Praza de Mazarelos, Santiago de Compostela
Concierto en A Praza de Mazarelos con el protagonismo de Quintacorda Ensemble, Sergey Arutunyan, Ilona Timchenko, añadiendo la participación de Yuri Golubev- contrabajo-, Jeroen Der Herder- chelo- y la pianista Evelina Vorontsova-día 30 a las 20´00 h-, para un programa a repartir entre obras de W.A. Mozart y F. J. Haydn. Wolfgand A. Mozart, con el Concierto para piano, en La M. 414, en sus tiempos Allegro, con cadenza de IlonaTimchenko; Andante y Allegretto, siendo solista la directora del evento, responsable del mismo desde su primera convocatoria, una pianista de la que recordamos una impresionante interpretación de la temible Sonata Op. 106, en Si b M. (Hammerklavier), de Beethoven, en el Paraninfo da Universidade, igualmente por el trío que compartió con la chelista Barbara Switaska y la violinista Elina Viksne, el Trío Magri. Fue la primera en abordar los 24 preludios y fugas, de D. Shostakovich y la integral pianística del apreciado Antón García Abril. Obtuvo el Premio del Concurso Abstract Securities Landor (2007), logrando un contrato con la firma Lardon Records, manteniendo una regular presencia en certámenes y festivales desde la Musikverein Wien; el Concertgebouw (Amsterdam); la Gran Sala del Conservatorio de Moscú. El Concierto K. 414, primero de una tríada, inaugura la serie vienesa de los seis grandes para piano y orquesta, compuestos entre 1782/86, y que alcanzan el climax por su multiforme agógica, por la variedad de sus formas y los problemas técnicos. Este concierto será definido por Hönig como perfecta música de divertimento vienés, representando un modelo de gracia y poesía. Destacan las maravillosas virtudes que se muestran en la inagotable invención temática, además de la expresión favorecida por la luminosidad de la tonalidad, en La M., merced a un diálogo variado ya desde el Allegro, con su melodía central y el entusiasmo que nos propone, aspecto realzado por el estudioso Rattalino. La serie de los tres primeros conciertos, se escucharon en público a finales de 1783, bajo el reclamo en forma de suscripción, con vistas a su publicación inmediata. Para Alfred Einstein, bastaría con saber que el salzburgués quería ofrecer al público tres obras- K. 413; K. 414 y K. 415-, tres géneros completamente diferentes en lo relativo a la idea de concierto, distintos en cuanto a la tonalidad, pero típicos en el ámbito de cada una de ellas. Desde un primero pastoril e ingenuo, pasamos al actual más poético y amoureuse y el último brillante y convencional.
El Adagio para violín y orquesta en Mi M. (destinado al Concierto K. 219), también de Mozart, es obra de un músico de veinte años, un trabajo para cuerda, flauta y trompas, que tendrá edición en 1801, solista en esta sesión, será Aleksander Arutunyan, resultando un trabajo en forma de Adagio de concierto a modo de pieza aislada, en medio de muchas otras de talante religioso, compuestas de obligado en Salzburgo, en 1776; las noticias sobre ella, llegarán a través de una carta destinada a su prócer Leopoldo, pendiente de su evolución y de sus obligaciones. Wyzewa y Saint-Foix, opinarán que a causa de su sencillez, el nuevo Adagio es sin duda alguna una de las obras más características de un precoz genio, en ese magnífico período de exaltación creativa. Carli Ballola y Parenti, se afirmarán en los valores de una pieza que, por su cantidad más lineal y estrófica, además de su personal concisión- dentro de la innegable aceptación de una complejidad al dictado- sabrá corregir ciertos yerros exaltados líricos, previsibles en el fragmento original. Brunetti, estudioso de la pieza, le dejaba la sensación de demasiado rebuscada en sus refinamientos, pero no pasaban de ser personales acepciones. Una pieza que en lo esencial, podría parecer demasiado compleja para los violinistas de la corte. Los seis conciertos para violín, de Mozart, el virtuosismo no resulta exagerado, sino más bien propicio para el resultado final de las obras, desde la excelencia musical a la concepción formal,
Franz Joseph Haydn-Concierto para violín y orquesta nº 1, Hob, Vlla.I, en Do M., en el que destacará como solista Sergey Arutunyan, como representación de Portugal y miembro de Quintacorda Enssmble. La obra de Haydn, resultará la más divulgada del total de cuatro, figurando en el Entwurtf- Katalog, a anotación del maestro, padre de la sinfonía y los cuartetos de cuerda, la anotación Concerto per il violino fatto per il Luigi, es decir, para Luigi Tomasini, el apreciado primer violín de su querida orquesta, del que acabará diciendo tiempo después, que nadie sabía interpretar mejor que él sus Cuartetos de cuerda- auténtica proa de un género que dejará nutrida escuela. La orquesta acompañante está compuesta exclusivamente por cuerdas, obra del año 1761 o quizás un poco después, revelando todavía ciertos rasgos preclásicos, sobretodo en la manera de tratar de forma un tanto arcaica, la actitud de alternar el solo y el tutti, ya el Allegro moderato, tiene estructura tripartita en lo que parece como una forma de sonata primitiva. El Adagio, en la subdominante Fa M, destaca la claridad de la línea melódica del solista, con acompañamiento en pizzicato, al modo de una serenata italiana, que nos lleva al Finale Presto 3/8, con un alarde de preciosismo.
Ramón García Balado
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