aventuras Latinoamericanas que le permitiría descubrir la República Argentina-Buenos Aires, en concreto-, donde permaneció unos siete años- desde 1939 a 1946, años históricamente fatídicos para nuestro país- Debutó entonces en el Teatro Colón, el 14 de noviembre de 1939, año cruel para nuestras tierras, estrenando obras avanzadas como Wozzeck, de Alban Berg, dirigida por Fritz Busch o repertorios barrocos como La serva padrona, de Pergolesi, en Montevideo. Largos años de exilio, en los que pudo mantener su amistad con Manuel de Falla y otros consagrados maestros argentinos como Juan José Castro o el matrimonio Ginastera y españoles como Gustavo Pittaluga o Julián Bautista.
Interpretó un amplísimo repertorio que abarcaba desde el Lied al oratorio, la ópera, la canción popular, en sus esencias; el villancico, muchas veces en lugares poco frecuentes, probando con las hoy llamadas músicas antiguas-entonces con un criterio romántico-, pero con agrupaciones que intentaban tentar con criterios medianamente veraces, repertorios elegidos entre obras de los siglos XVI y XVII, en los que descubriría sus peculiaridades. En ella siempre influyeron Granados, Falla o Pau Casals, probando la experiencia de acompañarse por ella misma al piano, aspecto que Wilhelm Kempff sabría reconocer. Vives tras escuchar las Canciones epigramáticas, alabará sus cualidades como cantante de Lied, gracias a su voz fresca y cálida, con una expresión nítidamente vehemente, una dicción graciosa clara. Las cualidades como profesora de canto, serán patentes en cursos y certámenes, como nuestro Curso U.I. de Música en Compostela, o el Conservatori Municipal de Barcelona, del que se beneficiaron artistas como Francisca Callao, Carlo del Monte, Carme Bustamante y Montserrat Caballé, quien también pasó por el curso compostelano.
Como maestra solía repetir: No empleéis toda vuestra voz. No se ha de emplear jamás toda la voz. Marcad los silencios ¡Son tan importantes, los silencios…! ¡Son tan hermosos…! Hay que dar toda la importancia que tienen las palabras. ¡Y sonreíd…Aquí debéis cambiar el color de la voz! No alarguéis esta nota, porque lo destrozarías todo…Conxita Badía grabó unos seis registros discográficos, cuya relación debe encabezarse con una Antología Histórica de la Música Catalana (editada por Edigsa), para continuar con el muy personal trabajo dedicado a las Tonadillas de Enric Granados (Gramophone), con el pianista Federico Longás; el Homenaje a Conchita Badía, con el sello RCA-Victor (Buenos Aires); registro ampliamente divulgado y en el que canta obras de Granados, Manuel de Falla, A. Vives, Nin, Millet o Morera, con el acompañamiento pianístico de Donato O. Colacelli y otro editado por Vergara titulado Canciones Sudamericanas, asistida por Pere Vallribera, en el que se luce con canciones de López Buchardo, Carlos Guastavino, Heitor Villa-Lobos, Silvestre Revueltas, entre nombres señeros. Quedan algunos registros que teniendo una menor publicidad, serán un importante legado de su quehacer artístico. El primero, había pasado por el estudio de grabación en el año 1963, acompañada entonces por una joven Alicia de Larrocha, años de madurez de la soprano, más dedicada a la docencia. Otra muestra será en su período de madurez, el trabajo con el tenor Carlo del Monte, para el sello Ariola- Eurodics (1967), con el título Disset cançons catalanes, recurriendo a canciones de sus estimados Morera, Xavier Montsalvatge, Eduard Toldrá o Federic Mompou.
Ramón García Balado
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