Teatro Afundación, Vigo
Palacio de la Ópera, A Coruña
Anton Bruckner de nuevo el atriles con la OSG dirigida por Josep Caballé Domenech quien sustituye a la anunciada Eva Ollikikainen, por razones de salud, para ofrecernos la Sinfonía nº 5, en Si b M., de Anton Bruckner- en dos sesiones a repartir entre el Teatro Afundación de Vigo - día 11 a las 20´00 h-, para repetir el viernes, en el Palacio de le Ópera de A Coruña, a la misma hora, antes de que el próximo mes de enero nos encontremos con la Sinfonía nº 9, en Re m., tutelada por Thomas Dausgaard. Josep Caballé Domenech, colaboró con formaciones como la Staatskapelle de Halle; el Festival Moritzburg; la O. F. de Colombia; la Vienna´s University of Music and Scene, siendo artista de confianza de Sir Colin Davis y recibir asesoramientos de Sergiu Commisiona, Jorma Panula o David Zinnman. También participó en labores directoriales con la Royan Phiharmonic of London- grabando la trilogía de Respighi, para Onyx Classics; la Tonnhalle Zurich; la WDR Köln; la O. Filarmónica Checa; la RSO Wien; la O, Giuseppe Verdi (Milán); la O. S. de Berna, entre otras de primer ámbito que incluye formaciones españolas, con especial interés por el mundo operístico. Trabajos para el Gran Teatre del Liceu, como su estreno con Così fan tutte; Il mondo de la luna (F.J. Haydn); L´elisir d´amore (Donizetti); María del Carmen (Enric Granados o las obras de Enric Palomar: Negro Goya, y La cabeza del Bautista. Igualmente Luisa Fernanda, de Moreno Torroba, en medio de visitas al Festival de Savonlinna, o la Stuttgart State Oper, la Wienna Volkoper, por poner certámenes de referencia.
Anton Bruckner en su discurso inaugural escrito en el período que esbozaba los primeros rasgos de esta obra en noviembre de 1875, sentenciaría que si me ha costado gran esfuerzo establecer un semillero para estas materias, en la Universidad en la que se encontraba, se sentía obligado a recordar públicamente con gratitud el apoyo que le había llegado a dispensar por parte del muy loable claustro de profesores de la Facultad de Filosofía, así como por la del distinguido Ministerio de Educación y Ciencia, por el hecho al fin de tener una realidad largamente alimentada por él. Con su espíritu fresco y joven, aporten Vds, su considerable óbolo para que el futuro estas materias puedan encontrar aquí, en el Alma Mater el justo aprecio, para que estas ciencia musical crezca, florezca y prospere en los semilleros universales.
La Sinfonía nº 5, en Si b M. (A. 96), de Anton Bruckner, inmenso monumento sonoro tuvo aquellos primeros esbozos en 1875, aunque no se completaría hasta años después en 1894, para estrenarse en Granz con versión reducida a cargo de Franz Schalk y con la ausencia del autor, a la esperar de autorizadas ediciones firmadas por Haas y Nowak, más acordes con la obra que nos afecta, por la serie de factores que la afectan en lo relativo a la orquestación. Franz Schalk (1863/ 1931) había trabajado en Viena con Heissler, Hellmesberger (padre), Epstein y el propio Bruckner (1875/81), llegando a ser nombrado director de orquestas como la de Graz, Praga, Reichenbarger o el Met neoyorquino, y de las óperas de Berlín o Viena, llegando a colaborar con G. Mahler (1908/18) y con Richard Strauss, una posibilidad de estrenar obras como Ariadna auf Naxos (segunda versión), en el Festival de Salzburgo; La mujer sin sombra o esta Sinfonía de Bruckner, que le animará a probar con otras suyas como la Tercera y la Cuarta. Con Schreker, completó la orquestación de la Décima sinfonía de Gustav Mahler.
Aceptemos con respecto a esta sinfonía en programa, el fracaso asumido por Wihelm Fürtwangler, con una edición menos afortunada de lo esperado, aunque podamos valorar la consideración establecida por Harry Halbreich, quien encumbrará la obra hasta su máxima dimensión considerándola la Sinfonía de la Fe. El Adagio- Allegro aporta una entrada en 2/2, en una serie de 50 compases, como argumento testimonial en su diálogo de violas, violines de aire depresivo que remarcan un pasaje sombrío en el que no faltan los fagotes, enfocados a unos trombones en contrapunto en respuesta coral para otorgar protagonismo al Allegro elaborado sobre tres temas sobre un primero tratado con un matiz en piano, una serie de trémolos hasta un fortissimo, pagina embaucadora que cobrará protagonismos en reparto por parte de distintas secciones familiares de la orquesta, con elaboradas y bruscas transiciones que se cierran sobre ostinati que recuperar elementos del comienzo.
El Adagio- Sher langsam, un tiempo seductor por excelencia en forma de serenata serena y sencilla, un puro reflejado de estados de ánimo del compositor, en su dimensión como hombre de fe, y que se reparte en sus esquemas ABABA, comenzando por una exposición de flautas y clarinetes, con intervalos de séptima que remiten a un tonada popular con respuesta de cuerdas en pizzicato, con un tema de continuidad en Do M., expuesto con poderío sonoro, que se reafirma con una actitud hímnica. Una serie de ideas rítmicas y melódicas que se encadenan por inversión e imitaciones canónicas con rudas disonancias que se resuelven en una calma insegura.
El Scherzo molto vivace (Schnell):Adagio y Scherzo, dos espacios ligados por la tonalidad y le temática siendo significativas las repeticiones inmediatas del tema con que comienza la entrada tomado del Molto vivace, a través de una primera idea expuesta por una idea de motivos temáticos con una continuación con un estilo de Ländler. El trío en Si b M., de apariencia sobradamente romántica a tenor del ideario de la obra, se ve continuado por un par de motivos bucólicos, con un primero expuesto por las maderas y un segundo con trompa, modelo de concentración y ensueño.
El Finale (Adagio-Allegro moderato), una obsesión establecida por las urgencias de la forma sinfónica en sus condicionantes cíclicas, se expresa en el comienzo del Adagio y una exposición potente y con ritmo tratado por el cuarteto en forma de fuga a los que siguen la serie de temas: uno lírico y breve al mismo tiempo; un siguiente casi en unísono, con intervalos característicos, de octava, de quinta y cuarta y finalmente el tercer motivo que salta casi sin esperarlo, en forma de coral sobre cuarto voces propuestas por los metales en fortissimo, propuesto estilísticamente como muy amplio y solemne. Un fugado coral en su fundamento, resultará esencial para el conjunto del desarrollo y el sentido de la reexposición, facilitando con ello una doble fuga en la que sus razones se manifiestan la ciencia lograda por el compositor en las esencias del contrapunto. Trompetas y trombones aportan un tema coral al tiempo que la sección grave permite escuchar motivos del comienzo del Finale. Volviendo a Franz Schalk, el primer director había hecho una versión propia con cortes y con una severa transformación de la textura e incluso de la orquestación, para aquella primera interpretación de la obra en Graz.
Ramón García Balado
Ningún comentario:
Publicar un comentario