23/05/2024

Dúo Calabuig- Blasco, en el XXIII Ciclo de Músicas para unha década: Museo das Belas Artes, de A Coruña

 Museo das Belas Artes, A Coruña

 Concierto de la serie Músicas par a unha época que integra un total de tres sesiones, comenzadas el mes pasado con el Balder Dúo y que completará la pianista Sophía Hase, en la sede del Museo das Belas Artes, todas ellas acompañando a las exposiciones correspondientes. Alicia Calabuig (viola) y Jorge Blanco-día 26, a las 12´00 h., con sesión en streaming- serán parte de la exposición A Xeración Doente, que recibirá la provechosa visita guiada. El Dúo Calabuig- Blasco- con obras de Hans Sitt y Johannes Brahms- está integrado por la viola Alicia Calabuig, con estudios en el Conservatorio de Almansa, con Jerónimo Mesager  y el el Real Conservatorio Superior de Madrid, con Alan  Kovaks, para ampliar en la Anton Bruckner Universität Linz (Austria), siguiendo el magisterio de Predras Katanik. Colaboró con formaciones como la O. Nacional de España; la Union European Youth Orchestra; la Ac. Gustav Mahler, de Bolzano; la Orquesta Simón Bolivar, de Venezuela y otras del ámbito nacional, siguiendo masters de especialización con Jürgen Kussmeul; Antonello Farulli o Guus Jeukandrup. El pianista Jorge Blasco, siguió las docencias de Guadalupe L.Castelo, A. Nieto, ampliando conocimientos en la Escuela Superior Reina Sofía. Entre sus maestros, aparecen Vitali Margulis, Celine Eguiagarova; Zoltan Koscis, Lazar Berman y Eric Heidersiek. Recibió una consideración especial en la propia Escuela Reina Sofía.

Piezas elegidas del bohemio Hans Sitt (1850/1922), típicas y características de un centro-europeo, de aquella escuela genuinamente romántica y que se descubre en cada una de ellas, disfrutaremos de tres estilos de un planteamiento artístico claramente reconocible: Albumblatter Op. 39; Drei Phantasiestück Op. 58 y la Romanza Op. 102. Stitt, destacó indistintamente como violinista y director, llegando a ser un personaje de notoriedad pública, tras unos años beneficios de estudio de violín con A. Bennewitz y M. Krecij, en el Conservatorio de Praga, un largo período en el que permaneció hasta 1873,  en el que se trasladó como maestro a Chemintz, convirtiéndose desde entonces en una autoridad tanto en el espacio de la docencia como en el de la interpretación. Entre 1884 y 1921, tras su traslado a Lepizig, vivirá sus mejores años como profesional, incorporándose al Conservatorio de la capital alemana, tan asociada con la figura de Johann Sebastian Bach y para mayor gloria, asistiremos a los años de mayor prestigio como intérprete como miembro del Cuarteto Brodsky, motivo que le animó de forma especial a la promoción de conciertos populares de divulgación. A partir de 1885 y hasta 1904, se haría responsable de la Bachverein. Años antes, en otra de sus ambiciones promotoras- hablamos de 1899, mostró un profundo interés por la creación de coros. Amplísimo repertorio de composiciones, que junto al catálogo de la obras camerísticas, destaca por sus tres conciertos para violín, obras orquestales y corales, y la abundante cantidad de trabajos didácticos que conservan su vigencia.

Johannes Brahms, con la opción que eligen del Dúo para viola y piano, en Fa m., nº 1, OP. 120, en sus tiempos Allegro appassionato; Andante un poco Adagio; Allegretto grazioso y Vivace. Obra que suele repartir sus preferencias en su lectura posible para clarinete y piano, un Brahms de plena madurez que compone en la placidez de su retiro estival relajante, en el que se entrega con entusiasmo a dos de las obras camerísticas destinadas a su estimado clarinetista Mühlfeld, virtuoso miembro de la orquesta de Meiningen. Una aventura de entendimiento que les llevaría a 1891, con aportaciones como el Quinteto Op. 111. Analistas fiables, habrían de hallar en esta obra la sensibilidad que nos trasmiten los Vier  Ernste Gesäng, parte de lo más representativo que descubrimos en el conjunto de su lieder, especialmente en los de su etapa tardía. En cualquiera de las posibilidades en las que solemos escuchar esta sonata- viola y clarinete- no desdice lo más mínimo de su grandeza y talento.

Una sonata en perfecto equilibrio mantenido en esos cuatro tiempos y que ayudan a entender la pérdida a algunos íntimos irrenunciables. El Un Allegro appasionato que responde a ese equilibrio por su gran claridad expositiva con una extensa  exposición que propone seis temas  emparejados contrastados entre ellos y que revelan una invención rítmica para mayor beneficio de este primer tiempo, particularmente el segundo en Re b. Un desarrollo breve con todo que se engrandece en los aspectos de conclusión elevados en un sostenuto espressivo que engarzará con el comienzo.  El Andante, un poco Adagio, melódico como no podrá ser menos, queda expuesto a través de tres secciones enmarcadas por un desarrollo central libre de pocos compases. Una ensoñación concentrada de pinceladas melancólicas camino del Allegretto grazzioso, un scherzo de unos cuarenta compases que se convierte en un tipo de minuetto. El Finale Vivace, alla breve, concluye de forma incisiva. Su segundo tema alumbra por los destellos de sextas y tresillos de negras culminando un apunte de tonada popular con detalles de broma.

Ramón García Balado  

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