17/12/2024

Haendel y Vivaldi: ¡Cantamos!, en proyecto conmemorativo con coros de Galicia

 Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela

 

Concierto para estas fechas con la RFG en colaboración con el Coro de la OSG, dentro del proyecto conmemorativo con Coros de Galicia, bajo la dirección de Javier Fajardo en el Auditorio de Galicia- día 19 a las 20´ 30 h., y que se repetirá al día siguiente a la misma  hora- con  invitación al previo de Conversando con…19´45 h-, con el propio director, y ofrecerá en programa el Gloria RV. 589, de A. Vivaldi  y una selección de El Mesías, de G. F. Händel, contando como solistas con la soprano Susana García  y el contratenor Alberto Miguélez Rouco-soberbio el trabajo con su grupo Los Elementos, con la zarzuela barroca de J. de Nebra, Cegado el amor, no es ciego y en  el  Auditorio Nacional, con La cautela en la amistad  y Robo de las sabinas, de Francesco Conselli-Javier Fajardo, al que ya tuvimos en un programa similar, realizó estudios con Gary Garden, Frieder Bernius, Simon Hasley y Gils Leenars. Realizó conciertos  con el Kammerchor Stuttgart, la Klassische P. Stuttgart o el Rundkfunkchor Berlin y dirigió obras como El martirio de San Sebastian (C.Debussy); Orfeo ed Euridice (Gluck) y la recuperación de el Requiem in memoriam de Luis de Camôes, de Joâo Domingos Bomtempo, con la OSG.

Susana Garcia, fue recientemente Gianetta en L´elisir d´amore de Donizetti en las actividades de Amigos de la Ópera de A Coruña, en la que había ofrecido el año anterior una gala en el Museo de Belas Artes, acompañada por la pianista Cristina Ledo, con arias de Mozart, Liszt, Rossini, Massenet. Offenbach y romanzas de Amadeu Vives, una continuidad de su presencia ya ofrecida en el ciclo Lírica Inclusiva. En su evolución, recordaremos su participación en el Coro Cantabile. Destacó en roles de óperas como Dido y Eneas (Belinda) o en el Requiem, de G.Fauré. Entre sus maestros, mencionaremos a Diana Somkhieva, Marta Pujol y Josep Buforn.  Alberto Miguélez Rouco, estudió en la Musik Akademie Basilea, con Rosa Domínguez, comenzando a cubrir roles de importancia en su registro de contratenor. Fundó el grupo Los Elementos, en homenaje a Antonio Literes o Vendado es amor, no es ciego, de José de Nebra, y con  él se dio a conocer en óperas barrocas esta Vendado es amor, no es ciego, de Nebra- ofrecida en la temporada 2020, de Amigos de la Ópera de A Coruña-,o Donde hay violencia, no hay culpa. Profesores suyos fueron Paul Agnew, René Jacobs, Christophe Rousset o Gabriel Garrido. Una evolución incesante que le llevaron a incorporarse a Les Jardin des Voix, de Williams Christie, en obras como la Johannes Passion, el Magnificat, oratorios de Cadara o la ópera de Häendel Israel in Egypt, compositor del que interpretó recientemente en el Liceu de Barcelona Giulio Cesare (Nireno).

Antonio Vivaldi- Gloria RV 589-, composición de 1713, y que dejará en segundo plano otras similares por su procedimiento de escritura en lo relativo al género cultivado en el XVIII veneciano, confirmando su distanciamiento del stile antico, marcado por el contrapunto y las antífonas, dejando paso a un formalismo con aspectos tomados de la ópera y el virtuosismo, realzando la importancia del texto y el protagonismo de los solistas. Los rasgos del bel canto, serán determinantes, dentro de una estructura compleja por la presencia de importantes contrastes y el empleo habitual del ritornello instrumental y los acompañamientos de ariosi libres en su idea. Obra que se desarrolla desde un Allegro, con coro mixto, orquesta y continuo.  Andante ( Y paz en la tierra), con el mismo recurso orgánico, en la tonalidad de Re menor, tiempo destacado por su compleja armonización confiada a los violines, y un fugato repartido entre cuatro voces y coro.  Allegro (Te alabamos), para dos solistas que se presentan de forma paralela, frente a un ritmo contrastante de cuerdas.  Adagio, para coro, orquesta y continuo, en contestación al tiempo precedente, resuelto en un unísono silábico.  Allegro (Por tu Gloria inmensa), en el que el coro se erige en protagonista, sin acompañamiento instrumental, dentro de un fugato poderoso y realzado en su brevedad por la riqueza del colorido de armónicos de numerosas modulaciones.  Largo, para soprano, violín solo y continuo, en un aire de barcarola.  Allegro, destinado a todos los efectivos y recursos en escena.  Adagio, para contralto, coro, orquesta y continuo, ofreciendo el enfrentamiento expresivo de solista y coro, para ceder a un nuevo Adagio, cargado de numerosas alteraciones que nos preparan para un Allegro, una muestra de los recursos tomados del belcantismo operístico. Otro Allegro, con coro, orquesta y continuo, nos sugiere el comenzó del Gloria y un Allegro de conclusión en forma de inmensa fuga majestuosa con un Amen de conclusión realzado por las trompetas. Elementos del Gloria RV 589, se relacionan con un Gloria de 1708, de G.M. Ruggieri, del que disponía de un manuscrito original.

El Mesías de Händel, escrito en el período estival de 1741, en sólo tres semanas, descubre un vigor poco común mientras el autor pasaba por un período de ingratas circunstancias, consiguiendo con este oratorio su obra más universal, que en la actualidad compite con el legado de sus óperas, afortunadamente recuperadas para la escena. Händel era en Inglaterra un aclamado compositor precisamente de óperas, que rendían al gran público, Charles  Jennens, su colaborador habitual, se haría cargo del libreto, aunque el propio compositor tuviese la última palabra en su resultado final, pesando con todo su rigor el tributo a la tradición anglicana de los salmos. A diferencia de otras obras, en lo instrumental se apoya en cuerdas y continuo, con escuetas apariciones de trompetas, fagotes y oboes (que sólo se usan para doblar violines y chelos). Con su economía de medios, muestra gran plenitud y virtuosismo, con referencia a la escuela alemana del estilo contrapuntístico, junto al estilo concertante italiano. La vigencia de El Mesías, hace difícil entender que fuese un compromiso ocasional sin más, en principio insegura en sus resultados y probablemente irrepetible. Único oratorio verdaderamente sacro que escribió y que se interpretó en vida del autor, en un edificio sacro. Para Jennens, un sencillo entretenimiento, aunque quintaesencialmente es obra de un compositor teatral. Evitará el énfasis coral de obras como Israel in Egypt, inclinándose en igual proporción para solos y coro, que tan buenos resultados le había dado en L´Allegro, il Penserioso ed il Moderato, o Athalia, Esther o Jephta. Enfrente quedan esas obras para el espacio escénico como Agrippina, Orlando, Ariodante, Berenice, Ezio o Rinaldo. Para ser una obra compuesta en tan poco tiempo, es sorprendente las mínimas exigencias evidentes de préstamos de obras, la mayoría tomados de obras suyas, algunas de sus duetos recientes italianos en coros. Si El Mesías estaba pensado para los escenarios londinenses, en los que el compositor pasaba por una época de incertidumbre, en los que sus oratorios no gozaban de la presumible prestancia y aceptación que había recibido con las óperas, no deja dudas a esa preferencia a su estreno en Dublín, cuestión que en definitiva no será suficientemente aclarada. Obra que puede ser interpretada con tan sólo cuatro solistas y una orquesta de cuerda complementada por continuo, trompetas y timbales (oboes, fagotes, y trompas, serían añadidos en las representaciones de Londres). Dublín, con recursos más modestos, era la ciudad que tuvo en mente, para el estreno ofrecido el 18 de noviembre de 1741, mientras quedaba en estado de boceto otra obra como Sansón. En medio de una cargante competencia, los músicos no podían permitirse el lujo de demorar sus compromisos por mucho tiempo.

Ramón García Balado

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