Igrexa de Santa Clara, Santiago de Compostela
En la X edición en De Lugares e Órganos, cita en Sta Clara- día 15, a las 20´00 h-, con la agrupación integrada por la violinista Annelie Gahl, y el grupo MUSICA PLAGENSIS, que forman Hans Brüderl- archilaúd-, Peter Treffliger- chelo barroco y Ewald Donhoffer, al órgano, con la colaboración de los recitados de Luís Iglesia dedicados a selección de textos de Das Marienleben, de Rainier Maria Rilke, para este programa en el que la referencia serán también las Sonatas del Rosario, para violino solo, de Heinrich Ignaz Franz von Biber, a las que se añaden detalles de Johann Schop y Bartolomé de Selva y Salaverde.
Para el día siguiente y en Vide. Vide ¡, encuentro con Annelise Gahl, a partir de las 19´00.-, en una charla distendida dedicada a un acercamiento centrado en la obra de Biber en sus Sonatas del Rosario, dentro del espacio enocultural, que valdrá como intercambio de impresiones en las que ella descubrirá las cualidades de los aspectos estrictos que resultan propios del estilo de la scordatura. Annelise, estuvo en el año 2022, junto a Michael Schöch, como intérprete de órgano y espineta en un recital ofrecido en San Paio de Antealtares, una trayectoria que viene avalada por sus estudios con Pau Roczek, Harald Herzl y Ernest Kovacic, en el Mozarteum de Salzburg, continuando en la Musicverein Wien y en la Musikhochschule, de esa capital, con Herman Krebbers. Colaboró con Sandor Vegh, con Nikolaus Harnoncourt y con prestigiadas orquestas, dejando espacio para temáticas contemporáneas estrenando obras como el Concierto para violín, de Amanda Maier- Röntger.
Biber será descrito por Charles Burney en su teoría general de la música de forma clara: De todos los intérpretes de violín del último siglo, Biber parece haber sido el mejor y sus solos son los más difíciles y llenos de gracia que puedan encontrarse en cualquier música del mismo período que yo haya visto. En esa frase aparecen dos datos sumamente significativos: la palabra parece y la mención a la música que haya visto. Es que Burney no contaba con demasiadas menciones contemporáneas del arte del propio Biber como intérprete y sí, en cambio, con sus partituras. Sonatae violino solo, ocho sonatas para violín y b.c., publicadas en 1681, sumamente elaboradas y que muestran la precisión del sentido de su estructura, además de resultar absolutamente extravertidas en cuanto a la exhibición de su virtuosismo. Aun cuando difieren entre ellas en relación a su esquema formal y elección del orden de los movimientos, todas incluyen un grupo de variaciones sistemáticamente virtuosas y rigurosamente planteadas sobre bajos ostinato. El genio aparece en la libertad de los preludios, en los ricos y elaborados finales y en los pasajes polifónicos donde Biber da cabida a su formidable técnica violinística. Pero el sello distintivo, está en la manera en la que consigue a través de la escritura, crear la sensación de que el intérprete va siendo llevado por sus inspiraciones repentinas manteniendo, a la vez, un orden formal preciso. Las catorce de las sonatas del Misterio (o del Rosario), precisan de la scordatura, obra que con todo, no fue editada en vida del autor, identificándose cada una con uno de esos misterios. Estuvo al servicio de capillas reales en lugares como Estrasburgo, Innsbruck, apareciendo en algún momento como intérprete de fagot. Con la intención de ingresar en la Capilla del Obispo de Wroclaw, entregó su obra de mayor prestigio, el Primo libro canzoni, fantasie et correnti da suonar a 1, 2, 3, 4 voci, con basso continuo, que incluyen complejas piezas para fagot solista y continuo, además de otras para instrumentos de viento.
Rainer Maria Rilke, en la lectura dramatizada de Luís Iglesia, la poética descarnada de Das Marienleben: Marie Verkündigung; Vor der Passion y Pietà. Rilke en 1913, y en su relación con Sidie von Nádherný, mientras pasaba una temporada en París, entre amigos de confianza, aquella ciudad en la preguerra, a la que pocas podían compararse. Sidie, amiga entrañable que le acompañará en medio de circunstancias ingratas, como la pérdida de su hermano Johannes, quien se había suicidado. Rilke se encontrará con Romain Rolland a quien pudo visitar en su apartamento de Montmartre. Rolland se sentaba al piano interpretando fragmentos de obras antiguas cuidadosamente tocadas, casi con caligrafía japonesa. Insel Verlag, acababa de editar Das Marienleben (La vida de María) y una impresión especial de El libro de las imágenes, pero Rilke no quedó a gusto con esa edición. Al mismo tiempo, dedicaba sus atenciones a probar en traducciones como las Cartas de la monja portuguesa; los sonetos de Louise Labé y se interesaba por Quatorze prières, de Francis Jammes, pretendiendo editarlas en alemán. A veces asistía a los conciertos de la Schola Cantorum, que interpretaba música de Tomás Luís de Victoria y de Palestrina. La pasión por aquellas mujeres abandonadas, será una obsesión a la que se sentirá sujeto. El misterioso destino le acabará llevando a ese culto mariano, Das Marienleben, acudiendo al destino de aquellos pueblos donde los benedictinos habían entronizado su culto y que se confirmarán en la publicación del trabajo editado por la colección Insel-Bücherei. Un librito de veintiséis páginas en octavo, con un dibujo modernista de corazones en las tapas. Quedará tiempo para un nuevo encuentro femenino, en la figura de la actriz Hedwig-Berhard, de espíritu cultivado y brillante.
Ramón García Balado
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