23/05/2025

Alberto Rosado: Solos no CGAC, con obras de Béla Bartók, G. Ligeti y Gyögy Kurtág

 Centro Galego da Arte Contemporánea, Santiago de Compostela


Solos no CGAC
es un ciclo que se presenta en ese centro y que anuncia cuatro conciertos comenzando con el del pianista Alberto Rosado- lunes 26, a las 20´00h-, al que continuará en período otoñal en octubre la mezzosoprano Helena Ressurreição- día 1 de octubre- y la acordeonista María Zubimendi- día 29- y ya en noviembre las percusiones de Noé Rodrigo- día 26, de noviembre, actividades dirigidas por la musicóloga Rosa Fernández, bajo la coordinación de Carmen Hermo.  Alberto Rosado colabora frecuentemente con primeras orquestas y en iniciativas como el Proyecto Guerrero, Modus Novum o Plural Ensemble, con el que realizó registros dedicados a Fabián Panisello- col legno-, que tendrá refrendo en trabajos sobre obras de César Camarero, J.M. López López, ampliando evidencias en sus participaciones junto a maestros como P.Boulez, Lachenmann, L. de Pablo, C.Halffer, T. Hosokawa, P. Eötvös, mientras disfrutó del beneficio de ser dirigido por artistas como Josep Pons, Pedro Halffter, J. R. Encinar, Jonathan Nott, Susanna Mäklki, Arturo Tamayo, Fabián Panisello, Zsolt Nagy, J.L. Temes o Massimo Quarta. Destacan precisamente, grabaciones  como el Concierto para piano y orquesta y los Movimientos para dos pianos y orquesta de J.M. López López, en confluencia con las indagaciones electroacústicas, con la Deutches Symphonie O., con Johannes Kalitzke (Kairós) o la integral para el teclado de C.Halffter, entre registros dedicados a O.Messiaen, Ligeti, Takemitsu o J. Cage, o el trabajo de recuperación sobre la memoria de Antonio José, vilmente asesinado en los años de infamia. También el trabajo Dipolo, con el chelista David Apéllaniz, en la serie de registros incluidos de músicos españoles y latinoamericanos, de la Fundación BBVA o el Homenaje a Martha Graham, de Ramón Humet, sobre la poética de Mario Lucarda. El trabajo Fin du Temps, comprende cuartetos de Messiaen y Takemitsu, con J. L. Estellés, Aitzol Iturriagagoitia y David Apellániz, editado por IBS-Classical.

Rosa Fernández, musicóloga y directora del ciclo, tuvo protagonismo destacado en las Xornadas de Música Contemporánea 2022, Poñer o foco, para los conciertos propuestos por la JONDE FOCUS- Cartografías do plurar-, en los que medió como comentarista y presentadora de las obras tratadas por  músicos de la JONDE y el Plural Ensemble, que pondrían su rúbrica sobre compositores como Kaija Saariaho, Vykintas Baltakas, P. Cashian, Missy Mazzoli, Steve Reich, P. Jodlowski, P. Eötvös o J. Torres, Alicia Díaz de la Fuente, Elena Mendoza, Raquel García- Tomás o Hara Alonso. En marzo de 2024, también ejerció como presentadora en el concierto (En) Foco, con motivo del estreno de la obra encargo De mar a mar, de Jacobo Gaspar, obra en la que prevalecía el ruido blanco para emular el sonido marino, sobre el protagonismo de trinos y glissandi, que remarcaban la idea de la fluidez del agua. Rosa Fernández viene avalada por su expediente confirmado en la Real Ac. de Bellas Artes de San Fernando de Madrid; el cum-laude de la Universitat Autónoma de Barcelona; las labores de investigación en la Università degli Studio dei Milano; Institute de Recherche (IReMus)- Sorbonne de París- además de colaborar en trabajos de investigación al tiempo que es parte activa de la Europea Society of Aesthetic (Turin), recibiendo el Premio de Música Iberoamericana  Tomás L. de Victoria y el de composición Andrés Gaos. Abundantes los programas que imparte entre cursos y conferencias que van desde el Collège d´Espagne parisino, al Instituto Cervantes de Bruselas, el propio CGAC o certámenes como el Cristóbal Halffter.

Para Alberto Rosado, este concierto en tres bloques de obras de Bártok, György Ligeti y Gÿorgy Kurtág.  la selección de piezas elegidas de Béla Bartók, creador que en la perspectiva de Luca Chiantore, es dominador de un ejemplo que apunta a un timbre seco, preciso, sin demasiadas concesiones a la variedad de ataque, reflejo de una pureza no solo musical, sino también espiritual, que buscaba en sus repetidas estancias en la campiña húngara. Asunto que influiría de manera decisiva en toda su técnica: la austeridad extrema en su ataque, plenamente reflejada en sus grabaciones discográficas, generando un sonido simple y depurado, el sonido de quien ha renunciado por completo a los encantos de la sociedad. Para el compositor- Musique de la vie (1981), Todos los esfuerzos tienen que tender actualmente a una búsqueda de lo que podríamos llamar una genial simplicidad…La razón por la cual hemos asistido durante los últimos 25 años, a este gran caos creativo es que bien pocos compositores han sabido dirigir sus esfuerzos hacia este objetivo, y también porque la creación musical ha contado demasiado sobre el valor de los medios expresivos más inesperados, que a menudo son los  menos adecuados para transmitir el pensamiento creador. Esto es lo que los snob, llaman el genio creador.  Bartók veía el piano como un medio privilegiado para alcanzar la expresión simple y sin concesiones; es lógico, por lo tanto, que este objetivo primordial, lejos de cualquier banalización antirromántica, realzara el componente percutivo de la interpretación: Desde hace mucho tiempo se ha apreciado el carácter neutro del piano. Me parece no obstante que, que sólo la tendencia actual de admitirlo entre los instrumentos de percusión, ha permitido valorar adecuadamente esta peculiaridad, un texto del autor publicado en el Musikblätter des Anbruch, en 1927. En programa, el Allegro vivace, de la Tanz- Suite Sz.77; la música nocturna de Szabadban BB. 89; el Andante de las Bagatelas Op. 6; el rubato, de las mismas bagatelas; la Sonata para piano BB. 88 (1926); el Sostenuto e pesante, de la Sonata para piano BB.88, al que se añade el Allegro molto, de esa sonata; el Vals: Presto (Ma mie danse), de la sexta Bagatela Op. 6, para completar con el intenso Allegro molto, de sus Danzas búlgaras de su sexto libro, de Mikrocosmos Sz. 107.

Chiantore será preciso en aproximarnos a Gÿorgy Ligeti, autor que no se conformaría con el estilo de obras que le hicieron célebre: el inmovilismo de su Requiem; el motete de Lux Aeterna, con su inconfundible polifonía  o las atmósferas siderales de 2001, Odisea del espacio. En 1976, su obra para dos pianos anunciaba una nueva orientación estética con el tríptico compuesto por Monument; Selbstportrait y Bewegung y otra para piano, con trompa y violín (1982), que sanciona definitivamente su transformación lingüística. A partir de entonces, Ligeti mostró un profundo interés por este instrumento. Su estilo estaba alejándose profundamente de músico anterior: las masas sonoras estaban desapareciendo dando paso a una escritura sobria y a menudo lineal, que no descartaba las consonancias ni los ritmos de ascendencia popular. La elaboración del material se simplifica y las formas se vuelven a menudo muy transparentes, especialmente en el Concierto para piano y orquesta, mientras que el desafío técnico vuelve a terrenos que parecían olvidados. Impresión que ofrecen sus numerosos Estudios para piano, publicados en 1985. El intento de recuperar la dimensión virtuosística de la interpretación, es evidente desde el primer momento desde su asombroso Désordre, que abre el primer cuaderno con una sonoridad que evoca a Bartók. De su catálogo, tendremos una selección de los Estudios para piano (Fanfares nº 4), (Der Zauberling nº 10), Automne à Varsovie nº 6, (En suspens nº 11), Desordre nº 1), (Fém, nº 8), (Cordes à vides, nº 2) y (L´Escalier du diable nº 13), con el cuarto tiempo Tempo di valse, poco vivace (a l´orgue de Barbarie), perteneciente a la Musica ricercata.

György Kurtág, una vez que traspasa la frontera de su Hungría natal, a finales de los cincuenta, tomará contacto con la vanguardia occidental, en un planteamiento de tabula rasa, momento de su llegada a los círculos parisinos junto a Marianne Stein, Messian y Milhaud, Stochausen o Luciano Berio y el citado Ligeti, que le acercan a las innovaciones seriales libres, ensambladas con las grandes formas. Obras de un pudor extremo, marcadas por un asomo de violencia expresiva implacable, un compositor en esencia irreductible a los condicionantes en puja. Para orientarnos en sus tendencias, la recurrencia a las poéticas de Sándor Weöres, Péter  Bornemisza, Anna Akhmatova, Rimma Dalos, Samuel Beckett, F. Kafka o Hölderling. En reconocimiento, Luis Gago, recalcaba la importancia de la publicación de sus miniaturas publicada por ECM, admitiendo que poder degustar sorbo a sorbo, obras compuestas a lo largo de cuatro décadas, se percibía como un raro privilegio. Al margen de escuelas o vanguardias, el autor ha construido una obra llamada a engrandecerse con el paso del tiempo,  cultivando como pocos lo pequeño, lo breve, lo engañosamente fugaz y fragmentario. Una obra representativa por excelencia, Játékok (Juegos), de la que tendremos Fanfarria para los esponsales de Judit Maros; la quinta fanfarria; el Lamento; la Antífona en Fa sost. M; Jugando con el infinito; el Homenaje a Ferenz Farkas (evocación a Petrushka); la Pelea de los cinco dedos; Preludio y coral; Homenaje a Christian Wolff; Vals- homenaje a Shostakovich; Vals- homenaje a Gÿorgy Ránki; La moza de los cabellos de lino y Tira y afloja, además del Vivo de las Ocho piezas para piano Op. 3.

Ramón García Balado   

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