24/06/2024

Elisabeth Leonskaja, el Cuarteto Kandinsky y el contrabajista Dominik Wagner, en el VII Festival Clasclás

 Auditorio de Vilagarcía de Arousa

 Concierto de estimulantes perfiles el que nos ofrece el Festival Clasclás, de Vilargarcía de Arousa, en su Auditorio  -día 26, a las 21´00-, con dos obras irrenunciables del camerísmo romántico como son el Quinteto para piano y cuerdas Op. 44, de Robert Schumann y el Quinteto para piano y cuerdas, en La M. D.667 (La trucha), de Franz Schubert.  La pianista Elisabeth Leonskaja, tuvo a bien ofrecernos la grandeza de su magisterio en la sesión de apertura, una clara referencia de la escuela a la que siempre representó y que para esta ocasión estará asistida por el Cuarteto Kandinsky, galardonado en certámenes como el Heidelberg Frühling o la Bienal de Venecia. Agrupación con fundamentos en el Concursos  Gasteig München; el Mozarteum, de Salzburgo; Inventio Music; Chaise Dieu o el Circolo Di Ave. Son el cuarteto Hanna Kandinsky-violín-; Israel Gutiérrez-violín-; Ignazio Alaiza-viola y el chelista Antonio Gervilla, grupo fundado en 2020.   Con ellos, el contrabajista Domink Wagner, y que recibió una beca de la Fundación Anne Sophie Mutter,  con estudios en la Universidad de las Artes, de Viena, teniendo como maestros a Josef Niederhammer y a Werner Fleishmann. Amplió en la Universidad de Nernborg con Dorin  Mara y entre sus premios destacan el ARD Musik Competition y el Bradetich Int. (USA). En el espacio camerístico siguió la escuela de Vera Karmer. Cuenta con un importante registro discográfico Gaessenbauer. Gaessenbauer, para Berlin Classics.

Robert Schumann- Quinteto para piano y cuerdas, en Mi b M. Op. 44-, obra que conocerá su estreno en una matinée a comienzos de1843, con su estimada Clara, con miembros de la Gewandhause, de Leipzig, fecha en la que daba a conocer el primer cuarteto Op. 41.  El Allegro brillante, por los esbozos conservados, fue el último tiempo en completarse. Ofrece un primer tema apreciable por su entrada con dos temas con acordes arrebatadores hasta alcanzar en el segundo una deliciosa cantinela sobre acordes sincopados del piano. Un amplio desarrollo de talante concertante se maneja entre grandes frases simétricas para alcanzar una coda de gran aliento.  In modo d´una marcia. Un poco largamente- segundo tiempo-, acepta el estilo de una marcha fúnebre  en homenaje a la Heroica de Beethoven y al segundo tiempo del Trío en Mi b., de Schubert. El peso de los silencios resulta determinante.  El Scherzo: Molto vivace, recupera la claridad diurna gracias a una cascada de corcheas, mostrando un episodio central en forma de canon modulante. El autor recuperará un detalle de la Romanza  Op. 3, dedicada a Clara y en el segundo trío añade el recurso expresivo de una danza húngara que gustaba especialmente a Mendelssohn. El Finale: Allegro ma non troppo, acentúa las pujanzas pretendidas con un final brillante, que se manifiesta en forma de Rondó-sonata. Un tiempo que armónicamente se desenvuelve dentro de una perceptible ambigüedad.

Franz Schubert- Quinteto para piano y cuerdas, en La M. (La trucha) D.667-, obra de su retiro en Steyr, como encargo de Paumgartner y que para mayor enjundia, recupera el lied Die Forelle D 550. Obra para piano, violín, viola, chelo y contrabajo. El Allegro vivace, destaca la entrada del piano a pesar de que su importancia no es tan considerable y que en definitiva ejerce una labor de equilibrio frente a los instrumentos de cuerda. El primer tema apacible, lo propone el violín, dejando argumentos para el chelo, en valores largos y en pianissimi. Un tema segundo se nos ofrece como un lied, curiosamente danzante, expuesto por el teclado, dejando lugar para tres episodios que se completan con una reexposición colorida y cromática.  El Andante, vale por su lirismo sobre una construcción poco común y en dos partes. Destaca en la segunda el protagonismo del chelo, al que responde la viola en valores largos que dejan una peculiar impresión.  El Scherzo, breve e impetuoso, respuesta buscada para conservar las tensiones, garantiza al piano una serie de acordes sólidos y un ritmo marcado, frente a un trío distendido y contrastante.  El Andantino, el movimiento esencial del Quinteto, gracias a  la serie de variaciones, cinco en total, tomadas del título de la obra. Schubert, enfrascado en sus obsesiones, se aferra al conocido Lied. En conjunto, unas variaciones en las que el lied es tratado en Re b., una preferencia de sus íntimos y entusiastas de aquellas veladas de las que la posteridad conocerá como schubertiadas, término que acuñarán desde entonces, esas reuniones que pretendan homenajearle como uno de los grandes en los ciclos de Lieder. La cuarta variación, por ejemplo, usa por vez primera una tonalidad menor, entre enérgicos acordes trazados por el piano; la quinta variación, en Si b., revela una apreciable dulzura en la que las cuerdas nos sugieren la melodía de inspiración.   El Allegro giusto, tiempo final, no renuncia a la tentación de acercarse a los populares zingarismos típicos del momento y de gran arraigo entre todo tipo de compositores. Se habla del buen talante y de la alegría dominante, quizás por ese retiro que parecía disfrutar en Steyr, en 1819, rodeado de amigos que la ayudaban precisamente cuando encaraba sus mejores trabajos camerísticos.

Ramón García Balado

 

23/06/2024

Adolfo Gutiérrez Arenas (Chelo) y Malcolm Martineau (piano), en el VII Clasclás, de Vilargarcía de Arousa

 Pazo da Golpelleira, Vilagarcía de Arousa


Un dúo de chelo y piano, Adolfo Gutiérrez Arenas y Malcolm Martineau, para el Pazo da Golpelleira, en el VII Festival Clasclás, de Vilargarcía de Arousa- día 25, a las 21 h.-, para ofrecernos obras de Robert Schumann, Franz Schubert y César Franck. El chelista se formó en la Escuela Reina Sofía, con Janos Starker y Ralph Kirsbaum, recibiendo asesoramientos de Bernard Greenhauser. Recibió en 2002 el premio Ravel y su carrera pronto dejó resultados en certámenes como el Schelswig-Holstein, el de la Wegandhaus, colaborando con el Trio Beaux-Arts. A partir de 2010, su carrera comenzará a tener notable continuidad con principales formaciones desde la London S. O. a la Royal P. O. o la ONE, dirigida por Ton Koopman.    Malcolm Martineau, con estudios en el Catherine College (Cambrige), siempre destaca especialmente por sus acompañamientos con grandes voces: Thomas Allen,  Susan Graham, Bryn Terfell, Ane Kirschlager, Angela Gheorgiu, Magdalena Kozena, Karita Matila, Frederika von Stade y tantos otros, con los que grabó integrales y ciclos desde Schubert a R.Strauss; Poulenc, G.Fauré, B.Britten o F.Mendelssohn.

Robert Schumann, con la Fantasiestücke Op. 73, en principio para  clarinete y piano- con la pertinente transcripción- , breves fragmentos compuestos en 1849, siempre para su interpretación en privado, compartida con el apoyo de su inseparable Clara y que también se ofrecieron  en la Hofkapelle Dresden, a comienzos de 1850. Una partitura que editará Luckhard, en Kassel, ahora conservada en la Biblioteca Nacional de París. Cada página viene a ser un estilo de lied con coda incluida.   Zart und mit Ausdrunk- tierno y con  expresión-, marcada por un temperamento elegíaco y cierta melancolía, puntuada por los tresillos del teclado. En la parte central ambos instrumentos dialogan en un juego de arpegios por movimiento contrario.   Lebhaft, Leich- Vivo y ligero-, tiempo en La M., se muestra como un ligero scherzo en modo Mayor, en medio de un juego animado y un pasaje central que se basa en un animado intercambio de escalas en tresillos.  Rasch, mit Feuer-Rápido y con fuego- en La M., vale como una variación conclusiva que recupera motivos precedentes: el primero en el trío (en modo menor) y en siguiente en la coda, gracias a una escritura cuidadosamente arpegiada.  

Franz Schubert- Sonata para Arpeggione y piano, en La m. D. 821-, un instrumento perteneciente a la familia de las guitarras, como la guitarra-lira o la de doce cuerdas bissex, que conserva su renombre  a veces llamada guitarra de amor o guitarra/chelo, de la que había sido inventor el vienés J.G. Staufer, en 1823 y que tenía un tamaño similar al chelo, con forma de mástil trasteado. Se tocaba con arco apropiado para conseguir los arpegios; las seis cuerdas se afinaban como una guitarra (mi, la, re, sol, si, mi).  En cierto modo, podrá guardar afinidades con la viola da gamba, por su forma. En resumen, un instrumento de corta duración como otros tantos nacidos como caprichoso encargo o por evolución degradada de otros de una familia concreta. Con seguridad fue Staufer quien se empeño vanamente en es aventura de supervivencia pero será Vincenz Schuster quien agote sus posibilidades en un concierto ofrecido junto a Schubert. Hay una primera edición que añadía transcripciones para violín y chelo de 1871, contando con arreglos para viola o guitarra e incluso transcripciones orquestales de la parte del teclado. Tres movimientos en la obra: un Allegro moderato, con un detalle melancólico expuesto por el piano, que prepara el segundo tiempo. El Adagio, en Mi M., una especie de Lied con expresión ensoñadora- perfecta para aquella interpretación con arpeggione, por su particular sonido- y el Allegretto, en La M., en forma de Rondó, sobre episodios que dan cauce a las posibilidades virtuosísticas redundantes. Un estribillo de inspiración popular y una serie de couplets, se cierran en forma de divertimento.

César Franck-Sonata para chelo y piano y piano en La, en sus tiempos: Allegretto; Allegro; Ben moderato. Recitativo- Fantasía y Allegretto poco mosso. En su fundamento, la Sonata para violín y piano y que acabará teniendo su correspondiente transcripción para esta opción, debida a Jules Desart, en 1887. Béreiter, por su cuenta, añadirá un tiempo de complemento, Mélancolie (1911) y quien la estrenó en el Círculo Artístico de Bruselas a finales de ese año, con Mme Bordes-Pène, para Leonard Rose, probará en otra más reciente (2017). Obra dedicada al violinista Eugène Ysaye (1886), repetir al año siguiente en París, en la Société Moderne. Repetirá Ysaye con su hermano Théo. La asociación con trasfondo literario proustiano, dejará impronta en la Sonate de Vinteuil, en Du Côte de chez Swann.   Obra clave del camerismo francés, se acercará a obras de Lalo, Saint-Saëns o Robert Jardillier. El Allegro ben moderato, relativamente breve, destaca en el piano por su larga melodía que acabará enalteciendo el segundo solista. No aparece un desarrollo propiamente dicho, sino una transición modulante con ritmo liviano.  El Allegro, se ofrece en forma de lied, en tres partes, con una pasión palpitante e inquieta en el estilo del Preludio, Coral y Fuga . Un ritmo anhelante aporta un segundo tema acompañado por tresillos hasta alcanzar una reexposición más convencional ya en la coda.  El Recitativo fantasía. Ben moderato, puro destilado de su ingenio alcanza un lirismo intenso, con un recitativo bastante libre, tomado de la célula cíclica.  El Allegro mosso, un rondeau a la francesa, se maneja entre estribillos y  couplets  de tonalidades distintas. El desarrollo central es seguido por un corto pasaje abocado a una reexposición con coda de notable colorido.

Ramón García Balado  

 

Cecilia Lavilla y Miguel Ituarte: Cántame no peito en el Auditorio de Abanca

 Auditorio de Abanca, Santiago de Compostela

 

Concierto de la  soprano Cecilia Lavilla Berganza acompañada por el pianista Miguel Ituarte en el Auditorio de ABANCA-día 25 a las 20´00-, en colaboración con FESBAL (Federación Española de Banco de Alimentos), actividad pareja a la exposición que se ofrece dedicada su vestuario elegido, una muestra que pudo seguirse en la Sala de Exposiciones Palexco, de A Coruña: O sorriso da Berganza en la primavera del año 2023, vestuario firmado por prestigiosos maestros de la alta costura: Chritian Lacroix, Loris Azzard- en preferencia-, Carruncho, Knack, Chacok, Gérard Ferret, Inés Higuera, Victorio Lucchino, Emanuel Úngaro, Pierre Cardín, Guy Laroche, Roland Klein, Georgie Keybun o algún típico español, floreando exquisiteces con el aria de Cherubino (Le Nozze di Figaro): Non so più cosa son, cosa faccio…Or di foco, ora sono di ghiaccioOgni donna cangiar di colore, Ogni donna mi far palpitar.  No se la pierdan: La Berganza por ella misma. Cecilia tan apreciada y querida como su madre, nos dejó un cara a cara entre ambas en la temporada 1988/9, en las programaciones organizadas por la Asociación Galega da Lírica Teresa Berganza, en la que ofrecieron el concierto de clausura en el Auditorio de Galicia y la propia Berganza, que tantas veladas impagables nos dejó, merece recordarse por una muy especial con motivo del Día Internacional da muller traballadora, acompañada entonces por Juan Antonio Álvarez Parejo, para ofrecernos obras de J. Haydn, J. Brahms, R.Hahn, E. Halffter, J. Turina y el irrenunciable Antón García Abril. Ella misma, estrenó las piezas que integraban la serie Homenaxe á poesía galega del turolense, en las programaciones de Compostela 93, con la Orquesta de Cámara Reina Sofía, dirigida por el compositor, piezas algunas que Cecilia nos obsequiará en esta velada, junto a obras de Reynaldo Hahn y Claude Debussy,   siempre recordará la mezzo su estreno en el Teatro Real (1998), interpretando el Stabat Mater, de Pergolesi, junto a su madre, ni las docencias seguidas con Isabel Penagos o Félix Lavilla, los estudios de danza con Rosella Hightower, en Francia o los de Arte dramático en París, que complementaría con los de Verano de la Complutense de San Lorenzo del Escorial, realizando su primer registro discográfico con un ciclo de canciones de Víctor Garbajo. Miguel Ituarte, su compañero de lides, tuvo como maestros a   J. C. Zubeldía, la añorada Almudena Cano o Jan Winj, especializándose en barroco sobre obras de A. de Cabezón, en obras de  órgano ibérico, con Francis Chapelet y J.S. Bach, probando en repertorios distintos con Dmtri Bashkirov o Marcia Curcio, al tiempo que estrena obras de compositores actuales como Sánchez- Verdú, Jesús Rueda o J. Zárate y el Concierto para piano de Joan Guinjoan con la O.Sinfónica i Nacional de Catalunya, dirigida por E. Martínez  Izquierdo. Es miembro del Trío Triálogos, con el que grabó los  tríos de Beethoven.

Antón García Abril, apreciado por sus labores docentes en los Cursos I. U. de Música en Compostela, también fue valorado en la Cátedra de Composición en la EAEM y de su autoría, para esta gala tan especial, la selección de las Canciones Xacobeas, de las que se ofrecerán en bloques separados de tres o cuatro piezas: Camiño longo (Ramón Cabanillas) ; No niño novo do vento (Álvaro Cunqueiro); Levouse a louçana (Pedro Meogo) ; María Soliña (Celso E. Ferreiro); Sobre o sol e a lúa (Valle- Inclán); Canzón para que un neno non durma (Lois Pimentel); Cantiga de amigo (Sancho I, s. XII/III); Foliada (R. Cabanillas); Sediam´eu na ermida de San Simón (Mendinho, s. XIII);o Chove…del mismo poeta. El pianista Álvarez Parejo, se dirigirá al compositor en estos términos: He tenido la ocasión de tocar varias canciones de tu repertorio para voz y piano con bastantes españoles. Recuerdo con especial cariño la tarde que trabajamos Teresa Berganza y yo, en su casa de San Lorenzo del Escorial, en tu presencia, las Canciones Xacobeas, todavía escritas a lápiz. ¡Cuánto envidiamos los intérpretes a aquellos que pudieron trabajar las obras con sus compositores! Muy recientemente, en la Quincena Donostiarra, Iñaki  Fresán y yo, hemos estrenado sus piezas Canciones del jardín secreto. El maestro Maximino Zumalave ha comentado: Por mi condición de gallego fue un momento especialmente emotivo la interpretación de las Canciones Xacobeas- prefiero el subtítulo de Homenaje a la poesía gallega-, junto a Teresa Berganza, en el Auditorio Nacional. Doce canciones de enorme belleza, alguna de las cuales considero entre las mejores que se escribieron en el siglo XX, en España. Un inolvidable regalo oír declamar a Teresa ¡quen poidera namorala, meu amigo! Me quedo con las ganas de grabarlas y varias veces parecía que así iba a ser, pero finalmente no fue.

Claude Debussy, en tres de sus mélodies: Beau Soir; Mandoline y Chevaux de bois. Beau Soir (hacia 1880, tomando la poética de Bourget y expresada en un tiempo Andante ma non troppo, una meditación sobre la fragilidad del momento vital y su huida casi imperceptible, a partir de una melodía dúctil y ligera, característica del impresionismo francés confirmado por las dotes innovadoras del autor, en perfecta sintonía con los movimientos literarios pujantes en la época. No será hasta la serie de los Cinc poèmes de Beaudelaire (1887), o las Ariettes oubliées, cuando en confluencia con los poetas simbolistas,  nos encontremos con la mejor dimensión del compositor, refrendado en la mélodie Mandoline. Chevaux de bois-Allegro ma no tanto-, delicada y preciosista, además del tratamiento de un humorismo refinado que recuerda el aire de un rondeau. Estamos ante el ambiente de las citadas Ariettes oubliées, grupo de seis melodías a partir de la  poética de Verlaine, distanciadas de las piezas de sus comienzos. Mélodies como C´est ´extase langoueuerse; L´ombre des arbres; Green o Spleen

Otras cuatro joyitas de Reynaldo Hahn: Mai; Les étoilés; L´automne y Le printemps. Autor de ciclos enternecedores como Chansons grises; Vingt mélodies- repartidas en dos grupos- o Etudes latines. Compositor de procedencia venezolana y profundamente arraigado en el París del  entorno de Marcel Proust, siendo un cantante dotado de excelentes condiciones como intérprete por su voz adecuada para este estilo de canciones. Una voz asimilable a la de Maurice Bagès o Charles Panzèra. Su canto era refinado e intenso a  la par que puro que valdría como antecesor de talentos como Camille Maurane; Gérard Souzay o Bernard Kruysen, grandes modelos entre los intérpretes relativamente recientes, en su favor, el cuidado de una dicción clara y precisa en lo concerniente a las poesías elegida. Marcel Proust, amigo y confidente, no dejaría de alabar sus cualidades como cantante, destacando  al  mismo tiempo su puesta en escena y su saber estar.

Ramón García Balado

21/06/2024

La gran dama de la Escuela Rusa de piano Elisabeth Leonskaia, abre el VII Festival Clasclás de Vilagarcía de Arousa

 Auditorio de Vilagarcía de Arousa

 

El Auditorio de Vilagarcía de Arousa recibe a Elisabeth Leonskaia para inaugurar el VII Festival Clasclás- día 24 a las 21´00 h-, un referente de esa escuela junto a Sviatoslav Richter con el que siempre tuvo una íntima relación profesional y que se confirmó desde su traslado de Georgia a Viena, tras sus estudios en el Conservatorio de Moscú con Jacob Milstein. Destacan sus galardones obtenidos en certámenes como el Enesco, el Marguerite Long o el Queen Elisabeth. Son habituales sus colaboraciones con agrupaciones camerísticas como el Alban Berg Quartet; el Cuarteto Borodin o el Cuarteto Guarnieri, que para esta cita, repetirá el próximo miércoles con el Cuarterto Kandinsky  & Dominic Wagner.    Para comenzar sesión, la Sonata para piano, en Fa M. K. 280, de W. A. Mozart, en sus tres movimientos.  Obra del grupo de piezas que para el salzburgués valdrían como tarjeta de visita, anteriores a su viaje a Munich muestran  en su lenguaje un talante personal que en cierto modo, enlazaba con los modelos italianizantes, desde Galuppi a G.M. Sammartini o A. Scarlatti y hasta una posible orientación francesa. Un grupo de seis sonatas dedicadas al barón von Dürnitz, y que ejecutará con regular frecuencia. La Sonata en Fa M. K. 280, está inspirada posiblemente en una obra similar de su maestro F. J. Haydn y para Köchel, los elementos de danza acompañan al oyente en aspectos como el solemne minué en el Allegro o la siciliana melancólica del Adagio que en el Presto Final , ofrece un estilo de ritmo juguetón con aire de giga.

Anton Webern, la esencia de la Segunda Escuela Vienesa estará por las Variaciones O. 27, en sus tiempos Sehr mässig; Sehr schell y Ruhig fliessend. El título de Variaciones que el vienés usa por primera vez, volverá más tarde en el Op. 30, en la modalidad de Variaciones para orquesta, revela un característico sello personal modelo de su ideario creativo, una forma de suite elaborada a partir del Sehr mässig inicial que muestra una exposición en Spiegelbild (imagen en espejo), fundamental de la escritura contrapuntística, sometida a una notación serial. Cada una de las tres piezas, aplica una determinada arquitectura procedimientos de variaciones diferentes y apropiadas. Obras para el piano precedentes del autor, se autoafirmaban todavía dentro de un universo tonal  con un posible sentimiento expresionista, pero en esta obra se centra definitivamente en la escritura serial, distanciándose de todo sentimentalismo exacerbado. Una obra comenzada en el otoño de 1935 y terminada en la primavera del año siguiente, antes de conocer su estreno en Viena, con la interpretación de Peter Stadlen, quien había estudiado profundamente la evolución con el propio Alban Berg. La dedicatoria, con todo, será un agradecimiento en consideración para Edouard Steurmann, experto en estos lenguajes de las tendencias dodecafónicas.

Franz Schubert- Drei Klavierstücke D. 946 (Tres pequeñas piezas)-  y que se presentan como Allegro Assai; Allegretto y Allegro, obritas que tardaría en editarse hasta el interés mostrado por Johannes Brahms, en 1868. A pesar de su apariencia por su calificación, son vivo ejemplo de plena madurez marcada por una clara intensidad lírica, pareja a los irrenunciables Impromptus, con los que guarda una afinidad reconocible por lo que muchos analistas las considerarán como Improptus Póstumos. Posiblemente fueron compuestas en mayo de 1828, poco antes de su fallecimiento mientras se enfrentaba a la Sinfonía en Do M. D.944; el inmenso y descarnado Quinteto con dos chelos D. 956; la Fantasía en Fa m, para piano a cuatro manos D. 940 y las tres últimas grandes sonatas D. 958/60.  Como detalle a tener en cuenta, podremos apreciar en el Allegretto, en Mi b M. (6/8), un pasaje cargado de tintes sombríos que parece recurrir a motivos musicales del ciclo de lieder Winterreise.

L. v. Beethoven con una monumental Sonata nº 32, en Do m. Op. 111, obra en dos tiempos: Allegro y Arietta, tema y variaciones. Última obra y de profundo valor testimonial, síntesis de su estilo, para tantos especialista absolutamente desigual. La preparación con una introduzione se presenta como la tensión por excelencia de la obra hacia el Maestoso, Allegro con brio e appasionato, en su contexto de forma-sonata, perfilada con aguda precisión de líneas en un arrebato irresistible que pondrá el puente hacia la Arietta: Adagio molto- semplice e cantábile, término que bajo posible sospecha, no saldría del ingenio del autor. Si el tiempo anterior conservaba el complejo contrapunto clásico, la Arietta se ofrece en sus cinco variaciones sin solución de continuidad, quedando libre de todo vínculo en beneficio de lo fantástico y errático. El tiempo conllevará ríos de tinta que permanecerán vigentes durante años. La estructura armónica de la Arietta deja la sensación de cierto primitivismo, pero paso a paso su tema se va desengranando desde un componente rítmico absolutamente especial, hasta el punto de que ya en la cuarta de las variaciones, la melodía acaba por diluirse entre murmullos desde los bajos, enfocados hacia un estilo de manchas tímbricas y oscuras, entre efectismos de tresillos remarcados en la zona aguda.  Obra destinada en un principio a Antonia  Brentano, tendrá como destinatario al archiduque Rodolfo. La serie de las tres últimas Sonatas, tanto por su dimensión como por su profundidad, resultan la suprema culminación de su magisterio pianístico, y en concreto con respeto a la Op. 111, en Do m., se acepta que resulta comparable con ciertas variaciones de la Sinfonía Coral y otras páginas de los últimos cuartetos de cuerda.

Ramón García Balado

 

17/06/2024

Séptimo concierto de alumnos de la EAEM

  Escola de Altos Estudos Musicais, Santiago de Compostela

Llegamos al final de los conciertos de alumnos  de la EAEM, en su propio centro- día 19 a las  20´30 h-, con otros dos participantes, comenzando por Pablo Martínez Peiró, alumno de Jorge Fernández, con Simona Velikova,  que nos ofrecerá tiempos de obras a partir de Franz Joseph Haydn, en su Concierto en Mi b. M. Hob. VIIe. 1, para trompeta, última obra concertante aunque resta la posibilidad de que el Concierto para dos trompas  Hob. VII. 2, perdido, fuese compuesto después. El autógrafo está fechado en 1796, y se conserva en el Archivo de la Sociedad de Amigos de la Música de Viena, con la indicación curiosa de per il clarino, conociendo su estreno el 28  de marzo de 1800, por su dedicatario Anton Weidlinger (1767/1852), un músico que era miembro de la Orquesta de la Ópera de la Corte de Viena, desde 1792, músico que había inventado hacia 1795, una trompeta de llaves en Mi b., llamada al principio organisterte Trompete. No habían faltado con todo los intentos de perfeccionar el instrumento por las continuas presiones de los intérpretes, apurado por mejorar los recursos que planteaban las llegadas de obras que demandan mayores medios expresivos. Un apuro en memorar las posibilidades de instrumentos naturales, heredados de la época barroca, en medio de un clasicismo que imponía sus reclamaciones expresivas. Se fueron pues abandonando aquellos registros facilitando a la trompeta desempeñar un rol distinto en las orquestas, un avance innegociable para la mejora del sistema de pistones, experimentado entre 1811/2, por Heinrich Stölzel y Friedrich Blühmel.

George Philipp Telemann, el galante por antonomasia, dejará el Concierto en Re M., para trompeta, cuerda y continuo, sobre una música luminosa y seductora, especialmente en los movimientos con brio, rápidos para mayor realce y que se plantea en cuatro movimientos, con un Adagio inicial cuidadosamente equilibrado, espejo del quehacer del músico nacido en Magdeburgo, y con importante carrera en Hamburgo, llegando a fundar en Leipzig una orquesta de estudiante que dejará memoria, el Collegium Musicum al tiempo que era nombrado director del Teatro de la Ópera, lo que le ocasionaría enfrentamientos con otro histórico maestro, Kuhnau. Inquieto por carácter, se instalará en Eisenach, ciudad que asociamos con la familia de los Bach, convirtiéndose en pope y señor de las formas renovadas de música en Frankfurt, artista de envidiable evolución, acabaría rechazando la invitación para incorporarse al puesto de Gotha, aceptando en su lugar la plaza de Hamburgo, como kantor, del Johanneseum, repartiendo labores entre las cinco iglesias de la capital. De la obra elegida y gracias a las posibilidades de sus recursos, no estará de menos citar el Allegro brillante, bien desarrollado, pero puestos en materia de sus obras concertantes, igual trato merece el Concierto en La M. para oboe d´amore y cuerda, de timbre apagado que realza el carácter pastoral.

Pablo de Miguel Sánchez, alumno de Manuel Fernández con Eriko Ishimoto,  nos ayudará a descubrir a una compositora, Elsa Barraine (1910/99), a través de su pieza Crepúsculo y Fanfarria, para trompa y piano. Autora de un estilo propio del final del período neoclásico , el de Les Six, Maurice Ravel e Igor Stravinski, recibiendo pronto una aceptación de reconocimiento entre sus colegas de generación, llegando a ganar el prestigioso Prix de Rome, en 1929, por su cantata La vierge guerrière, una trilogía que recibió el título de Joan of Arc, siendo la cuarta mujer en recibir tan prestigioso galardón, después de Lili Boulanger, en 1913; Marguerite Canal, en 1920  y Jeanne Leleu, en 1923. Fue alumna de Paul Dukas, quien formaría a músicos como Yvonne Desportes, Maurice Duruflé, Claude Arrieu y Olivier Messiaen, y la influencia musical le llegaría a través de su propia familia, en concreto por su padre Alfred Barrier. Participó en la Resistencia Francesa en los años crudos, como parte activa de un grupo de señalado compromiso, dentro de una organización que editaba la revista Musiciens d´Aujour d´hui, organizando conciertos y otras actividades, en coparticipación con Roger Désormiére, Louis Durey y miembros de Les Six. EN 1972, el Ministerio de Cultura la nombró Directora de Música y entre sus obras destacan, Avis (1944); L´Homme sur la Terre (1949), ambos sobre la poética de Paul Éluard.

 Richard Strauss con el Concierto para trompa y orquesta, nº 1, Op. 11, género en el que compuso dos obras, con la mente puesta en su padre, notable intérprete del instrumento, trabajo de sus estudios en Munich y que estrenará Bruno Hayer, en la Tonkunstlerverein, bajo la dirección de Gustav Leinohs, con la Orquesta de Meinengen, en marzo de 1885. Su padre era trompa solista de la Orquesta de la Corte de Munich, y siempre quiso influir en su futuro como profesional. El Concierto nº 1, Op. 11, estéticamente obra clásico- romántica, dentro de un posicionamiento conservador, que se distanciaba de ese wagnerismo que tanta influencia ejercería sobre el propio Richard Strauss, mostrando aquí detalles que le acercan a Robert Schumann, en el movimiento central e incluso a Karl Mª von Weber, en el Final, en su resolución impetuosa. Las dos obras de este estilo, mantienen rasgos muy comunes a pesar de los años que las distanciaban.

Ramón García Balado    

Conciertos de alumnos del Curso de Cámara Airas Nunes en el CGAC

  Centro Galego de Arte Contemporánea,  Santiago de Compostela Para culminar las actividades del Curso de Cámara Airas Nunes de Cámara , con...