A Coruña - 16/05/2024
Conciertos
que nos ofrecieron la Orquesta y Coro de la Sinfónica de Galicia,
In memoriam de Maria Rosa Vázquez Vaamonde, integrante
del de coro desde 1998, tuvimos las direcciones respectivas a cargo
de Javier Fajardo y la general, en manos de Carlos Mena, un
tándem por una química irreprochable. Como solistas, la soprano Sonia de
Munck, el tenor Thomas Cooley, la mezzo Anna Reinhold y el
bajo- barítono Ferrán Albrich, voces de contrastadas escuelas por sus
procedencias, abarcando géneros como las escuelas barrocas o Les
Illuminations (Britten); El Pierrot Lunaire (emitido por la Fundación
Juan March; las experiencias compartidas con William Christie,
en sus formaciones; o la Hochschule für Musik Detmold.
Coralismo
nos ofrecieron con ambos directores para El Mesías de Händel en
esa ambición de demostrar su complacencia de los aficionados que responden a su
entusiasta entregada. Fajardo es un profesional asentado en ese
cargo que supo compartir con el de la Universidad de Valladolid, mientras
asistía a curso de formación con Gary Graden, Frieder Bernius o Simon Halsey y
Gijs Leenars , preparando futuras colaboración con el Kammerchor Stuttgart,
la Klassische Philharmonie Stuttgart o el Rundfunckchor Berlin.
Una importante experiencia había sido su participación en el Teatro Calderón
vallisoletano, para Le Martire de Saint Sebastian, de Claude Debussy,
con la Fura del Baus, en tratamiento escénico o un Orfeo et Euridice,
de Gluck, en la versión francesa. También con la OSG y su coro, una
recuperación emblemática por la Misa In memoriam de Luys de Camôes,
de Bomtempo, la temporada pasada. Su colaboración con Carlo Mena
fue desde los comienzos una garantía de resultados respetables, el
maestro Mena, contratenor y director, nos ofreció la temporada pasada un
programa con obras de Gesualdo, Caldara, Haendel y Vivaldi.
Incluyendo del veneciano el Stabat Mater RV. 621, con las voces de María
Espada, Lucia Caihuela y Beth Taylor. Mena siguió las
escuelas de R. Levitt, Gustav Leonhardt, D. Goodwin, Andrea Marcon, Ottavio
Dattone o Christophe Coin y René Jacobs.
Franz Joseph
Haydn llegó con
el Stabat Mater, en Sol m. Hob. XX.bis., obra encuadrable con piezas
como el Te Deum Hob. XXIII, en Do M. o el Salve Regina
Hob, XXXb.2 y el Liberame, Domine Hob, XXIIb.1, en Re m., obras para
iglesia de sus años en la Catedral de San Esteban- perteneciente a este
período-, y que lograría una gran divulgación entre los asistentes al estreno,
en preparación a la llegada de los grandes oratorios, Die Schöpfung (La
Creación), Hob.XXI.2 y Die Jahreszeiten (Las Estaciones) Hob. XXI. 3.
Obra en este caso cuyo autógrafo ha desaparecido aunque figure en el Entwurf-
Katalog y en el Haydn Verzeinchis, contando con varias ediciones en
vida del autor, que le permitieron una aceptación importante hasta una
recuperación posterior, facilitada por una copia de Johann Elsser, con
su firma.
Obra para
solistas y coro asistidos por una orquesta austera: dos partes de violín,
viola, dos oboes, bajo y órgano; los oboes se sustituyen por cornos ingleses en
el aria de contralto O quam tristis y en el cuarteto Virgo virginum
praeclara, resaltando el tratamiento dentro de la estética del Sturm und
Drang, para esta obra de fecha incierta que no acerca a 1767. En trato
confidencial Haydn consultará a Adolf Hasse sobre el desarrollo de la
obra para su aprobación y la memoria recuperará la correspondencia mantenida
con Scheffstoss, hacia 1768, y descubierta en 1957. Manuscritos se
hallarán de la primera edición en manos de John Bland, en Londres
(1783/4); la de Sieber, en París al año siguiente, la de Breitkopf
& Härtel (Lepzig, 1803), que presentaba texto alemán o la que
modernizará su instrumentación, de Neukomm, en esas fechas
Entre los
posibles Stabat Mater, nos hallaremos con los de Caldara, Pergolesi,
Traetta, Gassmann, Pergolesi, Draghi, Tuma, aceptando que Haydn
realice por personal tratamiento para sus 13 números. Su respetado Hasse,
no llegará a abordar un posible Stabat Mater, con lo que perdía un
modelo de referencia. En ciernes, obra en tempo moderato, podrá evocar
oratorios posteriores, en una obra que algo conserva del estilo de cantata, con
su influencia italianizante. Trece números comenzando por El Stabat
Mater dolorosa, para tenor y coro (largo en Sol m.) vino arropado como una
larga introducción orquestal que se anunció por sus saltos de intervalos y
contrastes dinámicos, sus unísonos y sus infrecuentes armonías, precediendo la
llegada del solista y la creación de una atmósfera a la vez acogedora que
concluía en un subyugante pianissimo. O quam
tristis (larghetto en Mi b M, para voz de mezzosoprano, acompañada
por dos cornos ingleses, dos oboes, de una sonoridad velada, por una orquesta
que se pronunció en un trémolo acentuado por su tensión dramática.
Quis
est homo, para el coro
(lento en Do m., un primer reconocimiento para la labor de Javier
Fajardo, un reclamo a los Cielos de forma interrogativa Quis est homo?
Forma de queja acentuada e incisiva, que se remarcaba por un estilo
fugado, expresando la opresión circundante. Quis non posset, para
soprano, moderato en Fa M., preparó el estado de ánimo de Pro
peccatis suae gentis, para voz del bajo-barítono (Allegro ma non troppo,
en Si b. M.,) idea de aria seductora y enérgica, en mayor, de la tónica de
la obra, concentrada en unísonos eficaces dentro de un tempo agitato,
en oposición a la unidad atmosférica de la obra permaneciendo en una tonalidad
bemolizada que abandonará en el tramo final. Vidit suum dulcem
natum, para tenor (lento e maestoso, en Fa m.), evoca la demanda de
La Madre asistiendo a la muerte de su Hijo, tiempo en el que Haydn
recurre a esa tonalidad manifestando la desesperación más trágica. Eja
Mater, para coro (Allegretto en Re m.), tercera intervención del
coro, en un lamento incandescente en una actitud animada de los extasiados
creyentes.
Santa Mater, de nuevo para soprano y tenor- larghetto
en Si b M.-, primera aparición de soprano y tenor, para un dúo
perfectamente elaborado. Fac me vere, para mezzosoprano- lacrimoso,
en Sol m.-, precedido del relativo Mayor de la obra (Si b.), recuperando el
estado atmosférico de súplica y lamento del comienzo. Virgo virginum
plaeclara, para cuarteto de solistas y coro-Andante en Mi b M.-
acompañado de corno inglés, décimo número culmen de la obra tanto desde la idea
arquitectónica como expresiva, que discurría dentro de una profunda respiración
por su intensidad emotiva. Solistas y coro se opusieron claramente por
necesidades expresivas. Flaminis orci ne succedent,
para bajo- barítono- presto en Do menor-, repetición progresión tonal
del comienzo, seguida de un aria espléndida propia del estilo Sturm und
Drang, por su patetismo. Fac me cruce, para tenor- moderato en
Do M-contrasta por su aire sereno y etéreo, transición hacia el tiempo final. Quando
corpus, para soprano, mezzo y coro- largo, en Sol m.- seguido por Paradis
Gloria, alla breve, en Sol m., para soprano y coro.
Quando
corpus, episodio
final, en la tónica, como idea, no era idea común en el compositor. Le
Paradis Gloria, perfecta conclusión que esclarecía el conjunto del Stabat
Mater. Virgo Virginum praeclara, pasaje sublime del Stabat Mater,
fue el preciso para disfrutar del talento de una soprano de naturalidad
expresiva, Sonia de Munck; un tenor robusto al tiempo que ligero y
amplio, Thomas Cooley; la mezzo Anna Reinhold, por coloratura y
dominios para estos repertorios y un bajo-barítono Ferrán Albrich, de
recursos vibrantes que podrían acercarnos a la idea que tenemos de un barítono
que se expresa con suficiencia entre dos cuerdas.
Ramón García
Balado
Sonia de Munck. Thomas Cooley. Anna Reinhold. Ferrán Albrich.
Coro y Orquesta Sinfónica de Galicia / Javier Fajardo y Caros Mena
Haydn: Stabat Mater. Hob.XX. bis
Palacio de La Ópera, A Coruña
publicado en RITMO, edición digital