15/09/2025

Concertos nos barrios, con la RFG, dirigida por Baldur Brönnimann

 Santiago de Compostela


Cinco conciertos como viene siendo habitual al comienzo de cada temporada, en la programación de la RFG, con su titular Baldur Brönnimann, con una selección de paginas instrumentales en las que no faltan piezas de dominio público y otras en calidad de posible descubrimiento ante un público que se pretende de lo más diverso. Lugares que nos llevan desde el Centro Cultural de Sta Marta- día 18, a las 19´30 h-, a la Igrexa de Santo Agostiño, al día siguiente a la misma hora, para proseguir el día 24, en A Casa das Máquinas; el día 25, en la Igrexa de Santa María da Mercede de Conxo y completar el día 26, en el Centro Comercial de Área Central, todos ellos a la misma hora. Un patrón para esta temporada, que incluirá pequeñas obras en estreno, comenzando precisamente con una obra de Inés Badalo, entre composiciones de Hans Abrahamsen y P. I. Tchaikovski, con su Sinfonía nº 1, en Sol m. (Sueños de invierno).

Juan Durán, primero en la relación de estos compositores, aportará Cometa, un encargo de la propia orquesta. Durán estrenó recientemente su ópera Hildegart, dentro de los compromisos con el LittleOpera Festival, de Zamora, a mediados del pasado mes de julio y que se puso en escena en el Teatro Ramón Carrión, bajo la dirección de Lucía Marín, teniendo como protagonistas a Sandra Fernández, Sonia de Munck, Javier Franco y César Arrieta, y la aportación en la puesta escénica de Alberto Trijueque Pegalajar. La segunda producción se ofrecería en el Teatro Principal, con un reparto en el que estarían Anna Kabrera, Mar Morán, Juan Ramos, Mauro Pedrero, Arantxa Ezenarro, David Cervera y Alejandro Sánchez, para El Duelo Mozart vs. Salieri, una recreación de la falsa rivalidad, a partir de un programa que reunía Prima la musica e poi le parole, junto a El empresario teatral (Der Schauspieldirektor), K. 486, de W. A. Mozart. Juan Durán había compuesto un ballet en estreno, Hildegart, en siete escenas, obra encargo de la RFG, obra destinada para la apertura de la temporada  2021/2, bajo la dirección de Paul Daniel. Recordaremos su ópera O arame, incluida en las programaciones de Amigos de la Ópera de A Coruña, y que tuvo registro en cd, bajo la dirección de Maximino Zumalave, con los protagonismos de Carmen Durán, Javier  Franco, los bailarines Caterina Varela y Alexis Fernández, con el Grupo Instrumental Siglo XX, sobre un libreto del añorado Manuel Lourenzo.

W. A. Mozart, con la obertura de Le Nozze di Figaro K. 492,commedia per musica, estrenada en el Burgtheater Wien en la primavera de 1786, con un maestro en la plenitud de su carrera. Stefan Kunze, con su preciso estilete, dejará escrito que en las tres grandes comedias musicales italianas de Mozart,  Le Nozze di Figaro, Don Giovanni y Cossí fan tutte, y en cada una de ellas de un modo singular- inconfundible, el clasicismo musical se reveló ejemplarmente como teatro. Cada una de estas comedias, es un mundo completo y total en sí mismo; cada una tiene su propio tono, su propia fisonomía y su sentido peculiar. La concepción clasicista de la obra, en la que lo general se constituía exclusivamente como peculiar, incluía también plenamente la dimensión de la escénica. En las tres grandes óperas bufas del salzburgués, no solo aparece la suprema acuñación de la idea de la comedia, sino sobre todo la síntesis del teatro musical, más allá de todas las relativizaciones de las que a partir de los intentos reformistas de C.W. Gluck, hasta el drama musical de Wagner, no queda completamente al margen ninguna forma de teatro musical. La aproximación a lo aparentemente humano, parece alcanzar su máxima cota cuando no se ha erigido en programa.

Edward Elgar- Salut d´amour Op. 12- página de juventud compuesta en 1888, tomando como argumento un poema de su apreciada Caroline  Alice Roberts, titulado  The Wind at Dawn, una inspiración en forma de sonata para violín y piano, que permitirá posibles tratamientos para violín o chelo y piano, llegando en breve a un trabajo para pequeña orquesta. Obrita especialmente querida por el compositor, consecuencia imperecedera de una relación afectiva que abarcará toda su vida.  La orquestación definitiva será consecuencia de una experiencia irrenunciable, convirtiéndose en una de sus obras más apreciadas, un orquestación que se dará a conocer en el prestigioso Crystal Palace, el en mes de noviembre de 1889, contando con la dirección de August Manns.

Antonin Dvorak- Serenata en Re m. Op. 44, en dos de sus primeros tiempos-, obra para diez instrumentos de viento, chelo y contrabajo, que se daría a conocer el 17 de noviembre de 1878, en Praga, en esencia para un efectivo de dos oboes, dos clarinetes, dos fagotes, ad libitum, tres trompas, un chelo y un contrabajo, diferenciándose del planteamiento de la Serenata de cuerdas, resultando con ello un trabajo resueltamente dinámico, con una proyección de mayores ambiciones en lo sonoro, y que consigue impactar de inmediato entre los aficionados a creaciones dentro de estos estilos que se inspiran con conocimientos de causa en las tradiciones que el compositor supo dejarnos en la inmensa mayoría de sus obras, en las que también tiene cabida sus óperas más logradas. Cuatro son los tiempos de esta Serenata, de la que escucharemos el Moderato quasi marcia, sencillo y distendido y el Tempo di minuetto, que viene a ser musicalmente una forma de susedska.

Louise Farrenc (184/75)- Sinfonía nº 3, en Sol m. Op. 36, de la que tendremos el primer movimiento-, obra de 1847, de esta compositora francesa, hija  de Jacques- Edme Dumont, y que llegaría a ser apreciada como gran pianista tras sus estudios con Cecile Soria, alumna de Muzio Clementi, detalle que repercutirá en Louise, que conocerá también las docencias de Ignaz Moscheles y Johann Nepomuk Hummel o Antonin Reija, quienes le transmitirán sus dominios en el ejercicio de la composición, cuyo resultado serán obras sinfónicas como la escogida. Se casó con Aristide Farrenc, un destacado flautista, virtuoso que frecuentaba el entorno de La Sorbonne, gracias a la abundancia de conciertos compartidos. La dedicación a los concierto como solista, ocuparon una atención de su carrera, de la que no faltaron las composiciones entre los géneros más diversos, destacando en gran medida sus creaciones camerísticas como los Quintetos para piano Op. 30 y 31, el Noneto para viento y cuerdas Op. 38 o el Trío para clarinete (o violín, chelo y piano Op. 44.

Wojciech Kilar- Orawa-, compositor polaco, autor de bandas sonoras como Drácula, de Francis Ford Coppola o El pianista, de Roman Polanski, lo que facilitaría el sobrenombre de creador que supo poner música al miedo, dejando un importante espacio a las creaciones sacras y compromisos en el ámbito contemporáneo. Un perfecto creador en la cuerda de Krysztof Penderecki y Henryk  Górecki, salvando las comprensibles diferencias estilísticas y conceptuales, músicos que evidentemente, revolucionaron la escena polaca de su época. Entre sus obras de mención, en esa etapa sonorista: Riff 62 (1962); Générique (1963) o Upstairs- Downstairs. Algo debía a sus estudios en Darmstadt, cuyos rígidos planteamientos eran recibidos como una negación de la expresión individual.  El eclecticismo consecuente, se verá en obras como Orawa (1986); Bogurdozica (1975), con ritmos acentuados, para coro y gran orquesta; Exodus (1981) o Angelus, ambas para coro y orquesta; y la destacada Quinta Sinfonía (Adviento) a la que se añade el Magnificat, de 2006, marcado por una simplificación del lenguaje.

Beethoven- Sinfonía nº 1, en Do M. Op. 21, de la que se ofrece el Primer movimiento- su primera experiencia en el género, compuesta cuando frisaba la treintena, y que afirma esas primeras razones en el  Adagio molto, Allegro con brio, una obra que en su conjunto, llegaron hasta nosotros los primeros esbozos, indiscutiblemente a él atribuidos, si bien no ofrecidos en la catalogación oficia, de la denominada Sinfonía de Jena, página que se remonta a los años 1794/5, y que fueron descubiertos en la tardía fecha de 1911, por Fritz Stein, en los archivos musicales de la ciudad alemana cuyo nombre ostentan. El autor esperó años antes de enfrentarse nuevamente al género sinfónico, género considerado en la época un terreno de experimentación bastante más estimulante a lo que resulta un entretenimiento frívolo.

Ramón García Balado

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