19/09/2024

Iván Fernández: Variaciones póstumas de Robert Schumann, para piano, inauguran el Curso en la Escola Berenguela

 Escola Berenguela, Praza de Feijóo. Santiago de Compostela



Concierto en invitación abierta para la inauguración del curso en la Escola Berenguela- viernes día 20 a las 20´00 h., con un programa que tendrá como protagonista al pianista Iván Fernández, quien interpretará las Variaciones póstumas de Robert Schumann, obra pareja a los Estudios sinfónicos Op. 13, ambas nacidas en 1835, en concreto una de las más logradas de su trayectoria creativa. Mayor impacto lograron los Estudios Sinfónicos, aunque las Variaciones póstumas resulten mucho más íntimas y discretas, equivocadamente subestimadas. La Primera de ellas deja cantar intacto al tema, en la mano izquierda, bajo expresivas figuraciones de arpegios en fusas, en la mano derecha, que solamente recoge la melodía en acordes al comienzo de la segunda repetición. La Segunda variación, mucho más original y elaborada, adopta el insólito compas de 12/4 y se aleja considerablemente del tema, tocando en algunos momentos por batería de octavas quebradas, muy orquestales. La riqueza de las figuraciones, la sutileza de los ritmos, la libertad de la estructura periódica con relación al tema, todo ello subraya el carácter de excepción de esta página original. La Tercera variación, que renuncia a toda repetición, integra el dibujo de la melodía original en el movimiento de una lánguida  siciliana en 12/8, con acentos contrarios y numerosas síncopas. La Cuarta variación, excepcionalmente en 3/4, es un capricho de una gracia desenfadada y soñadora, parecida a algunas páginas de Chopin o más aún a algunos episodios del Carnaval. La Quinta variación, en Re b M., es un estudio de expresión y de ensueño, de acariciadoras armonías románticas, última afirmación de la predilección de Schumann por la agógica en suspenso.

Músicas nocturnas, en apreciación de Michel Schneider, se aproxima en un primer capítulo intenso y emocional a la personalidad de nuestro artista. El piano es la lengua de Schumann. Ama  piano, si se puede decir así. Todos sus amores fueron pianistas: Ernestine von Fricken, Meta Abegg, Clara Wieck- su adorada compañera en los momentos más amargos, que se convirtió además en la primera mujer profesional de su época-, todos sus amigos: Ludwig Schunke, Moritz Rascher, Julius Knorr, y al final de su vida y por mayores razones, quien fue su discípulo en la distancia Johannes Brahms. Escribe piano: su primera obra, Las variaciones Abegg, todas las de sus diez primeros años, la última, las Variaciones sobre el tema de los espíritus, están dedicadas a ese instrumento, y cuando se vuelve hacia el Lied, la Sinfonía, la música concertante o de cámara, el piano estará siempre presente. Sea como instrumento, sea como modo de escritura. Piensa piano, incluso cuando escribe música sinfónica y de cámara, desvaneciendo sus colores instrumentales, prefiriendo el blanco y el negro, a los tornasoles de los grandes compositores-orquestadores, como Gustav Mahler, que no dudará en volver a orquestar las sinfonías de Schumann, como hoy se colorean las viejas películas. Sin embargo, elude utilizar todos los recursos del piano: poco virtuosismo, nada de registros extremos, grave y agudo. Mientras que Chopin escucha su piano y parece con frecuencia improvisar, mientras que Ferenz Liszt se apodera del piano, y toma posesión del teclado y del auditorio, Schumann parece ser el piano, más que tocarlo.

Schumann no reza, como J. Sebastian Bach, habla. No canta, como Chopin, habla. No relata, como Liszt, habla. No dialoga, como Mozart, habla. No dice tampoco, como Franz Schubert, habla. ¿A quién? Recuperando a Michel Schneider: A decir verdad no lo sabía en absoluto, a pesar de los  años que había pasado escuchando o tocando su música. Pero aunque prefiriese otras músicas, más  grandiosas incluso, si cabe, más bellas, más escritas, tenía la certeza de que esta se dirigía singularmente a él. Permítaseme la expresión: Robert Schumann, me habla. En esta experiencia musical y psíquica se confunden lo extraño y lo familiar, lo próximo y lo extranjero, como en las Davidsbündlertänze, se reúnen el Innig y el Wie aus der ferne (lo íntimo y lo que parece llegar de muy lejos). Como ciertas miradas, ciertos cuadros, su música parece plantar cara y la partitura relajarse, el piano convertido en un espejo. ¿Y de qué habla? No de una historia, nunca un relato. Schumann no cuenta nada. Ni en la forma (la forma sonata, es una forma relato, que apenas emplea y domina mal), ni en el contenido temático (el desarrollo es una narración que él evita). Schumann se libera de la una y del otro, incluso si les dedica una fingida reverencia.

Ramón García Balado.

18/09/2024

La Bellemont, sustituye a Das Kolorit, en Espazos Sonoros

 Teatro de La Beneficencia, Ortigueira


Urgencias e imprevistos obligaron a la suspensión del concierto de Das Kolorit, agrupación fundada en 2021, animaría la velada que se incluiría en  Espazos Sonoros en el Teatro de La Beneficencia (Ortiguera)- día 21, a las 19´00 h.-, ofreciendo un programa que nos ubica en el barroco italiano y bajo el aliciente del origen del paseggio, término con raíces en el Renacimiento, sobre melodías conocidas e improvisadas, revestidas de variaciones virtuosísticas que permitirán la consideración de paseggiata, a modo de elemento descriptivo de esa libertad de recreación y que descubriremos por los autores elegidos como representativos. Eran  Das Kolorit: Jaume Guri Batlle-violín-, Sophia Schambeck- flauta de pico-, Mariona Mateu Carles-violone-, León Serafín Jänicke- tiorba y guitarra barroca y nuestra Rosalía Gómez Lasheras, como clavecinista. La Bellemont, agrupación integrada por Sara Ruíz- viola da gamba; Rafael Muñoz- tiorba- y la clavecinista  Laura Puerto, tendrán a bien ocupar la fecha de esta  cita, para que Espazos Sonoros no pierda su acostumbrado cumplido con seguidores y entusiastas.

La Bellemont, tras más de una década de trayectoria, es la agrupación camerística de referencia en la interpretación de música barroca en España, con nominaciones a los prestigiosos premios GEMA y a los ICMA. La Bellemont diversifica además su repertorio con la inclusión de música del barroco alemán- programa Choralfantasie-, del seicento italiano y del renacimiento español, llegando para esto a ampliar su plantilla. Sus trabajos discográficos  abundan en la obra de los compositores de este concierto: su primer disco dedicado a Marin Marais, el segundo, Plaisir Sacré, a Monsieur de Saint Colombe y François Couperin y el tercero  a la obra para viola y bajo continuo de François Couperin. Han participado en el Festival de Música Antigua de Aranjuez, Festival Internacional de Santander o el Festival de Música Antigua de Praga.

Le Jeu parlant, la música como discurso sonoro en la Francia barroca, título del concierto anunciado, precisamente en torno a dos de los Couperin-François y Louis-, de los que escucharemos del primero Les Bergeries y la Suite en Mi m. (Prelude, Allemande, Courante, Sarabande, Gavotte y Gigue) y del segundo la Suite Prélude pour le clavecín. La unión de la música con los principios retóricos es una de las características primordiales de las músicas compuestas desde el Renacimiento hasta finales del siglo XVIII, partiendo de los tratados de música, y las inevitables influencias recibidas del resto de las artes, parece que la  oratoria fue el modelo en el que se inspiraron todos los compositores barrocos. Para el tratadista de la época Johann Joachim Quantz: La interpretación musical puede compararse con el discurso de un orador.

El programa Le Jeu parlant, gira alrededor de esta idea a través de dos de los compositores más importantes del barroco francés: Marin Marais y François Couperin, con las piezas recogidas en  este programa nos acercamos a la escritura para viola da gamba, de cada uno de estos genios de la música y por  lo mismo, hallaremos el lenguaje retórico impregna todos los parámetros compositivos de su obras, desde la estrjuctura general hasta los más pequeños ornamentos.  Todos los elementos que los compositores utilizan tienen un objetivo afectivo concreto, que debe ser realzado para conmover a los oyentes: así, en la Suite en Mi m., Couperin explora los afectos más tristes escribiendo movimientos descendentes, saltos melódicos que recuerdan exclamaciones de tristeza o delicadas notas de viola, semejantes a suspiros. Por su parte, Marin Marais, toma un camino más noble y severo, en la conocida Suite en La m., que complementa una carga emocional muy intensa, al usar el cromatismo y un cierto diálogo entre la viola y el bajo, a modo de un conflicto constante.

El concierto se completa, para mayor precisión emocional, con Piéces de caractère, una forma especialmente utilizada en aquella Francia barroca limítrofe entre dos siglos, cuyo propósito era imitar a algo o a alguien, haciendo uso del mentado lenguaje musical como clara herramienta descriptiva. En la pieza Les Bergerie, de François Couperin, consigue hacer un retrato de la inocencia y del deleite, de unos pastores, que trabajan, como muestra la partitura, en un entorno campestre bucólico. A su vez, Marais, describe magistralmente en su ostentosa Labyrinth, la incertidumbre de un hombre extraviado, en el espectacular laberinto de Versalles.

En síntesis, Le Jeu parlant, es un programa que concibe la música como un discurso cuyo objetivo fundamental, es modificar el estado de ánimo del oyente y embarcarle en un viaje emocional que explora los diferentes aspectos del alma humana. Sirva este concierto en su grado de urgencia, como un apresurado homenaje a sus compañeros de Das Kolorit, en particular a la clavecinista Rosalía Gómez Lasheras, un detalle que conjuntamente compartimos al lado del resto de sus compañeros Jaume, Sophia, Mariona y Leon. Suerte y salud.

Ramón García Balado

17/09/2024

Concierto de sitar de Jonathan Mayer, en el Mosteiro de Sta Cristina de Ribas de Sil

 Santa Cristina de Ribas de Sil, Ourense

 Concierto desitar de Jonathan Mayer en el Mosteiro de Sta Cristina de Ribas de Sil- día 21, a las 19´00 h.-, programa en las actividades de Diálogos Musicales na Riveira  Sacra, con especial dedicatoria a la personalidad de Rabindranath Tagore, a través de ragas que le representarán: Raga Bhairav (mañana apacible); Raga Purvi (mediodía místico) o Raga Desh (tarde alegre). Jonathan Mayer, hijo de esa escuela por ancestros paternos, estudió en principio piano con James Methuen- Campbell, centrándose en composición con Ustad Wajahat Khan, Senia ven-kar Gharana y Pandit Subroto. Artísticamente se relacionó con profesionales como Anoup Jalota, Kathryn Ticknell, Kuljit Bhama. Kenny Wheeler, The Deler Consort, The Orlando Consort o Rohan Sarem. Colaboró con formaciones como la London P.O.; la O. P. de  Pilsen; la Future Sounds of London; la O. Bohulav Martinu (Chequia); la Indo-Jazz Fusion (Reino Unido), que contribuyeron a estrenar obras suyas: el arreglo para sitar del Nocturno de Borodin, para sitar, sarod, chelo y tabla o el Segundo concierto para sitar , editado por First Hand Records. En coproducción con zerOclassical, realizó proyectos para Arts Council Perseverance, algunos de obras en confluencia del sitar con instrumentos occidentales. Fue fundador de First Hand Records.

El laúd sitar es diferente del sitar inarí y su invención se atribuye al músico Amir Khusru, vinculado a la corte del sultán Dili, en el siglo XV, aunque su forma definitiva no estuvo fijada hasta el siglo XVII. El sitar corriente del Norte de la India y en Pakistán desempeña funciones de instrumento solista o acompañante de los cantos y danzas junto a tablas. Rhavi Shankar, como es sabido, consiguió una importante divulgación a partir de los años sesenta del pasado siglo. Se compone de una caja de resonancia hemiesférica hecha de madera o bien fabricada con calabaza cortada y vaciada; la tapa armónica es una hoja de madera fina. El mástil, larguísimo y provisto de un ancho diapasón, lleva trastes metálicos móviles de forma elíptica, sujetos en correderas (aunque a veces también se sujetan sobre el diapasón mediante ataduras que bordean el mástil). El número de cuerdas ha variado mucho: el de tres cuerdas del principio ha pasado a tener siete u ocho e incluso quince, aunque, en la actualidad, lo más normal es que lleve cuatro cuerdas de acero y cobre tensadas sobre el mástil pasando por un puente de marfil situado en el centro de la tapa. Están afinadas sobre la tónica, la  quinta y su octava y sirven como bordones para las variaciones rítmicas. El puente está diseñado de forma que produzca armónicos muy ricos, debido a su  desplazamiento, los trastes permiten crear intervalos dentro de todas las gamas.

 Una veintena de cuerdas simpáticas se añade a veces bajo los trastes tensados mediante clavijas situadas a un lado del mástil, en cal caso, el instrumento, recibe el nombre de Surbahâr- laúd gigante que se toca en el registro grave del sitar, que llegaría a calificarle como órgano indú. Su ejecución exige una posición vertical, haciendo descansar la caja sobre las rodillas del intérprete y hasta oblicua, apoyando la caja en el suelo, cuando el músico está en cuclillas. Las cuerdas se puntean con uñeros de hilo de acero o con plectros que se cogen con el pulgar y el índice de la mano derecha, mientras que los de la izquierda pisan las cuerdas contra el diapasón. Instrumentos hindúes de cuerda, son también el citado Surbahar, desarrollado por Sahibdad Khan; el sarod, descendiente del rebab de Afganistán y que tanta presencia tuvo en las tradiciones hispanas arábigo- andaluzas, del Medievo; el sarangi, que por su condiciones sonoras, se asimila a la voz humana, un instrumento de cuerda frotada. El santoor, especie de cítara trapeziodal procedente de la cultura persa o el surmanal, también conocido como swarmandal, también de la familia de las cítaras y con importante relevancia en músicas acompañadas. El cruce de estas tradiciones hindúes con las de herencia musulmana, dejó permanentes enfrentamientos entre maestros y alumnos, durante siglos, dejando una estela en la que nos encontraremos con la figura hindú del pandit-apreciada como gurú o la musulmana del ustad-maestro, como significado-, el Norte de la India, tendrá abundantes formas extramusicales, en cuanto a tradiciones y rituales, pesando de manera especial la tradición oral, de la que serán modelo la familia de los gharanas (escuela), siempre con una importancia concedida al medio familiar.

Rabindranath Tagore (1861/1941), el homenajeado, fue Premio Nobel de la Paz de Literatura (1931) y fue hijo de Sabio Maharshi Debendranath Tagore, recibiendo su educación en el ámbito familiar, comenzado a escribir versos desde muy joven en poéticas como Mânasî, colección de piezas que descubrían un talento de precoz madurez, en estilo Bengalí renovador con impregnación de odas. Vivió en contacto con entornos cercanos al folklore inmerso en una hipersensibilidad marcada por la pobreza que se reflejará en su estilo literario, que se constatará en obras como Galpa Guccha (ramillete de cuentos) mientras se preocupaba por los asuntos cotidianos de las urgencias comunes, con obras como Chitrâ; Chaitâli; Kalpanâ; Sonâr, fundando en 1901 la Escuela de Santiniketan, cerca de Bolpur, manteniendo esa vida activa como escritor literario. Sus novelas, quizás menos apreciadas, tienen una importante aceptación con Gitánjali o  Gorâ y en 1924, inauguró la Visva-Bhanti University, de Santiniketan, un centro Internacional de cultura.

Ramón García Balado                                                                                                                                             

15/09/2024

El barítono Javier Franco, en el Ciclo Os Nosos Intérpretes de Amigos de la Ópera de A Coruña

 Teatro Rosalía de Castro, A Coruña


Concierto de  LXXII Amigos de la Ópera de A Coruña en el Teatro Rosalía de Castro- día 15, a las 20 h., con el barítono Javier Franco, acompañado por el pianista-repertorista José Ramón Martín, en un programa a su medida en que, como de costumbre, elige escogidas páginas de ópera, zarzuela y canción. En los anales del certamen recordaremos galas como la ofrecida en el mismo teatro en la temporada 2016, en una velada en la serie Os nosos intérpretes, haciendo pareja con el compositor vigués Juan Durán, dejándonos uno de sus variadas opciones en la que piezas de Durán tendrían un particular protagonismo como La canción de Guiomar (A. Machado); fragmentos de la cantata Fisterra (Ferrán- Vello); Menos tu vientre, entre otras. Un festival que destacaría dos óperas: Falstaff e Il barbiere di Siviglia, o el espectáculo De Verdi a Broadway, culminando recitales de Leo Nucci y Celso Albelo. La relación con Juan Durán, tuvo precedentes en la ópera de cámara O Arame, sobre textos de Manuel Lourenzo, que tendría su edición en forma cd. Protagonistas fueron la soprano Carmen Durán, los  bailarines Caterina Varela, y Alexis Fernández con el Grupo Instrumental Siglo XX, integrado por miembros de la OSG.

Javier Franco se formó en la Escuela Superior de Canto de Madrid y en el Conservatori Superior de Música del Liceu, de Barcelona, participando como asistente a cursos de perfeccionamiento de ilustra maestros como Alfredo Kraus, Renatto Brusson, Carlos Chausson, Dolora Zajic, entre otros y que dejaron su impronta a lo largo de distintas temporadas en A Coruña, recibiendo importantes galardones como el Concurso Francesc Viñes; el Internacional Francisco Alonso, el Luís Mariano, de Irún, el Rocca delle Macie da Toscana, entre otros. Pronto inició su carrera en esa cuerda baritonal que desarrolla con una imprescindible actitud en el tratamiento de los roles dramáticos, secundados con una cuidada puesta en escena de los requeridos personajes que demandan las exigencias tanto de las óperas propiamente dichas, como esas zarzuelas en las que parece sentirse particularmente a gusto, podríamos hablar de La tabernera del puerto, de Pablo Sorozábal; Los gavilanes, de Jacinto Guerrero; recuperaciones como San Francisco de Siena, de Arrieta; El Caserío, de Jesús Guridi; Doña Francisquita, ofrecida en el Teatro de La Zarzuela, en el rol de Vidal; Don Gil de Alcalá, de Manuel Penella o en otras experiencias, el Stabat Mater, de Moreno Buendía, con la O. S. de la Región de Murcia, con María José Montiel y bajo la tutela de Manuel Hernández- Silva.

Coliseos que supieron de su valía, convendría citar junto a los teatros de nuestro país, el Sâo Carlos, de Lisboa; el Verdi, de Sassari; el Bijloke Concert Hall Gant (Bélgica); Communale di Bolonia; el Teatro Verdi (Salerno) o Bunkamura Orchard Hall (Tokio), atendiendo a directores como Enrique García Asensio, Renato Palumbo, Steven Mercurio, Roberto Tolomei, Reynald Giovaninetti, o los añorados Gómez Martínez y Jesús López Cobos.  Javier Franco, en esta dilatada trayectoria, brindó a los aficionados títulos de amplio espectro. Un ballo in maschera, de Verdi (Renato), en el Teatro Campoamor; Lucia di Lammermoor, de Donizetti (Enrico), en el Palau del Arts, de Valencia; Il Barbieri di Siviglia (Figaro), en el Teatro Sâo Carlos, de Lisboa; el papel de Rigoletto, en la ópera verdiana, o Don Giovanni, en la de Mozart. L´elisir d´amore (Belcore), que tendremos en este certamen los días 27 y 29, dirigido por Guillermo García Calvo; La fille du Regiment, de la que quedó constancia en el certamen de A Coruña; Maria di Rohan (Enrico), una producción para la Staats Oper Wien; otros títulos verdianos que cumplieron con las exigencias debidas como La Traviata (Germont), en la Ópera de Rouen y a mayores, Il trovoatore y Luisa Miller. En fechas más recientes, Aida (Amonasro), de Verdi, ofrecida en Córdoba, en la que también destacó una voz como la soprano Lucia Tavira, premiada en un Concurso de Canto en nuestra tierra, y para guardar como detalle,  Il secreto di Susanna, de Ermanno Wolf-Ferrari, un capricho escénico coqueto y atrevido en el que interpretó el papel de Don Gil, compartiendo escena con Raquel Lojendio (2018), en un programa con la ORTVE, completando con obras de repertorio como las Danzas sinfónicas Op. 45, de Sergei Rachmaninov. Obra que también programarán Amigos de la Ópera de Santiago, con Javier Franco, Clara Jelihovschi Panas (Condesa Susanna) y Cándido Pazó como actor y director escénico, con el Taller Atlántico Contemporáneo de Diego García Rodríguez.

La vena zarzuelistica de Javier Franco, puede depararnos todavía sorpresas con espectáculos en el límite entre el musical y la vanguardia por arriesgados tratamientos y para ejemplo un trabajo reciente de Jesús Torres, Tránsito, a partir de un relato de Max Aub, sobre la conciencia del exilio, presentado en la Sala Arrabal, de Las Navas del Español, y en el que Javier incorporó el papel amargo y derrotado de un exiliado Alfredo, obra en la que igualmente destacaron Isaac Galán o la soprano Carolina González, Anna Brull, Eduardo Vasco,Lorenzo Caprile, contando con la dirección de Jordi Francés. Dentro de las referencias más convencionales de género, podemos encontrarnos con Jugar con fuego (Marqués de Caravaca), para el Teatro de La Zarzuela; La del manojo de rosas (Joaquín), Pablo Sorozábal; El Caserio (Tío Santi), para el Teatro Campoamor; Pan y toros (Capitán Peñaranda), para el Teatro Municipal de Santiago (Chile);  Katiuska (Pedro), de nuevo Sorozábal, para el teatro Calderón (Valladolid); Luisa Fernanda, del que tomará distintos roles para programaciones de temporada o Marina (Roque), y como guinda, O Mariscal, de Eduardo Rodríguez Losada , compromiso con A Coruña.

En programa, napolitanas de Paolo Tosti: Malía y d´alba separa della luce ´ombria, para seguir con repertorio operístico con la canción-cavatina de Figaro, en Il Barbieri di Siviglia; el intermezzo de La Forza del destino o el estremecimiento de La vida è inferno all infelice, de Verdi y el  no menos temible O Carlo escolta, del Don Carlo, uno de esos Verdi de suma angustia; un nuevo intermezzo, esta vez procedente de Manon Lescaut, pucciniano y para mantener tensiones, Cortigiano vil razza, del Rigoletto del siempre apreciado Giuseppe Verdi, para encenderse con Nemico dalla patria, de Umberto Giordano.  Lieder de Richard Strauss con Allerseen (Toussants) del grupo Acht Gedischte aus Letze Blätter von Hermann von Gilm Op. 10 y el muy conocido Morgen, perteneciente a los Vier Letze Lieder  Op. 27. El tango renovado de Astor Piazzolla, con el Verano porteño y la pieza emblemática para el cantante, como es Guiomar, de Juan Durán; el embelesamiento latino de María Grever, con el bolerazo Júrame; la canción de estilo, El viejo castillo, de Eduardo López- Chávarri, de las Canciones-Fantasía; Pablo Sorozábal, con Calor de nido, de Katiuska; y de Soutullo y Vert, Ya mis horas felices, de La del Soto del Parral.

Ramón García Balado 

12/09/2024

Concert Le Phénix: La défense de Le Blanc, en Espazos Sonoros

 Casa Museo de Rosalía, Padrón


Concierto en Espazos Sonoros desde la Casa da Matanza (Casa de Rosalía, en Padrón)- día 15, a las 19´00.-, con el protagonismo del Concert Le Phénix, que ofrecen su sesión a la recuperación de la figura Hubert Le Blanc, autor de un tratado titulado Défense de la basse de viole contre les entreprises du violon et les prétensions du violoncelle, reflejo de un momento histórico concreto de la música francesa en medio de la transición a los instrumentos de la familia de los instrumentos da braccio, como violín y chelo y la asunción de los llamados Concerts Spirituels. Ejemplo serán adaptaciones como la Sonata Op. 50, nº 6, de J.B. Boismortier; el Adagio de la Sonata Op. 13, nº 6, de Michel Corrette- originalmente para violín, chelo y bajo- o la Sonata Op. 20, nº 6, del mismo autor, escrita para chelo, viola da gamba y fagot, con bajo continuo, para tres voces.

Concert Le Phénix es un grupo especializado en obras de ese período, dirigido por Fernando Santiago, chelista que estudió en La Haya, con Lucia Swarts, D. Ferschtman y Aner Bylsma, y en Tokyo con Hidemi Suzuki, colaborando con artistas como Jacques Ogg, Chiara Banchini, B. Kuijken o Emma Kirby, a los que se añade las labores de investigación con el grupo Organistrum.  Le acompañan la gambista Calla Álvarez, con estudios en el Conservatorio M. Castillo (Sevilla), siguiendo la docencia de Ventura Rico, para seguir con Itziar Atutxa, Nima Ben David; Wieland Kuijken; Vittorio Ghielmi o J. Savall.  Participó en el espectáculo de Sánchez- Verdú, El gran viaja a Simorgh, mientras mantiene colaboraciones con la O. Barroca de Sevilla; J. C. de Mulder; Raquel Andueza, Hernández Pastor, siendo desde 2017 catedrática con Conservatorio de Castilla y León.  El chelista Roberto Alonso, tuvo como maestros a Anner Bylsma, Jaap ter Linden, Gaetano Nasilio, tras estudiar en el Conservatorio de La Haya, con Lucia Swart. Su consolidada experiencia  pudo confirmarse a partir de su aparición en el Festival de Gante Utrecht Oude Muziek, también en el Banccheto Musicale, de Vilnius o el Festival de Ambronay.

Joseph  Bodin Boismortier (1689/1755), ofrece la Trío Sonata, Op. 50, nº 6, en adaptación de Fernando Santiago, en  sus cuatro tiempos, un músico de considerable legado, manifiesto a través de la flexibilidad que permitía su tratamiento que veremos reflejado en esta composición, siempre atentos a las licencias que el autor concedía, desde las flautas de pico, a las mussettes, basson, oboe, violas de diversas formas. Igualando en su promiscuidad al divino Antonio Vivaldi, siendo no solo en publicar conciertos, para variadas formaciones, sino también el primero que otorgará concesiones a los solistas, como los Op. 26, para chelo. El repertorio camerístico tendrá en cuenta a los cuantiosos aficionados entusiastas de sus obras, por las libertades que permite ad libitum, obras que se complementarán con trabajos escénicos de los que queda escasa memoria, además de cantatas y obras sacras como Fugit nox, que se mantendrá en repertorio en el período navideño.

Jean Baptiste Masse (c. 1700/c. 1757). Aporta la Sonata a tre Op. 2, nº 1, igualmente en cuatro tiempos, de todos los compositores el menos conocido, con una biografía saturada de lagunas pero que para la posteridad, dejó más de 30 obras para viola da gamba, piezas que como en Boismortier, dejan gran libertad de enfoque al intérprete y que para el caso concreto, se admite que pudo ser escrita para dos chelos, fagotes, violas da gamba o violines. Para esta sesión,  se recurre a la familia de violas da braccio y violas da gamba, marcando la importancia de la imitación por terceras y sextas y fragmentos a  dúo que destacan en el estilo convencional del emparejamiento melodía/acompañamiento, típica en obras de composiciones a dos voces.

Giacobbe Basevi Cervetto (1680/1783), con el Trío Sonata Op. 1, nº 1, en tres tiempos, autor cuyas obras fueron editadas originalmente para tres chelos o dos violines y bajo. Su llegada a Inglaterra, en 1738, le convirtió en un compositor de reconocida aceptación junto a otros italianos que también lograrían hacerse respetar, cultivado estilos que se manejaban entre los estilos barrocos y clásicos, ratificado en el programa que se nos ofrece. Participó activamente en la promoción de géneros camerísticos y en  conciertos por suscripción en Hickford´s Room y en Great Room, en Dean Street, con otros italianos como Andrea Caporale o Salvatore Lanzetti, contribuyendo a popularizar el violonchelo, además de participar en iniciativas en el Teatro de Drury Lane.

Michel Corrette (1707/83), en un par de piezas: Les Délices de la solitude, Op. 20 nº 6, en adaptación de Fernando Santiago, en sus tres tiempos, la mejor representación de la música francesa de entonces y destacada por su importancia didáctica que recurrirá con habilidad a los recursos de las formas tradicionales por su sencillez y armonización, especialmente en las obras vocales y en las instrumentales. La segunda obra será la  Sonata Op. 13, nº 6. , la Sonata Op. 13, nº 6, en el Adagio con adaptación del director del grupo. Corrette fue destacado organista y arreglista tuvo abundantes opositores, repartiendo sus tentaciones entre obras d vaudeville, arietas; sonatinas y cantinelas. De su viaje a Inglaterra, quedarían las Contradances des contredances angloises, para dos flautas y otras obras escénicas dedicadas a la Opéra Comique: La Phénix (1738), Les Délices de la solitude (c.1739) o los Concertos Comiques.

Benedetto Marcello (1707/ 95), con la Sonate a tre, op. 2, nº 1 – en cuatro tiempos, obra en las lindes líricas del clasicismo sin abuso de los ornamentos y con absoluta preponderancia de la propia música. Su amistad con la aristócrata Isabella Ranier Lombría, tuvo reflejo en su nombramiento como cavalier servente, situación que le permitirá conocer a la insigne Faustina Bordoni, quien se casaría con Hasse, siendo una de las figuras sobresalientes del mundo escénico. De sus obras, merecen mención las Canzoni madrigalescchi ed Arie da camera a 2, 3 e 4 voci, a las que se añaden los Sonetti (1718). El Marcello que levantó ampollas, fue el de su tratado teórico Il teatro alla moda (1720), arrebato en clave de vendetta para poner en solfa lo usos y malos modos del mundo de las artes escénicas, con un agudo instinto crítico hacia el teatro de la época, un trabajo que todavía puede consultarse con absoluta delectación.

Ramón García Balado

La soprano Nikola Hillebrand, entre Mozart, Richard Strauss y G. Mahler, con la OSG

  Palacio de la Ópera, A Coruña Concierto en el Palacio de la Ópera de A Coruña , con la soprano Nikola Hillebrand y la OSG, dirigida por...