18/09/2024

La Bellemont, sustituye a Das Kolorit, en Espazos Sonoros

 Teatro de La Beneficencia, Ortigueira


Urgencias e imprevistos obligaron a la suspensión del concierto de Das Kolorit, agrupación fundada en 2021, animaría la velada que se incluiría en  Espazos Sonoros en el Teatro de La Beneficencia (Ortiguera)- día 21, a las 19´00 h.-, ofreciendo un programa que nos ubica en el barroco italiano y bajo el aliciente del origen del paseggio, término con raíces en el Renacimiento, sobre melodías conocidas e improvisadas, revestidas de variaciones virtuosísticas que permitirán la consideración de paseggiata, a modo de elemento descriptivo de esa libertad de recreación y que descubriremos por los autores elegidos como representativos. Eran  Das Kolorit: Jaume Guri Batlle-violín-, Sophia Schambeck- flauta de pico-, Mariona Mateu Carles-violone-, León Serafín Jänicke- tiorba y guitarra barroca y nuestra Rosalía Gómez Lasheras, como clavecinista. La Bellemont, agrupación integrada por Sara Ruíz- viola da gamba; Rafael Muñoz- tiorba- y la clavecinista  Laura Puerto, tendrán a bien ocupar la fecha de esta  cita, para que Espazos Sonoros no pierda su acostumbrado cumplido con seguidores y entusiastas.

La Bellemont, tras más de una década de trayectoria, es la agrupación camerística de referencia en la interpretación de música barroca en España, con nominaciones a los prestigiosos premios GEMA y a los ICMA. La Bellemont diversifica además su repertorio con la inclusión de música del barroco alemán- programa Choralfantasie-, del seicento italiano y del renacimiento español, llegando para esto a ampliar su plantilla. Sus trabajos discográficos  abundan en la obra de los compositores de este concierto: su primer disco dedicado a Marin Marais, el segundo, Plaisir Sacré, a Monsieur de Saint Colombe y François Couperin y el tercero  a la obra para viola y bajo continuo de François Couperin. Han participado en el Festival de Música Antigua de Aranjuez, Festival Internacional de Santander o el Festival de Música Antigua de Praga.

Le Jeu parlant, la música como discurso sonoro en la Francia barroca, título del concierto anunciado, precisamente en torno a dos de los Couperin-François y Louis-, de los que escucharemos del primero Les Bergeries y la Suite en Mi m. (Prelude, Allemande, Courante, Sarabande, Gavotte y Gigue) y del segundo la Suite Prélude pour le clavecín. La unión de la música con los principios retóricos es una de las características primordiales de las músicas compuestas desde el Renacimiento hasta finales del siglo XVIII, partiendo de los tratados de música, y las inevitables influencias recibidas del resto de las artes, parece que la  oratoria fue el modelo en el que se inspiraron todos los compositores barrocos. Para el tratadista de la época Johann Joachim Quantz: La interpretación musical puede compararse con el discurso de un orador.

El programa Le Jeu parlant, gira alrededor de esta idea a través de dos de los compositores más importantes del barroco francés: Marin Marais y François Couperin, con las piezas recogidas en  este programa nos acercamos a la escritura para viola da gamba, de cada uno de estos genios de la música y por  lo mismo, hallaremos el lenguaje retórico impregna todos los parámetros compositivos de su obras, desde la estrjuctura general hasta los más pequeños ornamentos.  Todos los elementos que los compositores utilizan tienen un objetivo afectivo concreto, que debe ser realzado para conmover a los oyentes: así, en la Suite en Mi m., Couperin explora los afectos más tristes escribiendo movimientos descendentes, saltos melódicos que recuerdan exclamaciones de tristeza o delicadas notas de viola, semejantes a suspiros. Por su parte, Marin Marais, toma un camino más noble y severo, en la conocida Suite en La m., que complementa una carga emocional muy intensa, al usar el cromatismo y un cierto diálogo entre la viola y el bajo, a modo de un conflicto constante.

El concierto se completa, para mayor precisión emocional, con Piéces de caractère, una forma especialmente utilizada en aquella Francia barroca limítrofe entre dos siglos, cuyo propósito era imitar a algo o a alguien, haciendo uso del mentado lenguaje musical como clara herramienta descriptiva. En la pieza Les Bergerie, de François Couperin, consigue hacer un retrato de la inocencia y del deleite, de unos pastores, que trabajan, como muestra la partitura, en un entorno campestre bucólico. A su vez, Marais, describe magistralmente en su ostentosa Labyrinth, la incertidumbre de un hombre extraviado, en el espectacular laberinto de Versalles.

En síntesis, Le Jeu parlant, es un programa que concibe la música como un discurso cuyo objetivo fundamental, es modificar el estado de ánimo del oyente y embarcarle en un viaje emocional que explora los diferentes aspectos del alma humana. Sirva este concierto en su grado de urgencia, como un apresurado homenaje a sus compañeros de Das Kolorit, en particular a la clavecinista Rosalía Gómez Lasheras, un detalle que conjuntamente compartimos al lado del resto de sus compañeros Jaume, Sophia, Mariona y Leon. Suerte y salud.

Ramón García Balado

Unha tarde de emocións con la Banda Municipal, en As Praterías

 Plaza de Praterías, Santiago de Compostela



Recuperándose del período estival vuelve la Banda Municipal a la Praza das Praterías, día 19, a las 19´00 h-, con un programa acorde de entretenimiento para curiosos y aficionados bajo la dirección de Casiano Mouriño Maquieira, en el que  podremos disfrutar de obras Franz von Suppé, George Bizet, Léo Delibes, Federico Chueca, Joaquín Valverde y Dmtri Shostakovich. Franz von Suppé, maestro de la opereta, con la obertura de Die schöne Galathea (La Bella Galatea), en arreglo de P. J. Malenaar. Obra sobre libreto de varios especialistas en el género, destinado para su estreno al Karl Theater de Viena el 9 de septiembre de 1866, que tendría como personajes destacados a Pigmalión, Ganímedes, Midas- a modo de tenor bufo- y la figura de gancho, Galathea, a los que se añadirá por su importancia  el coro femenino. El título de esta opereta- cómica de tintes mitológicos se condensa en un único acto, hace referencia por sus alusiones perceptibles a La Bella Helena, de Jacques Offenbach, por sus andanzas y requiebros en cuanto al desarrollo y sentido del humor, aquella actitud de burla que calaba con éxito asegurado en la Francia de entonces, un sano sentido de la competencia de la que los compositores apreciados sabrían sacar partido. Abundan en la actualidad registros discográficos llevados a cabo por primeras batutas de prestigio  internacional, que desde hace unas décadas contagian el interés que, con creces, sobrepasan los límites culturales de los especialistas galos. No es ya una música de inferior categoría y como bien sabemos, mantiene una excelente proximidad al género de nuestra denostada zarzuela, detalle que observaremos en la selección de La Gran Via.

Federico Chueca, a la par con Joaquín Valverde, no dejan de contagiarnos entre romanzas e intermedios, precisamente con La Gran Vía, calificada como revista madrileña cómico-lírica, en un acto y cinco cuadros, sobre un libreto de Federico Pérez González, con destino para su estreno en el mítico Teatro Felipe, modélico y antañón para quienes gozaron en su tiempo de esa obra irrepetible de por sí, uno de los mayores éxitos de toda la historia del género, que como sabemos, continúa manteniendo su acogida en especial en todo tipo de recitales líricos, destacando números como Somos las calles, somos las plazas; Caballero de Gracia me llaman; los números de los ratas; el tango de la Menegilda…etc. La revista de actualidades al igual que el sainete lírico, habían adquirido en los últimos años del siglo XIX, un destacado desarrollo ligado al surgimiento de una nueva articulación de aquellos espectáculos teatrales, desde el teatro por horas hasta las amenas revistas de tintes políticos según las cotidianas experiencias del día a día, que contribuían a aguzar el ingenio y el sentido de la picardía. Es ahora cuando nos urge encontrar los entresijos que ayuden a ponernos al día de los incontables dobles sentidos, con todo lo visto, parece que no perdemos comba, siempre a resguardo de unos libretos que todavía logran que sonriamos y unos detalles musicales que nos animan a seguir con prestancia aquellos aires de época.

Léo Clément Delibes (1826/ 1891), otro imprescindible dejará huella con el ballet Coppelia, en transcripción de G. de Arriba, compositor con recepción asegurada en esta estilo de veladas, precisamente por las galanuras contagiosas de los aires depurados procedentes de un ballet que  había llevado a un nivel insuperable a medias con las óperas- bufas, para que en el resumen de esta propuesta, los números resulten perfectamente ensamblables. Los tiempos de danza resultan reconocibles por los aficionados con el evidente contagio de que bastantes de sus piezas, han recibido acomodo para los usos más diversos. Un ballet que recurría a un relato de E.T.A Hofmann, y que tendría un libreto de Saint-Leon y Charles Burtier, en atención a la Opéra Garnier parisina para su estreno el 5 de mayo de 1890 y la diva Giuseppina Bazzachi, que ayudará a imponer nuevos patrones de danza. Delibes había sido alumno de Le-Couppey- en piano-; Bazin- armonía- Benoist- órgano-y  de Adam, en composición. Sus inicios en el Teatro de Folies Nouvelles, con Deux sous de charbon (o Le suicide de Bigorneau), opereta en un acto a la que seguirán una veintena de otras óperas bufa, opéra comique, y más de media docena de ballets de notable aceptación, entre ellos: el que nos afecta; Sylvia, que según la opinión de A. Bruneau, devolvieron su dignidad a estas músicas de ballet.

Dmtri Shostakovich, con la Segunda suite de jazz, en arreglo de un compositor que nos resulta familiar como J. de Meij, que se nos ofrece en sus tiempos: March, Folk dance, Vals  nº 2 y Finale. Obra típica de circunstancias y compuestas para compromisos concretos que han logrado un reconocido arraigo, suites de las que incluso el cine supo sacar partido. Obras en la línea de la Obertura festiva del  año 1947, que no se ejecutaría hasta el año 1954; El reloj de Novorossük, escrita a la memoria de los defensores de esa ciudad durante la Segunda Guerra Mundial o la Obertura sobre temas rusos y kirguises y el Preludio fúnebre y triunfal en memoria de las víctimas de Stalingrado y el poema sinfónico Octubre.

George Bizet con la Segunda Suite de L´Arlesianne, en sus tiempos Pastoral, Intermezzo, Minuetto y Farándula, obra recuperada por Ernest Giraud, aprovechando material no utilizado por el autor de Carmen, para la Primera suite. La elección de las escenas se deben a este orquestador, amigo y confidente de aventuras cotidianas y profesionales, a conciencia de su segura aceptación entre el público y los aficionados. Coinciden en las dos suites los efectivos orquestales, a excepción de una flauta piccolo, que toca la segunda flauta, y un tercer oboe.

Ramón García Balado



17/09/2024

Concierto de sitar de Jonathan Mayer, en el Mosteiro de Sta Cristina de Ribas de Sil

 Santa Cristina de Ribas de Sil, Ourense

 Concierto desitar de Jonathan Mayer en el Mosteiro de Sta Cristina de Ribas de Sil- día 21, a las 19´00 h.-, programa en las actividades de Diálogos Musicales na Riveira  Sacra, con especial dedicatoria a la personalidad de Rabindranath Tagore, a través de ragas que le representarán: Raga Bhairav (mañana apacible); Raga Purvi (mediodía místico) o Raga Desh (tarde alegre). Jonathan Mayer, hijo de esa escuela por ancestros paternos, estudió en principio piano con James Methuen- Campbell, centrándose en composición con Ustad Wajahat Khan, Senia ven-kar Gharana y Pandit Subroto. Artísticamente se relacionó con profesionales como Anoup Jalota, Kathryn Ticknell, Kuljit Bhama. Kenny Wheeler, The Deler Consort, The Orlando Consort o Rohan Sarem. Colaboró con formaciones como la London P.O.; la O. P. de  Pilsen; la Future Sounds of London; la O. Bohulav Martinu (Chequia); la Indo-Jazz Fusion (Reino Unido), que contribuyeron a estrenar obras suyas: el arreglo para sitar del Nocturno de Borodin, para sitar, sarod, chelo y tabla o el Segundo concierto para sitar , editado por First Hand Records. En coproducción con zerOclassical, realizó proyectos para Arts Council Perseverance, algunos de obras en confluencia del sitar con instrumentos occidentales. Fue fundador de First Hand Records.

El laúd sitar es diferente del sitar inarí y su invención se atribuye al músico Amir Khusru, vinculado a la corte del sultán Dili, en el siglo XV, aunque su forma definitiva no estuvo fijada hasta el siglo XVII. El sitar corriente del Norte de la India y en Pakistán desempeña funciones de instrumento solista o acompañante de los cantos y danzas junto a tablas. Rhavi Shankar, como es sabido, consiguió una importante divulgación a partir de los años sesenta del pasado siglo. Se compone de una caja de resonancia hemiesférica hecha de madera o bien fabricada con calabaza cortada y vaciada; la tapa armónica es una hoja de madera fina. El mástil, larguísimo y provisto de un ancho diapasón, lleva trastes metálicos móviles de forma elíptica, sujetos en correderas (aunque a veces también se sujetan sobre el diapasón mediante ataduras que bordean el mástil). El número de cuerdas ha variado mucho: el de tres cuerdas del principio ha pasado a tener siete u ocho e incluso quince, aunque, en la actualidad, lo más normal es que lleve cuatro cuerdas de acero y cobre tensadas sobre el mástil pasando por un puente de marfil situado en el centro de la tapa. Están afinadas sobre la tónica, la  quinta y su octava y sirven como bordones para las variaciones rítmicas. El puente está diseñado de forma que produzca armónicos muy ricos, debido a su  desplazamiento, los trastes permiten crear intervalos dentro de todas las gamas.

 Una veintena de cuerdas simpáticas se añade a veces bajo los trastes tensados mediante clavijas situadas a un lado del mástil, en cal caso, el instrumento, recibe el nombre de Surbahâr- laúd gigante que se toca en el registro grave del sitar, que llegaría a calificarle como órgano indú. Su ejecución exige una posición vertical, haciendo descansar la caja sobre las rodillas del intérprete y hasta oblicua, apoyando la caja en el suelo, cuando el músico está en cuclillas. Las cuerdas se puntean con uñeros de hilo de acero o con plectros que se cogen con el pulgar y el índice de la mano derecha, mientras que los de la izquierda pisan las cuerdas contra el diapasón. Instrumentos hindúes de cuerda, son también el citado Surbahar, desarrollado por Sahibdad Khan; el sarod, descendiente del rebab de Afganistán y que tanta presencia tuvo en las tradiciones hispanas arábigo- andaluzas, del Medievo; el sarangi, que por su condiciones sonoras, se asimila a la voz humana, un instrumento de cuerda frotada. El santoor, especie de cítara trapeziodal procedente de la cultura persa o el surmanal, también conocido como swarmandal, también de la familia de las cítaras y con importante relevancia en músicas acompañadas. El cruce de estas tradiciones hindúes con las de herencia musulmana, dejó permanentes enfrentamientos entre maestros y alumnos, durante siglos, dejando una estela en la que nos encontraremos con la figura hindú del pandit-apreciada como gurú o la musulmana del ustad-maestro, como significado-, el Norte de la India, tendrá abundantes formas extramusicales, en cuanto a tradiciones y rituales, pesando de manera especial la tradición oral, de la que serán modelo la familia de los gharanas (escuela), siempre con una importancia concedida al medio familiar.

Rabindranath Tagore (1861/1941), el homenajeado, fue Premio Nobel de la Paz de Literatura (1931) y fue hijo de Sabio Maharshi Debendranath Tagore, recibiendo su educación en el ámbito familiar, comenzado a escribir versos desde muy joven en poéticas como Mânasî, colección de piezas que descubrían un talento de precoz madurez, en estilo Bengalí renovador con impregnación de odas. Vivió en contacto con entornos cercanos al folklore inmerso en una hipersensibilidad marcada por la pobreza que se reflejará en su estilo literario, que se constatará en obras como Galpa Guccha (ramillete de cuentos) mientras se preocupaba por los asuntos cotidianos de las urgencias comunes, con obras como Chitrâ; Chaitâli; Kalpanâ; Sonâr, fundando en 1901 la Escuela de Santiniketan, cerca de Bolpur, manteniendo esa vida activa como escritor literario. Sus novelas, quizás menos apreciadas, tienen una importante aceptación con Gitánjali o  Gorâ y en 1924, inauguró la Visva-Bhanti University, de Santiniketan, un centro Internacional de cultura.

Ramón García Balado                                                                                                                                             

15/09/2024

El barítono Javier Franco, en el Ciclo Os Nosos Intérpretes de Amigos de la Ópera de A Coruña

 Teatro Rosalía de Castro, A Coruña


Concierto de  LXXII Amigos de la Ópera de A Coruña en el Teatro Rosalía de Castro- día 15, a las 20 h., con el barítono Javier Franco, acompañado por el pianista-repertorista José Ramón Martín, en un programa a su medida en que, como de costumbre, elige escogidas páginas de ópera, zarzuela y canción. En los anales del certamen recordaremos galas como la ofrecida en el mismo teatro en la temporada 2016, en una velada en la serie Os nosos intérpretes, haciendo pareja con el compositor vigués Juan Durán, dejándonos uno de sus variadas opciones en la que piezas de Durán tendrían un particular protagonismo como La canción de Guiomar (A. Machado); fragmentos de la cantata Fisterra (Ferrán- Vello); Menos tu vientre, entre otras. Un festival que destacaría dos óperas: Falstaff e Il barbiere di Siviglia, o el espectáculo De Verdi a Broadway, culminando recitales de Leo Nucci y Celso Albelo. La relación con Juan Durán, tuvo precedentes en la ópera de cámara O Arame, sobre textos de Manuel Lourenzo, que tendría su edición en forma cd. Protagonistas fueron la soprano Carmen Durán, los  bailarines Caterina Varela, y Alexis Fernández con el Grupo Instrumental Siglo XX, integrado por miembros de la OSG.

Javier Franco se formó en la Escuela Superior de Canto de Madrid y en el Conservatori Superior de Música del Liceu, de Barcelona, participando como asistente a cursos de perfeccionamiento de ilustra maestros como Alfredo Kraus, Renatto Brusson, Carlos Chausson, Dolora Zajic, entre otros y que dejaron su impronta a lo largo de distintas temporadas en A Coruña, recibiendo importantes galardones como el Concurso Francesc Viñes; el Internacional Francisco Alonso, el Luís Mariano, de Irún, el Rocca delle Macie da Toscana, entre otros. Pronto inició su carrera en esa cuerda baritonal que desarrolla con una imprescindible actitud en el tratamiento de los roles dramáticos, secundados con una cuidada puesta en escena de los requeridos personajes que demandan las exigencias tanto de las óperas propiamente dichas, como esas zarzuelas en las que parece sentirse particularmente a gusto, podríamos hablar de La tabernera del puerto, de Pablo Sorozábal; Los gavilanes, de Jacinto Guerrero; recuperaciones como San Francisco de Siena, de Arrieta; El Caserío, de Jesús Guridi; Doña Francisquita, ofrecida en el Teatro de La Zarzuela, en el rol de Vidal; Don Gil de Alcalá, de Manuel Penella o en otras experiencias, el Stabat Mater, de Moreno Buendía, con la O. S. de la Región de Murcia, con María José Montiel y bajo la tutela de Manuel Hernández- Silva.

Coliseos que supieron de su valía, convendría citar junto a los teatros de nuestro país, el Sâo Carlos, de Lisboa; el Verdi, de Sassari; el Bijloke Concert Hall Gant (Bélgica); Communale di Bolonia; el Teatro Verdi (Salerno) o Bunkamura Orchard Hall (Tokio), atendiendo a directores como Enrique García Asensio, Renato Palumbo, Steven Mercurio, Roberto Tolomei, Reynald Giovaninetti, o los añorados Gómez Martínez y Jesús López Cobos.  Javier Franco, en esta dilatada trayectoria, brindó a los aficionados títulos de amplio espectro. Un ballo in maschera, de Verdi (Renato), en el Teatro Campoamor; Lucia di Lammermoor, de Donizetti (Enrico), en el Palau del Arts, de Valencia; Il Barbieri di Siviglia (Figaro), en el Teatro Sâo Carlos, de Lisboa; el papel de Rigoletto, en la ópera verdiana, o Don Giovanni, en la de Mozart. L´elisir d´amore (Belcore), que tendremos en este certamen los días 27 y 29, dirigido por Guillermo García Calvo; La fille du Regiment, de la que quedó constancia en el certamen de A Coruña; Maria di Rohan (Enrico), una producción para la Staats Oper Wien; otros títulos verdianos que cumplieron con las exigencias debidas como La Traviata (Germont), en la Ópera de Rouen y a mayores, Il trovoatore y Luisa Miller. En fechas más recientes, Aida (Amonasro), de Verdi, ofrecida en Córdoba, en la que también destacó una voz como la soprano Lucia Tavira, premiada en un Concurso de Canto en nuestra tierra, y para guardar como detalle,  Il secreto di Susanna, de Ermanno Wolf-Ferrari, un capricho escénico coqueto y atrevido en el que interpretó el papel de Don Gil, compartiendo escena con Raquel Lojendio (2018), en un programa con la ORTVE, completando con obras de repertorio como las Danzas sinfónicas Op. 45, de Sergei Rachmaninov. Obra que también programarán Amigos de la Ópera de Santiago, con Javier Franco, Clara Jelihovschi Panas (Condesa Susanna) y Cándido Pazó como actor y director escénico, con el Taller Atlántico Contemporáneo de Diego García Rodríguez.

La vena zarzuelistica de Javier Franco, puede depararnos todavía sorpresas con espectáculos en el límite entre el musical y la vanguardia por arriesgados tratamientos y para ejemplo un trabajo reciente de Jesús Torres, Tránsito, a partir de un relato de Max Aub, sobre la conciencia del exilio, presentado en la Sala Arrabal, de Las Navas del Español, y en el que Javier incorporó el papel amargo y derrotado de un exiliado Alfredo, obra en la que igualmente destacaron Isaac Galán o la soprano Carolina González, Anna Brull, Eduardo Vasco,Lorenzo Caprile, contando con la dirección de Jordi Francés. Dentro de las referencias más convencionales de género, podemos encontrarnos con Jugar con fuego (Marqués de Caravaca), para el Teatro de La Zarzuela; La del manojo de rosas (Joaquín), Pablo Sorozábal; El Caserio (Tío Santi), para el Teatro Campoamor; Pan y toros (Capitán Peñaranda), para el Teatro Municipal de Santiago (Chile);  Katiuska (Pedro), de nuevo Sorozábal, para el teatro Calderón (Valladolid); Luisa Fernanda, del que tomará distintos roles para programaciones de temporada o Marina (Roque), y como guinda, O Mariscal, de Eduardo Rodríguez Losada , compromiso con A Coruña.

En programa, napolitanas de Paolo Tosti: Malía y d´alba separa della luce ´ombria, para seguir con repertorio operístico con la canción-cavatina de Figaro, en Il Barbieri di Siviglia; el intermezzo de La Forza del destino o el estremecimiento de La vida è inferno all infelice, de Verdi y el  no menos temible O Carlo escolta, del Don Carlo, uno de esos Verdi de suma angustia; un nuevo intermezzo, esta vez procedente de Manon Lescaut, pucciniano y para mantener tensiones, Cortigiano vil razza, del Rigoletto del siempre apreciado Giuseppe Verdi, para encenderse con Nemico dalla patria, de Umberto Giordano.  Lieder de Richard Strauss con Allerseen (Toussants) del grupo Acht Gedischte aus Letze Blätter von Hermann von Gilm Op. 10 y el muy conocido Morgen, perteneciente a los Vier Letze Lieder  Op. 27. El tango renovado de Astor Piazzolla, con el Verano porteño y la pieza emblemática para el cantante, como es Guiomar, de Juan Durán; el embelesamiento latino de María Grever, con el bolerazo Júrame; la canción de estilo, El viejo castillo, de Eduardo López- Chávarri, de las Canciones-Fantasía; Pablo Sorozábal, con Calor de nido, de Katiuska; y de Soutullo y Vert, Ya mis horas felices, de La del Soto del Parral.

Ramón García Balado 

Comienzo de curso en el CMUS, con la actuación de Isabel Rei Samartim, Carmen Ferreiro y Miguel Vizoso

  Conservatorio Profesional de Música de Santiago de Compostela Heitor Villa-Lobos   Actividad de apertura del curso en el CMUS, con un con...