23/11/2023

Terra, cantata para solista y orquesta, de Juan Durán, en el XL Aniversario do Consello da Cultura Galega


Palacio de la Ópera, A Coruña

Juan Durán


Concierto de la Sinfónica de Galicia ofreciendo en estreno la cantata Terra para solista, coro y orquesta, en la que destacará el barítono Javier Franco- cantante en excelente relación profesional con el compositor, por experiencias compartidas como el ciclo Nosos Intérpretes, de Amigos de la Ópera de A Coruña, con primicias como la Canción de Guiomar (Antonio Machado) y la  ópera O Arame-,  el coro de la propia formación bajo la dirección de Carlos Mena y Javier Fajardo y quien fuera titular de la OSG, Víctor Pablo Pérez. Para continuar, la Sinfonía nº 3, en Mi b M (Renana), de Robert Schumann, en el Palacio de la Ópera de A Coruña-día 24 a las 20´00 h.-, La cantata Terra nos remite al año 1922 cuando el escultor Francisco Asorey fue objeto de un homenaje en Cambados que reuniría a artistas e intelectuales como,  Basilio Álvarez, Portela Valladares, Gil Casares, Castelao, Risco, Blanco Torres, Enrique Peinador, Isaac  Fraga, entre otros, acto del que dejará memoria El Correo de Galicia, de Buenos Aires- en una dedicatoria a la llamada Quinta provincia y que fue firmada por Ramón Cabanillas con discursos de Castelao y Risco. Nos contemplaban figuras como miembros de As irmadades da fala y de la Xeración Nós y Durán recurre precisamente a Cabanillas a través de sus poemarios No desterró,  Vento mareiro y Da terra asoballada, poesía tanto social como civil cargada del lirismo representativo de sus obras postreras.
Terra, obra ambiciosa y densa se avanza con un Primer canto en Do M., idea de lo que resulta un argumento primordial a través de un intervalo de segunda descendente y concisa que prepara matizadas elaboraciones que anuncian el discurso de la obra. Camiño longo-primer poema-, parte de la cuerda baja en un contexto sombrío entre Fa M.  y Re m., que cede a los violines en Fa  M., hacia el texto Galicia, nai e señora en La M., con tempo animado antes de volver al comienzo. En su evolución se añade una glosa de Camiño longo- poema  de A rosa que sangra-, reflexión sobre la fugacidad de la vida y la inseguridad de la fortuna otorgando al barítono un protagonismo esencial cediendo espacio a un detalle del poema Alén, protagonizado por el coro intercalado con el de A rosa que sangra. La coda remite a los textos En pé- barítono, impetuoso-, y Vía crucis, con un largo pedal en Sol, en un enigmático interrogante tomado de  ¿Son chegados os tempos?
El Segundo canto, resulta un homenaje a la tradición oral con un preciso ritmo de muiñeira en la pandereta a lomos de un conocido aire usado en la rapsodia para banda de música de preguerra Follas Novas-Luís Brage-, y Festa na Toldra-Gustavo Freire-, alterado en el tratamiento de Juan Durán en apuntes cromáticos con un efecto de picante tritono a medias con una fantasía festiva de metales en un paso hacia el poema Terra de Breogán, con el coro manteniendo armonías sostenidas, casi a capella que se redime en Esperta e érguete axiña, con temple animado hasta un fortissimo pasando a una segunda sección a cargo del barítono- Meus irmáns-, misteriosa y apacible y la sección consecuente con textos de Terra de Breogán y Libertade á nobre saga/terra de Breogán, un apoteósico crescendo.
El Tercer canto proclama una onomatopeya que evoca resonancia de campanas y que alude al texto Campana choca- poemario No desterró-, al que sigue un texto de Cabanillas -A peste, a fame e a guerra- de Da miña zanfoña (1954)-, meditativo y melancólico, además de nostálgico y moralizante. El final, nos traslada a la soledad del camposanto evocado en sus colorido por un arpegio ascendente del arpa, al que sigue la segunda sección en tempo animato (La M.), que recupera poemas de En pé, confiados a la voz del barítono, en una actitud épica y combativa. Para cerrar, una recuperación de melodías y texturas como A rosa que sangra o Roseira que trebón deixou espida, en una renovada retórica musical con unos compases de tresillos en las maderas agudas, trémolos de violines y violas y culminar en un crescendo poético musical que se confirma en un coro sonoro y grandilocuente sobre ¡En pé! !Adiante¡  ¡Alén¡.
Robert Schumann y la Sinfonía nº 3, en Mi b M. (Renana) OP .97, acunada a las orillas del Rhin y vagamente programática entre una ambientación tiznada de amabilidad, tema complejo teniendo en cuenta la situación emocional del compositor. Aquel río de atractivo irresistible que condicionará sus continuados intentos de suicidio. No renuncia al uso de temas de inspiración popular perdidos en la memoria de sus ensoñaciones, mientras se deja llevar por la recurrencia a paisajes de sus cotidianas vivencias, ese río que pasa al lado de su casa, el artista entregado a sus ensoñaciones en medio de sus diálogos con la muerte, las leyendas de arraigo en el sentimiento del romanticimo renano, de la Alemania ancestral y que Eugenio Trías en el Canto de las sirenas, el reflejo de aquellas aguas, no era sino una epifanía sombría y enigmática, la misma que anticipó en uno de sus más hermosos lieder, perteneciente al ciclo de poemas tomados de Eichendorff, los Liederkreis von Eichendorf Op. 39.
Schumann pretendió en esta sinfonía una obra que siguiese el planteamiento dentro de los convencionales movimientos, aunque posiblemente optase por nombres más descriptivos a tenor de la propia obra: Mañana en el Rhin; En el estilo de acompañamiento a una solemne ceremonia, en relación con la Catedral de Colonia, pero la idea fue suprimida. Romperá en definitiva con obligados patrones completando su obra en cinco tiempo y con el sugestivo aliciente de que las numeraciones acostumbradas, se verán ampliadas por apreciaciones subjetivas con mayor acentuación: Lebhaft (Vivace); Sehr mässig (Scherzo molto); Nicht Schnell (Andante: Non troppo vivo); Feirelich (Maestoso) y Lebhaft (Finale: Vivace). En resumen, cinco movimientos, dos lentos en lugar de uno, en una obra que parte del Vivace marcado por un ritmo acentuado, remarcado en tutti e intenso por necesidad impulsiva en su amplia dimensión que tendrá un pasaje en stacatto que determinará el segundo tema, puramente lírico que ayudará a la unificación del tiempo.
El Scherzo: Molto moderato (Sher mässig), recurría a la idea precedente de lo que se titularía Mañana en el Rhin, y evoluciona a partir de la idea tripartita del scherzo al uso, resultando a la postre una serie de variaciones sobre pinceladas de aires tradicionales cargadas de ánimo cercano al habitual ländler, expuesto por violas y chelos que reciben la respuesta de los instrumentos de viento y que en su transcurso nos traslada a un apacible desvanecimiento. El Andante: Non troppo vivo (Nicht Schnell), tiempo breve por excelencia, vale a modo de intermezzo en estilo de lied, particularmente sobrio en su desarrollo  y que deja paso al Maestoso (Feierlich), pretendidamente solemne como segundo movimiento lento y reflejo de la fascinación de la contemplación de la Catedral de Colonia. Un contrapunto incisivo supone un oculto mensaje en dedicatoria a J. Sebastian Bach, a partir de un motivo de amplia melodía que se resume con instrumentos de metal y maderas, con respuesta de cuerdas e intervenciones de trombones. El Finale: Vivace (Lebhaft), culmina el contraste pretendido en la sinfonía, marcado por una idea excepcionalmente rítmica, por su fuerza y acentuación que recrea atmósferas de aires populares, resumiendo un detalle religioso procedente del Maestoso, en modo mayor, para cerrar en una coda calificada como più vivace, resuelto por temas elegidos de la Sinfonía Renana, en Mi b. M., cuidadosamente adornados.


Ramón García Balado     
 

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