Santiago de Compostela, 13 de febrero
Amandine Beyer se congratuló de la experiencia compartida con alumnos de la EAEM en el preconcierto ofrecido en la Sala Mozart por los rendimientos a partir de obras de barrocos como G.Torelli, Ernesto Felice Dall´Abaco, G.P. Telemann o A. Vivaldi, en dos conciertos, con el añadido de la complicidad asumida de cierto tratamiento y enfoque de las piezas elegidas, a tenor de los intérpretes comprometidos por segunda vez tras la cita en la que la chelista Nadège Rochat, sería protagonista de la Dance for Cello and Orchestra de Anna Clyne. Amandine nos ofreció en su primera aportación como artista en residencia, un programa netamente francés, en un alarde de dominio y conocimiento, en el que pudimos escuchar obras de Jean-Féry Rebel, serie de piezas que integraban su composición Les Élements; Elisabeth Jacques de la Guerre, a través de una suite de Céphale et Procis, y otras suites tomadas de Jean-Marie Leclair, de su Scylla et Glaucus y Jean-Philipp Rameau, por extractos de Zoroastre, Les Fêtes d´Hébé y Acante et Céphise. Amandine, promotora de su grupo Gli Incogniti, especializado en instrumentos y planteamientos de época, consigue una excelente adecuación a distintos criterios como el que ya pudimos observar con nuestra Real Filharmonía de Galicia, artista que presenta a su formación por festivales de prestigio y que, a mayores, ha colaborado con la coreógrafa Anne- Teresa de Keersmaeker, directora de la Compañía de Danza Rosas, para promover el espectáculo Partita 2, con presencia en la Cour d´Honneur, del Palacio de los Papas, de Aviñón. Fue su principal maestra Cliara Bianchini, en la Schola Cantorum Basiliensis, a la que sucederá en responsabilidades docente.
Para esta segunda comparecencia, figuras como la de Marianne von Martínez, compositora que reservó para el final, esa vienesa de ascendencia española, ya tuvo obra suya en el concierto de la pianista Noelia Rodiles, dirigió por Nil Venditti, compartiendo cartel con la obertura de Las criaturas de Prometeo- L.v. Beethoven-; el Concierto para piano, en La M. K. 414, de W. A. Mozart y la Segunda Sinfonía, en Si b M. D. 125, de F. Schubert. Marianne, nos dejó una obra juvenil, el Concierto para piano, en La M., su figura, fue tratada por Ernesto Monsalve en su trabajo Salieri. El hombre que no mató a Mozart. Marianne von Martínez (1744/1812), había sido considerada como la Pequeña española, compositora cantante y pianista; alumna de Haydn y atenta cuidadora de Metastasio, en sus últimos días, convirtiéndose en heredera suya, junto a su hermana, llegando a crear una escuela de canto, además de asidua de las veladas organizadas por Antonio Salieri. Nicolás von Martínez, español en el exilio tras la Guerra de Sucesión, tuvo la fortuna de compartir con su familia el entorno artístico de Metastasio y F.J. Haydn. El apellido von, vendría como un laurel que el trono germano otorgó a su leal servicio. Cuántas veces estuvo Salieri en aquella casa de los Martínez, sita en la Michaelerhaus, de Viena, imposible de contar. También el apreciado Salieri pudo conocer y trabar amistad con los próceres artísticos y políticos del momento. La relación entre Marianne y Salieri, fue por tanto inevitable, y no resulta sorprendente que la una tuviera en el otro- siempre agradecido con las gentes y las familias de quienes le mostraron alguna vez su apoyo-, a un aliado y un colega. De hecho, Salieri, escribió en 1773, dos conciertos para piano y orquesta, en Do y en Si b, respectivamente, que sin duda fueron alguna vez interpretados por Marianne. Ella, además de ser una de las compositoras, cantantes y pianistas, más prometedoras de su tiempo, fue alumna de Haydn o Giuseppe Bonno y junto a la emperatriz María Teresa, un nada desdeñable paradigma feminista de la Viena imperial. Ello, sin embargo, no le libró de las tareas que entonces se imponían a su sexo, actuando como enfermera de facto de un anciano Metastasio, que, como sacerdote, no había formado una familia, y acabó requiriendo de los servicios de jóvenes que lo atendiera, encontrando entre los Martínez a las damas para tal propósito. La Sinfonía en Do, en apreciaciones suyas y de Carme Tubío Barreira, mantenía el patrón de las llamadas Akademien, en estilo de las oberturas avanti l´opera y que en lo sustancial, se repartía en tres tiempos: Allegro con spirito; Andante ma non troppo y Allegro spiritoso. Preclasicismo en los parámetros históricos, para resaltar el diálogo contrastante y el luminoso protagonismo de la propia solista.
Maddalena Lombardini Sirmen-Concierto para violín nº 3, en La M. Op- 3-, pieza seguida en segundo lugar, era una figura nacida en Padua y muerta en Venecia (1745/1818), siendo reconocida como violinista y soprano, en el clasicismo temprano, requerida en uno de aquellos hospicios venecianos, L´Ospedale dei Mendicanti, que recogía a niñas huérfanas para formar parte del coro, aprender música en familia junto a muchas aspirantes, a las que se ofrecían becas para instruirlas durante un largo período. Del mismo se beneficiaría ella, única discípula que consiguió una fama internacional. En 1760, sus patronos le financiaron un viaje a Padua, para estudiar con el maestro G. Tartini (1761/4), pretendiendo distanciarse de sus obligaciones con L´Ospedale dei Mendicanti, sin llegar a conseguirlo, por la presión de sus patrones, salvo que ingresase en un convento o contrajese matrimonio. Se casó en 1767, con el violinista Ludivico Maria Sirmen, para lo que recibiría de sus patronos una sustancial dote, comenzando de inmediato importantes giras de conciertos, como los prestigiados Concerts Spirituels parisinos, dejando un libro de memorias. Fue apreciada como compositora, valoración que confirmará Leopold Mozart, que destacó localidad de su Concierto para violín, nº 1, en Si b, y que igualmente tendrá reflejo en el napolitano Tommaso Giordano, quien transcribió sus conciertos para clave y sus sonatas, que se editaron en Londres distintas etapas. La mayoría de sus obras cobraron forma antes de abandonar L´Ospedale dei Mendicanti, en 1767 y sus cuartetos de cuerda son contemporáneos de los Op. 9, de F.J. Haydn. En sus conciertos para violín, el servido en esta sesión: Allegro, Adagio y Rondó: Allegretto, condensaba todo el vocabulario que ella aprendió y desarrolló para la cuerda, con sus características basadas en el control de amplias tesituras, cadencias bien delineadas, cromatismos frecuentes y llenos de intención, destacando los diseños formales, la explotación de dinámicas y tesituras. Una herencia de Padua, que resume la consistencia de la forma sonata, en tres movimientos, con texturas homofónicas en lugar de contrapuntísticas, con líneas melódicas largas, que incluyen saltos de tres octavas y ornamentación que reclama una importante expresividad. Obra pues que llegaba para cubrir las apetencias interpretativas de Amandine Beyer.
Frantisek Xaver Richter -Sinfonía con fuga, en Sol m. Op. 7-, compositor moravo con posible estancia en Italia, fue destacado violinista y compositor de obras de géneros anclados en la conocida escuela de Mannheim, de la que la historia reconocerá como uno de sus representantes, desde la etapa de maestro al servicio de Carlos Teodoro, elector del Palatinado, ya entonces como responsable de obligadas labores camerísticas, un paso previo a su traslado a la condición de Estrasburgo para entregarse a labores similares, ciudad que le acogerá hasta el fin de sus días, dejando un catálogo de obras concertantes para distintos instrumentos y sinfonías al estilo de la elegida para acompañar a las dos protagonistas por excelencia de la jornada. Dejaría por evidencia, las necesarias obras para el culto, mientras la posteridad sabrá de su testimonio a partir de su Traité d´Harmonie, que tendría traducción francesa de Kalkbrenner. Consecuencia de la impronta que le ubica dentro de la escuela de Mannheim, serán las deudas aceptadas con maestros como Niccolò Jomelli, Baldassare Galuppi, compartidas con la de C.Cannabish, K.Stamitz o Ignaz Holzbauer. También tres tiempos de riguroso planteamiento: Adagio- Allegro molto; Andante y Presto, en acatamiento del proyecto propuesto, y que para Amandine Beyer, suponía la excelente prueba de confirmación en doble responsabilidad comenzando por esa primera confraternización con los aspirantes del CAEO, de la EAEM y el ofrecido como Artista en residencia, que culminará con el reservado para el mes de mayo, entre el Centro Afundación, de Vigo y el Auditorio de Galicia, en el Segundo (En) Foco, entre obras de Henry Purcell, Peter Eötvös y J. S. Bach.
Ramón García Balado
Amandine Beyer. Real Filharmonía de Galicia
Obras de Marianne Martínez, Maddalena Lombardini y Frantisek Xaver Richter
Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela
Círculo das Artes, Lugo
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