Auditorio de Galicia, Santiago
Teatro Principal, Ourense
Concierto a medias entre la violinista y directora Amandine Beyer y el clavecinista Diego Ares, con la RFG, que se ofrece en dos sesiones, destacando obras de K.P. Emmanuel Bach, F.J. Haydn y Luigi Boccherini- Auditorio de Galicia, día 16, a las 20´00, con sesión de Conversando con…19´45, teniendo como contertulios a Amandine y a Diego, para repetir mañana en el Teatro Principal de Ourense, a las 20´00 h-, en su calidad de artista en residencia, Amandine, dejó excelentes impresiones el curso anterior, una violinista de que la ya conocíamos notables impresiones por sus actividades con su grupo Gli Incogniti, avalado por los años de estudio en la Schola Cantorum Basiliensis y sus colaboraciones con artistas como Pierre Hantaï, Andreas Steier o Krystian Bezuidenhout, dejándonos el recuerdo de las tres iniciativas aportadas en sus conciertos Los Elementos- puro rococó francés-; Marianne y Maddalena, con atención a Marianne von Martínez, para completar en la sesión (En) Foco, en calidad de solista, con el percusionista Juanjo Guillém, junto a la RFG y su titular Baldur Brönnimann. Diego Ares, que nos dejó una lectura modélica de Las variaciones Goldberg BWV 988, participó en certámenes como Roque D´Antheron; Música Antigua de Utretch, Festivales de Granada y Santander, colaboró con artistas como Laura Andriani, Hille Perl, Rachel Podger, Morice Stegere o Lina Tur Bonet. Fue alumno de Genoveva Gálvez, Carmen Schibli, Richard Eggar y Pilar Cancio, antes de ampliar en los Conservatorios de Trossingen o Ginebra y en la Ac. Gstaad (Suiza). En otro ámbito, participó en el proyecto AlloBach, en la grabación de la City Light Symphony O., sobre John Williams.
Karl P. Emmanuel Bach- Sinfonía en Mi m. H. 652 (W. 177)- el espíritu vivo del Empfindsamkeit, traducible como sensibilidad, una reacción frente a la herencia barroca anterior, representada por la generación de su padre, precisamente porque la música se decidía por un ansiado distanciamiento, una evolución atenta a las posibilidades que aportarán las sorpresas auspiciadas por continuos cambios de actitud. De sus sinfonías, el capítulo de composiciones como la que escucharemos, perteneciente a las breves obras compuestas en Berlín o en Hamburgo, y alguna en colaboración con el príncipe Ferdinand P. Lobkowitz, algunas de ellas se conservan con instrumentaciones distintas y sólo cinco, fueron publicadas en vida del autor, como es el caso de la obra elegida. Destaca el primer movimiento audaz e impulsivo frente a un segundo meditativo, casi elegíaco y el final claramente entusiasta. Un distanciamiento perceptible de los desarrollos barrocos dentro de un discurso contratado. El compositor se formó como clavecinista antes de ingresar en la corte de Federico II, al que seguiría a Postdam y Berlín, preparando su traslado a Hamburgo, como director de música, tras la pérdida de su protector G.F.Telemann, destacando precisamente en estos géneros instrumentales.
Franz Josep Haydn- con dos obras, el Concierto para clave en Re M. y el Concierto para violín y clave Hob. XVIII: 6, en Fa M.-, obras para teclado calificadas casi como divertimentos y que en muchos casos, provienen de recuperaciones de trabajos anteriores realizados con imaginativa libertad, lo que publicará ciertas dudas en cuanto a su autoría. Obras algunas procedentes de la etapa en Eisenstadt, lo que contribuye a dilatar la datación de las fuentes. Las Hob. XIV habían arrastrado parte de esas dudas, limitándose a ser puro reflejo de aquellos estilos concertantes, dentro del esquema de ciertas sonatas para el teclado y que no volvería a repetir en el apartado de la evolución de sus obras, dudas que se mantendrán en el grupo de los Hob. XVIII, en los que prescindirá del pedalier, permitiendo utilizar el clave solista. Los seis conciertos del grupo, muestran los tres tiempos habituales, sobre un acompañamiento menor de las cuerdas y una presencia destacada de los oboes, permitiendo en varias copias una aportación destacada de trompas, trompetas y timbales. Estilísticamente, aparecen secuencias barrocas bastante difusas, un ejemplo de transición que descubrimos en el Hob. XVIII. 6, en Fa M., en realidad lo que podrá ser un concierto para órgano y violín, con un curioso final en 3/8, que anuncia el minuetto, de la Sinfonía nº 21 (1764) o quizás Eine kleine Nachtmusik K. 525, de W. A. Mozart. Ninguno de la serie de conciertos para clave o pianoforte, han sobrevivido en la forma de autógrafo.
Luigi Boccherini- Sinfonía en Do M. G. 519-, obra de 1788, para pequeña formación y que se reparte en sus tiempos Allegro vivo assai; Pastorale lentecello; Minuetto allegro y Finale-Allegro (saltarello). Boccherini establecido en la corte española, que además de servir a la Real Capilla, como chelista, probará como músico junto a Manfredi en la Compañía de la Ópera Italiana, el Palacio del Buen Retiro o Los Caños del Peral. De sus viajes de conciertos, vivirá una situación similar a la de Mozart, con su padre Leopold, relacionándose con músicos célebres, sin desechar las influencias de Pietro Nardini- alumno de Tartini-; Giuseppe Maria Cambini o Giovanni Battista Sammartini, formando entonces la creación de importantes cuartetos, que se ampliarán con los quintetos, de feliz memoria en la corte española, en donde recibirá el trato de compositore e virtuoso di camera. En 1771, estará plenamente integrado en la Capilla del Infante don Luís de Borbón, período del que datan Sei Sinfonie , interpretadas en las academias de la misma, reforzada con otros músicos traídos al efecto y que seguían los dictados de la escuela de Mannheim. Fue director de la orquesta de la condesa-duquesa de Benavente, de la que queda constancia por los registros de la tesorería, en un inventario de obras que tan insigne personaje poseía, incluyendo para mayor precisión obras de cuando estaba al servicio del Infante Don Luís Antonio de Borbón, obras en su conjunto, fueron llevadas por Boccherini, cuando ejercía como director de la orquesta de la condesa-duquesa: Seis sinfonías, dedicadas al Infante don Luís (1775); otras cinco sinfonías (1782), dedicadas al mismo personaje; una sinfonía dedicada a la Condesa de Benavente (1782), un ejemplo del buen entendimiento entre ambas familias con sus respectivas orquestas y otra sinfonía carente de fecha. Un Boccherini que con fortuna, merece ser considerado como digno representante en la corte española, de los modismo del Sturm und Drang, que repercutirá en el conjunto de sus obras, en los diversos estilos.
Ramón García Balado
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