Praza de Mazarelos, Santiago de Compostela
Concierto en A Praza de Mazarelos dentro de las actividades de Peregrinos Musicais- día 29, a las 20´00 h-, con el protagonismo del viola Iakov Zats, el contrabajista Yuri Golubev y la pianista que ya tuvimos ayer, Evelina Vorontsova. Iakov, estudió en la Escuela del Conservatorio de Moscú y en el Tchaikovski de la misma ciudad, antes de probar en Italia en la Fondazione Arena de Verona, en un amplio período, integrándose como miembro de la O.S. G.Verdi (Milán) o la O. F. Toscanini Parma, la Mahler C.O. siendo director de la O. de la Universidad de Milán Bicocca. Su compañero Yuri, con estudios en el Conservatorio de Moscú, muestra un destacado interés por las formas jazzísticas, en perfecta familiaridad con las formas clásicas.
Un programa en el que no faltarán arreglos de Fritz Kreisler, sobre un Andante cantabile de P. I. Tchaikovski y el Dvorak procedente de un spitiual negro, que no remite al Largo de la Sinfonía del Nuevo Mundo, la nº 9, en Mi m. Op. 95, estrenada en el Carnegie Hall, bajo la dirección de Anton Seild, su obra típicamente americana cuyo mito en forma de leyenda, se inspira en el poema de Longfellow Canto de Hiawatha, que devendrá con el paso de tiempo en la popular canción Going home, destacando el intenso arabesco de los instrumentos de maderas. Fritz Kreisler, austríaco con residencia en los Estados Unidos, fue artista adulado por aficionados y compositores, no en vano para él compusieron Elgar, su concierto para el instrumento- el violín-; Ysaÿe, quien le dedicó la sonata para violín solo (Op.27 nº 4); Martinu, por la Rapsodia checa o Rachmaninov, en sus Variaciones sobre un tema de Corelli. Violinista de una sonoridad calurosa y sensual, merced al ritmo que le animaba, en esencia, uno de los grandes privilegiados, que sabría otorgar un sello personal a cada obra que abordaba.
Manuel de Falla- Siete canciones populares- auténtico capricho para los cantantes y perfectas en su adecuación en su traslación instrumental. Piezas que van desde El paño moruno a la Seguidilla murciana; Asturiana; Jota; Nana; Canción y el Polo, destinadas su estreno el 14 de enero de 1915, en el Ateneo de Madrid, con la voz de la admirada Luisa Vela, acompañada por el propio compositor, en una sentida dedicatoria a Mme Ida Godebska. Para Jaume Pahissa, las piezas tendrían su origen en el momento en el que una cantante española, había participado en el montaje de La vida breve. Luisa Vela, en su haber, había tomado el rol de Salud, en La vida breve. En los entresijos familiares, Ida Godesbka, era la compañera de Cipa (Cyprien Godesbky), cuya hermana Misia, se había casado con el pintor José Mª Sert, igualmente amigo de Falla, y las letras de estas canciones, aunque tradicionales, recibirán un tratamiento dentro de su estilo muy reconocible. Las piezas no suponen un ciclo, sino que acentúan el contraste, siendo la secuencia cuidadosamente estudiada, con mención especial por su popularidad a la Jota y al Polo.
Sulkan Tsintssadze- Horumi-, es un compositor georgiano que destacó como chelista y que estudió en Tiflis, con Konsatatin Minyar Belorucker y en el Conservatorio Tchaikovski, con Semyon Maveyevich llegando a colaborar con formaciones como la CSSR State S.O.; como clave de referencia, mientras se dedicaba a componer un cuidado repertorio de obras camerísticas y orquestales, obras como el Séptimo cuarteto de cuerdas- a la memoria de Béla Bartók-; la serie de fantasías líricas, como la realizada a través de la ópera de Dolidze, Keto y Kote, incluso la tomada de Porgy & Bess, de G.Gershwin; Tchonguri; las 16 miniaturas o Sachidrev.
Béla Bartók- Danzas folklóricas rumanas-, en sus variantes sobre la misma temática que alcanza a las danzas rumanas para piano O. 8, los bailes que las inspiran quedarán ancladas en las Danzas populares rumanas de Hungría del propio autor, cada una con su propio sello. Algunas compuestas en 1915, dedicadas a Ion Busitia, quien le ayudaría en bastantes de las labores de investigación, profesor del Instituto en Belényes (hoy en Beius, Rumanía), el éxito y el estilo del conjunto de este estilo de danzas y bailes, pueden compararse precisamente con las Danzas españolas de Manuel de Falla, compuestas durante ese período y escritas con la misma tensión melódica de inspiración folklórica, aspectos que en la búsqueda de afinidades, nos acerca a Karol Szymanowski, Igor Stravinski, un trazado que hará posible la orquestación posterior de muchas de esas piezas. Sellos húngaros como Hungaroton, hicieron posible la divulgación del material surgido en aquellos años, que tendrá refrendo en otros de notable protagonismo en el resto de países.
Joaquín Turina- Jeudi Saint à Minuit-, el Turina de Sevilla Op. 2, para piano, obra compuesta en el verano de 1908, estrenada por el autor en la Sociedad artístico-musical de Sevilla, en 16 de octubre del mismo año, mientras que casi al tiempo, Ricard Viñès tocaba en el Ateneo de Madrid, los dos últimos números tal cual haría en París en mayo de 1909. Una obra que íntegramente, se presentó en Madrid por Turina, en noviembre de 1912, Un primer tiempo, Bajo los naranjos, que para él, sería un recuerdo de una etapa en Chiclana. El Jueves Santo a medianoche, resultaba la expresión de un sentimiento sevillano que no había conocido en esa ciudad, hasta que se marchó de ella, una página de seguro y bello efecto que haría recordar La noche de ronda, de Rembrandt. El tercer tiempo, tendría por nombre La Feria, distanciada de los dos tiempos anteriores.
Astor Piazzolla – Le Grand Tango-, el hombre en su magnificencia artística dudoso siempre de sí en cuanto a su importancia, a sabiendas de que le tocó en suerte ser uno de los reconocibles innovadores en su dilatada carrera, según iban surgiendo las propuestas claramente definidas. Piazzolla, descreído, pondrá en solfa su real importancia, a pesar de lo que su figura siempre supuso. Responderá a la pregunta de si ¿La suerte mimó a Piazzolla? No siempre, dirá, la varita mágica lo puso de pibe en la orquesta de Anibal Troilo, y no puede haber escarapela que ésa en los caminos del tango. Pero si de suerte se trata, habrá que convenir en que la creación del Ócteto de Buenos Aires, de 1955, no tiene la escenografía más favorable.
Ramón García Balado
Ningún comentario:
Publicar un comentario