04/03/2025

Yeol Eum Son: Allegro agitato

 Coruña - 04/03/2025


La pianista coreana Yeol Eum Son fue solista del Concierto para piano en Fa M. de George Gershwin, completando con la Sinfonía nº 12, en Re m. Op. 112 (El año 1917) de Dmitri Shostakovich – una  intérprete que se dio a conocer con la New York S. O., con Lorin Maazel (2004), tras consolidar su trayectoria de formación llevada a buen puerto en la Hochschule für Musik und Theater Hannover, con Arie Vardi, y la obtención de la Medalla de Plata del Conservatorio de Moscú en 2011. Fue dirigida por maestros como Yuri Bashmet, Karol Mark Chichon, Valeri Gergiev, Myung-Whung- Chung, James Conlon, Lawrence Foster, con agrupaciones relevantes como la New York Philharmonic O.; la Rundfunk Deutsche P.; la NDR Radio Philharmonic; la O. S. de Seattle; la O. F. de Rotterdam; la O.F. Checa; la Saarbrücken Kaiserlautern, además de asistir a las actividades propiciadas por la Academia de St. Martin-in-the- Fields

George Gershwin -Concierto para piano en Fa M.-, obra surgida por sugerencia de Harry Harkness Flagler, presidente de la Sociedad Sinfónica de Nueva York, para ser estrenada por Walter Damrosh, quien habría de estrenar en Estados Unidos la Cuarta Sinfonía de Mahler y la Tercera, de Bruckner, en un período en el que se fusionaron esa Sociedad y la Philharmonic, obra que le ocupó el período estival de 1925, preparando su trabajo en privado en el Globe Theatre. El estreno con la Sinfónica de Nueva York, incluyó la Quinta Sinfonía de Glazunov, y las Suites Inglesas, de Rabaud, y para completar esta obra,  había recurrido a Ernest Hutcherson, quien le facilitó un apacible retiro en Chautaqua, en donde este maestro dirigía un curso de piano. Este concierto despliega la gama de sensaciones mucho más flexibles de lo ofrecido en otras obras, por chispa y frenesí, que ya conocíamos, dentro de una deslumbrante poética, aspectos que supo resaltar Walter Damrosh. El estreno en Europa, el 29 de mayo de 1928, tuvo como solista a Dmtri Tiomkin, bajo la dirección de Vladimir Golschmann, antes de que dos de sus movimientos se incluyesen en 1932, en el Segundo Festival Internacional de Música Contemporánea de Venecia, actuando como solista Harry Kaufman, con Fritz Reiner.

El Concierto en Fa M., no deja de aportar detalles tomados en préstamo de las influencias centroeuropéas, algunas que nos recordarán a Rachmaninov, por la arrogancia de desenvoltura entremezclada en esa ostensible querencia por las ideas tan propias del mundo del jazz, logrando un resultado que mantendrá en afortunado equilibro con la Rhapsodie in blue, aunque dentro de una perspectiva diferente. Un Allegro precedido por un detalle sincopado- el jazz en sus orígenes, en un devaneo de charleston-, hacia un tema en forma de preámbulo incisivo propuesto por timbales y fagot, a los que desplazaba el piano convertido en una forma de impostación nerviosa, que  impuso la esencia de su protagonismo auspiciado por un amplio desarrollo que describe el talante de la obra, por sus valores rítmicos y la delicadeza de sus trinos y arpegios fogosos.  El Andante con moto, quedó como una prolongación del tema inicial, destacando el protagonismo de la trompeta con sordina, y una respuesta difusa de clarinetes, en un aire trémulo y nervioso- Debussy en su melodismo, servirá como inspiración- , para conceder un aspecto idiomático en ese acercamiento a un sonido tomado de la herencia del blues, comenzado precisamente por el piano. Un trío de clarinetes, ofreció  un a modo de passacaglia, mientras que la trompeta en sordina puso en su justo medio la importancia de este tiempo, que nos traslada a un nuevo Allegro agitato, ingenio de condensación de los tiempos precedentes, singularmente enriquecidos merced a su vivacidad rítmica, una perfecta conclusión que nos lleva al motivo inicial.

Dmtri Shostakovich- Sinfonía nº 12, en Re m. Op. 112 (Año 1917) – obra que Yevgueni Mravinski y Guennady Rozhdesvenski, llevarían de gira con otras sinfonías suyas en 1960, con la O. Filarmónica de Leningrado, añadiendo otras como la Quinta y la Octava, que, con segura aceptación, confirmarán  la Décima y la Undécima, despertando con creces el reconocimiento de su talento, una verdadera preparación para lo que será esta obra,  que comenzó a trabajar sobre ella una vez terminada la anterior, mientras daba cuerpo a su ópera Lady Mcbeth de Mzensk, una sinfonía de profundas implicaciones políticas enfocadas hacia la figura de V.I. Lenin, unas fechas en las que los bocetos de la obra, fueron materia de indagación por parte de Boris Tchaikovski y Moissei Vainberg, en la sede de la Unión Moscovita de Compositores, una preparación del estreno que tardaría poco en llegar, mientras que en lo social se celebraba el XXII Congreso del Partido. La sinfonía, será estrenada simultáneamente por Mravinski en Leningrado y en Kuibychev, por Stassevich, una experiencia que diferirá de las pretensiones previas del autor, quien deseaba la inclusión de pasajes recitados de Maiakovski, Djambul  y Suleiman Stalski, un claro manifiesto de conciencia en el que destacaban acontecimientos de la Revolución de Octubre. Shostakovich, tardará en ingresar en el PCUS, motivo que dará argumentos para una celebración. Colegas suyos como Vissarion Shebalin, acabarían distanciándose de él.

Manuel Hernández-Silva, tras un Gershwin compartido y arrebatado con Yeol Eum Son, enervó ánimos con el Shostatovich confesional de esta Sinfonía en Año 1919. El Petrogrado revolucionario- moderato allegro-, primer tiempo, evolucionó desde ese Moderato en manos de la cuerda grave en unísono al que respondería un agresivo Allegro que remitía a melodías rusas elaboradas a partir de ese Moderato, en una serie de argumentos líricos, en un encadenamiento hacia el Razliv Adagio, afirmando su puesta en respuesta sobre los insistente argumentos históricos que daban razones al propio espíritu de esta Sinfonía Año 1917,  con detalles nostálgicos encabalgados por los diálogos de trompas, maderas y trombones en un discurrir que nos impregna a lo largo del tiempo, resaltando cuerdas y clarinete. Aurora-Allegro- sobrenombre del tercer movimiento-, ofreció en pizzicato una de las ideas del Adagio, con ritmos alternantes que prepararon el Final- tiempo que hubo de esperar para su escritura, por sus propias dudas- resultando un  gran Crescendo con instrumentos de metal. Para la obra, El amanecer de la Humanidad. Allegro L´istesso tempo, tiempo final,   prodigó una especie de himno radiante, que recupera el Moderato de la entrada con un colofón Allegretto, resuelto y confiado, por su poderío voluntarioso en intenciones. Mravinski y Shostakovich, en sus personales relaciones, dejaron obras en dedicatoria como la Octava Sinfonía; primeras audiciones de la Quinta, la Sexta, la Novena y la Décima o el Concierto para chelo nº 1 y el primero para violín o El canto de los bosques, hasta que avatares de la vida les separaron por razones políticas.

Ramón García Balado

 

Yeol Eum Son

Orquesta Sinfónica de Galicia / Manuel Hernández-Silva

Obras de G. Gershwin y D. Shostakovich

Palacio de la Ópera, Coruña

https://www.ritmo.es/auditorio/critica-yeol-eum-son-allegro-agitato-por-ramon-garcia-balado 

Zappeando: La RFG, dirigida por Peter Rundel

 Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela

Concierto en clave de vanguardia en los parámetros de fronteras encontradas a partir del díscolo Frank Zappa, en confluencia con clásicos que marcaron época como Edgar Varèse y Charles Ives, con una compositora por descubrir, Ruth Crawford-Seager- Andante por strings, en el Auditorio de Galicia-20´30 h.-, y la habitual sesión Conversando con…, que tendrá como protagonista al director de la cita, en la Sala Mozart-19´45 h., un director dotado violinista que llevó a registro obras de Jean Barraqué, una especial selección de Franz Zappa por The Yellow Shark y una muestra de lo más representativo de Morton Feldman. Ejerció labores en estas materias con la Royal Philharmonic Orchestra (Flandes) y la Wiener Taschenoper, antes de convertirse en un maestro especializado en estas opciones, con el Remix Ensemble, de la Casa da Música do Porto. Puede que la figura de Frank Zappa suscite más de una suspicacia, y más aún por la cantidad de obras suyas que tendremos: Perfect Stranger; Dupree´s Paradise; Dog Breath Variations/Uncle Meat y G-Spot Tornado.

Frank Zappa había sido cabeza visible de los provocadores The Mother´s of Inventions y como arma arrojadiza, allá por los sesenta, había presentado su registro We´re only in it for the money, mordaz crítica al Sargent´s Peper´s de The  Beatles, sus ambiciones en la música contemporánea, se dieron de bruces con la posible aceptación pública, cuando seguía los dictados de  formación con Edgar Varèse, aunque en momentos concretos contase con el apoyo de Pierre Boulez. Al igual que Charles Ives, Harry Partch, Carl Stalling o el mismo John Cage, su música sonaba como elucubraciones de profesor chiflado. Su carrera habría de pasar por todo tipo de avatares, desde un cierto virtuosismo imposible de clasificar, a sus propios planteamientos ideológicos, que impregnarán obras suyas desde Hot rats (1969), con implicaciones jazzísticas a The grand Wazoo (1972), la saga de Joe´s Garage (1979) y las recreaciones electrónicas Francesco Zappa (1984), además de las indagaciones en la cuerda floja con la O.S. de Londres, mediando Pierre Boulez. Había probado con su estilo de identidad, marcado por un acentuado uso técnico del llamado wah-wah, en confluencia con la pujante cultura del Underground , posicionamientos en la onda del Freak-out. Clásicos como Varèse (Ionitation), fueron sus primeros referentes, sin olvidarse de Igor Stravinski, que le sedujo desde años de juventud. En contrapartida con estas influencias, vendrían las músicas negras emergentes, que compartió en Lancaster (California), junto a su colega Don Vriet, mientras componía bandas para filmes como Run home slow (1959) o The world´s greatest sinner (1960).

 Una vida relativamente corta, ya que nos dejó a los 52 años, en diciembre de 1993, manteniendo aquel gesto irreverente y como testigo de la evolución de las músicas que proponía, sobre técnicas avanzadas de la segunda mitad del siglo XX, motivando simpatías y rechazos dentro de una perspicaz visión crítica que basculaba entre formas de mayor aceptación entre aficionados en los espectros contestatarios, o la aleatoriedades de John Cage; el minimalismo de Lamonte Young o Terry Riley y esos maestros clásicos desde Charles Ives a Aaron Copland, aspectos que ingeniosamente integrará en muchas de sus obras. Nos dejó aspectos como sus despectivas actitudes displicentes- quizás más en apariencia-, flirteando con su instrumento en un posicionamiento elegido desde el reclamo de Freak out!  La suite tardía de The Yellow Shark, vendría para reventar condicionantes, inmerso precisamente en la cultura Underground, que presentó en Franckfort, con el Ensemble Modern, uno de los proyectos con los que habitualmente trabajaban músicos como Gyorgy Ligeti, Pierre Boulez o Karl Heinz-Stockhausen. El doble registro London Symphony Orchestra, fue también otra aventura que se ofrecía entre obras suyas con distintos ropajes y bajo las direcciones de maestros como Ken Nagano, Ligeti, Boulez y Varèse, entremezcladas con citas cinematográficas y en tal tesitura, trabajos como Over-nite sensation, uno de los más divulgados, gracias a los arreglos de los jazzmen George Duke y Jean-Luc Ponty; Does humour belong in music, con una de sus bandas en directo o Whipping´post  o Muffin/ Enfasis, obras representativas de su debilidad por la pasión del collage.

Charles Ives- Four Ragtime danzes (1902)-, figura curiosa por su legado con obras como la escuchada  en el ciclo (En) Foco, Three Places in New England, con composiciones de G.Antheil- Archipiélago-; D. Milhaud- La Creation du Monde y la Rhapsody in Blue, de G.Gershwin, ejemplo de su curioso talento como músico casi circunstancial y precursor de otras alternativas. Estaban sus atrevimientos armónicos debidos a sus cualidades en el manejo de encadenamientos irregulares que podrán tener concomitancias con Stravinski o el tratamiento de combinaciones aleatorias y el uso de clusters, confirmados en su Concord sonata (1909/15). Fue Aaron Copland quien pulsó la tecla del relieve de las novedades de profética anticipación, siendo Ives quien puso los cimientos ultramodernistas e innovadores, algunos asimilables a las procedentes de la Segunda Escuela Vienesa. En esa aventura con el género del cuarteto de cuerda, están la compositora que nos acompaña, Ruth CrawfordSeeger; George Antheil; Samuel Barber; Henry Cowell; Walter Piston; Paul Creston o Virgil Thomson. Charles Ives, baluarte en estas muestras, aporta esta breve pieza, un definitivo aldabonazo para lo que supondrá la genuina escuela americana más innovadora de comienzos del siglo XX, auspiciados por las  técnicas renovadoras.

Ruth Crawford-Seeger-Andante for strings-, está considerada como la autora del primer cuarteto atonal, precisamente en esta obra que fue estrenada por el Pellegrini Quaret (1931), y del que se toma  para la sesión el tercer tiempo Andante, que sigue al Leggiero, para llevarnos al Allegro posible. Su acerca en su actitud, a compositoras como Ethel Smyth, Johanna Müller-Hermann o Germaine Tailleferre, posicionándose en una actitud vanguardista de partituras atonales aunque sin entregarse al puro serialismo. Este Andante resulta una gran novedad que anticipa ciertos aspectos de las técnicas del Segundo cuarteto, de G.Ligeti, inscribiéndose en una serie de fluctuaciones de intensidades con una importante presencia del chelo. Este cuarteto, atrajo la atención de Elliot Carter, que encontró en la obra lo que llamó un constructivismo específicamente americano, condensado en el espacio de doce minutos.

Edgar Varèse-Désert-, músico con raíces en la Schola Cantorum parisina con Vincent d´Indy, para especializarse en estudios de acústica bajo las influencias de Busoni y de ordenamiento sonoro en el ámbito de la teoría científica, fue autor de obras señeras como Octandre, Offrandes, Hiperprisme, además de Tuning Up, Dance for Burgess y Nocturnal o Déserts, compuesta entre 1950/4, para catorce instrumentos de viento, piano y cinco percusionistas, más dos cintas electrónicas que se interpolan entre las cuatro secciones instrumentales. Es su primera obra concreta. Las interacciones entre lo culto y lo popular adoptaron muchas formas en los años finales y a comienzos de los sesenta, Gunther Schuller, el compositor y director de orquesta, especialista en jazz, forjó la idea de la Third Stream, como forma de integrar la música clásica y el jazz. Frank Zappa, combinó distintos aspectos de la Música concreta, el rock y el jazz, en una estética muy influida por la música y los escritos de Edgar Varése, y de esta forma veremos cómo se completa el ciclo del concierto propuesto.

Ramón García Balado

 

25/02/2025

El toque de gracia de la pianista Mirabelle Kajenjeri

 Santiago de Compostela - 20/02/2025

Sesiones en las que Mirabelle Kajenjeri fue solista con la Real Filharmonía de Galicia, dirigida por Baldur Brönniman, del Concierto para piano nº 2, en La M. S. 125, de Franz Liszt sustituyendo al anunciado Vadym Kholodenko, por indisposición, como hace un par de semanas había sucedido con la Sinfónica de Galicia, que también hubo de renunciar a Lukas Sternath, para el Cuarto concierto en Sol m., de S. Rachmaninov. En programa también, un acólito de Liszt, Joachim Raff, con su Sinfonía nº 5 (Lenore), completando con Prélude à l´ après midi d´un faune, de Claude DebussyMirabelle Kajenjeri, con doble ascendencia entre Burundi y Ucrania, recibió galardones como el Premio Int. Sta Cecilia de Porto (2021); el Segundo Kissinger Klavier Olympic; el Arthur Rubinstein (2021), de Tel Aviv; y el Contest Piano Cleveland (2024). Su primer cd lo editó con la firma KNS Classical (Étincelles), tras recibir atenciones artísticas de las Foundations Gautier Capuçon, y Safran, el distintas convocatorias, con ratificaciones en los certámenes Wien Lieven Piano; el Yamaha Music Europea o el Yehudi Menuhin Live Music. Estudió en la Kunst Universität Wien y en la Music und Drama Universität (Hannover), teniendo como preceptores a Anna Malikova, Eva Kupiec, Natalia Grebennikaya, Mihail Faerman, Vladimir Soultanov y en Bruselas a Lorenzo Gallo, Olga Zulotareva, Ning Kem y Elisabeth Degrenand. Desde 2024, es artista en residencia de la Kapelle of Music Queen Elisabeth, junto a Frank Brovey y Avedis Kouyeumdjian.  La suspensión de Kholodenko había encendido las alarmas de cambio obligado de programa, pero casi al límite nos encontramos con esta afortunada sorpresa que sorprendió muy gratamente a los aficionados que se temían lo  peor.

Para abrir sesión, Claude Debussy- Prélude à l´après midi d´un faune-, la poética Mallarmé, tras Proses lyriques, momento en el que gozará del estreno de Pelléas et Melisande, de Maeterlinck, en el Théâtre des Bouffes- Parisienns, con montaje de Lugne-Poe, del que también dejará memoria Mallarmé o el pintor Henry Lerolle, sucinto en sus observaciones. Los arabescos de esta obra, no se entrelazan, sino que pasan de un instrumento a otro, mientras que la armonía viene dada, al modo convencional, por el resto de la orquesta. Esta armonía, sin embargo, fluctúa en su mayor parte a un ritmo extremamente lento, a veces más o menos estacionario, ancladas las notas mantenidas o repetidas en el bajo que a menudo contradicen el movimiento de las partes internas. La elaborada languidez del fauno de Mallarmé, casi puede olerse en la textura orquestal calladamente suntuosa, móvil, pero inerte. Página breve, destinada a la Société de Musique, y confiada a Gustav Doret, fue bien aceptada, aunque en principio había sido pensada como un tríptico. Un condensado del sugerente poema ensoñador, entre ninfas y náyades, en una sucesión de instantes dispersos. En resumen, originalidad de la forma en una partitura innovadora, cuyo Prélude, termina en una reexposición abreviada del tema, con una coda que se disipa en una evanescencia mínima de imperceptibles compases, y un sonido de flauta, en la distancia, idea de una leve caricia insinuante. Página matizada y de notables recursos para entrar en concierto hacía el Liszt de amplias sugerencias tímbricas. 

Franz Liszt- Concierto para piano nº 2, en La M., S.125-, obra de su etapa en Weimar, en cuya corte pondría en atriles, en enero de 1857, y que interpretaría su alumno Hans von Bronsart, obra eminentemente rapsódica auspiciada por la serie de pasajes encadenados, desde el inicial al resto de acentuada personalidad y con apuntes de meditación lírica, realzada por juegos armónicos y rítmicos. El Adagio sostenuto assai, fue clave del ideario estético merced al valor de la serie de transformaciones de recursos primordiales, definidos por sutilezas, bien expuestas por el oboe y el clarinete, a los que respondería la solista de piano, para proseguir con  un Allegro moderato y un Allegro deciso Marziale un poco meno allegro, hasta un Allegro animato, culmen de esta serie de pasajes climáticos que mantuvieron el ánimo de su arquitectura sonora, con detalles como la disputa entre el chelo y el piano, llegando a una coda en manos de la solista, que se resolvía  en sucesión de glissandi. En su despliegue, la prestancia de Baldur Brönnimann  quien daba por hecho el grado de menor aceptación de este concierto con respecto al precedente.

Para Humphrey Searle, dos elementos de estilo dan a las composiciones de Liszt un sello personal distintivo: el experimento con la estructura formal y la transformación temática. Muchas de sus obras menores ponen de manifiesto una considerable inventiva de diseño. En las de mayor envergadura, suele realizar atrevidos experimentos: la ampliación de la forma sonata clásica de un movimiento, la unificación de las obras que constan de varios movimientos  y el uso de las áreas tonales de gran alcance para nuevos efectos dramáticos. Los dos conciertos para piano, han sido revisados muchas veces, desde el Primero, en cuatro tiempos en uno, presentando nexos temáticos y este segundo, posiblemente menos brillante aunque más poético. Hasta 1870, su estilo armónico era similar al de las obras románticas de Chopin o las últimas de Schubert, además de influencias de cantinelas operísticas, especialmente en estudios como Ricordanza, de sus Estudios de ejecución trascendental. Mirabelle Kajenjeri, sorprendente en cuanto al tratamiento de la obra, fue objeto de una entusiasta respuesta, a la que respondería en el bis con el  Ravel de La Alborada del gracioso, perteneciente a Miroirs, pieza con reminiscencias ibéricas por los perfilados acordes staccato que evocan a la guitarra.

Joachim Raff- Sinfonía nº 5, en Mi M. Op. 77 (Lenore)- acólito suyo, sería para el estudioso Walter Labhart, un talento con la delicadeza formal de Mendelssohn, el carácter expresivo de Chopin, el cantábile de Schumann, el pathos de Liszt, en sus elegancias y las virtudes armónicas de Wagner. La presencia de Liszt, en Basilea, le animará tentar la posibilidad de conocerle, consiguiendo un encuentro que será trascendental, ya que se interesará por él, y le invitará a acompañarle en sus giras. En 1850, se convertirá en su asistente y secretario en Weimar- aspecto resaltado por Brönnimann en la charla de antelación-,, una oportunidad única, puesto que la ciudad era un polo de atracción de compositores. Liszt le encargó la orquestación de sus poemas sinfónicos, un trabajo ciertamente intenso y que le ayudará a perfeccionar sus posibilidades. Abandonará Weimar en 1856, para dedicarse precisamente a la composición y a consecuencia de ello serán las obras sinfónicas comenzando por la Sinfonía nº 1 (A la Patria)- 1863-, premiada por la Sociedad de Amigos de la Música, de Viena, verdadero aldabonazo, que dará comba a esa realidad que dejará modelos en otros géneros, basculando entre la tradición clásica de Mendelssohn y el romanticismo programático de Liszt, con instrumentación colorista y plástica. Obras como esta Sinfonía nº 5 (Lenore)- 1872-; la Sinfonía nº 7 (En los Alpes)- 1875-, como más destacadas, pasando su obra al ostracismo a partir de los años ochenta. Quedan idilios pastoriles, marchas fúnebres y fantasmagóricas, encuentros de elfos y dríadas, con las  que ganó popularidad, especialmente en sus compromisos con el Conservatorio Hoch, de Frankfurt, fundado por él.  La Sinfonía Lenore, parte de un relato de Gottfried A. Bürger, encuadrable en un estilo de cuento –gótico en la tendencia de época Sturm und drang y que resume en sus tiempos una descripción de un amorío tremendista bajo el dictado de la presencia de la muerte,  que nos llevaban desde el Liebesglück, al Trennung para someternos al Wiedervereingung im Tode, con la sombra del espectro que bastante debe a las herencias  de los poemas sinfónicos de Franz Liszt.

Ramón García Balado

 

Mirabelle Kajenjeri. Real Filharmonía de Galicia/ Baldur Brönnimann

Obras de C.Debussy, Franz Liszt y Joachim Raff

Centro Cultural Afundación, Vigo

Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela

https://www.ritmo.es/auditorio/critica-el-toque-de-gracia-de-la-pianista-mirabelle-kajenjeri-por-ramon-garcia-balado 

21/02/2025

Da Praza da Música a Rosalía de Castro con la Banda Municipal, en el Teatro Principal

 Teatro Principal, Santiago de Compostela


Concierto de la Banda Municipal dirigida por Casiano Mouriño Maquieira en colaboración con Cantigas e Agarimos que dirigirá Xaquín Xesteira, en el Teatro Principal- día 23, a las 12´00 h., para un programa  homenaxe á Rosalía de Castro por la selección de obras elegidas. Xaquín Xesteira, se formó en la Sociedad Cultural de Cambados, en materias de gaita y tamboril, para proseguir en los dominios de la gaita en el Conservatorio Profesional Superior de Vigo, teniendo como maestro a Nando Casal, miembro del grupo  Milladoiro y a Carlos Núñez. Fue dinamizador de Os Faiscas de Solobeira y cofundador Treixadura, además  de miembro de la Banda Municipal de Castrelo. En su trayectoria, colaboró con  Fuxan os Ventos; Na Lúa y Son de Seu, agrupación en la que tendría labores de dirección artística en distintas materias desde canto, a trabajos instrumentales de gaita, percusión, en labores de profundización en géneros folk. Destaca precisamente en trabajos de dirección con Cantigas e Agarimos, desde 2015, publicando el registro Corazón Aberto (2018), además de publicar un Método de gaita galega  (Edicións do Cumio), que cuenta con varias ediciones.

Cantigas e Agarimos, en este homenaxe á Rosalía de Castro, es agrupación fundada en 1921, la  histórica por excelencia que ha sobrevivido a períodos ciertamente amargos para su subsistencia, un proyecto que tuvo como primeros impulsores a Bernardo del Río Parada, Salvador Cabeza de León, Enrique Sánchez Guerra y Camilo Díaz Baliño, lo que la sitúa como una de las más antiguas del panorama nacional, dentro de su ambición de recuperación de las tradiciones autóctonas. A comienzos del s. XX, el grupo se había forjado merced a la iniciativa del llamado Orfeón La Artística  y del Orfeón Valderde, de la capital compostelana, bajo la presidencia de Salvador Cabeza de León y la titularidad de un jovencísimo Bernardo del Río, pensando entonces en el nombre posible de Coro Queixume dos Pinos, debiendo esperar hasta la fecha mentada para encontrar el nombre que le convertirá en histórico. Para sus comienzos, la necesidad de buscar un espacio que le diese acomodo y que sería la Unión Protectora de Artesanos, el 29 de julio de 1921, presentándose ante la ciudadanía en el Teatro Principal y en La Alameda. En 2007, con el transcurso de los años, en su octogésimoquinto aniversario, se presentó con el espectáculo Na Algalia de Arriba, llevado a distancias villas de la C.A., dentro del Ciclo Danza 3, y en 2011, la colaboración con la  O. X. da Promoción do Programa de Promoción e Difusión do Camiño Xacobeo (2010), coincidiendo con el estreno en Galicia del espectáculo Como cho conto, de Os vellos non deben namorarse, de Castelao, con el espectáculo Lela.

Programa que se iniciará con el pasodoble Sete rosas, de Alejandro de Río Fernández, maestro ourensán,  que destacará por la serie de sus marchas procesionales, producto de  sus compromisos con distintas cofradías a las que se añadirán en especial pasodobles como el que esta matinal de escuchará y de los que dejará otro ejemplo como Botafumeiro, de quien había sido director de la Banda Municipal de Celanova, a finales de los ochenta, entre otras agrupaciones como la de Alongos y Merza, una vida de intensa dedicación voluntariosa que le convirtieron en un nonagenario activo e inquieto, llegado a ser invitado con su Banda de Celanova, a participar en certámenes como los de la ciudad catalana de Rubí o las de las Fallas, en Valencia. Para seguir, la Alborada de Rosalía de Castro, pieza de tradición popular, en arreglo de Marina Vigo y la Foliada de Santiago- letra de Manuel Rey Pose-, y arreglo de Xaquin Xesteira,  del maestro Bernardo del Río Parada, del que Beatriz Cancela Montes en su trabajo La Banda Municipal de Santiago (Música en las compostelanas rúas), editado por Andavira y el Consorcio de Santiago, recordaría que llegaría a nuestra ciudad con ansias de ampliar su formación artística asumiendo la responsabilidad de profesor interino para cubrir la plaza vacante de segundo clarinete a tutti, en Si b., compaginando responsabilidades en el Conservatorio. Una etapa que le cubrió entre los años 1936/44.

Juan Montes-Negra sombra-sobre la poética de Rosalía de Castro, considerada como uno de los  himnos oficiosos de Galicia, procedente de Follas Novas, ganador de un certamen con dos primeros premios y convocado en Pontevedra, gracias a la iniciativa de la Sociedad Económica de Amigos  del País; Montes, apreciado y muy prestigiado, había logrado en 1892, un gran reconocimiento como compositor y director del Orfeón Gallego, por su actuación en certámenes que le habían llevado desde Santander, Bilbao, La Habana e incluso nuestra ciudad. Fechas en las que daría a conocer la marcha de procesión para banda sobre el himno de la Iglesia Ave Maris Stella y otras obras de menor importancia.  Pandeirada do Grove, música de M. Iglesias y letra de Crisanto Sanmartín, con arreglo de Xaquín Xesteira, preparará la escucha de Rosa de Abril, de Andrés Gaos, con arreglo de Xosé L.Represas. Obra póstuma del lucense compuesta en su último año de vida, pieza en una sola sección que se repite, en forma de aria da capo, perteneciente a los Cantares gallego que el músico conservaba en su biblioteca y que gozaba de las preferencias de Luisa Guillochón. Pieza en Fa M. y en forma de Andante, bastante lenta. Se conserva una copia para piano solo quedando como romanza para piano.

Airiños, airiños, aires, página tradicional en su fundamento que motivará el interés de Bernardo del Río, sobre la poética de Rosalía de Castro, y un arreglo de Xaquín Xesteira, quien estará presente a otras de las piezas de esta sesión. Es el caso de Muiñeira de Rubiás, tradicional o el Himno á gloriosa Rosalía de Manuel Valverde, con poema de Ramón Cabanillas; la Foliada da Ribeira de Piquín, del propio Xesteira, para seguir con O Carro, de Baldomero Iglesias (Mero), a quien asociamos con años boyantes de los grupos folkíes, en este caso por Fuxan os ventos-1972/83-, junto a su compañero Xosé Luís Rivas (Mini), con quien hará dúo en A Quenlla, dejando como testimonio más reciente 50 anos de Fuxan os ventos, quixo o páxaro pousar na póla o seu nicho. Mero es autor de poemarios como Na lonxitude do tempo; Recordos de luz e sombra; Doce ducias y partícipe en la recopilación 150 Cantares de Rosalía de Castro y Recendos de luz e de sombra. Ruada de Chamosa, también popular recuperada por  Baldomero Iglesias (Mero), para una visión coral de Julio Domínguez según arreglo de Xesteira, quien dará argumentos musicales en el final, cerrando con la  Foliada Mariñeira, recopilada por M.Iglesias a la puso letra Crisanto Sanmartín

Ramón García Balado

La soprano Miren Urbieta-Vega, con la Orquesta Gaos, de Fernando Briones, clausura el VIII Festival Clasclâs, de Vilagarcía de Arousa

  Auditorio de Vilagarcía de Arousa Clausura del VIII Festival Clasclâs , de Vilagarcía de Arousa , en el A uditorio de la ciudad- día 28, ...