San Domingos de Bonaval, Santiago de Compostela
Concierto de Vertixe 13, por el Zahir Ensemble, trío formado por Alfonso Rubio (flauta), Jean Sautereau (viola) y Bleuenne Le Friec (arpa) en San Domingos de Bonaval- día 16, a las 12´00 h-, bajo el reclamo de AZRAQ (Azul), para ofrecernos obras de José Mª Sánchez- Verdú- Azraq- estreno en Galicia; Garden Joy and Sorrow, de Sofía Gubaidulia, también en estreno en Galicia y la Sonata en trío, de Claude Debussy, para flauta, viola y arpa. Continuidad con respecto al de la jornada de ayer, entre dos compositores de irrenunciable reconocimiento en la actualidad y un maestro del impresionismo como es Claude Debussy, a través de su Sonata en trío, obra tildada de visionaria y primordial integrada en el ciclo de otras seis composiciones de género camerístico de las que solo llegaría a completar tres de ellas, eligiendo para este caso una formación poco frecuente pero que permitiría probar en un mundo sonoro de peculiares evocaciones, en reparto logrado por la búsqueda de un equilibrio entre esos tres instrumentos, constatable en su fresco lirismo de peculiares perfiles. Esta segunda sonata, fue completada a finales de 1915, al mismo tiempo de lo hacía con sus Estudios para piano. Destinada para flauta, oboe y arpa, conocerá la sustitución del oboe por una viola. Para el autor, quedaban dudas en su resolución: No sé si hay que reír o llorar ¿quizás ambas cosas? Ciertamente, esos instrumentos casan sus timbres admirablemente en una sutil alianza de libertad de intenciones y de estructura. La Pastoral, primer tiempo, crea una entrada que ofrece una atmósfera común entre todas las partes; la flauta apunta a un desenvolvimiento fluido gracias a un elemento temático propuesto por el tono principal en Fa M., para divagar entre distintas transformaciones que nos llevan a un pasaje central vivo y gozoso, en un orden completamente modificado en forma de una interrogación de sorpresa un tanto chocante. El Interludio (Tempo di minueto), efectivamente un ., se anima por la libertad de melodismo, con un tema lánguido. El arpa retoma en su momento ideas que fueron pasando, alcanzando un episodio de gran colorido antes de ceder a la coda propuesta por el tema del minuetto, que queda definitivamente en suspendo antes de dar el salto al Final, un Allegro moderato ma risoluto, vigoroso en su contexto expresivo, en el que la flauta cobra una notable dimensión. El apunte Un poco più mosso en Re m. modal, alcanza una superposición de armonías politonales que se completará en un Finale hacia un Reprise de una alegría dionisíaca en modo mayor, interrumpido por tres compases de nostálgica actitud que evoca la Pastoral
José Mª Sánchez- Verdú- Azraq (2002), para flauta, viola y arpa-, obra que proviene del árabe que significa azul, plena de significados simbólicos y marcada por un horizonte profundamente esquivo, un ejemplo más de su trayectoria por esa tentación de aproximación a las tradiciones islámicas en una idea que conserva los referentes de una actitud ante las fuentes de investigación, un compositor ya familiar entre nosotros por la frecuencia con la que asistimos a estrenos suyos, tanto en certámenes de propuestas contemporáneas como en programaciones de temporada. Azraq aprecia las transformaciones de las materias cromáticas y el significado de los silencios que con clara precisión toman protagonismo en las notas, realzando especialmente el valor de las microtonalidades sutiles, que se entrelazan dentro de unas texturas densas. Se acepta en su evolución, una proximidad a compositores como Salvatore Sciarrino o a G. Scelsi y en lo posible, hasta Luigi Nono, merced al uso del empleo de bloques sonoros monolíticos que insuflan el mundo de su obra, fuertemente asentada en una obsesión por la mediterraneidad, presente de forma continua, que contribuyen a la amplitud de su lenguaje afortunadamente refrescante. Obras referenciales como Paisajes del placer y de la culpa y en gran medida en la rotunda Quabiyyat, auténtico manifiesto estético, que recurre a la incorporación de un canto basado en las ricas ornamentaciones de ancestrales liturgias hispanas Maqbara o el ritmos y timbres procedentes del árabe Quasid 7, también en las obras de pequeño formato, se conserva esa tendencia creativa, es el caso de Arquitecturas de la ausencia, para ocho violonchelos, en dos coros; Arquitecturas del silencio, para acordeón solo, idea del carácter primigenio del autor, que forja su propio horizonte en un lenguaje de vanguardia, con evidentes influencias de las tradiciones de Al- Andalus; Alquibla, puente irrenunciable en su escalada a lo sublime; Qabryyat Taqsim, hasta llegar a la ópera Aura, escrita a partir de un texto de Carlos Fuentes y que le acerca a Luigi Nono, en su Prometeo.
Sofia Gubaidulina (1935/2025)- Garden Joy of Sorrow (1980), para flauta, viola y arpa-por pura pertinencia, un modelo de solemne espiritualidad, que hace referencia a la obra poética del escritor austríaco Francisco Tanzer y que encarna de forma magistral un lenguaje profundamente austero a la par que meditativo, con un simbolismo que descubrimos a partir de las insinuaciones aportadas por el propio texto. El jardín, al que alude el título, se consuma en una dimensión interiorizada, en la que la propia música se ofrece como una reflexión sobre la dualidad de la vida: la alegría y el dolor; lo efímero y lo eterno, y toda la serie de contrastes imaginables. Los sonidos se suceden con casi imperceptibles delicadezas, como si cada gesto instrumental estuviese investido de un sentido transcendental. Sofía Gubaidulina, había ganado el BBVA Fronteras del Conocimiento de 2017, ante un jurado que destacaría sus extraordinarias cualidades musicales y humanas a la par que espirituales aceptando que según su trayectoria, se sentía como una creadora que era de un lugar en el que se encuentran enfrentados Oriente y Occidente. Su familia era también un cruce, por su padre, tártaro en sus orígenes. Ella estudió en la Academia del Conservatorio de Kazan, hasta 1954, mientras soportaba las presiones del llamado realismo socialista, influencias de aquellos años de juventud, recibiendo con fortuna el apoyo de Dmtri Shostakovich, período en el que además, recibiría noticias de las vanguardias emergentes en los países europeos. A partir de los setenta, comenzaría a ser conocida a nivel internacional.
Ramón García Balado

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