Pazo da Golpelleira, Vilagarcía de Arousa
Un dúo de chelo y piano, Adolfo Gutiérrez Arenas y Malcolm Martineau, para el Pazo da Golpelleira, en el VII Festival Clasclás, de Vilargarcía de Arousa- día 25, a las 21 h.-, para ofrecernos obras de Robert Schumann, Franz Schubert y César Franck. El chelista se formó en la Escuela Reina Sofía, con Janos Starker y Ralph Kirsbaum, recibiendo asesoramientos de Bernard Greenhauser. Recibió en 2002 el premio Ravel y su carrera pronto dejó resultados en certámenes como el Schelswig-Holstein, el de la Wegandhaus, colaborando con el Trio Beaux-Arts. A partir de 2010, su carrera comenzará a tener notable continuidad con principales formaciones desde la London S. O. a la Royal P. O. o la ONE, dirigida por Ton Koopman. Malcolm Martineau, con estudios en el Catherine College (Cambrige), siempre destaca especialmente por sus acompañamientos con grandes voces: Thomas Allen, Susan Graham, Bryn Terfell, Ane Kirschlager, Angela Gheorgiu, Magdalena Kozena, Karita Matila, Frederika von Stade y tantos otros, con los que grabó integrales y ciclos desde Schubert a R.Strauss; Poulenc, G.Fauré, B.Britten o F.Mendelssohn.
Robert Schumann, con la Fantasiestücke Op. 73, en principio para clarinete y piano- con la pertinente transcripción- , breves fragmentos compuestos en 1849, siempre para su interpretación en privado, compartida con el apoyo de su inseparable Clara y que también se ofrecieron en la Hofkapelle Dresden, a comienzos de 1850. Una partitura que editará Luckhard, en Kassel, ahora conservada en la Biblioteca Nacional de París. Cada página viene a ser un estilo de lied con coda incluida. Zart und mit Ausdrunk- tierno y con expresión-, marcada por un temperamento elegíaco y cierta melancolía, puntuada por los tresillos del teclado. En la parte central ambos instrumentos dialogan en un juego de arpegios por movimiento contrario. Lebhaft, Leich- Vivo y ligero-, tiempo en La M., se muestra como un ligero scherzo en modo Mayor, en medio de un juego animado y un pasaje central que se basa en un animado intercambio de escalas en tresillos. Rasch, mit Feuer-Rápido y con fuego- en La M., vale como una variación conclusiva que recupera motivos precedentes: el primero en el trío (en modo menor) y en siguiente en la coda, gracias a una escritura cuidadosamente arpegiada.
Franz Schubert- Sonata para Arpeggione y piano, en La m. D. 821-, un instrumento perteneciente a la familia de las guitarras, como la guitarra-lira o la de doce cuerdas bissex, que conserva su renombre a veces llamada guitarra de amor o guitarra/chelo, de la que había sido inventor el vienés J.G. Staufer, en 1823 y que tenía un tamaño similar al chelo, con forma de mástil trasteado. Se tocaba con arco apropiado para conseguir los arpegios; las seis cuerdas se afinaban como una guitarra (mi, la, re, sol, si, mi). En cierto modo, podrá guardar afinidades con la viola da gamba, por su forma. En resumen, un instrumento de corta duración como otros tantos nacidos como caprichoso encargo o por evolución degradada de otros de una familia concreta. Con seguridad fue Staufer quien se empeño vanamente en es aventura de supervivencia pero será Vincenz Schuster quien agote sus posibilidades en un concierto ofrecido junto a Schubert. Hay una primera edición que añadía transcripciones para violín y chelo de 1871, contando con arreglos para viola o guitarra e incluso transcripciones orquestales de la parte del teclado. Tres movimientos en la obra: un Allegro moderato, con un detalle melancólico expuesto por el piano, que prepara el segundo tiempo. El Adagio, en Mi M., una especie de Lied con expresión ensoñadora- perfecta para aquella interpretación con arpeggione, por su particular sonido- y el Allegretto, en La M., en forma de Rondó, sobre episodios que dan cauce a las posibilidades virtuosísticas redundantes. Un estribillo de inspiración popular y una serie de couplets, se cierran en forma de divertimento.
César Franck-Sonata para chelo y piano y piano en La, en sus tiempos: Allegretto; Allegro; Ben moderato. Recitativo- Fantasía y Allegretto poco mosso. En su fundamento, la Sonata para violín y piano y que acabará teniendo su correspondiente transcripción para esta opción, debida a Jules Desart, en 1887. Béreiter, por su cuenta, añadirá un tiempo de complemento, Mélancolie (1911) y quien la estrenó en el Círculo Artístico de Bruselas a finales de ese año, con Mme Bordes-Pène, para Leonard Rose, probará en otra más reciente (2017). Obra dedicada al violinista Eugène Ysaye (1886), repetir al año siguiente en París, en la Société Moderne. Repetirá Ysaye con su hermano Théo. La asociación con trasfondo literario proustiano, dejará impronta en la Sonate de Vinteuil, en Du Côte de chez Swann. Obra clave del camerismo francés, se acercará a obras de Lalo, Saint-Saëns o Robert Jardillier. El Allegro ben moderato, relativamente breve, destaca en el piano por su larga melodía que acabará enalteciendo el segundo solista. No aparece un desarrollo propiamente dicho, sino una transición modulante con ritmo liviano. El Allegro, se ofrece en forma de lied, en tres partes, con una pasión palpitante e inquieta en el estilo del Preludio, Coral y Fuga . Un ritmo anhelante aporta un segundo tema acompañado por tresillos hasta alcanzar una reexposición más convencional ya en la coda. El Recitativo fantasía. Ben moderato, puro destilado de su ingenio alcanza un lirismo intenso, con un recitativo bastante libre, tomado de la célula cíclica. El Allegro mosso, un rondeau a la francesa, se maneja entre estribillos y couplets de tonalidades distintas. El desarrollo central es seguido por un corto pasaje abocado a una reexposición con coda de notable colorido.
Ramón García Balado