Praza Conde de Fontao, Foz
Concierto en familia en preparación de las actividades del XII Festival Bay y Gay, con esta invitación en A Praza Conde de Fontao, en Foz- día 31, a las 20´00 h-, en una sesión abierta entre música y narración, sustentada por obras de Wolfgang Amadeus Mozart, entre Le nozze di Figaro, Così fan tutte y el Don Giovanni, refrescante propuesta dirigida a todo tipo de públicos y en especial a los más jóvenes, a modo de estimulo de sorpresa. Como telón de fondo, la mítica compañía de teatro itinerante La Barraca, de Federico García Lorca, siempre a tumbos por los pueblos de España con una intención divulgadora nacida en la Residencia de Estudiantes y fomentada por el Instituto Libre de Enseñanza, dentro de las máximas ambiciones en aquel país aparentemente condenado a un estado de abandono fatídico. En esta oportunidad, tendremos una iniciativa del Teatro Real, para lo que supone una ventana abierta de este proyecto del que ya se tuvo noticia en el propio Coliseo madrileño, o ciudades como Valladolid, Ceuta, Málaga, Sevilla o Alcalá de Henares y otras veinte ciudades, en ese dictado de promover la cultura, un canto a salto de mata, como en sus tiempos gloriosos había realizado La Barraca, constatable en La Carroza Real, espectáculo concentrado en su dimensión y que encontraría argumentos en recitales líricos, con arias de óperas señeras, con dúos y pasajes instrumentales encuadrables en esta Mozart Revolution, en la que tienen cabida narraciones de guiños cómplices y docentes, trabajo reconocido con Premios como el FITUR 2021, o el premio europeo Art Explora (2022), siempre con excelente recepción.
Para Ian Gibson, biógrafo de García Lorca, en Vida, pasión y muerte de Federico García Lorca, hay un capítulo en el que nos habla de La Barraca, en un momento primordial de su trayectoria: La mañana del dia 10 de julio, La Barraca salió de Madrid camino de Burgo de Osma. Integraban la caravana el camión Chevrolet, adquirido con una subvención del gobierno, en el cual iban el escenario portátil, los decorados, el atrezzo y demás parafernalia; dos coches celulares, proporcionados, chóferes incluidos, por el Cuerpo de Policía, que llevaban a los actores-estudiantes (se habían retirado los barrotes de las ventanas); y varios coches particulares.
Los vehículos se dirigieron hacia el norte por la carretera de Burgos, atravesaron la Guadarrama por el camino de Somosierra y, girando hacia la derecha, siguieron en dirección a Riaza para llegar a las cinco de la tarde a su destino, donde les esperaban las autoridades municipales. Tras un refrigerio, los estudiantes iniciaron el laborioso trabajo de levantar su tablado en la hermosa plaza siglo XVII, de la villa. Unas horas después, todo estaba listo para la inauguración de La Barraca. A las diez, con la plaza de bote en bote, Lorca salió al escenario para explicar los objetivos del Teatro Universitario y agradecer la presencia del nutrido público que iba a ver la primera representación del elenco. Luego el telón se levantó sobre La cueva de Salamanca, a la que sucedieron Los dos habladores, y La guarda cuidosa. La función gustó enormemente: los decorados, el chispeante humor de las obras, la manera de desenvolverse de los actores. Lorca no cabía en sí de gozo y habló entusiasmado con los periodistas que habían venido desde Madrid indicándoles el itinerario de los próximos días. Un día después, los estudiantes llegaron a San Lorenzo, donde el tiempo inicialmente inclemente impidió que pudiese actuar al aire libre. El 12 de julio, estaban en Vinuesa, pequeña población, rodeada de espesos pinares, que Antonio Machado había evocado en La tierra de Alvargonzález, aquí los barracos tuvieron que hacer frente a la hostilidad inicial de los lugareños, entre ellos, unos ricos indianos. Luz, diario madrileño republicano, explicaba a sus lectores: Imagínense un pueblecito castellano, arrebujado en torno de la iglesia, y en esto que entran dos autobuses y una camioneta y que de los autobuses bajan jóvenes de dieciocho a veinte años, vestidos de mono, despeinados…¡los comunistas ¡, gritaron al verlos. Recelo, hostilidad, silencio. En algunos comercios se negaban a venderles hasta vituallas para comer. Al fin, la sospecha se desvaneció. El 13 de julio, La Barraca llegó a Soria, donde se habían previsto dos representaciones en la plaza. Pero empeoró el tiempo y sin que tuviesen culpa de ello, los barracos, la dirección del Teatro Principal, donde no tuvieron más remedio que actuar aquella noche, insistió en cobrar las entradas. Los enemigos derechistas de La Barraca, que no perdían ocasión de meterse con ella, se lanzaron ahora al ataque. ¿Con qué justificación cobraba su representación el Teatro Universitario, suvencionado por el gobierno, imposibilitando con ello al mismo tiempo que la gente humilde pudiera verla? ¡Era una vergüenza! Los estudiantes negaron con vehemencia haber recibido una sola peseta del Teatro Principal y anunciaron que al día siguiente se daría una representación gratuita de los tres entremeses de la plaza. Las obras, por inclemencias imprevistas, se darían en el ábside de la ruinosa iglesia románica de San Juan de Duero.
Distintos son los condicionantes de esta velada matinal, este proyecto del Teatro Real en su voluntad divulgadora, para una puesta escénica que podrá contar con protagonistas como Alejandra Acuña- La criada-; Agustín Gómez- el enamorado-; Gabriel Alonso- el galán-; Rosetta Briales- la enamorada-y Celia Cuéllar- la señora- asistidos por la Joven de la ORCAM. En lo musical, un despliegue de páginas a tono con el común de los buenos aficionados del salzburgués. La obertura de Le Nozze di Figaro; de la misma la romanza E Susanna non vien y el aria Dove sono (¿Dónde están?), del cuarto acto, en el Jardín del Palacio o la cavatina l´ho perduta, del mismo acto a las que podrá añadirse el aria voi, che sapete, de Cherubino, en la habitación privada de la Condesa. La obertura de Il Don Giovanni, ossia il disolutto punito, astuto libreto de Lorenzo da Ponte, ópera que cederá Non ti fidar, un susurro del perverso galán; La ci darem la mano, dúo entre este personaje y la campesina Zerlina, para permitir dos páginas de Cossì fan tutte, ossia la scuola degli amanti, Done mie la fate a tanti, con Fiordiligi como motivo de disputa o Una donna a quindici anni, aria del segundo acto, un lamento de Despina, que no duda en mantenerse en su condición, entre las que con seguridad, nos acabaremos encontrando.
Ramón García Balado
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