Museo Sargadelos, Cervo
Concierto de la violinista Leticia Moreno acompañada por la contrabajista Uxía Botana, el pianista Juan Quentín y el bandoneonista Claudio Constantini, en el Museo y Fábrica de Sargadelos (Cervo)- día 19, a las 20´30-, para un programa entre J.S. Bach, A. Piazzola, Heitor Villa-Lobos y un anónimo del archivo de las Misiones de Chiquitos. Letica Moreno, trabajó con directores como Zubin Mehta, Esa Pekka- Salonen, Paavo Jarvi, Christoph Eschenbach o K. Penderecki, con formaciones la Wiener Symphoniker, la Mahler C.O. la O. del Mariinski, la London P.O., o la O. P. de Montecarlo. Apuesta por la música actual, con estrenos como el Concierto para violín (Aurora), de Jimmy López, con la Houston S. O., tras debutar con la NHK, de Tokyo. Compartió experiencias con Sol Gabeta, Kirill Gerstein, Mario Brunello o Maxim Ryssanov, grabando un especial Piazzolla, grabado con la London P.O.; el Concierto nº 1, de D. Shostakovich, con la O. F. de San Petersburgo y fue alumna de Zakhar Bron, Maxim Vengerov y Mistislav Rostropovich, recibiendo premios de los Concursos Szeryng, Sarasate o Kreisler. Dispone de un Nicola Gagliano (1762).
J. S. Bach por la Sonata nº 4 BWV 1017, en arreglo para violín y bandoneón, en sus tiempos Siciliana, un arioso poco ornamentado y que se inspira en arias de La Pasión según San Mateo, el Allegro, una fuga muy desarrollada en estilo de concierto que impone una entrada de aire popular; el Adagio, en el que el violín ofrece un protagonismo que evoca la voz humana, expuesto con breves frases tranquilas que dialogan en esta ocasión con el bandoneón y un Allegro, de nuevo una fuga que observa detalles procedentes del concierto italiano. Obras en principio para violín y clave, escritas en su etapa en Köthen y que fueron escritas entre 1718/22, realizadas dentro del estilo de sonatas da chiesa a imitación de A. Corelli, en un planteamiento en cuatro tiempos. Una mezcla de contrapunto severo, recibido de los compositores de la Alemania del Norte, con ágiles melodías, descubiertas precisamente en Corelli. También de Bach, una Chacona, estilo con arraigo en todos los países europeos, con una procedencia Latinoamericana, que también calaría en España, guardando claras semejanzas con la pasacaglia, basándose en una progresión acórdica de una danza ancestral que impregnará a bastantes estilos musicales. En la tradición ibérica, de comienzos del XVII, observaría una sencilla progresión que se repetirá con frecuencia para servir una serie de variaciones en ostinato. Una forma que encontraremos en compositores desde Francia a Italia e Inglaterra, sin olvidarnos de Alemania, entonces una serie de pequeñas cortes en permanente influencia.
Heitor Villa-Lobos- Bachianas Brasileiras nº 5- conjunto de 9 suites muchas en dos tiempos, como la elegida para este concierto, piezas que si se las compara con los choros, reflejan un vocabulario armónico mucho más tradicional y tonalmente orientado. El uso de instrumentos aborígenes no está presente en ellas y en buenas luces, quedaba claro que era un fervoroso homenaje a J. Sebastian Bach, llevando la mayoría como títulos sugestivos una precisa concepción barroca, como Preludio, Aria o Fantasía o un subtítulo de tipo de música popular brasileña, choro, embolada o modinha. El dualismo de los elementos clásico o barroco y nacionalista, es perceptible a lo largo de todas ellas, reflejando la profunda fe en el compositor en la idea nacionalista. Siguió las aportaciones de la práctica barroca acomodada a los medios musicales de los que disponía. Vendrán consecuentemente, los años de reconocimiento internacional, tras un primer viaje a los Estados Unidos, después de dirigir a la O. S. de Boston, en 1945, incluyendo su Choro nº 12, la versión del Rudepoèma y la Bachiana brasilera nº 7.
Una sonata Chiquitana nº 4 (archivos de la Misión de Chiquitos), un anónimo. Las reducciones de Moxos y Chiquitos, cultivaron sus músicas profusamente como atestiguan la gran cantidad de manuscritos que provienen de la época jesuítica (concluida abruptamente en 1767, por la orden de expulsión promulgada por Carlos III). Sorprende el hecho de que en varias reducciones se siga interpretando ese repertorio. Tres jesuitas músicos profesionales trabajaron en Chiquitos llevando a la práctica la enseñanza de los nuevos maestros en el arte del canto y la ejecución de instrumentos: Martín Schmidt (1694/1772); Florian Paucke (1719) o Juan Messner (1703/68), material no totalmente catalogado y que puede encontrarse en gran cantidad de manuscritos anónimos de las colecciones halladas en las exreducciones. Colección de interés, será la realizada por el toscano Domenico Zipoli (1688-1726), quien residió en Cordoba. Un gran especialista de nuestra tierra, es el arpista Manuel Vilas, quien con el Grupo Ars Atlántica, y las voces de Magali Revollar y Diego Blázquez, utilizando un arpa virreinal peruana, editó recientemente Yaya Kuntur (Padre Cóndor), himnos en latín y quechúa (siglos XVI/XIX). El arpa utilizada era copia de una realizada por Javier Reyes de León, a partir de un arpa magnífica de una orden representada en la Iglesia de Santiago Apóstol de Huachacalla (Oruro, Bolivia). Javier Reyes de León, comentaba que hallándose en 2002, inmerso en el estudio de las Misiones de Chiquitos, en un entorno especial dentro del Festival de Música Antigua, en una remota región boliviana, los pasos de su andadura se cruzaron con los de Manuel Vilas, un encuentro que fue germen de varios proyectos inéditos, cuyo objetivo común fue la recuperación de arpas icónicas, pertenecientes al recorrido histórico de ese siglo XVIII, a partir del estudio de las arpas barrocas de uno dos órdenes, que se conservan en España.
Astor Piazzolla-Las cuatro estaciones porteñas-, conjunto de piezas con un criterio confesional en su débito vivaldiano y creadas de forma independiente sin pretender el encuadramiento de un posible ciclo. El tiempo arrastrará tratamientos de lo más diversos, Las Cuatro estaciones porteñas- Primavera (1965), destinada al filme Melenita de Oro; El Otoño (1969); la Primavera (1970) y el Invierno (1971), parecían surgir como de la nada, coincidirán con las formas de los Quintetos que fueron variando con el transcurso de los años, pero la historia posterior jugará sus cartas, en este prolífico compositor de aparente frágil memoria y que dejó frutos como la ópera María de Buenos Aires, hasta probar con el período electrónico y el jazzístico. El Piazzolla de su obra emblemática Adiós Nonino. En sus experiencias, las colaboraciones con Osvaldo Manzi, Lalo Schifrin, Juan Carlos Cirigliano o Pablo Ziegler.
Ramón García Balado
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