Palacio de la Ópera, A Coruña
Concierto de mérito destinado a los elegidos del concierto de solistas ganadores del Concurso de solistas de CSMC y que se celebrará en el Palacio de la Ópera de A Coruña, bajo la dirección de José Trigueros- día 14, a las 20 h-, cuatro en opción de los propios alumnos y sus profesores, en un acto de confianza como ya se tuvo en cuenta a pasadas ediciones. Tomando el turno Kiril Nesterov para el Concierto para trombón y orquesta del francés Henri Tomasi (1901/1971),director de orquesta al tiempo que compositor que tras realizar sus estudios en Marsella, acabará perfeccionando su formación en París con maestros como Vincent D´Indy (dirección de orquesta); Caussade (armonía) y Vidal en composición, llegando a recibir el prestigiado Prix de Rome, a los 26 años, puerta de entrada para ejercer entre los grandes, y que ampliará con el Prix Alphen y el Prix de Belles Artes (Paris), un talento considerado desde joven que recibirá invitaciones para ponerse al frente de primeras orquestas y crear la plaza de Radio- Colonial, mientras compaginaba las sesiones cotidianas e impartir labores de complemento de dirección de orquesta con Inghelbrecht, en la ONF, también compositor de brillante trayectoria que en la década de los años veinte había hecho posible le llegada de los Ballets Rusos , mientras se responsabilizaba de la titularidad del Théâtre de L´Opéra Comique, período intenso que compartirá con la dirección del Théâtre de Algeri, los Concerts Pasdeloup, un estímulo profesional para funda la Orchestre National de Radio-France, en una etapa con muchas lagunas aunque tendrá ocasión de resarcirse como director de la Orchestre de Paris, en la que estará hasta el final de su carrera. Todo un especialista en la música de Claude Debussy, su preferido y compositores como Maurice Ravel, a través de su adaptación de su ópera Boris Godunov, un verdadero redescubrimiento en su complejidad escénica, muchos serán los trabajos que gracia a él cobren una necesaria actualización, desde el mentado Debussy a obras del Group de Les Six, tras un glorioso comienzo con Nursies que posteriormente será orquestado. Entre las obras de Henri Tomasi, destacan Don Juan de Mañara, un drama lírico inspirado en Milosz (1935); L´Atlantide, drama lírico-coreográfico, a partir de Pierre Benoit (1951); otro drama como Sampiero Corso (1956); Le silence de la mer, procedente de Vercors (1959) y el material folklorizante que prestará argumentos libremente ingeniosos en parte de sus poemas sinfónicos: Vocero, para coro y orquesta; Tam-tam (1961); Chants laotines, para bajo y contralto, con orquesta; Les Santons, pastoral provenzal para solista y coros sobre argumento de René Dumesnil o la Sinfonie du tiers Monde, en memoria de Héctor Berlioz o Chant pour le Vietnam (poema sinfónico) y otros arreglos a capella de Chants populaires de L´ille de Corse (1977).
Jorge Aldao López, en la sesión dedicada al Concierto, para clarinete y orquesta Carl Nielsen Op. 57, en Fa mayor, que concluye en la misma tonalidad. Pieza que tendrá su estreno en 1928 en la villa de verano de Hojtofte al norte de Copenhage. La formación instrumental se la reparten el clarinete solista, dos fagots, dos trompas, percusión a cargo de un tambor y finalmente la cuerda. La partitura tiene un único movimiento, pero las diferentes secciones están fundidas en una forma sinfónica. El Allegreto un poco, deja dos temas, uno para el clarinete y un segundo tema cantabile en do mayor. Esta sección cuenta con notables intervenciones del tambor. El Poco Adagio presenta una larga melodía a cargo de los demás instrumentos de viento, contrastando con la extrema violencia del tambor y los agudos del clarinete, es aquí donde concluye el tema inicial. El Allegro non troppo, desarrolla un nuevo tema en los violines sumado a una agitada intervención sincopada del clarinete. El final, Allegro vivace, comienza en La mayor, con un nuevo tema en liza con el tambor, sobre el que el clarineta triunfa, resultando en una conclusión feliz y tranquila. Los efectos orquestales usados, logran un equilibrado resultado sonoro. Con todo, no ha conseguido la aceptación del destinado para flauta, uno de sus trabajos más originales. Carl Nielsen que dejará como obras irrenunciables La Quinta Sinfonía P. 50; la Sinfonía nº 6 (Semplice) o la Cuarta (La Inextiguible) Op. 29. En sus comienzos dejaría huella como director del Teatro de Copenhage, convirtiéndose e paradigma irreprochable de del nacionalismo danés, con cierta oposición a las urgencias que sabría mantener raya por su proverbial autonomía y en este apartado es obligado remitirnos a una actitud perfectamente, como observamos en el conjunto de su obra.
Frank Martin- Balada para saxofón y orquesta, por Efrén Soto López- que desarrolló su carrera marcad por una clara influencia germana al tiempo que mostraba interés por la cultura francesa, tendrá bajo su influencia las herencias de procedencias del país que tanto le influirá dejándonos como opción la Balada para piano y orquesta, de un enfoque vagamente libérrimo que tardará en conocer su fecha de estreno a comienzos de febrero de I944, con Walter Frey, quien había hecho posible su Primer concierto con éxito notable y que repetirá con el Segundo. Ernest Ansermet, repetirá en Zurich como obra de gran cartel, composición resulta un solo movimiento resultando la más popular du un grupo de tres. Ayuda irrenunciable será la que le preste André Ansermet, en obras camerísticas, como el Concierto para piano o las aportaciones surgidas en obras como el oratorio profano Le Vin herbév y el ciclo de canciones Der Cornet- la poética de R.M Rilke- además de los crispantes, melódicos y agresivos argumentos que impondrá en su obra escénica La tempestad, personaje de carácter difícil que con todo, recibiría permanentemente el respeto de un público especialmente crítico.
Franz Josep Haydn, una antípoda a carta cabal que para la cita nos lleva a uno de sus conciertos para chelo y orquesta, el nº 2, en Re M. Hob. VII. B. 2, obra que soportaba deudas en lo relativo a su autenticidad ya que se suponía que había sido editada según manuscrito original de quien lo compuso como Op. 101, por André Offenbach, en 1804, para centrarnos en él el chelista Juan Fernández González, ya el concierto anterior de esta serie,había pasado por cribas similares, aspecto que el padre de la sinfonía y los cuartetos de cuerda, no dejará de sorprendernos con obras que serán culmen del clasicismo. Pensemos en un concierto transcrito para flauta por otro talento, Karl Friedrich Ebers, y en 1890, el compositor y musicólogo belga François August Gevaert, modifico con cierta libertad la sencilla orquestación, una adaptación propicia para finales del XIX, falseando bastantes algunos aspectos de su orquestación. El descubrimiento en 1953, de la llamada partitura autógrafa, fechada en 1783, y conservada en la Biblioteca Nacional de Viena, eliminó las dudas pesantes, dejándola en su tratamiento original.
Ramón García Balado
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