21/08/2023

Zoar Ensemble y la OSG dirigida por José Trigueros clausuran el X Festival Bal y Gay

  Festival Bal y Gay, 22 y 24 de agosto 2023

Clausura del X Festival Bal y Gay con el Ensemble Zoar en la Igrexa de San Miguel del Reinante (Barreiros)-día 22 a las 20´30 h.-, grupo que forman Joan Ibáñez (flauta), Antonio  Suarez  (clarinete), Alex Salgueiro (fagot) , Benjamín Iglesias (trompa) y el oboísta David Villa, responsable de los arreglos de la obra en tratamiento, en concreto la Suite Iberia de Isaac  Albéniz. Obra que ha merecido continuos y afortunados análisis, remitiéndonos en esta ocasión a una de las opiniones de mayor consideración, la de Walter Aaron Clark: Puede considerarse pues que las tres últimas fases de la producción como compositor, corresponden aproximadamente a las tres últimas décadas de su vida, desde 1880 hasta 1909. Cada década supuso un nuevo nivel de evolución, hasta la culminación en una indiscutible obra maestra, Iberia. La otra gran característica  que se aprecia en lsu vida personal es que aparte de sus comienzos como compositor de zarzuelas, la primera década fue dedicada sobre todo a la composición de obras para piano, mientras la segunda década fue consagrada ante todo al teatro musical. El último período creativo presenta el retorno a las composiciones para piano. Esta aparente forma ABA, sin embargo, presenta importantes variaciones en el da capo. Pues el compositor de Iberia  estaba a años luz del Albéniz que compuso Recuerdos de viaje, en cuanto a sofisticación musical y dominio técnico, como él mismo reconoció. Es cierto que algunos aspectos de Iberia, se observan ya en las primeras obras, como el uso de ritmos españoles de danza, la modalidad (especialmente el modo frigio), los característicos floreos melódicos y rítmicos, el tetracordo menor descendente y las evocaciones del cante jondo y la guitarra flamenca. Pero muchas de las características principales de Iberia, están completamente ausentes en el primer período.

Aunque el estilo de Albéniz siempre se caracterizó por el uso de ritmos animados, el uso de Iberia de compases superpuestos, compases rápidamente cambiantes y complejos patrones de acentuación representan un salto cualitativo respecto a sus hábitos anteriores. Las texturas de Iberia y de las primeras obras son esencialmente homofónicas, las de Iberia son mucho más animadas y presentan a menudo un uso contrapuntístico de las contramelodías, especialmente durante las secciones de desarrollo. Finalmente, la explotación virtuosística de los recursos del piano, la imponente variedad de timbres y efectos que Albéniz extrae del instrumento en Iberia, no tiene paralelo en las composiciones del primer período.

Iberia o también las 12  nouvelles impressions en quatre cahiers  por influjo de las corrientes de moda, se resumen en sus cuatro cuadernos a libre elección de los intérpretes, según las demandas de programa. Un primer cuaderno con tres piezas: Evocación, El Puerto y El Corpus en Sevilla; el segundo con Rondeña, Almería y Triana; el tercero repartido ente Albaicín, El Polo y Lavapiés para completar el cuarto con Málaga, Jerez y Eritaña. El primero estrenado en la Sala Erard parisina el 9 de mayo de 1906, con la insigne Blanche Selva; el siguiente en San Juan de Luz (País Vasco francés), el 11 de septiembre de 1907, en dos de sus tiempos Rondeña y Almería, anticipando  Triana para el 5 de noviembre del año anterior, en manos de Joaquim Malats, y las otras dos para Mme Blanche.  El tercer cuaderno, también el París, en el Palacio de la Princesa de Polignac, el 2 de mayo de 1908, de nuevo Blanche Selva, protagonista del cuarto cuaderno, en la Societé Nationale de Musique (Salon d´Automne), el 9 de febrero de 1909.

La OSG, dirigida por José Trigueros, maestro asiduo en convocatorias como la actual, tendrán la fortuna y el protagonismo del poner la guinda de clausura de este festival que nos ha llevado por distintos lugares da Mariña, con su sesión en la Basílica Catedral Asunción de Mondoñedo- día 24, a las 21 h.-, con un entretenido y atractivo programa que comenzará con el Divertimento nº 1, Op. 20 de Leó  Weiner, húngaro talento desde sus años jóvenes y perspicaz ingenioso en cuanto sus creaciones, por lo que su vigencia no ha perdido compa en los estilos ligeros. Alumno de Koessler en la Academia de Budapest, ampliará en Alemania y París. Béla Bartók o Kodaly, estarán en las antípodas de sus ambiciones creativas, aunque no afecten a su ideario estético. En parte la asimilación del folkore de su tierra, cobrará perspectivas realmente distintas, convirtiendo a Weiner en cabeza de otras tendencias más populares. Un dato, algunos de sus trabajos, serían adaptaciones a su manera de obras de Ferenz Lisz. La consecución del Premio Erkel de composición en 1906, sería un punto de atención. Su legado no será excesivamente amplio, pero el repertorio camerístico tendrá un especial gancho, desde la obtención del Premio Coolige, aunque habrá de tenerse en cuenta el intenso período como miembro de la Ópera Cómica de Budapest como director.

Johannes Brahms con la Serenata nº 1, en Re M. Op. 11, compuesta en Detmold (Göttingen) en sus años juveniles en sus primeras aventuras orquestales dentro del género de la serenata. Primera estructurada en seis movimientos y todavía ligada a los estilos precedentes. Un punto de partida tanto técnico como psicológico. Sus  tiempos: Allegro molto; Allegro non troppo; Adagio ma non troppo, Minuetto I y II; Scherzo y Rondó. La estancia en Göttingen había sido maravillosa- según Rostand-, a pesar de que la sombra del drama de su apreciado Schumann, estuviese continuamente presente. Entre los amigos, reinaba una dulce armonía. El músico vivía wn una estancia cercana a la casa de Grimm, donde también se hospedaba Clara  y sus hijos, recién llegados de Wiesbaden. Este Op. 11, en Re M., fue estrenado en 28 de marzo de 1859, durante un curioso concierto de la sala Wörmer, de Hamburgo. En él participaron Joachim-siempre apreciado-; como director-violinista, el autor al piano y con la participación del barítono Julius Stockhausen, cantante que daría cuerpo a importantes lieder suyos.  Para Mila, las dos serenatas del hamburgués, resultan a modo de ideario de la dulce vida de Lippe-Detmold, una corte en la que el reloj del tiempo se había parado. Lischké, acentuará por su parte: estas dos serenatas, en disparidad de criterio, son decididamente desiguales, brillantes y conmovedoras a veces, aunque decididamente diferentes, más perceptible en esta primera sonata.

Ramón García Balado

 

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