08/08/2025

Los Elementos de Alberto Miguélez Rouco, en la Basílica de San Martiño de Foz, en el XII Festival Bal y Gay

 Basílica de San Martiño, de Foz


La Basílica de San Martiño de Foz- día 16, a las 12´30 h-, acoge los barroquismos del grupo Los Elementos,  de Alberto Miguélez  Rouco, agrupación especializada con criterios historicistas, de un contratenor con formación en la Schola Cantorum Basiliensis, con la mezzo Rosa Domínguez y que amplió con Francesco Corti y Jesper Christensen, preparando la fundación del grupo Los Elementos, al que pudimos seguir en las actividades de Amigos de la Ópera de A Coruña (2020), en Vendado es amor, no es  ciego, de José de Nebra, en el Teatro Colón, destacando como solistas Leonor Bonilla, Alicia Amo, Carol García, Mª  Lueiro García, Aurora Peña y Borja Quiza. Un contratenor que participó en óperas como Dido y Eneas; Orfeo, de Monteverdi; Il ritorno d´Ulisse in patria; Poppea; Orontea, de Cesti; Ottone y Giulio Cesare (Händel) o una recuperación de Legrenzi, que se añade a obras de Corselli o  El robo de las Sabinas y el Requiem, de Torres. Actualmente está comprometido con el Centro Nacional de Difusion Musical (CNDM), manteniendo en perspectiva en Versalles la música para los funerales de Luis I y de Felipe V, un confeso admirador de René Jacobs, que obtuvo el X Premio Jardin des Voices, de Les Arts Florissants, de William Christie, además de formar parte de la Ac. Musical de Philip Jaroussky. En su haber, trabajos como la serie de Cantadas barrocas o la ópera barroca Donde hay violencia, no hay culpa. Los Elementos, participó en ciclos como Universo Barroco (Madrid) o el de Stockholm Early Music (2023)

En programa, para esta matinal,  la Sonata en Fa M. HWR 401, Op.5, nº 6, de George Friedrich Händel, producto de sus experiencias en Florencia y Roma, un patrón que le servirá en sus años de Londres, trabajos en general para un solo instrumento o sonatas trío para bajo continuo. Partimos del Op. 1, editadas por Roger en Amsterdam: Sonates pour un travesière, un violin ou hautebois, con basso continuo, posteriormente revisadas, hasta llegar a las Op. 2  y Op. 5, publicadas por Jeanne Roger, en Amsterdam, con el título de VI sonates à deux  flûtes traversières et basse continue. Händel se inspiró frecuentemente en arias de ópera y de sus oratorios,  aunque en algunos tiempos resulten sencillos esbozos. La Op. 5, será un modelo para orientarse, como es el caso de la primera, tomada de Ariodante; la segunda, de Athalia (Sonata en Sol M.), en un planteamiento general claramente variable como observamos en la Sexta o en la Cuarta, regularmente introducidas alternativamente por un movimiento grave y rápido. Los movimientos concertantes alla italiana, están llenos de virtuosismo, siendo los Allegros de la segunda, tercera y sexta, los que gocen de mayor relevancia. Entre los Allegros y los Andantes, suele colocar movimientos de danza: gavottes, sarabandes, passacailles o bourrés.

Nicola Porpora- Sinfonia da camera Op. 2, no 2-, maestro en el Conservatorio di San Onofrio (Nápoles), que tuvo como alumnos a Carlo Broschi (Farinelli); Cafarelli; Uberti Il Porporino o J. A. Hasse, pasaría a Venecia donde ejerció en el Ospedale degli Incurabili, para seguir en Londres, en la Ópera of the Nobility, recuperando sus oficios de nuevo en Venecia y Nápoles, para continuar como m.c., en la corte de Sajonia y recibir un nuevo reconocimiento en Viena y Dresde. Una carrera de contratiempos que le abocará a lo años de caída en desgracia, pero no dejaron de destacar la serie de piezas instrumentales como las Sonate XII di violino e basso, la mayoría del período napolitano, mientras completaba Il Trionfo di Camilla. Las obras instrumentales de estilo sinfónico, quedarán impregnadas de aquellas influencias perceptibles por un distanciamiento de efectismos coloreados o un intenso dramatismo, una muestra de un creador que preparaba la llegada del estilo galante.

Antonio Caldara- Ciaccona en Si b M. op. 2, nº 12-, prolífico compositor veneciano que sería vice-kapellmeister en la corte imperial vienesa y  m.c., della chiesa y del teatro de Ferdinando Carlo, duque de Mantua, entregado a la par a la composición de óperas de corte. Pasó un tiempo en Barcelona, en la corte del pretendiente Carlos III, antes de volver a Roma, en donde estuvo al servicio del marqués Ruspoli, en donde estuvo invitado el joven Händel. Las obligaciones con Fux, le garantizaron cierta libertad en sus labores como compositor litúrgico, permitiéndole trabajar en trabajos alimenticios y lucrativos, destacando las obras instrumentales o entretenimientos de carácter festivo, como los dedicados al Carnaval. Sabría enriquecer nuevos estilos contrapuntísticos.

Francesco Geminiani- Sonata en La M., Op 5, nº 1-, admirado violinista que sentaría plaza en Inglaterra, autor de importantes trabajos didácticos como The Art of Playin on the violin (1751), compositor de Lucca y alumno directo de Corelli, destacará por la publicación de sus sonatas para violín, en cuatro movimientos, provocadoras y exigentes, por su profundo dramatismo, destacando las op. 1 y las Op. 4, obras que los propios intérpretes, temerán de su interpretación en público. El autor era propenso a realizar arreglos sobre esas obras, en especial en las transcripciones, que supondrán distintas ediciones, en la forma de concerto grosso, lo mismo que podría decirse de las Op. 5, obras para violonchelo, de 1746, transcritas en La Haya, al mismo tiempo que en París y que tendrán una lectura modernizadora junto a los Conciertos del Op. 2 y 3, en arreglos finales de 1757. Acrecentaría su éxito gracias a la publicación de una serie de tratados prácticos, regularmente reeditados y parafraseados, en otro que sería The Art Playing on the violon, con el que fundaría las técnicas de modernización al que seguirían Rules of Playing in a True taste (1748) y A treatise of Good  Taste  in the Art of Musick

Antonio Vivaldi- Sonata en Re m. Op. 1, nº 12  (La Follia)-del grupo Sonate a violino e basso continuo per il cembalo (Venecia, 1709), una dedicatoria al rey Federico IV, de Dinamarca y Noruega, que en esas fechas asistía de incógnito- con el habitual ritual de máscaras- al Carnaval veneciano. La colección de doce piezas del grupo, se cierra con La Follia Rv. 32, que se inicia con un Preludio que resulta una magistral demostración de refinamiento melódico, típico del autor, una melodía apasionada y ensoñadora, con ritmo punteado, que es cantada por el violín, con respuesta en el bajo, en una visión cadencial, para llegar a un Presto que obliga a un calculado preciosismo y un magnético Capriccio, especie de movimiento abstracto anterior al Presto. Es Vivaldi quien especula con una forma de destreza chispeante en homenaje a la demanda de esos recursos y a la técnica de rapidísimas figuraciones y excitantes progresiones armónicas que sin mayor desmayo, anticipa los brillantes artificios de L´estro armonico. Prosigue un pausado Grave, que reconduce la sonata a un clima de introspección dentro de un sobrio diálogo en contrapunto imitativo de las líneas, pleno de arduas disonancias y un afilado cromatismo, con una Allemanda en la que surgen refinadas estilizaciones melódicas.

Ramón García Balado

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