Teatro Rosalía de Castro, A Coruña Francesca Aspromonte
Concierto en las programaciones del LXXI Amigos de la Ópera de A Coruña, con la soprano Francesca Aspromonte, acompañada por un habitual como Domenico Codispoti, en el Teatro Rosalía de Castro de A Coruña- día 14 a las 20´00 h.-, una voz preferentemente centrada en repertorios barrocos, aunque también cuida a maestros del belcantismo como Donizetti y Bellini, a los que se añaden Mozart o Rossini, otorgando un espacio al género del lied alemán por el entorno familiar que en algún momento de su vida llegó a conocer y que le facilitó acceder a esos grandes compositores como Schumann, Schubert, Mendelssohn y evidentemente, Richard Strauss, de quien llegó a incorporar roles de óperas como Der Rosenkavalier o el Mozart de Die Zauberflöte. Pero vayamos al programa que tendremos en su cita, y que nos facilita el poder comprender su trayectoria tan seductora.
Francesca Aspromonte, tuvo como maestras a Renatta Scotto y a María Pia Piscitelli, a quienes aprecia como sus verdaderas orientadoras en la evolución de esta realidad artística que ha podido encontrar el repertorio con el que se siente realmente a gusto. Con Renatta Scotto, se había iniciado en la Accademia Santa Cecilia di Roma y los posteriores, la acercarán a los magisterios de directores artísticos como C. Rousset, Ottavio Dantone, Onofri- en un particular agradecimiento- o D. Fasolis. También el Mozarteum de Salzburgo, estaría entre sus centros a tener en cuenta, siguiendo las atenciones de Boris Bakow, y entre artistas de relevancia que contribuyeron a su asentamiento profesional nos encontramos con Barbara Bonney, Luciana Serra, Víctor Torres, Gloria Banditelli o Grazyna Panfil Fliccinska. En 2019, obtuvo el Primer Premio dei Concorso Lirico Città di Paola, y repetirá en el 2013 con la consideración del ANCI (Associazione Nazionalle Comuni Italiana).
Francesca Aspromonte, metidos de lleno en esta carrera, nos invita a citar algunas actividades elegidas desde sus primeras experiencias, con títulos como el Orfeo, de Claudio Monteverdi, dirigida por quien se convirtió en uno de sus maestros primordiales, E. García Alarcón, para una producción destinada al Festival de Ambronay, una preparación a esa consolidación que la llevará sucesivamente a la Opéra de Versailles; Parco dalla Musica (Roma); Aix-en Provence, en distintas convocatorias y un festival que parece haber mostrado un especial interés por la soprano; Bozar (Bruselas); el Teatro de la Ópera, de Reims; la Ópera Nacional de Montpellier; la Opéra de Vichy; la WDR Funkhaus Grosses Saal Köln; el Musikfest Bremen; el Festival Monteverdi-Vivaldi, entre algunos de referencia, disfrutando de las direcciones de maestro como John Elliot Gardiner o el citado García Alarcón, con su grupo Capella Mediterránea, que tan buena acogida tiene en Francia.
Para ejemplo y con esa formación, Il diluvio Universale, de Falvetti, llevado a escena en Bremen; vendrán otros títulos como Elena, de Franceco Cavalli, para Montpellier y Versalles; La Sete di Christo, de Pasquini, con Alessandro Quarta; L´Eritrea, también de Cavalli, uno de esos compositores rescatados hasta convertirse en cabeza visible de toda una época; La Giuditta, de Alessandro Scarlatti, con la Accademia F.I. Romana, para el Teatro Olimpico; Dido y Eneas (Purcell), destinada al Maggio Musicale Fiorentino; el Monteverdi de Vespre della Beata Vergine, con el Coro Monteverdi de John E.Gardiner, ahora que estamos a las puertas de Il ritorno d´ Ulisse in patria, que tendremos a finales de mes, con el Ensemble I Gemelli, en el mismo Teatro Colón. Santa Editta, de Stradella, fue obra en la que colaboró con el grupo Mare Nostrum, dirigido por Andrea Carlo; L´Orfeo, de Luigi Rossi, es otra de sus participaciones con el Ensemble Pygmalion, destinada a la Opera Nacional de Lorraine (Nancy); Le Nozze di Figaro, mozartiana (Barbarina), para el Festival de Wroclow, obra del salzburgués que ya tuvo un trabajo anterior con la Betulia Liberata y que no desmerecerá el Rossini de Il Signor Bruschini, para la Fenice veneciana. De nuevo y por esa afinidad admitida con García Alarcón, un Cavalli por Erisimena, para el Festival de Aix-en- Procence. Para la soprano y en lo relativo a los seguidores que quieran acercarse a su ideario artístico, les recordaría que se acercase a ella a través de tres autores, cada uno por su personalidad creativa, artística y emocional, a los que ayudará el trabajo de investigación musicológicamente informado, que ayuda a comprender los matices diferenciables en detalles dentro del espacio recitar- cantando, que nos trasladan de los estilos de Monteverdi a Händel, hablaría en especial de tres obras: Esa Erisemena, por su profundidad dramática; el rol de Almirena, en el Rinaldo de Händel, por su intenso lirismo dramático o el de Atalante, en Xerxe.
Un programa en repartos de repartos de protagonismo entre la soprano y el pianista en un entorno schumanniano, comenzando la cantante con el ciclo Frauenliebe und Leben Op. 42, sobre la poética de Chamisso y dedicado a Oswald Lorenz , temática que ya había inspirado a Loewe, en su Op. 60. El poeta había tentado sus apetencias en obras como Drei Gesänge Op. 31 o los Fünf Lieder Op. 40. Clara tuvo bastante que ver en la evolución del ciclo que pieza a pieza se desarrolla en un estilo monologal siendo el tratamiento de las tonalidades fiel a ese discurso que hasta cierto punto se presenta como una rapsodia lírica. El autor, al margen de detalles, siguió el dictado de los poemas, un total de ocho piezas que comienzan con Seit ich ihn gesehen (Desde que la ví) a Er, der Herrlischste (Él, el más excelente); Ich kann´s nicht fassen, nicht glauben (No puedo creerle); Du Ring an meinem Finger (Tú, anillo en mi dedo); Herf mir, ihr Schwestern (Ayudadme, hermanas); Süsser Freund, du blickest (Dulce amigo, me miras maravillado); An meinem Herzen, an meiner Brust (En mi corazón, en mi pecho) y Nun hast du mir den ersten Schmerz getan (Ahora, me has provocado la primera tristeza). Chamisso, aunque francés, se considera como compositor alemán ya que fue esa su lengua como escritor y poeta.
Domenico Codispoti, tendrá bajo su confianza el pianismo schumanniano comenzando por el ciclo Kinderszenen Op. 15 (Escenas de niños), perfectas miniaturas en un total de quince que cumplen con los esquemas formales más elementales por su frescura y naturalidad que nos acerca a otras propuestas similares que también hallamos en Mussorgski, Debussy o Schubert (Momentos musicales). Piezas perfectas para manos de entusiastas, se reafirman por los propios títulos aunque no fuesen pensadas para los niños al igual que las que la posteridad nos ofrezca con Children´s Corner de Debussy. Siempre Clara tendrá su reconocimiento de aprobación pero cualquier oyente ya em nuestros días, podrá solazarse en la cascada de preciosas delicadezas. En su seguimiento, Von fremden Ländern un Mensechen; Kuriose Geschichete; Hasche Mann; Bittendes Kind; Glükes genung; Wichtinge Bebebeheit; Träumerei; Am Camin; Ritter von Steckenpferd; Fast zu ernst; Fürchtenmachen; Kind im Eischlummern y Der Dichter spricht. Alejadas de alarde virtuosístico, manifiestan una sencillez aparente, por lo que su aceptación atrae a los intérpretes más prestigiado.
Piano schumanniano en el álbum für die Judend Op. 68, otro ejemplo de peculiar dificultad en cada una de las 43 piezas y para ejemplo, la que escucharemos Mignon, la número 35, en la que la heroína de Wilhelm Meister, se evoca por un puro ensueño a través de una tierna romanza nostálgica, con un acompañamiento flexible y ondulante que sugiere un ritmo balanceante. El ciclo de las Kinderszenen permite acercarnos a este mundo cargado de felicidad y en esta nueva tentativa por recuperar esa sensibilidad nos encontramos ante estas piezas del álbum de juventud, resultado definitivo de una selección de las que algunas quedarán postergadas en su edición en 1924- cuatro- y otras seis que se conocerán en 1958. Cada pieza, oculta un pequeño problema precisamente sugerido por el propio título, consiguiendo hacer visibles las inspiraciones del autor.
Mignon Lieder de Lieder und Gesänge aus Goethes Wilhelm Meister Op. 98, piezas que destacan por su profundo dramatismo y cuyos textos fueron utilizados por compositores como Loewe, Hugo Wolf, Liszt o Tchaikovski y Mendtner, y cuyos títulos son Kennst du das Land; Nur wer die Senhucht kennet; Heiss mich nicht reden, heiss mich nicht schweigen y So lasst mich scheinen bis ich werde. La presumible inspiración pianística queda en un segundo plano y hasta en la distancia otro de los celebrados ciclos mantiene aspectos en común, no es otro que el beethoviano An die ferne Gelibte. Será uno de los reconocimientos artísticos deseados a la figura de Goethe en el Wilhelm Meister.
El grupo de los Seis poemas sobre textos de Lenau Op. 90, cuentan con el añadido del Requiem, texto latino añadido por Adolf Follen, en principio estamos ante el encuentro del músico y el poeta austríaco, recluido como paciente en el retiro de Oberdöbling, en 1850, año en el que morirá el poeta, dos artistas como es sabido, de vida conflictiva y en permanente rechazo contra ellos mismos. Lenau era el pseudónimo de Niemblisch Edlervon y cuyo drama Faust, estrenado póstumamente, sirvió a Liszt para su Vals Mefisto, siendo los lieder de Schumann una revisión de esbozos anteriores, coincidiendo quizás en fecha, con la publicación de los poemas.
Ramón García Balado
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