04/01/2024

Iria Folgado: Ecos de Breogán a partir del oboe

 Ecos de Breogán en Poliédrica


  La oboísta e intérprete de corno inglés Iria Folgado presenta su registro discográfico a partir de cinco compositores que se inspiran en folklores de arraigo reconocibles y para tal experiencia se acompaña por las violinistas Sara y Raquel Areal, el viola Héctor Cámara y el chelista Iago Domínguez, quienes con ella colaboraron en el certamen  estival Música no Claustro, de Tui. Ecos de Breogán- trabajo para el sello Poliédrica- , responde a esas inquietudes compartidas en común, animadas por la oboísta que ejerce como solista de la Berlin Konzerthaus Orchester, que dirige Joana Mallwitz, con la que puso en atriles el Concierto para piano de Ravel y la Sinfonía Fantástica de Berlioz. Fue alumna en la EAEM, de Christina Dominik y en Alemania, de Dominik Wollenweber, en la Hochschule für Musik Hanns Eisler, tras recibir becas de la Fundación Alexander von Humbolt. Entre 2019/21 se integró en la Karajan Akademie, de la Berliner Philharmoniker, llegando a ser dirigida por Sir Simon Rattle, K. Petrenko, Ivan Fischer, Andris Nelson o Daniel Harding. Con la Symphony Orchestra, dirigida por Zubin Mehta, realizó una serie de giras que ampliaran las ofrecidas con la European Fhilharmonic, dirigida por Charles Dutoit y con Martha Argerich como solista.

A comienzos de los años 30, el oboe tendrá un renacer como instrumento solista en las convocatorias de músicas camerísticas en el Reino Unido, siendo en cierto modo Walter Willson Cobbett, un avezado industrial quien haga posible la composición de las dos primeras obras que tenemos en el cd, la de  Benjamin Britten y la de Elisabeth Maconchy. Britten por el Phantasy Quartet Op. 2, obra juvenil, para oboe, violín, viola y chelo (1932), pensada para el oboísta Leon Goosens y el International String Quartet, modelo del arte de combinar dos estructuras musicales regularmente enfrentadas y que se condensan en  un movimiento único. En su evolución, un Andante alla marcia hacia un Allegro giusto que se resuelve en el Andante inicial, preparando la recapitulación en Allegro de sonata y una coda sobre Tempo primo. Un aire de ofuscamiento propuesto por las insistentes sutilezas y en las que bastante tienen que decir el manejo de las tonalidades. Excelente argumento para la presentación de credenciales de Ecos de Breogán.

Leon Goosens, el oboísta (1897/1988), había sido el genuino creador de una escuela de referencia en la música de cámara tras abandonar la orquestal y sus compañeros de confianza fueron George Malcolm y Yehudi Menuhin, recibiendo el reconocimiento de compositores que le dedicaron obras, entre ellas: Elgar-Soliloquy-; Vaughan-Williams- Concierto para oboe-; esta fantasía citada; Cooke- Cuarteto para oboe y cuerdas-; su hijo Eugene Goosens-Concierto para oboe, además de la Sonata para oboe y piano, de Paul Hindemith.

Elisabeth Maconchy (1907/94), aparece con el Quinteto para oboe y cuerdas (1932), en sus tres movimientos claramente deudores de esas herencias: Moderato; Poco sostenuto y Allegro non troppo. Piezas refrescantes y de un cuidado fraseo en su lectura, observando en el segundo una influencia perceptible de su maestro Ralph Vaughan- Williams. Período de importantes compositoras inglesas, en el que junto a ella, sobresalen Judith Weir, Thea Musgrave o Elisabeth Lutyens. El quinteto en programa, tuvo como solista a Helen Gaskell (1906-2002), con el Griller Quartet, que tendría registro fonográfico. Fue alumna de G. Holst y participó en los Proms con la Orquesta de Henry Wood, recibiendo la consideración de William Alwyn quien le dedicó una sonata para oboe y piano y un Concierto para oboe y arpa. Maconchy vivió unos años en Irlanda antes de trasladarse al Royal College of Music (Londres), siguiendo las docencias de Arthur Alexander o Charles Wood y continuar en Praga, con Erwin Schulhoff, descubriendo la obra de Bartok, Janacek y Alban Berg.

Ralph Vaughan-Williams (1872/1958), amplía horizontes con Six Studies in English Folksong (1926), para mantener el pulso requerido, obra en principio para chelo y piano, a la que añadirá corno inglés y cuarteto de cuerdas (labor de Robert Stanton), un espacio, el camerístico no muy extenso pero imaginativo y agudo, a través de los resultados mano a mano con Cecil Sharp, en labores conseguidas en las primeras Folk- Songs Society, fundada en 1903. La destinataria de la obra elegida, había sido la chelista May Mukle y en lo primordial,  nada tiene que ver con sencillas transcripciones, partiendo de un Adagio sobre Lovely on  the Water y un Andante Spurn Point. El Larghetto se apoya en Van Diemen´s Land; el Lento, nos lleva a She Borrowed Some of Her Mother´s Gold, y el Andante toma The Lady and the Dragon, para cerrar un Allegro sobre As I Walked over London Bridge.

Arnold Bax (1883/ 1953), añade fidelidades inspiradas en la poética de William Buttler Yeats, traducidas musicalmente en el Quintet for oboe and Strings (1922), en tres tiempos: Tempo molto moderato; Lento espresivo y Allegro giocoso. El renacimiento de aquella música inglesa ente los grandes nombres como Elgar, Delius, Vaughan- Williams o Holst a los que se añaden Frank Bridge, John Irland y Arnold Bax. El renacer de las raíces autóctonas fomentadas por las aportaciones irlandesas, contribuirán en gran medida a que en el conjunto de su legado, asomen formas y modismos que tendrán no menor reflejo en su música sinfónica. Una primera dedicatoria será la ofrecida a su colega de trayectoria, John Ireland, con la Primera sinfonía estrenada en el Queen´s Hall, dirigida por Albert Coates.

Fernando Buide del Real completa con el Adagio para corno inglés (2003/4). El compositor compostelano, tuvo a bien a través de sus compromisos y encargos obsequiarnos con obras como Pasaxes, en una sesión en la que también se escuchó Spitfire Preludio y Fuga, de William Walton o Paixase suspendida, junto al Concierto para orquesta nº 2 (2003), de James  Macmillan, del que fue solista Joanna Macgregor, en sus tres tiempos: Cumnock Fair; Shambards y Shamnation. Fernando Buide es autor de un Adagio para trío de cuerdas, nacido de la transcripción de un cuarteto de cuerdas completado en 2002, de sus años de estudios en Oviedo, cuyo segundo tiempo fue readaptado para violín, clarinete y chelo. Una visión que no modificaba su unidad formal, con una aproximación a las obras de Prokofiev y Shostakovich. Su pieza engarza en esta ocasión sin la menor duda con el planteamiento temático de Ecos de Breogán

Ramón García Balado   

 

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