Santiago de Compostela / Vigo
La portuguesa Rita Castro Blanco al frente a la Real Filharmonía de Galicia y con la participación de alumnos de la EAEM, pusieron en atriles dos obras de Mozart- la obertura de Le Nozze di Figaro KV. 492 y la Sinfonía no 38 K. 504 (Praga)-, junto a la Pastorale d´eté, de Arthur Honegger y la Toccata e due canzoni H. 311, de Bohuslav Martinu, una directora con formación en el Conservatorio Metropolitano de Lisboa y que ampliaría en la Ac. Nacional con Jean Marc Burfin, realizando un master de ampliación en la especialidad de Música e Interpretación (2019) en el Royal Northern College con Clark Rundell y Mark Heron. Período en el que probará en estrenos de obras como el Concierto para saxo, de Tom Harrold, abordando al tiempo un clásico- romántico en estilo de poema-sinfónico de Luiz de Freitas Blanco.
Sus preferencias se decantan por el género operístico y las tendencias contemporáneas, tras ponerse al frente desde joven con formaciones como la O. Metropolitana de Lisboa; la O. das Beiras; la Clásica de Espinho, además de responder a las invitaciones de la O. P. Huddersfield; la O. S. City of Birmingham y al Festival Tanglewood, que se confirmará en los de Aix-en- Provence y Lucerna y la inclusión en la Maraton.pera XXI, proyecto de vanguardia de Lisboa. La Fundación Calouste Gulbenkian, también contó con ella como directora- asistente de Cossì fan tutte, dirigida por Nuno Coelho-, y en ese espacio, tuvo cabida la opera La Passión de Simon Weill, de Kaija Saarihao, en el Teatro San Carlos (Lisboa), dirigida por Joana Carneiro. Pudo colaborar con primeros directores como Sir Mark Elder, Andris Nelson, JoAnn Felletta, Emmanuelle Ax, Jessica Cottis, Mark Stringer o T. Hengelbrock.
Dos Mozart comenzando por la obertura de Le Nozze di Figaro, KV. 492, esa pieza tramada en una etapa de un creador en plenitud rondando los treinta años, poco antes de su presentación en el Wien Burgtheater, el 1 de mayo de 1786, con figuras de estirpe como Nancy Storace, Francesco Benucci, María Mandini o Luisa Laschi, todo un resuelto intento en el estilo de la ópera-bufa, bajo la consabida inspiración de Beaumarchais y el pícaro estilete de Lorenzo da Ponte. Le Mariage del primero, se transformará en esa abundancia de números cantables desde duetos, a tercetos y concertantes, propicios para el estilo vocal. Una obertura a la que el salzburgués dará los últimos retoques en la víspera del estreno y con la perspectiva de época, cuadrará de perlas, a sabiendas de que la urgencia apuraba por la presión de la diva Nancy Storace y la Laschi, además del cómico Bennuci, encaramado al rol de Figaro. El autor parecía sujetarse a esos apuros, que demandaban una imaginación desbordante que ya había ofrecido en Die Entfürung aus dem Serail K. 384, lo que garantizaría una obra maestra en el espacio de la comedia musical. Llegará la reposición vienesa de tres años después y el éxito no perderá un ápice, contando entonces con la Cavalieri, como la Condesa de Almaviva, y con otra insigne como Adriana Ferrarese- amiga de Da Ponte-, como Susana. Preciso entrante para el programa anunciado. Insinuaciones y desenfado en esta obertura que evoca pasajes de la ópera.
La Prager Sinfonie en Re M., K. 504, el modelo indiscutible de la sinfonía vienesa, con atisbos de italianismo y obra cimera en su repertorio a la que dio forma en el mismo período de Le Nozze di Figaro, marcada por una perceptible singularidad y elegancia que muestra en las anteriores. Tonalidad e instrumentación están en el frontispicio de su planteamiento y como resultado de afinidad con la ópera citada, será la aproximación en lo estético a través de sus tres tiempos, partiendo del Adagio-Allegro a partir de un unísono de rasgos definibles en reparto de cuerdas e instrumentos de viento, camino de un enérgico ritornello, detalles que podrán sugerir la obertura de Die Zauberflöte. El Andante se ofrecía como un canto luminoso, definido por las corcheas que se repetían en imitaciones desde el primer tema. La recapitulación se conforma con una sencilla escritura entre juegos alterantes de tonalidades para ceder al Presto en piano, con una idea musical tomada de Cherubino y en Le Nozzes di Figaro, y un atractivo pasaje en ritornello expuesto por violines, y con respuesta de flauta. En esencia, una sinfonía plena de fuerza y vitalidad con la única duda de resumirse tan sólo en tres tiempos.
Arthur Honegger, alumno que había sido de Vicent d´indy y de Caplet, entró en tratos con el Grupo de Les Six a través de Darius Milhaud y de tal familiaridad, nacerá aquella escuela renovadora bien conocida a pesar de que sus comienzos no fueron especialmente gratos. Un Honegger de dimensiones sublimes en obras como Pacific 231 o El Rey David, siempre ajeno a las tendencias rupturistas de la Segunda Escuela Vienesa. Su especie de oratorio Juana en la hoguera, de gran aceptación, quedará a medio camino de iniciativas mayores producto de quien a sí mismo se veía como un sencillo artesano que consagraba su devoción a Johann S. Bach y a Beethoven. De su firma, la Pastorale d´été H. 31, obra para pequeña orquesta en forma de poema sinfónico- por decirlo de alguna manera-, y a la que dio forma en un período de reposo con el que conseguirá un éxito inesperado gracias a su sencillez de factura. El Honneger que aparecerá en otras obras y más aún en esta tentativa nacida en su estancia en los Alpes bearneses en agosto de 1920, para ser estrenada en París en febrero de 1921, bajo la dirección de Wladimir Goldschmann, un trabajo dedicado al maestro Roland-Manuel. Como resultado, el breve poema-sinfónico de agudos perfiles que alcanzó la comunión con la naturaleza a partir de un poema de Rimbaud. La paleta orquestal por su sencillez y colorido, bien resaltada por la dirección de Rita Castro Blanco
Excelentes argumentos dejó en la obra de Bohuslav Martinu- Toccata e due canzoni H. 311-, músico bohemio y considerado a la altura de los grandes como Smetana, Janacek y Dvorak, que hará carrera en Francia tras la impresión que le producirá el descubrimiento de Pelleas et Melisande de Debussy, mientras sabrá aprovechar las posibilidades que le brinde la tradición eslava, entremezclada con el interés por el madrigalismo inglés del Renacimiento y otros barroquismos. Aspectos que dejarán impronta en algunas de sus obras. La Toccata e due canzoni H.311, observar aspectos de esas impregnaciones, pieza para orquesta de cámara y perfecta para sesiones como las que se ofrece. Fue estrenada en Basilea- centro por excelencia de las escuelas historicistas en la actualidad-, bajo la tutela del gran maestro Paul Sacher, siendo junto al Doble concierto y el Concerto da camera para violín, la tercera nacida del encargo de Sacher. Tres tiempos acuciantes desde La Toccata (Allegro moderato), que asombró por su vitalidad rítmica y las dos canzoni, la primera (Andante moderato) por su claro lirismo y el original enfrentamiento entre piano y orquesta, antes de pasar a la Canzona II (Allegro-(poco)- Adagio), impulsado por su tensión dramática.
Ramón García Balado
Real Filharmonía de Galicia / Rita Castro Blanco
Obras de W. A. Mozart, Bohuslav Martinu y Arthur Honegger
Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela
Teatro Afundación, Vigo
publicado en: ritmo-auditorio
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