Catedral de Tui
Concierto en el Claustro Medieval da Catedral de Tui para el XIX Certamen de Música no Claustro, con la violinista Raquel Areal y la pianista Karla Martínez Rabanal- día 5, a las 21´00 h-, en una selección de obras que abarcan desde Lili Boulanger, Amy Beach o Gisela Hernández, a C.Debussy, S. Prokofiev, M.Ravel y A. Piazzolla. Raquel Areal, un talento encumbrado a las alturas, repite en el ciclo, violinista en la actualidad de la Berliner Philharmonik O. y cuya carrera tuvo sus orígenes en la Escola de Música de Tui. Karla Martínez Rabanal (1988), es una pianista cubana nacida en La Habana, profesora en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, y que cuenta con un registro reciente titulado Cuba: piano contemporáneo (Calle 440).
Lili Boulanger (1893/1918- Nocturne-, refleja el post -romanticismo y que gozó del ambiente parisino de Fauré, C. Debussy, Diaghilev e I. Stravinski aunque su vida fue corta, pudo disfrutar de un ambiente musical, compartido con su hermana Nadia, con una abuela que había destacando como cantante de ópera o su propia madre que llegada de Rusia, se incorporó a las clases de Ernst Boulanger. Ambas hermanas conservaron a lo largo de su vida una intensa relación afectiva, a sabiendas de que sus expectativas tendrían un futuro incierto. Ganó el Prix de Rome (1912)- con su obra Fausto et Hélène, una cantata que estrenará al año siguiente, primera ocasión en la que el prestigiado galardón se ofrecía a una mujer. De inmediato, vendrían obras como Clarières dans le ciel, obra que tendrá un especial significado ya que moriría en marzo de 1918, en medio de la Europa convulsa. Nos dejó 31 obras, además de otras que se perderían, añadidas a otra incompleta La Princesse Malein, tomando con texto una obra teatral de Maeteelinck. El conjunto de su legado es preferentemente vocal, con otros trabajos para orquesta, destacando igualmente la colección Tristesse, del simbolista Francis Jammes, sobre poemas florales de esperanza, ternura y alegría.
Amy Beach (1867/1944)- Romance Op. 23-, perteneciente a una ilustre familia, con una madre cantante y pianista, que supo ayudarla en su proyección artística, por la ventaja de que siendo niña, podía tocar piezas de memoria antes de profundizar con maestros de la Escuela de Ferenz Liszt, debutando en Boxton en una gala con orquesta. En esencia se aceptaba que si los hombres podían escribir obras con el intelecto, las mujeres lo hacían con el sentimiento, del que quedaba testimonio en la pura creación compositiva, aprovechando las aportaciones de los grandes maestros, mientras comenzaba a componer para Schmidt, destacando obras instrumentales, corales o el Concierto para piano. Obras como Festival Jubilate Op. 17, encargo del Women´s Builing (World´s Columbian Exposition of Chicago (1893) o Song of Welcome Op. 42, para la Trans-Mississippi Ex (Omaha).Un estilo que muestra un acentuado primer romanticismo, con escalas modales y modos mixtos, usando la modulación de manera expresiva, llegando a ser muy popular en su tiempo por su Sinfonía Gaelic y su Concierto para piano Op. 45
Gisela Hernandez (1912/71)-Toque de clave (solo de piano)-, una vida que transcurre entre Cárdenas y La Habana, artista integrada en el Grupo Renovación Musical (1942/8), al que pertenecieron Haroldo Gramatges, Virginia Fliertes, Dolores Torres, Edgardo Martín o Esther Rodríguez, había estudiado en el Conservatorio Bach y en el de La Habana (1924), con Mª Muñoz Quevedo, ampliando con José Ardevol y Gustav Chandler, en el Peabody Inst. of Music, de Baltimor. Una vida intensa que la llevó a repartir su carrera entre la composición, la docencia y la colaboración con teatros en La Habana, El Pinar de Río o Matanzas, mientras dirigía al Coro Femenino Lyceum Lawn Tennis Club (1949). Fue autora de trabajos como los arreglos de las Danzas para piano, de Ignacio Cervantes; la Suite Coral; Tema y variaciones o Dos preludios, obras en general con tendencias nacionalistas, incorporando sones y guajiras, en una carrera evolutiva, que se desarrollará en tres etapas diferencias.
Astor Piazzolla- Historia del tango: Café 1930-. Una suite en cuatro tiempos de los que la elegida-Café 1930, ocupa el segundo tiempo, obra en principio para flauta y guitarra, que estrenarán Marc Grauwels y Guy Lukowski, siendo esta pieza la que demanda una actitud más meditativa, en cuanto a la escucha, producto de esta obra, que reclama una atención precisa al tiempo que se asiste a su evolución, marcada por pronunciados accelarando y ralentando, con una concesión ad libitum, en la sección central, otorgada a los intérpretes, obra que admite perfectamente su adaptación a una conformación instrumental de otro rango. En principio, su instigadora había sido la guitarrista Laura Escalada, en 1980. Los tiempos de la obra se reparten entre Bordel/Café 1930/ Night Club y Concert d´aujour d´hui.
Claude Debussy- Sonata para violín y piano, en Sol m. L. 140-, tercera del grupo y en medio de una salud precaria, que le supondría considerables esfuerzos, conservando con voluntad una rica e imaginativa fantasía, obra que se estrenará con el joven violinista Gaston Poulet y el autor al piano, en la Salle Gaveau, en mayo de 1917. Tres tiempos desde el Allegro vivo, de talante dolce espressivo propuesto por el violín, en Sol m. modal, para ceder a un detalle bitemático y un segundo tema con una idea apasionada, camino de una reprise casi obsesiva. El Intermedio (Caprichoso y ligero), maneja una ironía perfilada que podrá remitirnos a un ostinato rítmico, que evocará el imaginario ibérico tantas veces usado. El Finale (Muy animado), que el autor compararía con un juego de ideas girando en un espacio de perpetuum mobile, de una ligereza volátil, preparando la entrada del violín poco a poco más animado.
Serguei Prokofiev (1891/1953)- Sonata nº 2, para violín y piano O. 94-, obra que ofrece opciones en versión para flauta y piano, período en el que se unió a Einsenstein para el rodaje de la escalofriante Iván el terrible. Una sonata que estrenarían en el Conservatorio de Moscú, en junio de 1944 David Oistrakh y Lev Oborin, tras la primera versión para flauta y piano, a cargo de Sviatoslav Richter y Charkovski. Sus tiempos, un Andantino convertido en moderato, hacia un fraseo cercano a la toccata que recibe un tratamiento distinto según los solistas elegidos. El Allegro, quedará como un scherzo juguetón e ingenioso antes de la entrada del Andante, un estilo de romanza expresiva que solo se anima en el episodio central; el Allegro con brío, destaca por la puja de apuntes virtuosísticos cuidadosamente opuestos, con un Poco meno, cimbreante, expuesto por el piano y un Allegro con brio, de conclusión.
Maurice Ravel (1875/1937)- Tzigane- obra de abril de 1924, y un entretenimiento parejo a la obra sobre la que trabajaba entonces, El niño y los sortilegios, curioso cuento escénico que magníficos resultados, que se convertirá en uno de las obras operísticas más apreciadas, cuya vigencia permanece intacta. Tzigane, con sus riesgos provocativos, es una dedicatoria a la violista húngara Jelly D´Aranyi, especie de rapsodia para violín y piano (o luthéal) y que fue estrenada por el violinista Samuel Dushkin y por Beveridge Webster, en una primera audición precisamente con un instrumento efímero, el luthéal, que evocaba las sonoridades del cymbalum o del clavecín, salvando las consabidas distancias en cuanto a recursos sonoros.
Ramón García Balado
Ningún comentario:
Publicar un comentario