03/12/2023

VI Concurso de Canto Compostela Lírica

 Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela


 Amigos de la Ópera de Santiago
convocó este fin de semana el VI Concurso de Canto Compostela Lírica que, como todas las ediciones contaba  con un jurado de prestigiados profesionales que para la cita, tendría a Arturo Reverter Gutiérrez de Terán, en calidad de presidente, y reconocido especialista en el ámbito de la temática vocal, a la especialista en crítica Victoria Stapells; a Patrick Canan, fundador de Les Musicales du Luberon; a Elisabeta Matos, directora del Teatro San Carlos de Lisboa; a Graziela Valceva Fierro, mezzo y profesora de canto; al pianista Maciej Pikulski, habitual acompañante en el Ciclo de Lied que promueve la propia asociación y a Celestino Varela, director de la Ópera, de Oviedo. José María Miranda, secretario de la Asociación, participa en el cuadro del jurado, sin derecho a voto. Tres máximos galardones con un Primer Premio- 4000 euros, un recital con la RFG-un recital en el Festival Les Musicales du Luberon, y un rol en la temporada de la Ópera de Oviedo; un Segundo de 2000 y un tercero de mil, con Diploma acreditativo, además de la consideración Andrés Gaos, al mejor cantante gallego. Certamen que ha recibido las ayudas de la Fundación José Otero y Carmela Arias Martínez; la Consellería de Cultura da Xunta de Galicia, el Consello da Cultura de Galicia, A Diputación de A Coruña,  y del Municipio de Santiago.

Una primera eliminatoria la tarde del viernes, en la que los cantante estuvieron acompañados en cada una de las dos partes, por los pianistas Borja Mariño y Rubén Sánchez Vieco. Para esa primera parte, pudimos escuchar a Lucas López, en el aria Sois Immobile, del Guillaume Tell, de G.Rossini, una voz con estudios en la Hochschule der Kunst, de Suiza.  Irene Mariscal, con Ah, non credea mirarti…Ah! non giunge (La Sonnanbula), de V.Bellini, y que asistió a masters de Renée Fleming, probando como primer rol con Violetta (La Traviata).   Irene Mas, con un Premio Mirna Lacambra, y que participó en proyectos de Jordi Savall, optó por el Mozart de Le Nozze di Figaro: Giunse al fin il momento…Deh vieni non tardar.  Francesca Pusceddu, alumna de Bernardette Manca de Nisse, e integrada en la Ac. Nacional de Ópera Holandesa, mostró sus dominios en el barroco con Tornami a vagheggiar (Alcina, de Händel). Otro talante distinto  para Joan G. Riera, por Winterstürme wichen dem Wonnemond (Die Walküre), de R.Wagner-, una voz con las garantías que daban los Concursos Viñes, R. Zandonai y Giulio Neri, tras estudiar con Juan Lomba y realizar masters en la Escuela Luigi Cherubini.  Javiera Saavedra, soprano chilena, con experiencias en la Ac. Rossini (Pesaro) y en el Comunale de Bolonia, se adentró en el verismo de F.Cilea- Adriana Lecouvreur (Io son l´umile ancella).  El barítono Marcelo Solis, procedente de la Escuela del Liceu (Barcelona), habiendo probado ya con roles infrecuentes, nos llevó a las profundidades del Falstaff verdiano, con È sogno o realità.  La soprano Laura Brasó, quien compartía la misma escuela, siendo finalista del Concurso Viñes, cedió Tu che di gel sei cinta, de Turandot (Puccini).  María Heres, seguidora de las atenciones de G.Kunze, Eughenia Dundekova, tras sus años en el Conservatorio E. R. Torner, tuvo a su alcance el Werther de Massenet, con Werther, Werther…ces lettres, completando esa primera parte la soprano Rosa Gomariz, con estudios en el College of Performing Arts, de Chicago y en la Roosevelt University, con Elisabeth Byrne, en su elección, Je veux vivre (Roméo et Juliette- C. Gounod), que esta temporada escuchamos en las programaciones de Amigos de la Ópera, de A Coruña.

La  segunda parte, y con el pianista Rubén Sánchez Vieco, el bajo de nacionalidad china Zhang Shuai, con el aval de las docencias de M.Devia, A. Scarabelli, C. Colombara, T. Hampson o Joyce di Donatto, de nuevo en honduras para el registro exigido en una página tomada de la ópera Aleko (S.Rachmaninov)- Ves´tabar spit-, en camino a las donosuras mozartianas de Die Zauberflöte- Ach, ich fühl´s, en la voz de Ainoha López de Munain, cantante con formación en la Hans Eisler berlinesa, junto a Ewa Wolak, además de docencias con M.Devia o Juliane Banse.   Alejandro López Hernández, con el descarnado lamento Ella giamai m´amò- Don Carlo, de Verdi-, una voz que promete en ese estilo de roles. La mezzo Ana Molina, en su aceptación rossiniana con la siempre seductora Una voce poco fa, de Il Barbieri di Siviglia.  La mezzo Judit Subirana, que estudia en el Conservatorio Prins Claus, de Gronningen, con Marcel Boone y en la Hochschule Musik de Basilea, también con un Mozart, el aria Ah! scotati…Smanie implacabili (Così fan tutte), dejando espacio al contratenor Miguel Ulla Berdullas, con formación en el CMUS, la ESMUC y el RCSMM, para ampliar con Gérard Lesné, el Händel de Rodelinda- Fra tempeste funeste-, llegando a Paulina  Bielarzyk, con fundamentos en la Hochschule für Musik Dresden, en el Wagner de Tannhauser- Dich teure Halle-; relevo con Susana García Pico, en la alternativa francesa de Ambroise Thomas, gracias a Pâle et blonde, de Hamlet.  Oksana  Lepsa, de Lituania, estudió en la Royal Ac. of Music, de Londres, donde recibió un Primer premio del Concurso Mozart, con el rol de Mimi (La Bohème), representada en el Hum Court Opera, que continuará con Alcina (Händel), para la Saluzzo Opera Ac. en  Italia. La  escuchamos precisamente en Donde lieta uscì (La Bohème). Celia Cuéllar, formada en la Escuela Superior de Canto de Madrid, con Victoria Manso y Omar Sánchez, completo la tarde de grandes esperanzas con la hipersensible Canción de la Luna, de Rusalka, de Antonin Dvorak.

La final de la tarde del sábado, con la relación de aspirantes elegidos y esa sensación de que sí estaban  los que lo merecían por propios méritos pero que del resto de voces más de uno hubiese optado al reconocimiento de incluirse en ese grupo. Un jurado excepcional que por lo seguido en otras convocatorias, nos dejaría la impresión de no sentirse muy a gusto consigo mismos, por los resultados consecuentes. Para la final, dos piezas por cada aspirante, en un reparto en dos partes. Celia Cuéllar tendría Si, mi chiamano Mimi-La Bohème y Senza mamma- Suor Angelica-, ambas de Puccini, con acompañamiento de Rubén Sánchez Vieco.  Alejandro López Hernández, con el mismo pianista, se decidió por La calunnia de Il barbiere di Siviglia e Il lacerato spiritu, de Simon Bocanegra, de Verdi, para mostrar su notable extensión en los recurso graves en cuanto a su registro. Laura Brasó, refulgente claridad en las cualidades de los agudos, tuvo Comme autrefois, de la bizertiana Pecheurs de perles, repitiendo con el intimismo de Si, mi chiamano Mimí, asistida por Borja Mariño.

Paulina Bielarczyk- piano Rubén Sánchez Vieco-, a la que habíamos seguido en un aria de Tannhauser, Dich teure Halle, viró en planteamiento hacia un aria de plenitud como era Ebben, ne andrò lontana, de La Wally- A. Catalani- y para no ser menos,  elevaría el estado febril con la arrebatadora Morrò, ma prima in grazia, un Verdi de enmascaramientos como es Un ballo in maschera.  Marcelo Solís, con Borja Mariño, en un reto que pasaría desde Avant de quitter ces lieux, el Faust de Gounod, para continuar con el Rossini de Il Barbiere di Siviglia- Largo al factotum-, gestual y provocadora rebuscando los entresijos de un espíritu burlón.  Lucas López, con Borja Mariño, el Mozart del Don Giovanni, con la picardía y la actitud osada de Leporello, Madamina, il catalogo è questo, y que para desdecirse en cuanto a este rol, probaría con O du mein holder Abendstern, de Tannhauser de R. Wagner. Ainoha López de Munain, con el pianista Rubén Sánchez Vieco, retomaba Je veux vivre, de Romèo el Juliette- C. Gounod, escuchada la tarde del viernes en la voz de Rosa Gomariz, para mostrar sus impecables recursos en Quel guardo  il cavaliere…So anch´io la virtù mágica, de Don Pasquale (Donizetti). Zhang Shuai, quien había dejado una impresión de bajo con una proyección apabullante en Ves´tabar spit- Aleko, de Rachmaninov, pudo sorprendernos en un cambio de rumbo hacia el barroquismo haendeliano de Orlando, con Sorge infausta una procela, en un equilibrio no menos arriesgado repitiendo La calunnia, de Il Barbiere di Siviglia.

Reunido el jurado entre las urgentes obligaciones del segundero por el tiempo implacable debido a la hora de cita de esta final, pudo sentir la presión apurada tanto del público como de los propios intérpretes, pero al igual que en convocatorias precedentes, la sentencia llegaría efectivamente con opiniones dividas, aunque el resultado dejaría como galardonados como Premio Andrés Gaos, concedido por la Fundación José Otero-Carmela Martínez,  entregado por el pianista Alejo Amoedo, como representante del Consello da Cultura Galega, a Lucas López, premio a la voz gallega y que en la fase previa había interpretado Sois immbile, del Guillaume Tell, rossiniano.  Un tercer Premio ex aequo, entregado por A. Campos García, a repartir entre    Marcelo Solís y Zhang Shuai. El Segundo premio, entregado por Manuel César Vila, Conselleiro de Facenda, sería mérito para la soprano Laura Brassó, reservando el galardón por excelencia, el Primer Premio a Paulina Bielarczyk, entregado también por Alfredo Campos García.

Ramón García Balado    

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