25/02/2025

El toque de gracia de la pianista Mirabelle Kajenjeri

 Santiago de Compostela - 20/02/2025

Sesiones en las que Mirabelle Kajenjeri fue solista con la Real Filharmonía de Galicia, dirigida por Baldur Brönniman, del Concierto para piano nº 2, en La M. S. 125, de Franz Liszt sustituyendo al anunciado Vadym Kholodenko, por indisposición, como hace un par de semanas había sucedido con la Sinfónica de Galicia, que también hubo de renunciar a Lukas Sternath, para el Cuarto concierto en Sol m., de S. Rachmaninov. En programa también, un acólito de Liszt, Joachim Raff, con su Sinfonía nº 5 (Lenore), completando con Prélude à l´ après midi d´un faune, de Claude DebussyMirabelle Kajenjeri, con doble ascendencia entre Burundi y Ucrania, recibió galardones como el Premio Int. Sta Cecilia de Porto (2021); el Segundo Kissinger Klavier Olympic; el Arthur Rubinstein (2021), de Tel Aviv; y el Contest Piano Cleveland (2024). Su primer cd lo editó con la firma KNS Classical (Étincelles), tras recibir atenciones artísticas de las Foundations Gautier Capuçon, y Safran, el distintas convocatorias, con ratificaciones en los certámenes Wien Lieven Piano; el Yamaha Music Europea o el Yehudi Menuhin Live Music. Estudió en la Kunst Universität Wien y en la Music und Drama Universität (Hannover), teniendo como preceptores a Anna Malikova, Eva Kupiec, Natalia Grebennikaya, Mihail Faerman, Vladimir Soultanov y en Bruselas a Lorenzo Gallo, Olga Zulotareva, Ning Kem y Elisabeth Degrenand. Desde 2024, es artista en residencia de la Kapelle of Music Queen Elisabeth, junto a Frank Brovey y Avedis Kouyeumdjian.  La suspensión de Kholodenko había encendido las alarmas de cambio obligado de programa, pero casi al límite nos encontramos con esta afortunada sorpresa que sorprendió muy gratamente a los aficionados que se temían lo  peor.

Para abrir sesión, Claude Debussy- Prélude à l´après midi d´un faune-, la poética Mallarmé, tras Proses lyriques, momento en el que gozará del estreno de Pelléas et Melisande, de Maeterlinck, en el Théâtre des Bouffes- Parisienns, con montaje de Lugne-Poe, del que también dejará memoria Mallarmé o el pintor Henry Lerolle, sucinto en sus observaciones. Los arabescos de esta obra, no se entrelazan, sino que pasan de un instrumento a otro, mientras que la armonía viene dada, al modo convencional, por el resto de la orquesta. Esta armonía, sin embargo, fluctúa en su mayor parte a un ritmo extremamente lento, a veces más o menos estacionario, ancladas las notas mantenidas o repetidas en el bajo que a menudo contradicen el movimiento de las partes internas. La elaborada languidez del fauno de Mallarmé, casi puede olerse en la textura orquestal calladamente suntuosa, móvil, pero inerte. Página breve, destinada a la Société de Musique, y confiada a Gustav Doret, fue bien aceptada, aunque en principio había sido pensada como un tríptico. Un condensado del sugerente poema ensoñador, entre ninfas y náyades, en una sucesión de instantes dispersos. En resumen, originalidad de la forma en una partitura innovadora, cuyo Prélude, termina en una reexposición abreviada del tema, con una coda que se disipa en una evanescencia mínima de imperceptibles compases, y un sonido de flauta, en la distancia, idea de una leve caricia insinuante. Página matizada y de notables recursos para entrar en concierto hacía el Liszt de amplias sugerencias tímbricas. 

Franz Liszt- Concierto para piano nº 2, en La M., S.125-, obra de su etapa en Weimar, en cuya corte pondría en atriles, en enero de 1857, y que interpretaría su alumno Hans von Bronsart, obra eminentemente rapsódica auspiciada por la serie de pasajes encadenados, desde el inicial al resto de acentuada personalidad y con apuntes de meditación lírica, realzada por juegos armónicos y rítmicos. El Adagio sostenuto assai, fue clave del ideario estético merced al valor de la serie de transformaciones de recursos primordiales, definidos por sutilezas, bien expuestas por el oboe y el clarinete, a los que respondería la solista de piano, para proseguir con  un Allegro moderato y un Allegro deciso Marziale un poco meno allegro, hasta un Allegro animato, culmen de esta serie de pasajes climáticos que mantuvieron el ánimo de su arquitectura sonora, con detalles como la disputa entre el chelo y el piano, llegando a una coda en manos de la solista, que se resolvía  en sucesión de glissandi. En su despliegue, la prestancia de Baldur Brönnimann  quien daba por hecho el grado de menor aceptación de este concierto con respecto al precedente.

Para Humphrey Searle, dos elementos de estilo dan a las composiciones de Liszt un sello personal distintivo: el experimento con la estructura formal y la transformación temática. Muchas de sus obras menores ponen de manifiesto una considerable inventiva de diseño. En las de mayor envergadura, suele realizar atrevidos experimentos: la ampliación de la forma sonata clásica de un movimiento, la unificación de las obras que constan de varios movimientos  y el uso de las áreas tonales de gran alcance para nuevos efectos dramáticos. Los dos conciertos para piano, han sido revisados muchas veces, desde el Primero, en cuatro tiempos en uno, presentando nexos temáticos y este segundo, posiblemente menos brillante aunque más poético. Hasta 1870, su estilo armónico era similar al de las obras románticas de Chopin o las últimas de Schubert, además de influencias de cantinelas operísticas, especialmente en estudios como Ricordanza, de sus Estudios de ejecución trascendental. Mirabelle Kajenjeri, sorprendente en cuanto al tratamiento de la obra, fue objeto de una entusiasta respuesta, a la que respondería en el bis con el  Ravel de La Alborada del gracioso, perteneciente a Miroirs, pieza con reminiscencias ibéricas por los perfilados acordes staccato que evocan a la guitarra.

Joachim Raff- Sinfonía nº 5, en Mi M. Op. 77 (Lenore)- acólito suyo, sería para el estudioso Walter Labhart, un talento con la delicadeza formal de Mendelssohn, el carácter expresivo de Chopin, el cantábile de Schumann, el pathos de Liszt, en sus elegancias y las virtudes armónicas de Wagner. La presencia de Liszt, en Basilea, le animará tentar la posibilidad de conocerle, consiguiendo un encuentro que será trascendental, ya que se interesará por él, y le invitará a acompañarle en sus giras. En 1850, se convertirá en su asistente y secretario en Weimar- aspecto resaltado por Brönnimann en la charla de antelación-,, una oportunidad única, puesto que la ciudad era un polo de atracción de compositores. Liszt le encargó la orquestación de sus poemas sinfónicos, un trabajo ciertamente intenso y que le ayudará a perfeccionar sus posibilidades. Abandonará Weimar en 1856, para dedicarse precisamente a la composición y a consecuencia de ello serán las obras sinfónicas comenzando por la Sinfonía nº 1 (A la Patria)- 1863-, premiada por la Sociedad de Amigos de la Música, de Viena, verdadero aldabonazo, que dará comba a esa realidad que dejará modelos en otros géneros, basculando entre la tradición clásica de Mendelssohn y el romanticismo programático de Liszt, con instrumentación colorista y plástica. Obras como esta Sinfonía nº 5 (Lenore)- 1872-; la Sinfonía nº 7 (En los Alpes)- 1875-, como más destacadas, pasando su obra al ostracismo a partir de los años ochenta. Quedan idilios pastoriles, marchas fúnebres y fantasmagóricas, encuentros de elfos y dríadas, con las  que ganó popularidad, especialmente en sus compromisos con el Conservatorio Hoch, de Frankfurt, fundado por él.  La Sinfonía Lenore, parte de un relato de Gottfried A. Bürger, encuadrable en un estilo de cuento –gótico en la tendencia de época Sturm und drang y que resume en sus tiempos una descripción de un amorío tremendista bajo el dictado de la presencia de la muerte,  que nos llevaban desde el Liebesglück, al Trennung para someternos al Wiedervereingung im Tode, con la sombra del espectro que bastante debe a las herencias  de los poemas sinfónicos de Franz Liszt.

Ramón García Balado

 

Mirabelle Kajenjeri. Real Filharmonía de Galicia/ Baldur Brönnimann

Obras de C.Debussy, Franz Liszt y Joachim Raff

Centro Cultural Afundación, Vigo

Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela

https://www.ritmo.es/auditorio/critica-el-toque-de-gracia-de-la-pianista-mirabelle-kajenjeri-por-ramon-garcia-balado 

21/02/2025

Da Praza da Música a Rosalía de Castro con la Banda Municipal, en el Teatro Principal

 Teatro Principal, Santiago de Compostela


Concierto de la Banda Municipal dirigida por Casiano Mouriño Maquieira en colaboración con Cantigas e Agarimos que dirigirá Xaquín Xesteira, en el Teatro Principal- día 23, a las 12´00 h., para un programa  homenaxe á Rosalía de Castro por la selección de obras elegidas. Xaquín Xesteira, se formó en la Sociedad Cultural de Cambados, en materias de gaita y tamboril, para proseguir en los dominios de la gaita en el Conservatorio Profesional Superior de Vigo, teniendo como maestro a Nando Casal, miembro del grupo  Milladoiro y a Carlos Núñez. Fue dinamizador de Os Faiscas de Solobeira y cofundador Treixadura, además  de miembro de la Banda Municipal de Castrelo. En su trayectoria, colaboró con  Fuxan os Ventos; Na Lúa y Son de Seu, agrupación en la que tendría labores de dirección artística en distintas materias desde canto, a trabajos instrumentales de gaita, percusión, en labores de profundización en géneros folk. Destaca precisamente en trabajos de dirección con Cantigas e Agarimos, desde 2015, publicando el registro Corazón Aberto (2018), además de publicar un Método de gaita galega  (Edicións do Cumio), que cuenta con varias ediciones.

Cantigas e Agarimos, en este homenaxe á Rosalía de Castro, es agrupación fundada en 1921, la  histórica por excelencia que ha sobrevivido a períodos ciertamente amargos para su subsistencia, un proyecto que tuvo como primeros impulsores a Bernardo del Río Parada, Salvador Cabeza de León, Enrique Sánchez Guerra y Camilo Díaz Baliño, lo que la sitúa como una de las más antiguas del panorama nacional, dentro de su ambición de recuperación de las tradiciones autóctonas. A comienzos del s. XX, el grupo se había forjado merced a la iniciativa del llamado Orfeón La Artística  y del Orfeón Valderde, de la capital compostelana, bajo la presidencia de Salvador Cabeza de León y la titularidad de un jovencísimo Bernardo del Río, pensando entonces en el nombre posible de Coro Queixume dos Pinos, debiendo esperar hasta la fecha mentada para encontrar el nombre que le convertirá en histórico. Para sus comienzos, la necesidad de buscar un espacio que le diese acomodo y que sería la Unión Protectora de Artesanos, el 29 de julio de 1921, presentándose ante la ciudadanía en el Teatro Principal y en La Alameda. En 2007, con el transcurso de los años, en su octogésimoquinto aniversario, se presentó con el espectáculo Na Algalia de Arriba, llevado a distancias villas de la C.A., dentro del Ciclo Danza 3, y en 2011, la colaboración con la  O. X. da Promoción do Programa de Promoción e Difusión do Camiño Xacobeo (2010), coincidiendo con el estreno en Galicia del espectáculo Como cho conto, de Os vellos non deben namorarse, de Castelao, con el espectáculo Lela.

Programa que se iniciará con el pasodoble Sete rosas, de Alejandro de Río Fernández, maestro ourensán,  que destacará por la serie de sus marchas procesionales, producto de  sus compromisos con distintas cofradías a las que se añadirán en especial pasodobles como el que esta matinal de escuchará y de los que dejará otro ejemplo como Botafumeiro, de quien había sido director de la Banda Municipal de Celanova, a finales de los ochenta, entre otras agrupaciones como la de Alongos y Merza, una vida de intensa dedicación voluntariosa que le convirtieron en un nonagenario activo e inquieto, llegado a ser invitado con su Banda de Celanova, a participar en certámenes como los de la ciudad catalana de Rubí o las de las Fallas, en Valencia. Para seguir, la Alborada de Rosalía de Castro, pieza de tradición popular, en arreglo de Marina Vigo y la Foliada de Santiago- letra de Manuel Rey Pose-, y arreglo de Xaquin Xesteira,  del maestro Bernardo del Río Parada, del que Beatriz Cancela Montes en su trabajo La Banda Municipal de Santiago (Música en las compostelanas rúas), editado por Andavira y el Consorcio de Santiago, recordaría que llegaría a nuestra ciudad con ansias de ampliar su formación artística asumiendo la responsabilidad de profesor interino para cubrir la plaza vacante de segundo clarinete a tutti, en Si b., compaginando responsabilidades en el Conservatorio. Una etapa que le cubrió entre los años 1936/44.

Juan Montes-Negra sombra-sobre la poética de Rosalía de Castro, considerada como uno de los  himnos oficiosos de Galicia, procedente de Follas Novas, ganador de un certamen con dos primeros premios y convocado en Pontevedra, gracias a la iniciativa de la Sociedad Económica de Amigos  del País; Montes, apreciado y muy prestigiado, había logrado en 1892, un gran reconocimiento como compositor y director del Orfeón Gallego, por su actuación en certámenes que le habían llevado desde Santander, Bilbao, La Habana e incluso nuestra ciudad. Fechas en las que daría a conocer la marcha de procesión para banda sobre el himno de la Iglesia Ave Maris Stella y otras obras de menor importancia.  Pandeirada do Grove, música de M. Iglesias y letra de Crisanto Sanmartín, con arreglo de Xaquín Xesteira, preparará la escucha de Rosa de Abril, de Andrés Gaos, con arreglo de Xosé L.Represas. Obra póstuma del lucense compuesta en su último año de vida, pieza en una sola sección que se repite, en forma de aria da capo, perteneciente a los Cantares gallego que el músico conservaba en su biblioteca y que gozaba de las preferencias de Luisa Guillochón. Pieza en Fa M. y en forma de Andante, bastante lenta. Se conserva una copia para piano solo quedando como romanza para piano.

Airiños, airiños, aires, página tradicional en su fundamento que motivará el interés de Bernardo del Río, sobre la poética de Rosalía de Castro, y un arreglo de Xaquín Xesteira, quien estará presente a otras de las piezas de esta sesión. Es el caso de Muiñeira de Rubiás, tradicional o el Himno á gloriosa Rosalía de Manuel Valverde, con poema de Ramón Cabanillas; la Foliada da Ribeira de Piquín, del propio Xesteira, para seguir con O Carro, de Baldomero Iglesias (Mero), a quien asociamos con años boyantes de los grupos folkíes, en este caso por Fuxan os ventos-1972/83-, junto a su compañero Xosé Luís Rivas (Mini), con quien hará dúo en A Quenlla, dejando como testimonio más reciente 50 anos de Fuxan os ventos, quixo o páxaro pousar na póla o seu nicho. Mero es autor de poemarios como Na lonxitude do tempo; Recordos de luz e sombra; Doce ducias y partícipe en la recopilación 150 Cantares de Rosalía de Castro y Recendos de luz e de sombra. Ruada de Chamosa, también popular recuperada por  Baldomero Iglesias (Mero), para una visión coral de Julio Domínguez según arreglo de Xesteira, quien dará argumentos musicales en el final, cerrando con la  Foliada Mariñeira, recopilada por M.Iglesias a la puso letra Crisanto Sanmartín

Ramón García Balado

17/02/2025

Amandine Beyer: Efusividad y entusiasmo

 Santiago de Compostela, 13 de febrero


 Amandine Beyer se congratuló de la experiencia compartida con alumnos de la EAEM en el preconcierto ofrecido en la Sala Mozart por los rendimientos a partir de obras de barrocos como G.Torelli, Ernesto Felice Dall´Abaco, G.P. Telemann o A. Vivaldi, en dos conciertos, con el añadido de la complicidad asumida de cierto tratamiento y enfoque de las piezas elegidas, a tenor de los intérpretes comprometidos por segunda vez tras la cita en la que la chelista Nadège Rochat, sería protagonista de la  Dance for Cello and Orchestra de Anna Clyne. Amandine nos ofreció en su primera aportación como artista en residencia, un programa netamente francés, en un alarde de dominio y conocimiento, en el que pudimos escuchar obras de Jean-Féry Rebel, serie de piezas que integraban su composición Les Élements; Elisabeth Jacques de la Guerre, a través de una suite de Céphale et Procis, y otras suites tomadas de Jean-Marie Leclair, de su Scylla et Glaucus y Jean-Philipp Rameau, por extractos de Zoroastre, Les Fêtes d´Hébé y Acante et Céphise. Amandine, promotora de su grupo Gli Incogniti, especializado en instrumentos y planteamientos de época, consigue una excelente adecuación a distintos criterios como el que ya pudimos observar con nuestra Real Filharmonía de Galicia, artista que presenta a su formación por festivales de prestigio y que, a mayores, ha colaborado con la coreógrafa Anne- Teresa de Keersmaeker, directora de la Compañía de Danza Rosas, para promover el espectáculo Partita 2, con presencia en la Cour d´Honneur, del Palacio de los Papas, de Aviñón. Fue su principal maestra Cliara Bianchini, en la Schola Cantorum Basiliensis, a la que sucederá en responsabilidades docente.

Para esta segunda comparecencia, figuras como la de Marianne von Martínez, compositora que reservó para el final, esa vienesa de ascendencia española, ya tuvo obra suya en el concierto de la pianista Noelia Rodiles, dirigió por Nil Venditti, compartiendo cartel con la obertura de Las criaturas de Prometeo- L.v. Beethoven-; el Concierto para piano, en La M. K. 414, de W. A. Mozart y la Segunda Sinfonía, en Si b M. D. 125, de F. Schubert. Marianne, nos dejó una obra juvenil, el Concierto para piano, en La M., su figura, fue tratada por Ernesto Monsalve en su trabajo Salieri. El hombre que no mató a Mozart. Marianne von Martínez (1744/1812), había sido considerada como la Pequeña española, compositora cantante y pianista; alumna de Haydn y atenta cuidadora de Metastasio, en sus últimos días, convirtiéndose en heredera suya, junto a su hermana, llegando a crear una escuela de canto, además de asidua de las veladas organizadas por Antonio Salieri. Nicolás von Martínez, español en el exilio tras la Guerra de Sucesión, tuvo la fortuna de compartir con su familia el entorno artístico de Metastasio y F.J. Haydn. El apellido von, vendría como un laurel que el trono germano otorgó a su leal servicio. Cuántas veces estuvo Salieri en aquella casa de los Martínez, sita en la Michaelerhaus, de Viena, imposible de contar. También el apreciado Salieri pudo conocer y trabar amistad con los próceres artísticos y políticos del momento. La relación entre Marianne y Salieri, fue por tanto inevitable, y no resulta sorprendente que la una tuviera en el otro- siempre agradecido con las gentes y las familias de quienes le mostraron alguna vez su apoyo-, a un aliado y un colega. De hecho, Salieri, escribió en 1773, dos conciertos para piano y orquesta, en Do y en Si b, respectivamente, que sin duda fueron alguna vez interpretados por Marianne. Ella, además de ser una de las compositoras, cantantes y pianistas, más prometedoras de su tiempo, fue alumna de Haydn o Giuseppe Bonno y junto a la emperatriz María Teresa, un nada desdeñable paradigma feminista de la Viena imperial. Ello, sin embargo, no le libró de las tareas que entonces se imponían a su sexo, actuando como enfermera de facto de un anciano Metastasio, que, como sacerdote, no había formado una familia, y acabó requiriendo  de los servicios de jóvenes que lo atendiera, encontrando entre los Martínez a las damas para tal propósito. La Sinfonía en Do, en apreciaciones suyas y de Carme Tubío Barreira, mantenía el patrón de las llamadas Akademien, en estilo de las oberturas avanti l´opera y que en lo sustancial, se repartía en tres tiempos: Allegro con spirito; Andante ma non troppo y Allegro spiritoso. Preclasicismo en los parámetros históricos, para resaltar el diálogo contrastante y el luminoso protagonismo de la propia solista.

Maddalena Lombardini Sirmen-Concierto para violín nº 3, en La M. Op- 3-, pieza seguida en segundo lugar, era una figura nacida en Padua y muerta en Venecia (1745/1818), siendo  reconocida como  violinista y soprano, en el clasicismo temprano, requerida en uno de aquellos hospicios venecianos, L´Ospedale dei Mendicanti, que recogía a niñas huérfanas para formar parte del coro, aprender música en familia junto a muchas aspirantes, a las que se ofrecían becas para instruirlas durante un largo período. Del mismo se beneficiaría ella, única discípula que consiguió una fama internacional. En 1760, sus patronos le financiaron un viaje a Padua, para estudiar con el maestro G. Tartini (1761/4), pretendiendo distanciarse de sus obligaciones con L´Ospedale dei Mendicanti, sin llegar a conseguirlo, por la presión de sus patrones, salvo que ingresase en un convento o contrajese matrimonio. Se casó en 1767, con el violinista Ludivico Maria Sirmen, para lo que recibiría de sus patronos una sustancial dote, comenzando de inmediato importantes giras de conciertos, como los prestigiados Concerts Spirituels parisinos, dejando un libro de memorias. Fue apreciada como compositora, valoración que confirmará Leopold Mozart, que destacó localidad de su Concierto para violín, nº 1, en Si b, y que igualmente tendrá reflejo en el napolitano Tommaso Giordano, quien transcribió sus conciertos para clave y sus sonatas, que se editaron en Londres distintas etapas. La mayoría de sus obras cobraron forma antes de abandonar L´Ospedale dei Mendicanti, en 1767 y sus cuartetos de cuerda son contemporáneos de los Op. 9, de F.J. Haydn. En sus conciertos para violín, el servido en esta sesión: Allegro, Adagio y Rondó: Allegretto, condensaba todo el vocabulario que ella aprendió y desarrolló para la cuerda, con sus características basadas en el control de amplias tesituras, cadencias bien delineadas, cromatismos frecuentes  y llenos de intención, destacando los diseños formales, la explotación de dinámicas y tesituras.  Una herencia de Padua, que resume la consistencia de la forma sonata, en tres movimientos, con texturas homofónicas en lugar de contrapuntísticas, con líneas melódicas largas, que incluyen saltos de tres octavas y ornamentación que reclama una importante expresividad. Obra pues que llegaba para cubrir las apetencias interpretativas de Amandine Beyer.

 Frantisek Xaver Richter -Sinfonía con fuga, en Sol m. Op. 7-, compositor moravo con posible estancia en Italia, fue destacado violinista y compositor de obras de géneros anclados en la conocida escuela de Mannheim, de la que la historia reconocerá como uno de sus representantes, desde la etapa de maestro al servicio de Carlos Teodoro, elector del Palatinado, ya entonces como responsable de obligadas labores camerísticas, un paso previo a su traslado a la condición de Estrasburgo para entregarse a labores similares, ciudad que le acogerá hasta el fin de sus días, dejando un catálogo de obras concertantes para distintos instrumentos y sinfonías al estilo de la elegida para acompañar a las dos protagonistas por excelencia de la jornada. Dejaría por evidencia, las necesarias obras para el culto, mientras la posteridad sabrá de su testimonio a partir de su Traité d´Harmonie, que tendría traducción francesa de Kalkbrenner. Consecuencia de la impronta que le ubica dentro de la escuela de Mannheim, serán las deudas aceptadas con maestros como Niccolò Jomelli, Baldassare Galuppi, compartidas con la de C.Cannabish, K.Stamitz o Ignaz Holzbauer. También tres tiempos de riguroso planteamiento: Adagio- Allegro molto; Andante y Presto, en acatamiento del proyecto propuesto, y que para Amandine Beyer, suponía la excelente prueba de confirmación en doble responsabilidad comenzando por esa primera confraternización con los aspirantes del CAEO, de la EAEM y el ofrecido como Artista en residencia, que culminará con el reservado para el mes de mayo, entre el Centro Afundación, de Vigo y el Auditorio de Galicia, en el Segundo (En) Foco, entre obras de Henry Purcell, Peter Eötvös y J. S. Bach.

Ramón García Balado 

Amandine Beyer. Real Filharmonía  de Galicia

Obras de Marianne Martínez, Maddalena Lombardini y Frantisek Xaver Richter

Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela

Círculo das Artes, Lugo

Víctor Pablo Pérez: Bruckner en sus indecisiones

 A Coruña - 14/02/2025

Víctor Pablo Pérez para una obra a su medida, la Sinfonía nº 2, en Do m. de Anton Bruckner, un director que estuvo al frente de esta formación desde los años fundacionales en los que compartió experiencias con la Sinfónica de Tenerife, dejando excelentes impresiones por su voluntad de abordar grandes repertorios como el operístico wagneriano como El oro del Rin o el War Requiem de Benjamin Britten, además de cuidar su presencia en los años afortunados de añorado Festival Mozart, prestigio ganado por su reputado período como alumno de Carlo Maria Gulini  y su acercamiento a Rafael Kubelik. No menos importancia, había tenido su participación con esta formación como orquesta invitada en residencia, al festival de Pésaro, mediando con fortuna la iniciativa de Alberto Zedda. La impresión definitiva durante tantos años, dejó excelentes sensaciones por lo que no resulta extraño el hecho de volver a encontrarnos con él con frecuencia, en especial con programas de gran sinfonismo.

Anton Bruckner- Sinfonía nº 2, en Do m. (A 93)-, obra que como el resto de su apartado dedicado a estos repertorios, parece un tema definitivamente no concluido al que no es ajeno esta composición, provocando permanentes polémicas en cuanto a la aceptada como de referencia. Tras el estreno de esta obra, Johann Herbeck le convencerá para que hiciese considerables alteraciones en vista a una prueba ante los aficionados en 1896, tema que recuperaremos cual insuperable obsesión en otras obras, asistiendo a las sugerencias bien intencionadas de compañeros como Josef Schalk o Ferninand Loewe, en lo relativo a la propia orquestación. Un permanente escollo que, en resumen, acabará con afortunadas conclusiones actualmente perfectamente asimiladas.  Herbeck fue particularmente insistente en este asunto de los cambios internos y en profundidad. Aspectos como el cambio de título en el Adagio, y las diversas indicaciones de tempo e ideas de planteamiento en otros movimientos, no tienen especial importancia, ni tampoco la serie de voces subsidiarias en el Finale. Al margen queda la excluida primera versión revisada del autor y Herbeck, de 1892, editada por Doblinger en 1892, por diferir ampliamente con la  de Nowak (Sociedad Bruckner del autor), elegida para el concierto de la jornada.

Densa como el resto de sus ambiciosos sinfonismos, partimos del Ziemlich schnell (Moderato), con un tema de chelos sobre un aletear de violines y violas, dentro de un pasaje melódico que anunciaba la entrada de trompas y una trompeta que lograba imponer una base rítmica fundamental para el desarrollo del tiempo, que presumía un sustento enriquecido muy peculiar en el tratamiento de un estilo que será perceptible en el resto de sus composiciones. Siempre y a tener en cuenta, una armonía enriquecida en calidad de aspecto unificador, mantenida por claras transformaciones que acabarán encontrándose en un pianissimo de clarinetes, fagotes y trompas. Pulsaciones de timbales y una sencilla pausa, habían precedido a la entrada  del segundo tema cantábile, enunciado por chelos y a un tercero a cargo de clarinetes, flautas y oboes, sujetos por necesidad a expresivas transformaciones. Un enfrentamiento permanente entre instrumentos solistas, se abocaba a una especie de efusión épica en su vuelta al comienzo del Moderato, en un tutti de solemne expresividad.

Feierlich, etwas bewegt (Solemne y poco animado), en forma de Andante,  abundó en el temperamento bruckneriano de una composición cargada de ansiadas connotaciones, esencialmente por ese talante meditativo que resultó tan propicio para quien se confiesa devoto del autor; la importancia de las figuras melódicas y armónicas puestas en planteamiento por los violines y el resto de las cuerdas con respetuosa traducción sonora por oboes y trompas con argumentos de clara expresividad, mientras que las cuerdas mantuvieron cierta primacía gracias a un tratamiento en pizzicato. Un solo de fagot, no dejaba de ser un elemento gratamente contrastante, en preparación de detalles tomados en plenitud de obras precedentes como el Benedictus, de la Misa en Fa M., obra concluida mientras trabajaba sobre esta sinfonía. Un apunte de cálida resolución, será expuesto por un solo de trompa, recibido en sordina por las cuerdas.

Schnell (rápido), para el espacio del Scherzo. Indicado así por Haas o Mässig schnell, por Nowak, resumía la discrepancia en las posibilidades reales para la elaboración del tiempo, enmarcado por su asentamiento en la percepción de su dimensión sonora, en la que el trío remite sin condicionantes al estilo de un popular ländler, ensoñador por necesidad gracias a la aportación de las violas, a las que responderían  segundos violines, clarinetes y chelos, un Bruckner, en su ideario en estos enfrentamientos insalvables con sus urgencias sensible.

El Finale Mehr schnell (más rápido), siempre insistiendo en el ámbito de estos parámetros, también se propuso desde un Moderato inicial que facilitará el desarrollo de tres temas, observando en los dos primeros claras dependencias estilísticas y temáticas hasta los aspectos más reconocibles, marcados por la aparición de un ostinato, procedente del comienzo de la sinfonía. Los elementos unificadores especialmente hacia el final de este tiempo, se ya se había encontrado en el desarrollo y que se recuperaban en la coda. Para una clara conformación, la importancia que durante este tiempo, tiene la base rítmica mantenida desde la entrada de la coda. Una serie de emparejamientos con otras composiciones, aparecen en el Kyrie de la Misa en Fa m.,  con el resultado de una conclusión rica, para esta sinfonía que Bruckner,  estrenará el 26 de octubre de 1873, en Viena, con un recibimiento clamoroso. Bastará con recordar el permanente problema textual presentado por las diferentes sinfonías en su acabado y resolución, verdadero escollo para la musicología, asunto del que en buena medida, será el responsable real por sus obsesiones e irrefutables dudas.

Ramón García Balado

 

Orquesta Sinfónica de Galicia / Víctor Pablo Pérez

Anton Bruckner: Sinfonía nº 2, en Do menor

Palacio de la Ópera, A Coruña

Ramón Pérez-Sindín Blanco en De Lugares e Órganos, en la Igrexa da Compañía

  Igrexa da Universidade, Santiago de Compostela Concierto del clavecinista y organista Ramón- Sindín Blanco en De Lugares e Órganos - Igre...