Pazo de Fontao, Foz
Marco Mezquida, se presenta en el XII Festival Bal y Gay, en el Pazo de Fontao (Santa Cilla-Foz), día 18, a las 20´30 h-, con un programa bajo el reclamo de Schubertiada, un pianista de amplias perspectivas por su evolución artistas de confluencia en los géneros más diversos desde lo cásico a las tendencias más peculiares, formado en la ESMUC, dejó constancia de su actual evolución en lugares como el Palau de la Música (Barcelona); la Elbphilharmonie (Hamburgo); el Concerthaus (Viena); el Blue Note neoyorquino, dentro de sus plurales ambiciones, compartiendo cartel con artistas como Silvia Pérez Cruz, Salvador Sobral, Michel Camilo o Lee Konitz, participando en significativos registros discográficos. Entre ellos, sus tríos Tornado, Talismán, Ravel´s; los dúos con Chicuelo, Silvia Pérez Cruz, o propuestas como Bach fowards o Cita a ciegas, con la bailarina Sol Picó, estrenando su Concierto para piano y orquesta, Talaiot y Patumada. Recibió premios como el Ciudad de Barcelona; el BMW Welt Jazz Award, por el planteamiento que muestra en sus obras.
Schubertiada, propone una inmersión en obras del compositor vienés, partiendo de una visión del Sanctus, de la Misa Alemana D. 872 (Gesänge zur feier des heiligen offer der Messe), obra de 1826 o 1827, cuando hacía un lustro que no ofrecía obras en este estilo y que en esta ocasión, recurriría a un texto de Johann Philip Newman. Obra claramente diferente a las anteriores y que resultaría contemporánea del Winterreise, dejando para el Sanctus la indicación de que habría de ser interpretado de manera pausada y en pp. Ocho son los números que integran la obra, un trabajo destinado a los alumnos de la Escuela Politécnica- en la que Newman era profesor-, obra claramente homofónico y con escasa participación de solistas, sobre un planteamiento orquestal convencional, pensando en las circunstancias en las que fue compuesta.
Un fragmento de la Sinfonía Inacabada D. 759, de la que quedan tan solo dos movimientos y manuscritos los 20 compases del comienzo del Scherzo (algunos descubiertos recientemente). El hecho de dejar una obra incompleta, era algo común en el músico, su desorden ante la creación nunca había sido tan profundo, ni volverá a serlo posteriormente, pero esa situación no excluía otros factores posibles, tras la ópera Alfonso y Estrella o el comienzo de esta Sinfonía en Si m., un parón surgido por el sustancioso encargo de la Wanderer-Fantasía, Die Vershworenen o Fierabrás. En carta confidencial dirigida a Spaun, no haría mención alguna a esta obra, mientras le ponía al día d otros trabajos. En la primera ejecución vienesa, del 17 de diciembre de 1865, bajo la dirección de Johann Herbeck, incluyó como final el de la tercera D. 200.
Tres impromtus Op. 90 D. 899, conjunto de cuatro piezas de cerca de 1827, que no precisan mayor aclaración. Para el concierto, el segundo Allegro, en Mi b.M., que conserva intacta la frescura y el encanto de su pianismo, a partir de un tema que flota graciosamente entre guirnaldas de tresillos ascendetes y descendentes, como si fuesen un movimiento perpetuo. Nunca estuvo el músico tan cerca de Chopin, con una escritura voluntariosa y vibrante. El tercer Impromtu, en Sol b M.(Andante mosso), resulta una amplia melodía hímnica que se desarrolla en una larga y apacible curva sobre un acompañamiento de tresillos que evocan celestes arpas, siempre en pianissimo en forma de ardiente plegaria, impregnada de una ambientación subyugante y que, en su belleza irreal, nos acerca al lied Die Gebüsche D. 646; el cuarto impromtu, deja la impresión de una pieza aparentemente secundaría, ligera y virtuosística, con un audaz lenguaje, un Allegretto en La b m., que hace cantar a la mano izquierda en un registro etéreo cual revoloteo de mariposas; dispone de un elemento central que aporta un contraste melódico de apasionada nostalgia, sobre una batería de semicorcheas. Serie de cuatro piezas que editaría Tobías Haslinger, aunque con un éxito relativo.
Para completar, algunos de sus Lieder en este tratamiento para el piano, Der Jüngling an der Quelle D. 300, obra próxima a 1821, una pequeña obra maestra de una ternura susurrada, que pretende olvidar un ensueño buscado. Su tonalidad luminosa de La M., se reparte entre corcheas y dobles corcheas. Para el texto, un poema de Johann Gaudenz von Salis-Seewis (1762/1824), un entusiasta aficionado y oficial suizo al servicio de Francia y que había encontrado su afinidad con los románticos alemanes, que seguían la escuela de Goethe, con una mención especial a Mattison. En este caso, Schubert había trabajado sobre 12 poemas de Salis-Seewis. Auf dem Wasser zu singen D. 774, uno de los más conocidos, recurre a Stolbelg, dentro de una idea estrictamente estrófica propia de la imaginación popular, mostrando una meridiana claridad que recurre a un motivo acuático de olas ondulantes en dobles corcheas relacionadas por una tonalidad menos común, pieza relacionada con las poéticas menos frecuentes como las de Johann Chrisostumus Senn; Karl Gottfried o Richard Roos. Im Frühling D. 882 (Primavera), la llegada de la nueva estación recargada de recuerdos, un mosaico de encanto irresistible con intensos contrastes de corcheas y pasajes en menor, acentuado la descripción del poema de Ernst Schulze, con el que tenía poco en común que no fuese la serie de los nueve Lieder que en esta serie encontramos, piezas como Im Walde D.834; Auf der Brück D. 853; Um Mitternach D. 862; Lebensmut D. 883 o Über Wildemann D. 884. Gretchen an Spinrade D. 118 (Margarita en la rueca, lied del que se conserva una edición manuscrita de octubre de 1818, del grupo de piezas emblemáticas que nos muestra la juventud de la protagonista en estado de arrebato, dentro de una trasparente tonalidad agitada y distante de la que ofrece en Der Tod und das Mächen, un revolcón vertiginoso que recurre a la poética siempre apreciada de Goethe, maestro que siempre se interesó por el mundo de la música. Die Forelle D. 550 (La trucha), ese lied que retomará como cita en su obra camerística, en el apreciado Quinteto especialmente apreciado, una melodía que incitaría a esa tentación que mantendrá el interés a lo largo del tiempo, apoyándose igual que en Goethe o Schiler, en la poética de Johann Mayrhofer.
Ramón García Balado
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