16/10/2024

Serguei Khachatryan, solista del Concierto para violín, Op. 77, de J.Brahms, con la OSG

 Palacio de la Opera, A Coruña

Serguei Khachatryan será solista del Concierto para violín, en Re M. Op. 77, de Johannes Brahms, con la OSG dirigida por Anja Bihlmaier, en el Palacio de la Ópera de  A Coruña- día 18, a las 20´00-, completando programa con la Sinfonía nº 5, en Do m. Op. 67, de L. van Beethoven.  Serguey Khachatryan obtuvo el Premio del VII Concurso Sibelius (Helsinki) y el Queen Elisabeth, de Bruselas (2005), tras una carrera asentada con la Berlin Philharmonic O.; la Tonhalle, de Zurich; la Sinfónica de San Francisco (M. Tilson Thomas); la O. S. de Boston (B. Haitink); el Royal Fest. London o la P. O. (Christoph von Dohnanyi y la relación mantenida con el Festival de Ravinia. Se maneja con un Ysaye Guarneri  (1730), cesión de la Nippon Music Foundation.   Anja Bihlmaier, dirige a la O. F. de Lahti y ocupará la plaza  de Residentic O. de La Haya. Estudió en el Consevatorio de Friburgo con Scott Sanmaier, para seguir en el Mozarteum de Salzburgo con Dennis Russell Davis y Jorg Rotter, recibió  becas de la Fundación Brahms y de la Deutsche Dirigentforum  (2005), siendo galardonada con el Premio D. Mitropoulos (2006) y el reconocimiento de finalista del Donatella Flink (2008).

El Concierto para violín y orquesta, en Re M. Op.77, de J. Brahms guarda afinidades con su primero para el piano aunque exige una técnica más excepcional, por su virtuosismo. La idea artística había sido de suma importancia, similar a la de sus creaciones sinfónicas inspiradas en el timbre de los instrumentos, evitando aspectos que beneficiasen al solista, en su elaboración mucho tendría que ver su apreciado Joachim, enfrentado a ese solista con una serie de dificultades y nuevos problemas. Íntimamente está relacionado con la Sinfonía en Re M., y el manejo de las dobles cuerdas manifiesta un mayor protagonismo en lo relativo a las exigencias, para lo que se valdría de los asesoramientos de Joachim. La Biblioteca del Estado Alemán (Berlín), posee el manuscrito de la página del violín con las correcciones sugeridas, además de una colección de cartas cruzadas entre ambos, la aceptación de aquellas sugerencias no tendrá gran recorrido en cuanto a la obra. Composición de madurez, muestra un Allegro ma non troppo inicial dentro de la típica forma sonata pero con una actitud imponente y compleja de gran aliento expresivo que había compartido con Mendelssohn, precisamente por su carácter ensoñador y que más de algún experto encuentra detalles que le acercan al Concierto para violín, de Beethoven. Mantendrá a lo largo de la obra el protagonismo otorgado a la orquesta como elemento de equilibrio, y conviene destacar en el tiempo los tres temas desarrollados por la orquesta en respuesta a los grandes pasajes del solista.  El Adagio, en forma tripartita no deja de impresionar por su luminosidad y poesía melancólica, siendo el oboe el responsable de dar argumentos a esa poética melódica y que remitiría a una tonada bohemia, con un intermezzo central que eleva el grado de intensidad y fluidez que respira un aire tibio, dejando entrada al Allegro gioccoso, non troppo vivace, cuyas tintas recaen en la pujanza de la masa orquestal, posible estilo beethoveniano, en un reparto alla pari, entre nuestro solista y la orquesta que se decide por marcar la pauta camino de la conclusión por su tono heroico y de zingarismos tomados de la tradición recibida. Un concierto brahmsiano riquísimo y de intuiciones geniales desde el punto de vista de la técnica violinística, lo que le convierte en obra inmortal también por el tratamiento de la orquesta.

Beethoven-Sinfonía nº 5, en Do m. Op.67-, impulsiva, ominosa y fatídica, nacida entre el arrebato creativo de algunas de sus sinfonías, aunque más unificada en su creación, cuya esencia de tal unidad, se trasmite por la simpleza propuesta por el tamborileo de cuatro notas en un ritmo primario, un ritmo que saturará ese primer tiempo, regresando al final con diferentes apariciones. Su amanuense Anton Schindler, el detalle confesado sobre la cita: Así llama el destino a la puerta, con la que siempre estuvo obsesionado, aunque Schindler era un mentiroso compulsivo y las dudas quedarán como un acertijo sin más, a pesar de que era un músico serio y perspicaz, por lo que la leyenda termine aceptándose como realidad posible Un Allegro con brío, algo similar a la acción del Destino de un individuo ante una acometida que no puede rechazar sino tan solo soportar. Lo conciso del material exhibe desde el primer gesto esa imperdonable explosión que contribuye a sentir la energía a partir de las armonías más simples, asediándonos por esa musculosa cualidad de actitud primaria, prestando cuerpo al elemento de las cuatro notas de marca a modo de íncipit, un patrón de cadencia universal como recurso universal del Destino para remitirnos al despliegue de energía que presenta al héroe simbólico.  El Andante con moto, humildemente escala con un tema dulce reclamo de consuelo gracias a los aspectos que le aproximan a Haydn, dentro de una estructura de la variación que se configura entre dos temas, un tiempo recibido in medias res a partir del cantarín tema de los chelos como un oasis de consuelo. Su primer tema fue esbozado como Andante quasi minueto, a pesar de su apacible encanto logrando el chelo una configuración extraña. El Allegro que enlazará con el Allegro final, quedan en realidad fundidos en un grandioso fresco arquitectónico, recreando en lo posible una sensación de continuidad entre prodigiosas intuiciones, con un anuncio que gravita entre pizzicati y arpegios. Un posible pequeño caos se traduce en forma de Scherzo, entre murmullos de bajos, asomando un trío jovial elaborado por terceras descendentes, con guiños de perfiles farcescos en manos de contrabajos, dejando a  la música en caída súbita por una misteriosa textura de cuerdas y vibrantes timbales. El Allegro finale, resulta una triunfante recomposición del primer movimiento, sin ese fatídico monorritmo pero bajo la amenaza de la implacable intensidad (aunque ahora jubilosa por su intensidad). Los materiales del Primer y del Último movimiento, son los mismos. El motivo rítmico primario está al principio envuelto en escalas que se proyectan hacia arriba. El motivo principal del movimiento es una figura ascendente de tres notas, profetizado en el tema de los metales del segundo movimiento

Ramón  García Balado

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