11/08/2025

Conciertos del XIII Festival Groba de Ponteareas

 Auditorio Reveriano Soutullo, Ponteareas

 


Fiel a su cita en este mes, el Festival Groba de Ponteareas, continúa actividades durante esta semana, reservando para el martes día 19, en el Auditorio Reveriano Soutullo a  las 21´00 h., un programa de compositores de reconocido reconocimiento como es el caso  de Luigi Boccherini, en obra tan representativa como La musica notturna delle strade di Madrid (Quintettino G. 324), que recibimos en interpretación de los chelistas del Elaia Quartet, junto al chelista Luka Coetze, obra repartida entre tiempos que partiendo de Le campane de´ll Ave María y el Tamburo dei Soldati, nos llevan hasta el tamburo y la conocida Ritirata (maestoso), obra del grupo de otras de 1780, los seis pequeños trabajos en forma de quinteto, cobrando el elegido una mayor consideración, capricho en  tiempos descriptivos y que constituyen con la Op. 11, nº 6 (L´Ucceliera), su única incursión dentro de tan peculiar género ya desde el primer tiempo: Ave Maria delle Parrochie, por el sonido recreado de las campanas que sirve de antelación al Minuetto dei ciechi, en el que se imitan los sonidos de la guitarra. La ritiratta (retreta), en forma de variaciones en Do M., el autor volvería a utilizar esas variaciones como tercer movimiento del Quintetino con piano Op. 12, op. 57, que acabará transcribiendo para un Quinteto con guitarra G. 453, motivo que repercutirá en una carta a Pleyer, del verano de 1797, en la que se oponía a la publicación de la Op. 30, nº 6, pues estimaba que fuera de España, no sería comprendida ni apreciada por los ejecutores ni por los aficionados. Sus quintetos serán un absoluto modelo de estilo, que inevitablemente contribuirán a contar con imitadores. Idea nos puede dar los Quintetos para guitarra, dos violines, viola y violonchelo G. 445/53.

Sergei Rachmaninov, al que escuchamos con la Sonata para chelo y piano en Sol m. op. 19, en interpretación de Luka Coetze (chelo) y Marianna Prejvalskaya (piano), vuelve para ofrecernos el Trío elegíaco: Lento lúgubre; Tempo rubato- risoluto y Tempo Allegro alla marcia, teniendo como intérpretes  a Veriko Tchumburidze (violín); Luka Coetze (chelo) y a la pianista Marianne Prejvalskaya, obra escrita a comienzos de 1892, en Moscú, para recibir su estreno en la Sala Vostryakov, de Moscú, por los músicos David Kreyn (violín) y Anatole Branudkov (chelo), con el autor al piano. Obra en un desarrollo sin solución de continuidad dentro de los cánones clásicos imaginables a partir de ese Lento lúgubre, en la tonalidad de Do m., tema expuesto por el piano que evoluciona en el estilo de Ferenz Liszt, hacia un ambiente musical deseado, en el marco de definición elegíaca: più vivo; con anima; appasionato; tempo rubato, risoluto…Sobresalen los episodios repetidos simétricamente para abocarnos a una forma de marcha fúnebre, que confirma las intenciones del compositor, logrando que el piano, resuene como un instrumento que evocará un tañido fúnebre. Un trío juvenil en el que el teclado es el verdadero protagonista del discurso, dejando que las cuerdas se manifiesten con un presumible talante vocal, particularmente en el chelo. Obra que tardará en editarse, y que verá la luz en 1947, en Moscú, para esperar más de una década en repetir edición.

Erich Wolfgang Korgold- Much Ado about nothing- en versión para violín y piano,  obra resumida en tiempos que desde Maiden in the Bridal Chamber y Dogberry and Verges, nos llevarán a la Scene in the Garden y la Masquerade-hornpipe. Korgold fue un maestro en la historia de las bandas sonoras: Captain Blood; Give Us the Night; The  Prince and the Pauper; The Constant Nyph; The Sea Hawk; Escape Me Never o la importante serie de adaptaciones. Un centroeuropeo de años amargos que se trasladó a Viena antes de encontrar acomodo en Viena, pero con escasa fortuna, lo que le obligó a recibir el conocido reconocimiento en los Estados Unidos. A mediados de los años treinta, había sido invitado por el director Max Reinhardt, quien le confiaría la adaptación de La comedia de una noche de verano de Félix Mendelssohn, verdadero asidero de circunstancias y una prueba experimental de lo que serán los trabajos para el cine. También había dejado su cuño en óperas como The Ring of Polycates o Violanta, entremezcladas con cantatas como Nixie y Gold. Se observan en su  evolución las influencias de Gustav Mahler y Richard Strauss, quien se interesó en su evolución y al que dedicará su obra Straussiana. Trabajos suyos serán, en otro ámbito, Much Ado about nothing, una suite teatral que hará pareja con el ballet Primavera, canciones de éxito popular como Love for Love, sobre texto de Ted Koehler; otra ópera como Die Kathrin (1938); el Concierto para violonchelo y orquesta en Do Op. 35, que le servirá de material para su película Deception o la obertura sinfónica Sursum corda, que le valdrá para la banda sonora de Robín de los bosques.

Maurice Ravel- Sonata para violín y piano, en sus tiempos: Allegretto; Blues. Moderato y Perpetuum mobile. Allegro, composición que se confía a Veriko Tchumburidze (violín) y Marianna Prejvalskaya (piano), obra de evolución dilatada y dedicada a su apreciada Hèléne Jourdan- Morhangue, destinada a su estreno en la Salle Erard parisina, con George Enescu (violín) y el autor al piano. El Allegretto es el tiempo más desarrollado, elaborado sobre cuatro temas, desde el primero con un aire pastoral, expuesto por el piano y un segundo tema muy condensado caracterizado por los stacatti y un tercero muy expresivo. El Blues se recrea en el gusto de las síncopas a modo de ostinatti rítmicos que no disimula la influencia jazzística del blues, perceptible en el tiempo inicial. Una evocación para el autor, que se entretiene con las influencias del banjo y del saxofón. El Perpetuum mobile, movimiento más corto, se inicia sin disimulo con un ostensible motivo en stacatto, tomado del primer movimiento y que se cierra con otra evocación bucólica en un decrecimiento progresivo. Las notas repetidas y los arpegios del violín, desnaturalizan ligeramente al instrumento.

La Igrexa do Convento de Canedo- día 20, a las 19´00 h-, prepara un concierto en el que tendrá protagonismo la chelista Luka Coetze,  quien ofrecerá una curiosidad rescatada por Aslamazyan en revisión junto a la Bulgarian Chamber Orchestra, una Passacaglia, movimiento característico incorporado a la forma de la suite, y      que en su procedencia nos lleva a Händel, constatable en un registro realizado sobre otros compositores barrocos como Antonio Vivaldi o N.Paganini,  una aventura en la que participaron Dina Schneidermann y D. Hristov. Para seguir este patrón, la Ciacconna de Tomaso Antonio Vitali, en versión para chelo y cuerdas, obra que para su recuperación habría de esperar a Ferdinand David, en 1867, tras una labor de investigación en Dresde, un músico de estirpe por su padre Giovanni Battista, quien crearía escuela en Bolonia, especializándose en instrumentos de cuerda, tras estudiar con Cazzati, en San Patronio. Tomaso Antonio (1663/1745), llegaría a ser primer violinista de la orquesta de la corte y hacia 1692, editará de forma tardía la serie de Sonatas en trío de su padre, preparando con ello las que acabaría realizando de su propio quehacer cotidiano, que irán apareciendo entre 1693 y 1695. Dejará obras como el Concerto di sonate per violino e violoncelo Op. 4, estéticamente cercanas al Op. 5, de Arcangelo Corelli. La célebre Ciacconna, motivo de revisiones y especulaciones, se llegó a considerar como apócrifa, pero su importancia servirá como estímulo a muchos músicos de toda época.

 Rogelio Groba en un par de composiciones de las que se verán resultados gracias a la Orquesta de Cámara Galega, la primera Un Adeus (2012), obra del maestro de la que esta formación sabría poner en atriles, en una sesión conmemorativa en homenaje al compositor, ofrecida recientemente en el Teatro Colón, de A  Coruña, lo mismo que recordaremos por Intres boleses: Suite barroca (1978), en sus tiempos: Limiar; Ao xeito de courante; Ao xeito de gavota; Ao xeito de friulana; Ao xeito de minuete y Ao xeito de xiga, composición de la que tenemos registro discográfico con este formación orquestal, dirigida por Rogelio Groba Otero, con Clara Groba Otero, como solista de chelo y Javier Cedrón-violín-, trabajo del que la crítica dejará escrito que Rogelio Groba, era un compositor perteneciente a la Generación del 51, pero por estilo, o quizás no, y por tener una amplia paleta donde caben el neoclasicismo, el neobarroquismo, el romanticismo y el toque modal extraído del folklore, dejará una enorme producción de más de 300 obras, entre las que se encuentran cinco óperas; seis sinfonías u once conciertos para instrumentos solistas. Para el disco citado, se elegirían Intres Boleses (suite barroca); el Concierto nº 2, para chelo y cuerdas (2000), con Clara, como solista; el Concierto arcaico en Re para dos violines y cuerda, que seguía el modelo del Concerto grosso, en cinco movimientos, también en estilo antico, que hacía alusiones, aquí y allá, como en gran parte de su obra, a una evocación de Galicia. Toda esa música se escucha con agrado y en ella se ha de reconocer el oficio del autor, incluso en algunos momentos, de buena inspiración. La interpretación es correcta y los solistas, hijos del compositor, demuestran un talento y un buen hacer, entregándose a los pentagramas paternos. La Orquestra de Cámara Galega, fundada en 1995, desarrolla una intensa actividad que la lleva a interpretar un amplio repertorio, incluyendo la divulgación de compositores gallegos, repartiendo sus actividades en espacios como el Auditorio Reina Sofía; el Palau de la Música (Barcelona); La Maestranza, de Sevilla; el Spanien Modern Musikfestival, de Viena; el Merkin Hall, de la Kaufman Foudation; De Doelen Auditorium, de Roterdam; el Palaccio Ducale, de Génova; la Sala Mozart, de Zaragoza; el Teatro Jovellanos, de Gijón; el Auditorio de Galicia, de Santiago de Compostela o el Metropolitan neoyorquino. Colaboraron con primeros artistas como Teresa Berganza, Juan de Udaeta, José Luis Estellés, Juan Lomba, Anthony Pay, Ara Malikian, Elena Urioste, Milton Masciadri, Rika Masato, Cecilia Lavilla, Guillermo Figueroa, Yedam  Kim, Emmanuelle Balidini, Jesús Reina, André Cebrián, Ji Yoon Cho, David Fernández y desde 2013, por obvias razones, es la formación en residencia de este Festival Groba, de Pontearas, en lo que había sido la VI edición, además de recibir la invitación para el concierto de clausura del Festival Internacional de Música de Nova Gaia, en el 25 Aniversario conmemorativo, acompañando a Elisabette Matos, bajo la dirección de Mario Mateus.

Ramón García Balado

Schubertiada de Marco Mezquida, en el Pazo de Fontao, dentro del XII Festival Bal y Gay

 Pazo de Fontao, Foz


Marco Mezquida
, se presenta en el XII Festival Bal y Gay, en el Pazo de Fontao (Santa Cilla-Foz), día 18, a las 20´30 h-, con un programa bajo el reclamo de Schubertiada, un pianista de amplias perspectivas por su evolución artistas de confluencia en los géneros más diversos desde lo cásico a las tendencias más peculiares, formado en la ESMUC, dejó constancia de su actual evolución en lugares como el Palau de la Música (Barcelona); la Elbphilharmonie (Hamburgo); el Concerthaus (Viena); el Blue Note neoyorquino, dentro de sus plurales ambiciones, compartiendo cartel con artistas como Silvia Pérez Cruz, Salvador Sobral, Michel Camilo o Lee Konitz, participando en significativos registros discográficos. Entre ellos, sus tríos Tornado, Talismán, Ravel´s; los dúos con Chicuelo, Silvia Pérez Cruz, o propuestas como Bach fowards  o Cita a ciegas, con la bailarina Sol Picó, estrenando su Concierto para piano y orquesta, Talaiot y Patumada. Recibió premios como el Ciudad de Barcelona; el BMW Welt Jazz Award, por el planteamiento que muestra en sus obras.

Schubertiada, propone una inmersión en obras del compositor vienés, partiendo de una visión del Sanctus, de la Misa Alemana D. 872 (Gesänge zur feier des heiligen offer der Messe), obra de 1826 o 1827, cuando hacía un lustro que no ofrecía obras en este estilo y que en esta ocasión, recurriría a un texto de Johann Philip Newman. Obra claramente diferente a las anteriores y que resultaría contemporánea del Winterreise, dejando para el Sanctus la indicación de que habría de ser interpretado de manera pausada y en pp. Ocho son los números que integran la obra, un trabajo destinado a los alumnos de la Escuela Politécnica- en la que Newman era profesor-, obra claramente homofónico y con escasa participación de solistas, sobre un planteamiento orquestal convencional, pensando en las circunstancias en las que fue compuesta.

Un fragmento de la Sinfonía Inacabada D. 759, de la que quedan tan solo dos movimientos y manuscritos los 20 compases del comienzo del Scherzo (algunos descubiertos recientemente). El hecho de dejar una obra incompleta, era algo común en el músico, su desorden ante la creación nunca había sido tan profundo, ni volverá a serlo posteriormente, pero esa situación no excluía otros  factores posibles, tras la ópera Alfonso y Estrella o el comienzo de esta Sinfonía en Si m., un parón surgido por el sustancioso encargo de la Wanderer-Fantasía, Die Vershworenen o Fierabrás. En carta confidencial dirigida a Spaun, no haría mención alguna a esta obra, mientras le ponía al día d otros trabajos. En la primera ejecución vienesa, del 17 de diciembre de 1865, bajo la dirección de Johann Herbeck, incluyó como final el de la tercera D. 200.

Tres impromtus Op. 90 D. 899, conjunto de cuatro piezas de cerca de 1827, que no precisan mayor aclaración. Para el concierto, el segundo Allegro, en Mi b.M., que conserva intacta la frescura y el encanto de su pianismo, a partir de un tema que flota graciosamente entre guirnaldas de tresillos ascendetes y descendentes, como si fuesen un movimiento perpetuo. Nunca estuvo el músico tan cerca de Chopin, con una escritura voluntariosa y vibrante. El tercer Impromtu, en Sol b M.(Andante mosso), resulta una amplia melodía hímnica que se desarrolla en una larga y apacible curva sobre un acompañamiento de tresillos que evocan celestes arpas, siempre en pianissimo en forma de ardiente plegaria, impregnada de una ambientación subyugante y que, en su belleza irreal, nos acerca al lied Die Gebüsche D. 646; el cuarto impromtu, deja la impresión de una pieza aparentemente secundaría, ligera y virtuosística, con un audaz lenguaje, un Allegretto en La b m., que hace cantar a la mano izquierda en un registro etéreo cual revoloteo de mariposas; dispone de un elemento central que aporta un contraste melódico de apasionada nostalgia, sobre una batería de semicorcheas. Serie de cuatro piezas que editaría Tobías Haslinger, aunque con un éxito relativo.

Para completar, algunos de sus Lieder en este tratamiento para el piano, Der Jüngling an der Quelle D. 300, obra próxima a 1821, una pequeña obra maestra de una ternura susurrada, que pretende olvidar un ensueño buscado. Su tonalidad  luminosa de La M., se reparte entre corcheas y dobles corcheas. Para el texto, un poema de Johann Gaudenz  von Salis-Seewis (1762/1824), un entusiasta aficionado  y oficial suizo al servicio de  Francia y que había encontrado su afinidad con los románticos alemanes, que seguían la escuela de Goethe, con una mención especial a Mattison. En este caso, Schubert había trabajado sobre 12 poemas de Salis-Seewis.   Auf dem Wasser zu singen D. 774, uno de los más conocidos, recurre a Stolbelg, dentro de una idea estrictamente estrófica propia de la imaginación popular, mostrando una meridiana claridad que recurre a un motivo acuático de olas ondulantes en dobles corcheas relacionadas por una tonalidad menos común, pieza relacionada con las poéticas menos frecuentes como las de Johann Chrisostumus Senn; Karl Gottfried o Richard Roos.  Im Frühling D. 882 (Primavera), la llegada de la nueva estación recargada de recuerdos, un mosaico de encanto irresistible con intensos contrastes de corcheas y pasajes en menor, acentuado la descripción  del poema de Ernst Schulze, con el que tenía poco en común que no fuese la serie de los nueve Lieder que en esta serie encontramos, piezas como Im Walde D.834; Auf der Brück  D. 853; Um Mitternach  D. 862; Lebensmut D. 883 o Über Wildemann D. 884.   Gretchen an Spinrade D. 118 (Margarita en la rueca, lied del que se conserva una edición manuscrita de octubre de 1818, del grupo de piezas emblemáticas que nos muestra la juventud de la protagonista en estado de arrebato, dentro de una trasparente tonalidad agitada y distante de la que ofrece  en Der Tod und das Mächen, un revolcón vertiginoso que recurre a la poética siempre apreciada de Goethe, maestro que siempre se interesó por el mundo de la música.  Die Forelle D. 550 (La trucha), ese lied que retomará como cita en su obra camerística, en el apreciado Quinteto especialmente apreciado, una melodía que incitaría a esa tentación que mantendrá el interés a lo largo del tiempo, apoyándose igual que en Goethe o Schiler, en la poética de Johann Mayrhofer.

Ramón García Balado

La soprano Sara Blanch en el Auditorio Pascual Veiga de Mondoñedo en el XII Festival Bal y Gay

 Auditorio Pascual Veiga, Mondoñedo


La soprano Sara Blanch, estará en  el Auditorio Pascual Veiga de Mondoñedo, en el XII Festival Bal y Gay-día 17, a las 20´30 h-, acompañada por el pianista Julius  Drake, para ofrecernos una selección de Lieder elegidos entre obras de Gustav Mahler, F. Schubert, Hugo Wolf y Richard Strauss, una cantante que estudió en el Conservatori del Liceu, con Mariella Devia, fue galardonada en el Concurso tenor Viñas (2016) y que profesionalmente, interpretó roles como Sentinella, (Lisístrita), de Albert Carbonell; Littlel Sweep (Britten); Rita (Donizetti); Il turco in Italia (Rossini), Óscar de Un ballo in maschera (Verdi) o la  Reina de la noche (La flauta mágica) tras participar en el Festival Rossini de Pésaro o Le Comte Ory en París o Ariadna  auf Naxos, en la Wiener Staatsoper; Delia y Contessa di Folleville (Viaggio a Reims),  Aspasia  (Mitridade).  Julius Drake, el pianista, es un notable repertorista en ciclos especializados que prestigió su carrera en certámenes que se reparten entre el Wigmore Hall (Londres); el Concergebouw (Amsterdam), el Teatro alla Scala (Milán), el Teatro de La Zarzuela, el Mercat des Flors (Barcelona), mientras ejerce la docencia en centros como la Guildhall School of Music. Sara Blanch estudió con Teresa Berganza y con Montserrat Caballé.  En fechas próximas, presentará un programa similar al de esta cita, tras ofrecer conciertos en la Schubertiada (Vilabertrán), detrás de esta iniciativa, está la figura de Victor Medem, director del certamen, quien además de garantizarle los recursos necesarios, se trata de una alternativa profundamente meditada, con esta serie de Lieder. Desde los primeros años de experiencia, mostró una afinidad con el estilo de canto de Cecilia Bartoli, una voz que siempre ayudó a su evolución y en fechas próximas, la tendrá como vecina en el Festival de Salzburgo, entre sus ambiciones, valdría considerar su aspiración a cantar en el Covent Garden, donde interpretara La hija de regimiento, de Donizetti y el Metropolitan neoyorquino.

Un programa que parte de Gustav Mahler, por tres Lieder del ciclo Des Knaben Wunderhorn, reflejo de un hombre de su tiempo que define las conquistas y la evolución del lenguaje musical, durante los primeros años del siglo XX, en lo relativo a la melodía cantada, con la que encuentra las dificultades de abstraerse del tiempo presente, un cierto talante popular en un retorno a la naturaleza en un pulso irresistible de atracción por medio del reclamo del canto popular en su simplicidad espontánea que abre una profunda expresión que nos traslada a una expresión espontánea. Eu autor tiene ante sí, la sensación de descubrir un mundo nuevo que pocos músicos habían conseguido hasta entonces. El autor se inscribe en el estilo  que apuesta por la elección del poema, con una idea clara del objetivo que pretende en cada uno de los Lieder, enfatizando la dimensión dramática sobre puntuales recreaciones cómicas. A diferencia de Schubert, Schumann o Hugo Wolf, no se planteaba  servir al poema, sino servirse de él, para expresar su propio discurso expresivo de forma irrenunciable, en relación de forma intrínseca a su psique emotiva, en la que residen voces amargas expresadas en un doloroso lamento. Mahler no conoció Des Knaben Wunderhorn, hasta finales de 1887 o principios del año siguiente, aspecto que aparece en la mayoría de las publicaciones, cuando comenzó a componer su primera serie de los 9 Lieder, con acompañamiento de piano. Quedan dudas sobre la opinión establecida por los estudiosos Guido Adler  y Paul Stefan, de que Mahler fuera el autor de los primeros versos de Wenn mein Schatz Hochzeit macht, del ciclo Lieder eines  fahrendes Gesselen (Canciones del camarada errante), iniciado en 1884, ante la evidencia de ser exacto a una rima de danza, de la colección popular. El Lied para Mahler, mucho más que un género musical interesante y complementario con la sinfonía, logrando un nexo unitario interconectado en un polo indisoluble de su pensamiento o necesidad expresiva en el ámbito musical.

Franz Schubert, en una selección de Lieder conocidos entre los que apreciaremos: Auf dem See D. 543; Nachviolen D. 752; Der Tod und das Mädchen; Gretchen am Spinnrade o Erlkönig D. 328. Con el compositor alcanzaremos el cenit del género, una disputa entre las demandas poéticas a partir de dominios literarios tanto líricos, como dramáticos o épicos. Para acercarnos al personaje, urge analizar no solo el pensamiento musical sino también su idea de la condición humana, en el contexto sociológico y artístico de la época que le tocó vivir, factores que influyeron en su persona además de la empatía con los posibles credos artísticos y las corrientes en boga, llegando a inclinarse por estilos épico-dramáticos o las aproximaciones al estilo de Lied-escena y la balada. El intimismo de lieder como Du bist die Ruth, Nacht und Träume o los Mignon Lieder y otros tantos. En la edición completa de Gesamtausgabe, figuran 630 Lieder- una abreviación de la Franz Schubert Werke. Kritish durchgeschene G., autorizada por el propio autor e iniciada por Breitkopf Härtel, en 1884 y completada en Leipzig, entre otros por Johannes Brahms, un apasionado defensor del compositor y su fiel Mandy Eusebius Mandyczewski, cifra que añade 57 más, recopilados por el especialista belga Reinhard von Hoorickx, quien añadiría algunos dejados por el autor al quedar inacabados.

Hugo Wolf-tres de los Mörike Lieder-piezas de juventud cuando el compositor había puesto música al famoso Mausfallen Sprüchlein, al tiempo que probaba con los Gedische von Edward Mörike fue eine Singstimme und klavier, para voz y piano, poemas a secas sin la menor mención a otra razón que no fuese la afinidad con los poemas. Mörike sería un personaje ajeno a la sociedad de su tiempo, debido a su destino por grandes núcleos urbanos, un poeta pictórico y poliédrico en esa expresividad marcada por su Weltanschauung  que reflejaba el interior de su alma. Wolf se propuso ofrecer una panorámica de aquel corpus poético condensado en la diversidad que iba desde lo natural a lo sobrenatural, del realismo poético al cuento de hadas, de lo idílico a lo siniestro, de lo humorístico a lo serio, de la religión al misticismo. Fischer- Dieskau, aval del Lied a  través de las obras más genuinas, afirmaba que Wolf buscaba textos alejados de todo estereotipo, en los que pudiera reconocerse al poeta contemplativo, al irónico y al desesperado.

Richard Strauss- una sublime miscelánea que aporta piezas de los Brentano Lieder Op. 68; Gedischte aus Letze Blätter Op. 10; Morgen!, delicadeza de los Vier Letze Lieder, op.27, junto a Cäcilie, del mismo grupo o Du bist mein Auge, cuarto del Op. 37. Si Schubert y Schumann fueron las referencias del Lied, Wolf y Richard Strauss fueron los continuadores en la segunda mitad del XIX, dejándonos Strauss unos 150, en los que destacan su riqueza armónica, la naturalidad del canto y el poder poético de los textos, una línea melódica que está al servicio de las demandas de la prosodia exigida, a la que se envuelve con prestancia el acompañamiento de un consumado pianista, conocedor del género del Lied, dentro de un ostensible virtuosismo-virtud de la que ya se tenía noticia, en el propio compositor-, la línea vocal se expande en el espacio sonoro con una flexibilidad excepcional, mediante largas frases diatónicas o, por el contrario, en un efervescente lirismo con arpegios, arabescos, ligaduras y encantadores melismas. En cualquier caso, sus Lieder no ocupan una posición primordial  dentro de su creación, en la que toma mayor protagonismo los poemas sinfónicos, las obras orquestales y en mayor medida, las óperas.

Ramón García Balado

XIII Festival Groba de Ponteareas

 Auditorio Reveriano Soutullo, Ponteareas

 


Dos primeras jornadas para el XIII Festival Groba de Ponteareas, ambos en el Auditorio Municipal Reveriano Soutullo, con un programa que recuperará obras emblemáticas del compositor, un par de ellas incluidas en esta primera cita- día 17, a las 21´00 h-, comenzando por la Sarabanda sobre un tema de Haendel, recurso a la forma musical a la que han recurrido compositores de toda época y que nuestro músico supo abordar para concederle un perfil propio, esa Sarabanda con ancestros en la época colonial y que irradiaría a toda Europa, en cada cultura con su sello de identidad reconocible, siempre bajo un patrón ternario y con un talante reposado y majestuoso. Pieza abocada a integrarse en uno de los tiempos de la suite, siguiendo precisas transformaciones, que en este caso quedará claramente objetivada. Rogelio Groba, tendrá en estos dos primeros conciertos un marcado signo etnográfico y que en el de esta jornada dominical, estará representada por la Suite grovios-alusión al pueblo grovio asentado por memoria histórica a la localidad de Tui. Obra confiada a la Orquesta de Cámara Galega, que dirige su fundador Rogelio Groba Otero y que como tal suite, ofrece un total de siete movimientos: No  arrolo; Na esmorga; No soidade; No andar, No namoro; Na danza y Na pandeirada. El maestro de Ponteareas, respondería a Manrique Fernández en Diabolus in Música: Dende o meu punto de vista, a música tradicional é a materia prima coa que se pode facer arte, xa que o dato folkórico per se, non se pode considerar unha manifestación artística. Nalghuna ocasión expreino comparando ese dato coa pedra: como tal, a pedra non é mais que pedra, pero nas mans dun canteiro habeleidoso pódese converter en arte. De maneira que o papel do compositor ben poidera ser o de elevar o dato folklórico a categoría artística, sublimar a esencia dese dato que é a expresión da natureza galega, do sentir galego.

El maestro de Gulans, tierra de músicos y bandas populares, en una mirada retrospectiva, facilita la posibilidad de descubrir un eje que va de estructuras sencillas a las más complejas. Una evolución en la que queda adherida la huella del momento psicológico del autor, estimulado por el tiempo histórico que le ha tocado vivir, pero también el enraizamiento profundamente gallego que aflora en la práctica totalidad de su trabajo. Y no solamente porque frecuente el trabajo etnográfico, sino también porque sus obras están empapadas de lo que Enrique Franco llamó Generación del 51, El Groba de trabajos como Cantigas do mar e Intres boleses, llevadas a registro por la Sttutgart Kammerorchester, dirigida por Maximino Zumalave; La Gran Cantata Xacobea y London Voices, con las voces de María Orán, Mabel Perelstein, Antonio Ordóñez, Alfonso Echeverría y Jorge Chaminé, dirigidos por el autor; el Concierto para chelo, nº 1, (Fauno ), dirigido por Andrew Litton, con Matts Lidstrom; el Concierto para dos violines y orquesta (Arcaico), con su hijo Rogelio y Javier Cedrón, o el Segundo para chelo y orquesta (Añoranzas), con su añorada hija Clara.   En programa también el Concierto para piano y orquesta nº 12, en La M. K. 414, de W. A. Mozart, en interpretación como solista de Pablo Diago Busto, perteneciente a una tríada con la que alcanzará su climax, proteico por la agógica y el mensaje propuesto, composición del período vienés y que destaca por la variedad de formas. Una obra que para Hönig será un modelo de divertimento vienés merced a su gracia y  poesía mostrando una inventiva melódica y temática luminosa, auspiciada por la tonalidad de la obra a lo largo de sus tres movimientos: Allegro; Andante y Rondeau- Allegretto. El Andante ofrece una melodía sentimental para ceder al tercer tiempo, ideas que anuncian páginas de Le Nozze di Figaro. El grupo de estos conciertos, se estrenaron en el invierno de 1783,, bajo el formato de suscripción en previsión de un público propicio. Para Alfred Einstein, Mozart quería ofrecer tres géneros completamente diversos en la idea de concierto, distintos en cuanto a la tonalidad pero típicos en el espacio de cada uno de ellas. Un primero más ingenuo y pastoril; el segundo más poético y amoureux y el tercero más brillante y convencional, rico en detalles y refinamientos. Witold, cargando tintas, insistiría sobre este aspecto en concreto, y para Minardi, si bien el tono general refleja la misma medida entre tensión sentimental y gracia del Concierto K. 413, la fisonomía expresiva encuentra aquí una identidad inconfundible en la calidad melódica y riqueza de invención que alimentan el discurso, sin que la riqueza se desborde nunca, estropeando los desequilibrios de la página sonora. La serie de estos conciertos, reclama la importancia de sus destinatarios en sus exigencias para la demanda de gran orquesta o también cono cuatro instrumentos solos: dos violines, una viola y un chelo, indicaciones del propio autor. Las posibilidades de ser interpretados con un simple cuarterto de cuerdas, para Paumgartner, resulta posiblemente precoz a consecuencia de los imaginables ambientes musicales de la época, aunque por esas opciones, con poco gasto de exigencia, aparecerían con relativa frecuencia en las audiciones privadas, recurso fácilmente imaginable. En carta dirigida a su padre, confesaba que era la exacta vía intermedia entre lo demasiado difícil y lo demasiado fácil, obras muy brillantes, agradables al oído y naturales sin caer en la vacuidad. Aquí y allá, deberían satisfacer también a los entendidos, pero siempre de manera que los no entendidos puedan quedar satisfechos, aun sin saber por qué. Vendo entradas a 6 ducados, al contado.

Para el día 18, lunes, a las 21 h., en el Auditorio Reveriano Soutullo, de nuevo el Rogelio Groba de tendencia popular sin obligadas claudicaciones por el ciclo etnográfico Presamarcos, en sus tiempos: Foliada; Cantiga; Muiñeira; Alalá y Pandeirada, obra que estarán interpretada por el Ensemble de la Fundación Groba, integrada por Rogelio Groba Otero (violín); Alba Reirís (chelo) y el pianista Diago Busto. Vista hacia las esencias que emergen del fondo etnogalaico, piedra angular de un grupo considerable de su legado con inspiración tradicional al que Groba sabrá definir como In modo antico, pie de entrada hacia el más personal basado en una sintaxis politonal que muestra su base en el intervalo de cuarta aumentada. El maestro con un apartado indiscutible de su catálogo, dedicó obras genuinas de propio cuño, proporcionando a su tierra un patrimonio renovado y universal. Ensoñaciones juveniles desde Gulans, pequeña villa perteneciente a Ponteareas, un medio eminente rural, ocuparon aquellos primeros años que le permitieron interiorizar los colores locales de una rica tradición que servirá como referencia primordial antes de su traslado a Madrid y posteriormente a Suiza, en donde entrará en contacto con nuevas generaciones y el acceso a estéticas renovadas, de las que surgirán las posteriores confluencias con el arte sonoro contemporáneo. Groba con la RFG, por rememorar algún concierto, nos traslada a finales de 1996, cuando se presentó como director para ofrecernos dos de sus obras: As danzas Gulanesas, Suite para cuerdas, en tres tiempos y la Christmas Symphony (En modo tradicional nº 4), una sesión que se completaba con el Concierto para piano en La  m, de Robert Schumann, con Enrique Pérez de Guzman

Enric Granados- Trío para piano. Op. 50-, quizás un capítulo menor en el catálogo de sus composiciones, un músico al que se apreciará por su período romántico- modernista, a partir de Blancafort sobre libreto de Adrià Gual y el desbordante período de Goyescas (1911/6), con seguridad su obra a caballo entre la ópera y el piano. Las obras camerísticas fueron escritas para disfrute de su propio ego personal, una idea de esas apetencias irresistibles para horas indolentes. Granados era un artista incansable y que sabía aprovechar el tiempo libre para divagar a su antojo, razón que dará argumentos a las sesiones interminables que valdrán como laboratorio de pruebas a proyectos inminentes. Obras significativas como el Quinteto Op. 49, este Trío Op. 50, que paso a paso supo abrirse un hueco en las citas de concierto; la no menos apreciada Sonata para violín y piano, que continúan el estilo marcado por obras juveniles entre las que se encuentran Escena religiosa; Intermedios (Misa de la boda de Dionisio Conde); la Pequeña romanza, para cuarteto de cuerdas; los Tres preludios para violín y piano y alguna que otra pieza casi olvidada. El Quinteto Op. 49 y el Trío Op. 50, se estrenaron en el Salón Romero de Madrid, en 1895, dos obra plenas del espíritu del Romanticismo todavía vigente y con aspectos de un localismo descriptivo. La fecha en la que fueron compuestas, se asimila perfectamente al de los estilos de música de salón- muy común en aquellos años-, aunque marcando la oportuna distancia con la música de otros congéneres. Granados, en el Trío Op. 50, muestra en la parte del piano una especial brillantez virtuosística, muy cercana al Allegro de concierto, motivo que lleva a tener en cuenta la infrecuente regularidad en las programaciones de temporada. El espíritu romántico, impregnará este apartado de composiciones, menos presente en el resto de obras de mayor ambición.

La Sonata para chelo y piano, en Sol m. Op. 19, de Sergei Rachmaninov, tendrá como intérpretes a Luka Coetze (chelo) y a la pianista  Marianne Prejvalskaja, del año 1901 y estrenado en Madrid en dedicatoria a su amigo Anatole Bradukov. Cuatro tiempos comenzando por el Lento, introducido por el piano que nos pone en el clima de la obra durante bastantes compases hasta que el chelo logra el mantenimiento de un tempo de Allegro moderato de una tonalidad deslumbrante y febril. El Allegro scherzando puede aportar ideas procedentes de Schumann y hasta de Chopin, por la Fantasiestücke Op. 73, del primero, en un ambiente de cuento fantástico. El chelo termina imponiéndose por medio de una clara frase melódica, en la tonalidad de Mi b M., que ayuda a iluminar este curioso scherzo descrito por galopadas de inquietantes y obsesivas propuestas por el teclado. Una sencilla reexposición y una coda, recuperan el sentimiento original inquieto y sombrío. El Andante, se asimila a una especie de pausa casi intemporal que con suerte nos acerca a Félix Mendelssohn, por su humor típico, un enlazado de dos melodías expresadas en un principio por el piano para hallar respuesta en la segunda en un ritmo ternario. El chelo asciende entre tresillos rápidos que dejan al piano en una situación de dependencia, en un acompañamiento sereno y meditativo, que recupera la sensibilidad de Mendelssohn. El Allegro mosso de conclusión, recupera la vivacidad del Allegro moderato, mostrando un ímpetu ambicioso siguiendo los dictados de la obra de Rachmaninov, un a modo de rondó- sonata tradicional con una actitud sobria en el piano. El moderato será enunciado por el chelo ayudando a crear entre los dos instrumentos un conflicto necesariamente ilustrativo. Será el chelo quien ayude a dar un mayor cuerpo al colorido de la sonata, siempre forzando al piano a pronunciarse en los registros  de mayor exigencia expresiva. Una sonata que dispone de una coda considerable y que se inicia casi con un aire cercano al Andante. Así hasta  completar una stretta que nos deja una impresión de una cadencia postrera y poderosa, que transfigura los temas principales.

Ramón García Balado

El Cuarteto Quiroga y la O.S. del Principado de Asturias, en el Auditorio Hernan Naval, dentro de XII Festival Bal y Gay

Auditorio Hernán Naval, Ribadeo


Dos actividades dentro del XII Festival Bal y Gay, con visita al Auditorio Hernán Naval (Ribadeo)- día 15, en sesiones de 12´00 h. y 20´30 h-, para disfrutar de las actuaciones del Cuarteto Quiroga y la O. S. del Principado de Asturias, conjuntamente y son director, destacando en programa obras de W.A. Mozart, F. J. Haydn y L. van Beethoven. El Cuarteto Quiroga, fue galardonado con el Premio Nacional de Música en la misma convocatoria que lo recibía el compositor Javier Darias (2018), la razón de su nombre, tiene como fundamento el homenaje al violinista ourensano Manuel Quiroga y está integrado por Cibran Sierra, Helena Poggio, Aitor Hevia y Josep Puchades, formación que se formó musicalmente en la Escuela Reina Sofía, con Reiner Schmidt; en la Musik Ac. de Basilea, con Walter Levin- miembro del Cuarteto La Salle- y con Hatto Beyerley, en la Ac. Europea de Música. Han estrenado obras de Jörg Widmann, Raquel García- Tomás, Peter Eötvös, J. Mª Sánchez- Verdú, A. García Abril o J.L. Turina y Cristóbal Halffter, en un repertorio que abarca desde L. Boccherini y Brunetti a Schönberg, Alban Berg o G. Kurtág. Mérito reconocido es la confianza depositada en ellos, como grupo en residencia del Museo Cerralbo madrileño, tras recibir igual consideración en el Palacio Real, de Madrid, en donde dispusieron de los instrumentos históricos palatinos.

La O. S. del Principado de Asturias, heredera de la precedente O.S. Provincial, se convirtió en referente de su Comunidad Autónoma, participando en proyectos en colaboración con otras, tanto en certámenes como en iniciativas en los géneros más diversos, auspiciando con creces sus resultados artísticos desde el año de su fundación en 1991, siguiendo en la actualidad sus trabajos bajo la dirección de Nuno Coelho.  Para abrir boca, un Mozart de sus años casi juveniles, por la Sinfonía nº 1, en Mi b M. K. 16, del año 1764, compuesta durante un  estancia en Londres, al parecer motivada por una visita al poblado de Chelsea, merced a la obligada convalecencia de su padre Leopold, lo que permitía al infante la posibilidad de tocar como capricho y desenvuelto entretenimiento, inspirándose en las aportaciones de maestros como Karl P. Abel, y Johan Christian Bach, uno de los animosos preceptores, músicos efectivamente apreciados. Para Paumgartner, algunos de los rasgos extraordinarios parecen remitir misteriosamente al futuro; la ferviente frase cantable que contrasta con el elemento rítmico o el color tenebroso casi demoníaco del movimiento central en Do m. Para Mila, pese a la modestia de las dimensiones, es una de las más bellas sinfonías infantiles por la calidad  de los temas y por cierto toque tímbrico inconfundible, redondeando Barilli con un sencillo apunte: Quien busque el truco debe remontarse a los tiempos de María Castaña, mediante el mismo truco; Mozart compone de niño, su primera sinfonía.

Franz Joseph Haydn- Sinfonía nº 49, en Fa m,  Hob. I: 49 (La Passione)-, obra  cuyo autógrafo queda datado en 1768 y se encuentra en la Academia Real de Estocolmo, cuyo sobrenombre aparece por vez primera en el manuscrito de 1790, obra que tuvo una gran impresión en lo relativo a su destino posible, manteniendo entre las incertidumbres, la edición de la serie de copias consecuentes que se localizarán en varios países europeos, desde España a Italia, y en ciudades desde Londres a París. Última compuesta según el acostumbrado esquema de sonata da chiesa, y enteramente en esa tonalidad de Fa m., elemento previsible de algunos de sus profundos pensamientos a excepción del trio del minuetto, en Fa M.,para un orgánico habitual formado por dos oboes, dos trompas y cuerdas, aspectos tradicionales que no son más que la evolución externa de un lenguaje expresivo que avanza nuevos mundos y experiencias de conflictos y tensiones, observables en sus cuatro tiempos, desde el Adagio inicial, que podrá evocar el magisterio de Emmanuel Bach. El Allegro di molto, simula un tiempo barroco y que se decide por un talante modernizador, por su pronunciado poderío, con amplios intervalos de valores largos, que con suerte, se asimilarán a la Sinfonía nº 34, en camino a una idea más reposada, que nos lleva al Minuetto, no menos seductor que se ilumina con el susodicho trío. El Finale presto, en un locuaz 2/2, no complica el discurso sonoro, mantenido por un núcleo melódico más bien breve, repartido entre notorias transformaciones.

Beethoven- Sinfonía nº 8, en Fa M. Op. 93- para los Massin, será llamada por el autor una pequeña sinfonía, por oposición a la anterior, una de las más importantes- en carta a Salomon, del 1 de junio de 1815-,y gracias a un conversación con Schindler, en los Cuadernos de conversación, de abril de 1823, se deduce que la octava fue trazada antes que la Séptima. Ambas fueron publicadas en diciembre de 1816 por Steiner, en Viena. Esta sinfonía propone un Primer movimiento, muy distinto al ofrecido en la anterior y no lleva introducción; sobre un acorde de toda la orquesta, los violines anuncian el tema; el segundo tiempo ocupa el lugar de un Adagio o del Andante tradicional, elaborado sobre un tema silábico del canon- compuesto en 1812, durante una sesión coparticipativa en homenaje a Maelzel-, un movimiento que parece destinado a imitar el tecleo del metrónomo en sus persistente pronunciamiento; el Minuetto, recupera ideas que podrán evocarnos a su maestro Haydn y el movimiento Finale, se explaya en una dimensión en la que caben los anteriores. Para Vincent d´Indy- con las licencias que otorgan el paso de los años, aparece un tema húngaro, un himno de Hunyadi, en el que se adivina la llegada de los músicos a una fiesta. Una sinfonía que tuvo una acogida reservada y sin excesivo entusiasmo, no logró conseguir el furore presumible, pensando en quien era su compositor. Para Grove, Beethoven tenía  en la época 42 años; en todas sus obras, no existía un ejemplo comparable a este: un corazón de niño, encerrado en el pecho de un hombre. Es motivo de alegría notar que, llegado al final de un largo y difícil período de vida, se concedería gozar de un momento tan cordial, inocente y jubiloso como el que aparece en esta sinfonía.

Ramón García Balado

Brunetti, Joaquín Turina y Julián Bautista

 Auditorio Fontán, Cidade da Cultura Concierto bajo el título Turina al lado de dos perlas escondidas , para un cuarteto integrado por el vi...